Joel recuperó la conciencia, empapado en sudor y con un fuerte dolor en su cabeza.
Se encontraba en el mismo lugar en el que se habia desmayado: tirado en el suelo de la habitación de sus padres, junto a la puerta. De su cabeza caía un espeso líquido caliente que resbala desde su frente al suelo, creando un pequeño charco de sangre.
Intentando levantarse, Joel se apoyó con ambas manos en el suelo y se agarró a la puerta, usándola como apoyo.
-¿Chicos? Habló, arrastrándose por la pared del pasillo.
De pronto, un pequeño gemido se escuchó en el servicio, el cual estaba cerrado.
Sin pensárselo, Joel comenzó a caminar por el pasillo en dirección al baño. A causa del golpe que habia recibido en la cabeza, todo a su alrededor le daba vueltas, distorsionando las paredes y suelos.
Cuando por fin pudo llegar, se apoyó sobre la puerta y giró el manillar. Eso hizó que la puerta se abriera de golpe y que Joel cayera de bruces contra el suelo del servicio, llevándose el segundo golpe en la cabeza.
-¡Mmm!
Levantando la cabeza del suelo, Joel miró a su alrededor, encontrándose con tres figuras borrosas frente a él. Sus ojos tardaron unos cuantos segundos en despejarse, pero cuando lo hicieron, se encontró con una gran sorpresa.
Frente a él se encontraban tres de sus amigos: Christopher, Richard y Zabdiel. Los tres estaban atados a la barra de metal que sujetaba las toallas, con una mordaza en la boca. Los tres gritaban a través de la mordaza, con los ojos abiertos de par en par, reflejando auténtico terror.
Arrastrándose por el suelo, Joel llegó hasta Zabdiel y pudo quitarle la mordaza.
Nada más hacerlo, Zabdiel gritó desesperadamente.
-¡Detrás de ti!
Dándose velozmente la vuelta, Joel se giró en el momento justo en el que Erick entraba por la puerta. Solo bastó una simple mirada, para darse cuenta de que algo iba mal con él. Este estaba pálido, con unas enormes ojeras marrones bajo los ojos y, donde normalmente sus ojos tenían un color verde azulado, ahora estaban totalmente negros.
Involuntariamente, Joel retrocedió hacia atrás a gatas, sin apartar la mirada de lo que parecía ser Erick.
-¿Eri...?
No terminó de decir el nombre, porque para cuando se quiso dar cuenta, este se había abalanzado encima suyo.
La espalda de Joel chocó contra el duro suelo del baño y Erick se subió encima suyo, agarrándole de la garganta.
Los ojos de Joel se comenzaron a llenar de lágrimas mientras intentaba desesperadamente coger aire. Las rodillas del menor, las cuales aplastaban los brazos de Joel, impedían que este pudiera defenderse, dejándole totalmente indefenso.
-¡Erick! Gritó Zabdiel. ¡Por favor, déjale en paz! ¡Suéltale!
Pero Erick no hizó el menor esfuerzo por escucharlo; en su lugar, comenzó a apretar aún más el cuello de Joel, quien estaba comenzando a ponerse de color morado.
-¡Erick! ¡Lo estás matando, por dios! Gritó Zabdiel. ¡Para!
De pronto, las manos del menor se afloraron alrededor del cuello de Joel. Este abrió la boca, desesperado, exhalando todo el aire que podía y miró con terror a Erick, quien se habia quedado paralizado encima suyo.
-¿Erick?
Derrepente, el menor volvió a abalanzarse sobre él. Pero esta vez le envolvió con sus brazos, mientras pequeños sollozos se escapaban de su boca.
-Lo-lo siento mucho. Sollozó en su espalda. Yo...
-Shh, no gastes energías. Le dijó Joel, mirando con los ojos húmedos al resto de sus amigos, quienes miraban la escena confusos. Vas a ponerte bien.
⭐⭐⭐
Mientras Erick descansaba en la cama y Zabdiel curaba a Joel las heridas, Christopher y Richard decidieron ir a un evento de demoniologia, que daban dos famosos sacerdotes que habían venido desde Estados Unidos.
El evento se celebraba en un teatro, el cual cuando los chicos entraron, se encontraron que estaba lleno.
Se sentaron en la séptima fila, observando como personas de toda clase esperaban ansiosos a los dos sacerdotes. Por un momento, Christopher pensó si todas aquellas personas estarían pasando lo mismo que ellos.
A su lado había una pareja, la cual estaban murmurando entre sí. Ambos tenían una fotografía en las manos, en la cual salía una niña pequeña con algo oscuro detrás.
-No me gusta este sitio. Le dijó a Richard en el oído.
(Este le miró de lado)
-Aguanta, ya salen.
Cuando Christopher miró al frente, vió que un hombre y una mujer salían al escenario. Estos vestían de paisano, casi pareciendo normales.
-Buenas noches. Saludó el hombre. Y bienvenidos a la conferencia sobre demonología. Antes de que comencemos, nos gustaría saber si alguno de vosotros tiene alguna duda sobre todo esto.
(Una persona del público levantó la mano)
-¿Que son ustedes? Quiero decir, ¿cómo os llama la gente?
-Nos llaman Demonólogos. Dijó el hombre. Cazadores de fantasmas, investigadores de lo paranormal...
-Locos. Siguió diciendo su mujer. Dementes... pero preferimos simplemente Ed y Lorraine Warren.
El evento comenzó con varios videos sobre algunos exorcismos que habían ocurrido durante los últimos diez años. En ellos aparecían personas levitando, echando espumarrajos por la boca, con cruces invertidas saliéndoles por las costillas... todo aquello era un horror. Cuando salió un joven echando sangre por los orificios, Richard tuvo que apartar la mirada. No pudo evitar pensar en Erick y si alguna vez le sucedería cosas como aquella.
-Ahora vamos a hablar sobre las posesiones. Habló la mujer, Lorraine Warren. Y sobre las etapas que hay antes de que la persona sea poseída.
-Asi es. Dijó Ed Warren. Las tres etapas de la posesión se llaman: infestación, opresión y posesión. La Infestación es el susurro, la sensación de otras presencias. De la cual empieza a entrar la opresión, la segunda etapa. Aquí es cuando la víctima elegida es la más vulnerable psicológicamente... por eso ha sido elegida específicamente por la fuerza externa. Pone a la víctima poca abajo, aplastandola. Y en una semana entra la tercera etapa: la Posesión.
Cuando acabó la charla, Richard y Christopher se acercaron a los dos demonologos, quienes ya estaban empacando sus cosas en el auto.
-Perdone. Habló Richard, llamando la atención del matrimonio. ¿Podemos hablar con ustedes un momento?
(El hombre les miró de mala gana)
-Lo siento, pero tenemos un poco de prisa.
-Es importante. Exclamó Christopher, mirando a la mujer. Nuestro amigo está poseído.
Tras decir eso, el matrimonio de demonologos se quedaron en silencio durante unos cuantos segundos, observándose el uno al otro. Hasta que al fin, el hombre comenzó a hablar.
-Mucha gente viene diariamente donde nosotros pidiéndonos ayuda porque piensan que un familiar o amigo suyo está poseído, pero cuando llegamos a su casa nos encontramos con que tiene una especie de intoxicación o que simplemente le está dando un ataque epiléptico.
-Nuestro amigo no tiene epilepsia. Gruñó Richard. Mirar, ya sé que es difícil de creer, pero desde que encontramos a la muñeca, su demonio ha estado persiguiendo a nuestro amigo...
-Espera un momento. Le interrumpió el hombre. ¿De qué muñeca hablas?
-De Annabelle. Respondió Christopher. Es un demonio que está, bueno, que estaba dentro de una muñeca...
-Sabemos quien es. Dijó la mujer. Nos hemos topado con ella en más de una ocasión.
(Los ojos de Richard se abrieron como platos)
-¿Entonces sabe como librarse de ella?
-Nosotros no, pero sabemos de una iglesia en la que hacen rituales especiales para personas poseídas por demonios mayores. Si de verdad vuestro amigo está poseído por Annabelle, él es la única persona que os puede ayudar.
-De acuerdo. Dijó Christopher, intentando ocultar su nerviosismo. ¿Donde está esa iglesia?
-Esta en México, en mitad del desierto.
-Genial... Murmuró Richard. Más desiertos.
-Aqui tienes la dirección. Dijó el hombre, tendiendo a Christopher un papel con unas letras garabateadas. Nosotros le avisaremos de que vais a ir.
⭐⭐⭐
Mientras se revolvía el pelo con la toalla, Erick contempló su reflejo en el espejo. Tenia unas sombras bajo sus ojos y las líneas tensas en las comisuras de los labios. Le dolía la cabeza y se sentía ligeramente mareado. Sabia que debería haber comido algo esa mañana, pero se habia despertado con náuseas y jadeando por culpa de las pesadillas.
Descalzo, entro sigilosamente en el dormitorio y se puso unos vaqueros y una camisa limpia.
-¿Estas listo? Preguntó Zabdiel, apareciendo por la puerta.
-Creo que sí. Murmuró el menor. ¿Los demás?
-Están esperando en el auto.
...
El viaje a México duró unas ocho horas. Todo ese tiempo, los chicos aprovecharon para investigar sobre la iglesia a la que estaban yendo. Encontraron un artículo en el que decía que la iglesia del Talto, que era como se llamaba, era una de las iglesias más antiguas de México y que contaba con una arquitectura de piedra roja creada por los antiguos monjes. Decía, que bajo de la iglesia habían túneles subterráneos en el que vivían una especie de "personas" llamadas los hermanos Silenciosos.
"Los Hermanos Silenciosos son los guardianes de la sabiduría y el conocimiento. Oficialmente, son archiveros, investigadores, bibliotecarios, académicos y médicos de las Iglesias. A cambio de sus habilidades especiales, han tenido que renunciar a su humanidad, alejándose de la tierra y acercándose más al cielo que cualquiera de nosotros. Siguen siendo humanos, pero su extraña naturaleza los hace desconcertantes para nosotros: No dejan huellas de sus pies, no proyectan sombras, no mueven sus bocas para hablar y no duermen. Utilizan runas tan potentes que les permiten comunicarse mentalmente, sin la necesidad de hablar. Sus cuerpos están conectados hacia el Cielo, de la misma manera que los cuerpos de los demonios se conectan con el Infierno"
-¿¡Espera, que?! Exclamó Richard, mirando a Joel. Me estas tomando el pelo, ¿eso que as leído es real?
(Joel se encogió de hombros)
-Es lo que pone.
-Si esos tíos existen, tienen que ser de los que los señores warren hablaban. Dijó Richard. Ellos podrán ayudarnos.
Cuando al fin llegaron, se encontraron con una iglesia abandonada. La arena del desierto había erosionado las paredes haciendo pequeños agujeros que daban al interior de la iglesia y el anaranjado color del atardecer daba un toque rojizo a las piedras que lo rodeaban.
-¿Hola? Preguntó Christopher, dando golpecitos en la puerta. ¿Hay alguien ahí?
Unos segundos después, la puerta se abrió dejando ver a un hombre mayor, de unos cincuenta años aproximadamente vestido con una extraña túnica marrón.
Cuando vió a los cinco chicos esperando en la puerta, una extraña expresión se formó en su rostro.
-Os estaba esperando. Dijó con una voz grave. Por favor, pasar.
Siguiendo al hombre hacia dentro de la iglesia, los chicos no dejaron de mirar ni un segundo a su alrededor. Todo lo que había eran objetos antiguos, como figuras de ángeles y dibujos extraños pintados en las paredes.
-Es un lugar muy... acogedor. Dijó Christopher mirando a su alrededor.
Dándose la vuelta, el hombre se posicionó frente a los chicos y miró fijamente a Erick. Este estaba escondido tras sus amigos, con el rostro mirando al suelo.
-Escucha. Dijó dando un paso hacia el menor. Esa cosa que te hace esto quiere que te sientas así; quiere que estés triste, cansado, sin ganas de hacer nada... quiere que te alejes de tus amigos, que estés solo.
(Los ojos de Erick se llenaron de lágrimas)
-¿Por qué?
-Porque eso le fortalece. ¿Sabes cuándo la voz está hablando?
-Si, a veces.
-Y cuando lo hace... ¿sientes que la voz viene de tu interior?
-No. Es como si hablara detrás de mí, como si me usara.
-¿Alguna vez te dice cosas solo a ti? Que solo tú escuchas.
-Si.
-¿Que te dice?
-¿Que quiere hacerte daño.
(Los ojos del hombre se abrieron como platos)
-¿Cuando a dicho eso?
-Ahora mismo.
De pronto, un extraño temblor sacudió la iglesia, haciendo caer parte del techo y paredes.
-Es fuerte. Murmuró el hombre. Muy fuerte.
-Tiene que sacárselo. Pidió Joel. Por favor.
-No es tan simple. El procedimiento dura varias semanas y vuestro amigo tiene que estar todo este tiempo aquí, siendo tratado por los hermanos Silenciosos.
-¡Madre mía! Exclamó Richard. ¿Entonces es verdad? ¿Los hermanos Silenciosos existen?
-Por supuesto. Dijó el hombre. Viven bajo la iglesia, lejos de la civilización y de la luz solar.
-¿Entonces se va a quedar? Preguntó Joel.
-Eso depende de él. Dijó el hombre mirando a Erick, quien se mantenía apartado. Solo con su consentimiento.
(Todos sus amigos se giraron para mirarlo)
-¿Erick?
-Voy a hacerlo. Murmuró el menor. Tengo que hacerlo.
-De acuerdo. Entonces el procedimiento comenzará esta misma noche, en cuanto tus amigos se hayan ido. Pasarás las siguientes semanas bajo esta iglesia, encerrado en una celda con los hermanos Silenciosos; ellos te ayudarán a sacar al demonio de dentro de ti.
-¿Espera, que? Gruñó Christopher. Nadie nos ha hablado de ninguna celda. ¡Mi amigo no va a estar encerrado como un animal!
-Es por su seguridad. Le tranquilizó el hombre. Y por la de todos los demás. Cuando el procedimiento haya comenzado, el demonio será aún más fuerte y va a intentar escapar de la iglesia a toda costa.
-No te preocupes. Le susurró Erick, agarrándole de la mano. Todo va a ir bien.
-¿Estás seguro? Le dijó Joel. Si no quieres hacerlo...
-Tengo que hacerlo Joel. No quiero haceros más daño a ninguno de vosotros, nunca más.