Una vez pudieron ingresar al castillo se dieron cuenta de que la mayoría de los pasillos estaban vacíos, al menos por los que pasaban.
–¿A dónde quieres ir?
–Solo caminemos juntos
Harry sentía que Draco se había estado comportando extraño. Lo miraba de vez en cuando, esperando comprobar que le pasaba algo.
–¿Estás bien?
–Sí, solo que no me gustan los gentíos... Estoy más cómodo así
Pasó un rato en dónde se quedaron en silencio, como solían hacer. De pronto Harry fue jalado por el rubio y este lo besó.
Le extrañó bastante pues Draco no era quien empezaba los besos, por el contrario, casi siempre era el que los terminaba.
Draco lo pegó a la pared y reposó su cabeza en el espacio que quedaba entre el hombro y la cabeza del moreno, sin mirar a Harry.
–¿Qué tienes?
–Nada –Respondió con simpleza.– Solo quería hacerlo
El moreno sabía que no era así, lo sabía por su actuar temeroso así que lo abrazó.
–Tranquilo, aquí estoy...
Tan pronto sintió el abrazo, Draco comenzó a llorar, apretando los dientes, apenado por qué Harry no cayera en su distracción.
–Estarás bien, no te preocupes, estoy aquí
Draco aún así se sentía solo,quizá también por eso lloraba.