Kyu.
El giró sorprendido. Su rostro estaba rojo. Sus labios estaban entre abiertos y su aliento era cálido y dulce. Parpadeó levemente y yo estaba seguro que algo estaba ya totalmente duro.
¡Maldición! Solo tenía que agacharme unos cuantos centímetros.
Me sorprendió la urgencia de mi cuerpo llamado al suyo.
Quería que me viera.
Quería abrazarlo.
Quería besarlo.
Quería saber quién era.
Quería que sintiera lo mismo que me atormenta por él.
Lo quería a él.
Y esa realidad me despavilo.
Fue como una gran bola de acero golpeando mi pecho.
Dejándome sin aire.
Subcionando mi alma.
La pareja había salido dejándonos solos.
Mirándonos.
En silencio.
Mis labios temblaban y él no se apartaba.
─¡Oh! Joven Kim. Gracias al cielo lo encuentro. Su hermano está desesperado buscándolo en su apartamento. ─
Él se limitó a sonreír y salió como un rayo del elevador.
Dejándome totalmente atormentado.