Un nuevo día se hacía presente y con ello nuevos propósitos junto con esperanzas para algunos, para otros desdichas y penas que no sanarían rápidamente.
Hoseok y Namjoon se quedaron en la casa de Jeongguk limpiando el desastre que tomó bastante tiempo, pero con la ayuda de ambos, dejaron la estancia lo más prolija posible. Por otro lado, Youngok junto con los chicos desayunaban en un silencio sepulcral. La falta de Jimin con sus pequeños berrinches cada mañana por lo más mínimo, hacía que lo extrañaran bastante y eso que recién habían pasado horas desde su ida.
-¿Se van a ir?- Pregunto la abuela con suma tristeza mientras despedazaba un trozo de pan
Los chicos dejaron de mirar su taza de café para prestar atención a la anciana frente a ellos. Youngok tenía sus buenos años en conjunto de enfermedades generales que se presentaban en la edad avanzada, el padre de Jimin en numerosas instancias había sugerido a alguien que cuidara de ella pero la anciana se negaba rotundamente y más ahora que tenía la compañía de los chicos. Por supuesto no querían dejarla sola, ¿Jimin volvería eventualmente no es así?
-No abuela.- Respondió Taehyung mientras le regalaba una sonrisa sincera y apretaba una de sus manos con amor
-Estamos rehaciendo nuestras vidas aquí.- Siguió Jin.- Contigo incluida.- Tomo su arrugada mano y la besó con dulzura.- Ademas, ¿quien me tendría tan bien alimentado como tu lo haces?
Ese pequeño comentario logró sacarle una sonrisa a la anciana, uno de sus nietos se había ido esperando reconstruirse para volver completo y lleno de vida, o eso es lo que había dicho Jimin en medio de lágrimas. Sin embargo, por la otra vereda se encontraba Jeongguk y le aterraba pensar su estado, había salido de su casa vuelto loco y aún no tenía noticias de él a pesar de las numerosas llamadas tanto a él como a su madre. Se paro de la mesa, cogio su abrigo y salió rumbo a la casa de su nieto mayor, no podía seguir esperando. Los chicos miraron a la abuela salir apresuradamente y con rapidez la alcanzaron. Cuando llegaron a la casa pudieron observar el auto de Namjoon, la abuela estaba agradecida que tuviera apoyo en esos momentos. Con sigilo abrió la puerta y vio a los chicos recostados en el sillón, cada uno con un vaso de licor en sus manos. Al notar la presencia de los otros tres se levantaron y saludaron gentilmente, los rostros de cada uno reflejaban el difícil momento que atravesaban.
-¿Como está?- Pregunto Taehyung mientras se sentaba.
-No despierta aún.- Hoseok hizo una mueca. Le ofreció un copa pero el castaño negó.
-Ayer estaba hecho una furia.- Comento Namjoon esta vez mientras pasaba una mano por su cabello con frustración.- Nunca lo habíamos visto así
Youngok estaba triste, la partida de Jimin volvió a dejar un vacío en su corazón al igual que la primera vez, la desolación de Jeongguk hacía que su alma doliera, no quería que sus nietos sufrieran. Hubiera preferido ella pasar por el dolor que atravesaban en estos momentos sus preciados bebes. Con pesar subió las escaleras, los chicos se habían ofrecido a ayudarla pero no acepto. Al llegar se encontró con su pequeño Jeongguk, el rostro lo tenía manchado con lágrimas y sus párpados estaban hinchados, su respiración era calmada. Acaricio su cabello con ternura mientras tarareaba una canción que hace años atrás lo dormía, ahora el castaño lentamente fruncía el ceño mientras abría los ojos.
-¿Abuela?- Pregunto adormilado.
-Mi bebé.- Murmuro YoungOk acariciando las hebras castañas de Jeongguk
El amor que desprendía la anciana y sus rasgados ojos que denotaban una expresión de tristeza, hizo volver a Jeongguk a la realidad. Una donde su amado no estaba. Sus ojos se cristalizaron al recordar cada escena del día anterior, su corazón se comenzaba a apretar y su pecho dolía, Youngok lo rodeo con sus brazos tratando de protegerlo de todo el mal que existía en el mundo. Jeongguk lloro como un frágil niño de tres años al perderse de su madre.
-Tranquilo mi niño.- Murmuro la anciana
-Nana, Jimin de fue.- Murmuro con su voz entrecortada
-Shhh mi niño.- Youngok comenzó a mecerlo entre sus brazos tratando que transmitirle todo el amor posible, algo en lo que Jimin había fracasado rotundamente
Estuvieron unos minutos con Jeongguk llorando y la anciana murmurándole diferentes palabras llenas de cariño. Jeongguk no estaba solo, no mientras la anciana siguiera con vida.
Pasaron unos minutos más donde la respiración de Jeongguk era tranquila. Youngok debía hablar con el, no permitiría que su nieto se desmoronara. Lamentablemente la vida seguía con o sin las personas que una vez habíamos amado.
-Eres un chico muy especial Jeonggukie.
-No soy especial nana, soy solo un simple veterinario a quien le rompieron el corazón.- Soltó una risa floja
-Eres especial aunque tú no creas.- Youngok le sonrió.- Eres un muchacho muy valiente, no todos entregan su corazón hoy en día como tú lo hiciste. Esa es una de las cualidades que te hacen especial y puro.- Acaricio su mejilla.- La vida sigue mi pequeño, nada es para siempre. Solo espera ¿si? El destino no será cruel contigo. Estas son etapas que debes pasar para enriquecer el bello ser humano que eres.
Youngok se levanto y deposito un dulce beso en el cabecera del menor
-Recuérdalo mi pequeño, nada es para siempre.- Sonrió y salió de la habitación de Jeongguk.
Las cosas no eran como esperaba, ni siquiera como había imaginado el peor de sus escenarios. Pero debía continuar, confiaba en la magia del destino.
"Madurar es soltar lo que se fue"