Ambas chicas miraban desde atrás como la figura del rubio subía las escaleras. La pelinegra agarro su libreta y la metió dentro de su mochila. Rose por su parte solo la miraba sonriente.
—¿Qué? —pregunto confundida.
—Ustedes...
—¿De que estas hablando Rose?
—¿Ya se besaron?
—¿Eh?
La gótica miro confundida a la rubia por un segundo, casi de inmediato sus ojos se abrieron de par en par, ya había entendido a que se refería su amiga. No era de extrañar de la rubia, ya que siempre se la pasaba imaginando lo lindo que seria que dos personas estuvieran juntas.
Esa era una gran diferencia entre el par de amigas. Mientras que la alegre rubia juntaba o Shippeaba a cada dos personas que veía, la gótica era más realista, sabía que dos personas no iban a enamorarse solo por arte de magia.
Aunque lamentablemente no podía negar que disfrutaba la compañía de su nuevo amigo.
—Él y yo somos solo amigos, no te confundas —dijo agitando sus manos, queriendo evitar cualquier tipo de malentendido.
—¿Eh? ¿En serio?
—Sí, solo amigos.
—Es que había rumores.
—¿Rumores?
—Sí, sobre ustedes, de que posiblemente eran una pareja.
—¿En serio? ¿Todos pensaban eso?
—Bueno, no "Todos" Alya y Marinette decían que solo eran rumores.
La azabache llego a la cabeza de la pelinegra, aún no olvidaba el amor que sentía su amiga por el muchacho, un recordatorio para que no sintiera ningún interés romántico por el modelo, aunque realmente no estaba interesada en él. Solo un chico pelirrojo lograba que su corazón se alterase, un viejo amigo al cual le estaba dedicando un dibujo para declarársele.
—Adrien es solo mi amigo, ellas tienen razón, son solo rumores.
—¿Segura?
—Si, además, sabes que ya me gusta alguien.
—Nathaniel ¿Verdad? ¿Sigues haciendo "eso" para él?
—Sí —respondió con un leve rubor— Espero que le guste.
—¿Cuánto llevas con ese dibujo?
—Uno o dos meses creo.
—¿Estas segura que él querría un dibujo de Chat Noir?
—Dijo que sería feliz si alguien le hiciera un dibujo, no especifico nunca de que tendría que ser, además ¿A quién no le agrada Chat Noir? Es un héroe.
—¿Y cómo vas a entregárselo?
—Yo... Aún estoy pensando en eso.
—¿Entonces, no hay nada entre tú y Adrien?
—No, me gusta Nathaniel.
—¿Y qué piensas de Adrien?
—¿Hm? Es un buen amigo.
—Lo sé, pero ¿Hay alguna posibilidad de que le gustes?
La gótica rio un poco ante esa pregunta.
—No, no lo creo.
—¿Por qué no?
—Bueno, ya sabes, porque no. Adrien es Adrien, y yo soy yo —aclaro como si fuera algo obvio.
Rose ante eso solo la miro confundida.
—No entiendo.
—¿Cómo lo explico? —se preguntó Juleka en voz alta— Es como, no es posible que Adrien se fije en mí, sería más normal que se interesara en cualquier otra chica.
—...Creo que te estas subestimando.
Otra diferencia entre las dos amigas. Mientras que una era risueña y le encantaba cualquier tema que tuviera que ver con el amor, la otra era más...insegura. Ese era el motivo por el que aún no se le había declarado al pelirrojo, se podría decir que estaba preparándose con ese dibujo.
Era un misterio como aquellas dos habían logrado convertirse en amigas. Rose era animada, vestía con colores vivos y felices, era imposible no notarla. Muy sincera con sus emociones, se podría considerar una chica extrovertida.
En cambio Juleka, era más reservada e introvertida. Colores apagados y un gusto por las cosas terroríficas. Contrarrestando con su amiga, ella si era pasada desapercibida a veces. La mayoría de amistades que tenía la habían iniciado otros.
Ejemplo de eso, su amistad con Adrien, Rose y las chicas. Adrien era el que se había acercado a hablarle, si no hubiera sido así lo más probable es que ahora mismo no podría intercambiar tan bien palabras con él.
—¿Comemos? —pregunto Juleka sacando comida de su mochila.
—Sí.
Sin más que decir ambas empezaron a comer, hablaron de temas sin relevancia durante todo su tiempo juntas, tales como a quienes emparejaba Rose por el momento, las tareas que debían completar. Aunque la conversación se basó más en Juleka escuchando a Rose hablar del príncipe con el que había logrado salir y con el que ahora hablaba por videollamadas.
La campana interrumpió a la risueña rubia.
—Supongo que te contare el resto luego.
—¿Y para cuando el beso? —pregunto Juleka embozando media sonrisa.
—Espero que él de el primer paso —aclaro un poco ruborizada— Dijo que en unos meses volvería y me traería un regalo de Italia.
«Eso debe ser lindo» pensó la pelinegra en su mente, recibir un obsequio de alguien que te gusta era una sensación que solo algunos podían describir, esperaba que aquel sentimiento pudiera transmitirlo con el dibujo que le entregaría al pelirrojo. Solo con pensarlo no podía evitar sonreír.
Ambas muchachas subieron las escaleras hasta llegar al salón de clases, al entrar fueron directamente a sus asientos y esperaron a la profesora. Gran fue la sorpresa que recibieron al ver que la persona que entro al salón no era su profesora, sino una chica de vestimenta morada y piel totalmente pálida.
Todos enmudecieron al verla, esa chica solamente sonrió al mismo tiempo que levanto su paraguas en dirección a los estudiantes.
—¡Chloe Bourgeois, ¿Dónde está?!
Nadie respondió, la mencionada no se encontraba en el cuarto, algo que todos notaron. Lo que nadie noto fue que además de ella, había otros dos que tampoco estaban allí. La villana miro con el ceño fruncido a todos, apunto su sombrilla al chico que se encontraba más próximo a ella y volvió a preguntar.
—Chloe Bourgeois, ¿Dónde está?
—N-No lo sé, amiga —respondió Nino asustado.
—Es una lástima.
Con esas palabras la punta de su sombrilla empezó a desprender un brillo celeste, antes de que pudiera disparar un yoyo golpeo su sombrilla, haciendo que el disparo fuera directo al techo, cubriendo parte de este con hielo.
—¡¿Ustedes otra vez?! —pregunto molesta.
Frente a la puerta de entrada estaban ellos dos, los héroes de la ciudad de parís, Ladybug y Chat Noir.
—Que "fría" ¿Así nos saludas después de tanto tiempo? —bromeo Chat.
—¡Todos salgan ahora mismo!
—¡No! —grito la villana lanzando una ráfaga de viento a los héroes, estos solo chocaron contra la pared. Después de eso la punta de su sombrilla volvió a brillar en el mismo tono celeste, Ladybug volvió a atacarla con su yoyo, haciendo que esta vez le disparara a la pizarra.
Ambos héroes se abalanzaron hacia ella, no tuvo mucho tiempo para reaccionar, tenía que actuar rápido, sus poderes no era para el combate cuerpo a cuerpo, pero aun así podía cubrirse y contratacar con su sombrilla.
Molesta por el ataque de los héroes volvió a lanzar una ráfaga de viento, alejándolos el tiempo suficiente para saltar por la ventana, dejando el salón de clases, era mejor para ella que el combate fuera en un espacio abierto. Los héroes no dudaron en seguirla, pero antes de eso Ladybug volteo hacia el alumnado.
—¿Todos se encuentran bien? —pregunto Ladybug.
—Sí, afortunadamente no hirió a nadie —respondió Alya.
—Bien, salgan de aquí.
Sin más que decir los héroes saltaron por la ventana, algo que Tormentosa había anticipado. Ella ya los estaba esperando afuera, al momento en que vio los cuerpos de los héroes en el aire lanzo otro disparo congelante. No tuvieron mucho tiempo para reaccionar, pero por suerte lograron esquivarlo y salir ilesos.
—Eso es jugar sucio, Reina de hielo.
—¡Mi nombre es Tormentosa! —grito furiosa.