La Leyenda Del Ángel. ©

By TonyJTovar

125 28 5

«Al principio todo lo que sentía era mi cuerpo flotando en agua. Por alguna extraña razón no podía abrir los... More

| Primeras Palabras |
| Introducción |
| Prólogo |
| 01 |
| 02 |
| 03 |
| 04 |
| 05 |
| 06 |
| 08 |
| 09 |
| 10 |
| 11 |

| 07 |

7 2 0
By TonyJTovar

Capítulo 7

Instintos

Hacía mucho frío aquella noche, Leyn estaba a gusto con ella, él era el tipo de persona que prefería los climas fríos a los cálidos, de hecho podía soportar muy bien el frió, al salir de casa le dijo a la señora Vanessa que saldría un momento a hacer un par de investigaciones, le informo que Elizabeth se quedaría en la casa, así que no tenía nada de qué preocuparse. 

El grupo al salir del edificio se percató que había luna llena, las calles se encontraban muy iluminadas por su brillo, que no hacían más que volver más oscuras las sombras de los rincones y callejones de la ciudad, Leyn alzo sus brazos, se estiro un poco y tomo una gran bocanada de aire.

—Ahh... este sin duda es mi tipo de clima —dijo Leyn mirando el cielo, a lo lejos se podía observar la ciudad flotante de Stratfor, a un lado de la hermosa luna.

—Si... si tan solo no se sintiera esta hostilidad en el ambiente —señalo Aiden.

—Estén atentos, esta noche sin duda ocurrirá algo, pero no estoy seguro de que es —añadió Enzo.

Beatrice miraba a los tres hombres con el ceño fruncido, según ella esta noche era como cualquier otra, se preguntaba que había de malo en ella, por más que mirara a su alrededor no encontraba nada fuera de lo común.

—No entiendo a que se refieren, no veo nada raro —dijo Beatrice los dos más jóvenes se quedaron mirando a la chica.

—...

—... ¿Ver?... —se preguntó Aiden.

—Tu... —dijo Leyn mientras soltó una risa nasal—. ¿Acaso la gran "novata prodigio" no conoce los instintos?

— ¿Instintos? ¿A qué te refieres?

—Enzo, ¿no le enseñaron nada relacionado a los instintos? —pregunto Aiden.

—No, Joven Aiden, luego de un tiempo para acá el entrenamiento para desarrollar los instintos queda para el Ejército, se decidió que los Guardias Reales no lo necesitaban ya que su principal trabajo es el de guardaespaldas, los que estuvieran interesados aprenderían por ellos mismos.

—Yo no sabía nada acerca de eso, de lo contrario hubiera practicado —explico Beatrice.

—En mis tiempos... vaya soné como un viejo, antes el entrenamiento era más estricto, primero se empezaba por la mente para luego ir al cuerpo —señalo Leyn.

—Tú ejercías otro tipo de trabajo, tú y tu equipo si lo necesitaban —dijo Enzo.

—Ya que te crees la gran cosa podrías explicarme —sugirió Beatrice.

— ¿Y por qué lo haría gratis señorita? —dijo Leyn mientras acercaba su mano con movimientos raros al cuerpo de Beatrice, ella se alejó un poco abrazándose a sí misma, pero luego se molestó y dio un paso adelante hacia Leyn.

—Tu solo intenta hacerme algo y veras como sé defenderme.

—Hee... estoy seguro que eso algo que muchos quisieran ver.

—Leyn explícale ya, tenemos trabajos que hacer —le recordó Aiden. Mientras Enzo miraba a los jóvenes inexpresivamente, de vez en cuando miraba hacia atrás cuando sentía a personas atrás de ellos.

—De acuerdo, existen tres tipos de instintos principales y esenciales que todo buen súper soldado debe dominar, el principal problema de ellos es que se limitan a las habilidades físicas y se olvidan que la droga también otorga habilidades que se concentran en la mente.

—Hmm... ya veo —señalo Beatrice.

—El primero de ellos es el "instinto de cazador", cada persona emite inconscientemente un aura que los caracteriza, este instinto te permite localizarlos sin necesidad de verlos directamente, de ahí viene el nombre, si logras analizar perfectamente el de una sola persona, podrías localizarla en un área con radio de más de cien metros.

—Increíble eso sería muy útil.

—Aiden se especializa en este instinto —añadió Leyn.

—Bueno, después de todo es una habilidad necesaria para un francotirador, aunque mi alcance máximo hasta ahora es de quinientos metros.

—El segundo seria el "instinto de supervivencia", es el más fácil de explicar, basta con decir que te permite sentir el peligro inminente en el entorno, desde la hostilidad de una persona, hasta los futuros daños de una estructura o el mismo clima.

—Ya, creo haber escuchado que el señor Luciano era especialista en esa área.

—Por supuesto, ese es el instinto más importante en combate —dijo Enzo.

—Ya para terminar el ultimo es el "instinto Asesino", este es algo más complejo y difícil de explicar, hmm... yo diría que es la habilidad de revelar la hostilidad y energía negativa con la intención de intimidar, dando como resultado que los seres vivos cercanos a esa persona se asusten, si te concentras en una sola persona puedes paralizarla mirándola directamente a los ojos, aunque se necesita que esa persona sea de mente más débil para que funcione. Como esta es una habilidad que depende tanto de la vista hace que los ojos se vuelvan amarillos. Solo muy pocos pueden llegar a dominar este instinto dada su naturaleza.

«Ojos amarillos... eh... » —pensó Beatrice—. ¿Y tú en que te especializas?

—En esta última —respondió Leyn.

—Pero por lo que entendí, para eso tendrías que haber sido...

— ¿Un asesino? Eso es lo que fui.

—...

—Bueno aquí termina la explicación, lo ideal sería que practicaras todas y luego te enfoques en la que te sea más fácil o por la que creas más conveniente, ya de ahí podrías aprender sus derivados, como quien dice el límite es la imaginación.

—Pues no eres mal profesor —señalo Beatrice.

— ¡Págame! —dijo Leyn acercándose de nuevo a Beatrice.

— ¡Tu solo atrévete y ya verás!

—Dejen esos juegos para cuando estén solos —dijo Enzo mirándolos severamente.

—P-pero... señor Luciano —dijo Beatrice avergonzada.

—Leyn, ¿Por dónde deberíamos Empezar? —pregunto Enzo.

—Creo que lo mejor será ir al hospital central a consultar el informe de los cuerpos, iremos caminando por si nos podamos topar con algo interesante —respondió Leyn.

El grupo se dirigió a pie, las calles seguían sin mucha novedad, una que otra vez se encontraban con algún transeúnte, pero seguían su camino y no daban ningún problema, Enzo y Aiden iban más delante, de vez en cuando se preguntaban una que otra cosa entre ellos, Leyn y Beatrice un poco más detrás, estaban mirando calles contrarias, todo con tal que sus miradas no se encontraran.

—Esta es ya la segunda vez que camino en esta ciudad en la noche, ¿Qué acaso no hay transporte? —pregunto Beatrice.

—Ya a partir de una hora especifica los transportes dejan de trabajar, se vuelve muy peligroso, nosotros somos los únicos valientes que nos atrevemos a hacer este tipo de cosas —explico Leyn.

—Pero esta ciudad... sí que está muy sucia y descuidada —señalo Beatrice.

Maredell no está mucho mejor —dijo Leyn.

—Que sabrás tú de Maredell, ¿acaso has estado ahí antes?

—Pues la conozco mucho más que tú que te criaste ahí, solo eres otra joven clase alta del montón.

—Eso es imposible.

Maredell es la única de las ciudades en donde he estado, tu solo conocerás el primer nivel, que es donde vive la clase alta y los Martinelli.

—Pues... —no siguió hablando, sabía que Maredell tenía cuatro niveles, y la prisión mucho más abajo, pero nunca bajo más allá del primer nivel.

Caminando un poco más, se percataron que en una de las calles que pasaron estaban varias personas, que se estaban adentrando en lo que parecían ser una especie de búnker subterráneo, Leyn noto como Beatrice los observaba con mucha atención.

—Muchas personas han hecho lo mismo, desde que se sabe de la lluvia de meteoritos que nos está acechando, y como era más barato que ir a las mismas ciudades, cada vez están más desesperados y no saben qué hacer, así decidieron unirse entre varias familias para construir sus propios búnker, como si imitaran a Khanatoz —le explico a Beatrice.

—Es... un poco triste...

—No deberías sentir pena por ellos, ya que ellos no la sentirán por ustedes —dijo Leyn.

Cuando Beatrice se fijó bien, había algunas personas que la observaban, tanto a ella, como a Enzo, todos con mucho rencor e ira contenida, si las miradas mataran ellos sin duda estarían muertos, claro que había otros que los miraban como si pidieran clemencia, pero ambos no eran más que Guardias Reales, no podían hacer nada.

Dejaron de hablar por un momento, y hubo un poco de silencio, en ese momento pudieron escuchar la conversación que tenían Enzo y Aiden.

— ¿Cómo ha estado mi padre?

—Sigue un poco enfermo, después de todo tiene una edad avanzada, pero le siguen administrando el tratamiento como se debe, todo quedara de parte de los médicos.

—Ya veo, espero que se recupere pronto.

Ninguno de los dos dijo nada, Leyn tenía tiempo que no escuchaba nada relacionado a los padres de Aiden.

«Padres... que dilema... » —pensó Beatrice, Luego miro a Leyn y le dio un poco de curiosidad.

—Oye, ¿qué hay de tus padres? —pregunto Beatrice.

—Pero como preguntas, ¿no tienes nada mejor que hacer?

—Ser curiosa es mi única virtud, pero vamos respóndeme.

—... Mis padres... yo... no lo sé... hasta donde se nunca he tenido.

—... Entonces, ¿me dejas adivinar tu nacionalidad?

—Has lo que te dé la gana —dijo Leyn resignado, tenía tantas cosas relacionadas a su pasado que preferiría olvidarlas, Beatrice era la primera persona en mucho tiempo que le preguntaba acerca de él tan directamente.

—Veamos... por tu piel morena, ojos y cabello oscuro diría que eres americano, pero no tienes ningún acento aparente, hablas de manera muy neutral, si tuviera que adivinar... diría que eres de América del sur... ¿y bien?

—Si... hasta donde sé, tengo descendencia latina —respondió Leyn inseguro, en ese momento, Beatrice acerco su rostro al de Leyn y el quedo inmóvil, los ojos azules de ella lo miraron intensamente, sus caras estaban lo suficientemente cerca como para que Leyn pudiera sentir su olor y un poco de su respiración, involuntariamente poco a poco se alejó de ella.

— ¿Eres virgen? —pregunto Beatrice.

—Vete a la mierda.

— ¡Ha, ha!... vamos no me respondas así, ¿lo eres? —dijo Beatrice riéndose de Leyn, que por primera vez lo había visto tan avergonzado e irritado.

—No pienso decirte, piensa lo que te dé la gana.

—Hmm... sabes, avergonzado te ves un poco lindo, eres de clase media pero aun conservas cierta dignidad, ¿no has pensado en volverte un esclavo?, yo te compraría, ya no tendrías que vivir más aquí y dinero no te faltaría, vamos solo tienes que arrodillarte ante mí y jurarme...

—Cállate —le ordeno Leyn, estaba muy molesto y frustrado—. Eso es lo que odio de ustedes los de clase alta, piensan que con dinero tienen al mundo a sus pies, pero hace falta mucho más que eso para sobrevivir en él...

—Eh... vamos no tienes que tomártelo tan... —dijo Beatrice arrepintiendo de sus palabras al ver la actitud de Leyn.

—No voy a dejar que nadie me vuelva a tocar de esa manera —dijo Leyn mientras apretaba fuertemente sus puños, no la siguió escuchando y apuro el paso dejándola atrás.

—Pero... que le pasa a este...

Siguieron caminando, ya solo le faltaban un par de calles para llegar al hospital central, al pasar los minutos el brillo de la luna se hacía cada vez más intenso, pasaron una calle ciega y al llegar a la otra calle, se percataron de una luz que provenía detrás de ellos, era una camioneta que se acercaba a ellos a toda velocidad con la intención de atropellarlos.

— ¡Cuidado! ¡Aléjense de la calle!

Leyn, Aiden y Beatrice se dieron cuenta rápidamente y se lanzaron a la acera de la calle, era la única manera de esquivarlo a tiempo, Enzo se quedó en el medio de la calle y la camioneta fue a toda velocidad a atropellarlo.

— ¡MUERE, GUARDIA REAL! —exclamo el conductor que pisaba el acelerador con todas sus fuerzas, la camioneta lo atropello con aquella fuerza que dejo un fuerte zumbido en los oídos de los jóvenes que se encontraban en el suelo. La camioneta había mandado a Enzo por los aires.

No.

Debía haberlo mandado por los aires, pero en cambio Enzo seguía ahí, muy tranquilo en el medio de la calle con su brazo derecho extendido, la camioneta no lo había movido ni un centímetro de donde estaba inicialmente, al contrario, tenía completamente el parachoques destruido, y su mano abierta, que había aguantado el impacto estaba sin un rasguño. El conductor quedo inconsciente debido al golpe, pero como tenía puesto el cinturón el golpe no fue mortal.

El conductor no estaba solo, desde la parte de atrás de la camioneta empezaron a bajar otras personas que se habían preparado para el impacto, la mayoría seguían mareados, desde los callejones empezaron a salir otras personas, armadas con bates, tubos de hierro, incluso uno tenía una espada, todos tenían los ojos rojos, y se acercaban de manera amenazadora, a atacarlos.

—Malditos clase baja... como se atreven a atacarnos —dijo Beatrice que se levantaba del suelo, era la que estaba más cerca de los atacantes, así que se preparó para lo que venía.

—Bien, parece que podrás lucirte en combate, Leyn —dijo ella pero al voltear vio como leyn estaba sentado en un muro alto de la calle y Aiden apoyado de brazos cruzados en la esquina de una calle.

—Ustedes... ¡Que acaso no piensan hacer nada!

— ¿Y nosotros porque? Aquí los Guardias Reales son ustedes —dijo Leyn mientras limpiaba su nariz.

—Lo siento señorita Beatrice, no traje mis armas y no se me da bien el combate cuerpo a cuerpo —explico Aiden.

—Esto no puede ser cierto, bueno me encargare yo —dijo ella mientras se desabotonaba la chaqueta de su traje para sacar sus dagas.

—Están drogados, no mates a nadie, Beatrice —ordeno Enzo.

Beatrice resignada, corrió hacia los atacantes, uno de ellos con un bate intento atacarla, pero ella lo esquivo fácilmente, giro sobre si misma con la punta de su pie derecho como punto de apoyo, y con la pierna izquierda ejecuto una potente patada ascendente que le dio de lleno en la barbilla del atacante, cayo totalmente inconsciente.

—Impresionante —observo Leyn, analizaba toda la pelea—. Esos movimientos sin duda son de taekwondo, al parecer la chica si es muy hábil, al menos tiene bases para alabarse a sí misma.

Beatrice se movía fluidamente y con suma facilidad entre los atacantes, cambiando entre movimientos de gimnasia con artes marciales, solo utilizaba sus pies, sus brazos en cambio los utilizaba para defenderse y para estabilizarse.

— ¡¡...!! ... ¡Gah!... —exclamo uno de los atacantes que había sido golpeado por Beatrice, a un costado rompiéndole varias costillas.

Usando la cadera baja como centro de gravedad, era capaz de levantar la pierna en un ángulo de noventa grados sin tambalearse, y luego bajarla a una velocidad increíble, y dado su altura era capaz de darle con el talón en la cabeza al tercer hombre que noqueaba.

—... ¡Zas!... ¡...!... —se descuidó, sintió una apuñalada en la espalda, pero no era lo suficiente profunda como para preocuparse, el problema venia cuando dos atacantes venían con cuchillos desde sus ángulos ciegos, estaba en problemas.

—Déjame el resto a mí —dijo Enzo, que se acercó rápidamente a ella interponiéndose entre los atacantes, que retrocedieron ante el imponente un metro noventa que media aquel guardia real.

—Señor Luciano... yo aún puedo seguir...

—Estos hombres no tienen nada que hacer contra ti, este no es tu campo de batalla —dijo Enzo, que se quitó el sombrero y se lo dio a su subordinada, demostrando su cabello oscuro liso peinado hacia atrás, Beatrice retrocedió dejando a su superior delante de ella encargarse de los atacantes.

—No se preocupe señorita Beatrice, lo hizo muy bien, estoy impresionado —señalo Aiden.

—Sí, aunque de haber dominado los instintos el resultado sería diferente —añadió Leyn.

—De ti... no quiero correcciones —dijo Beatrice frustrada.

—Ohh... yo solo digo, no importa, ahora observa al maestro —dijo Leyn, Beatrice se sentó para recuperar el aliento.

Enzo estaba muy tranquilo en frente de todos esos atacantes, a comparación a ellos que se encontraban muy nerviosos a pesar de ganarle en número, pero por alguna razón sentían que eran hormigas en comparación a él, el Guardia Real los miraba con desprecio, el maestro espada que estaba con ellos dio un paso delante.

—No desenvaines —le ordeno Enzo al maestro espada. Humillado aquel hombre desenvaino la espada y rápidamente ejecuto un ataque descendente con el rostro del guardia real como objetivo, el cual aún seguía con la guardia baja.

Y en menos de un segundo sucedió, a tan solo un centímetro de distancia de su rostro había detenido la espada con la palma de ambas manos, el maestro espada no lo podía creer.

—Tsk... —Leyn chasqueo la lengua al ver el resultado de la acción del maestro espada.

« ¿Qué acaso esperaba que le diera el ataque?... » Pensó Aiden al darse cuenta de la actitud de Leyn.

Enzo giro para darle la espalda al atacante, el cual vio como el mundo estaba de cabeza, solo que no era el mundo, sino que era él, el que se encontraba de cabeza, Enzo había ejecutado rápidamente un volteo de brazo de lucha con la espada como soporte, lo había hecho tan rápido que no le dio tiempo siquiera al atacante de soltar la espada, como resultado, quedo con el rostro estampado al suelo y varios dientes rotos.

El Guardia Real se colocó de frente a los atacantes de nuevo, respiro hondo y se puso en guardia, con el brazo derecho a la altura de la garganta y el izquierdo a la altura del estómago, una misteriosa aura plateada lo rodeo, todos los presentes quedaron impresionados ante la naturaleza de la misma.

—... ¡Aahh!... —exclamaron los atacantes que fueron a embestirlo, todas acciones inútiles, Enzo no podía ser tocado ni aunque estuviera en medio de todos ellos y a tan solo centímetros de distancia.

¡Crash!, ¡Bam!, ¡Zas!, los atacantes eran golpeados simultáneamente desde ángulos imposibles por parte del Guardia Real, sin saber desde donde venía el ataque, todo lo que veían era un brillo plateado que se estampaba en sus caras para después quedar inconscientes.

Enzo, utilizando una especie de arte marcial china antigua, destrozaba literalmente a sus oponentes, utilizando sus brazos como látigos y con su codo como apoyo, cambiaba de dirección a una rapidez más allá de la comprensión humana.

Si, Enzo era increíblemente fuerte y veloz, incluso comparándolo a otros súper soldados de clase luchador, por eso era reconocido como el hombre más fuerte en todo el Gobierno Mundial, pero no era reconocido por su fuerza, sino por su experiencia, habilidad de combate y su increíble disciplina, pero por encima de todo, por su instinto de supervivencia, que en este momento era demostrado.

En toda la pelea no había sido tocado ni una sola vez, su instinto bordeaba la clarividencia, por lo que en combate cercano no necesitaba ver a sus contrincantes para saber sus acciones, este hombre no tenía ángulos ciegos, y su cuerpo le permitía moverse para pasar de atacar, esquivar y contraatacar, en tan solo un segundo.

Solo le vasto medio minuto para derrotarlos a todos. Pero si lo que quieres saber, es contra cuantos había peleado, entonces la respuesta es veinte. Había derrotado a veinte hombres en medio minuto, un golpe para cada uno, y este hombre no había sudado ni una sola gota, estaba como si no hubiera pasado nada, se limpió el traje y se dirigió hacia su subordinada.

— ¡Eso fue increíble señor Luciano! —exclamo Beatrice, que le dio el sombrero a su superior y este lo tomo amablemente y se lo coloco.

—Las interrupciones han terminado, es hora de irnos —señalo Enzo.

—Eso no es nada... —le dijo Leyn a Beatrice.

— ¿Enserio?

—Si te impresionaste con esto es porque no lo has visto en un combate de verdad, esto no es, ni una mísera parte de lo que este hombre puede llegar a alcanzar —le explico a Beatrice.

«Después de todo, él es la única persona que conozco con quien no quisiera enfrentarme.» —pensó Leyn.

El grupo siguió su camino dejando a los atacantes tirados en el suelo, revolcándose del dolor, todos estaban drogados y los habían atacado por rencor, Enzo decidió dejarlos ahí para no darles más vueltas al asunto, después de cómo había resultado todo, cuando se levantaran en sus cinco sentidos lo último que harían sería volver a atacarlos, a menos que sus intenciones sean morir.

Llegaron al hospital, estaba todo muy calmado, las enfermeras, los médicos y los pacientes seguían su rutina ordinaria, para ellos ese era un día como cualquier otro, Leyn reconoció a una de las enfermeras, compañera de Alessia.

—Buenas noches, ¿esta Alessia? —pregunto Leyn, la enfermera lo observo un momento, dada su apariencia y las personas que lo acompañaban.

—Ah, tu eres el amigo de detective de Alessia ¿no?

—Sí, soy yo.

—Lo siento, Alessia hoy tuvo el turno de día, ¿Qué necesitas?

—Pues...

— ¿Hay algo en lo que pueda ayudarlo joven Leyn? —pregunto una persona desde atrás de ellos, al voltear vieron que se trataba de un médico de edad avanzada, Leyn lo reconoció, era el medico que había tratado a Elizabeth.

—Doctor... necesito de su colaboración, soy detective y estoy investigando un caso, me preguntaba si me permitiría entrar a la morgue.

— ¿Un joven como tú es un detective?

—Lo es, es el único en toda esta ciudad —dijo Enzo de manera imponente, el medico lo miro sorprendido, había reconocido el traje.

— ¿Cuáles son los cuerpos que necesitan observar? —pregunto el médico, Leyn le dio la carpeta con el informe del caso, el medico la tomo y miro detenidamente.

—Todos los cuerpos están aquí, Pero no todos pueden pasar, solo permitiré la entrada a dos de ustedes.

—Entonces tendrán que ser Leyn y Enzo —sugirió Aiden.

—Ni modo, los esperaremos aquí, de todas formas no tengo ganas de entrar a ese lugar —añadió Beatrice.

—Bien, si ya está decidido síganme por aquí señores —dijo el médico.

Ambos siguieron al médico por los pasillos del hospital, en uno de las habitaciones del hospital Leyn escucho como una familia discutía sobre el estado de salud una persona de edad avanzada.

—Para que van a gastar recursos en mí, de todas formas con ese meteorito en camino no voy a llegar muy lejos, déjenme descansar —dijo el anciano, Leyn al escuchar estas palabras miro hacia abajo, imaginándose la dura decisión por la que tenía que pasar esa familia, Enzo también capto todo esto.

Llagaron a la sala de la morgue, Leyn vio a todos lados buscando algo en particular, el médico le señalo el lugar donde estaban los cuerpos que iban a investigar.

—Lo siento quisiera ver algo primero, ¿está el cuerpo del jefe de policía Bell? —dijo Leyn, el médico lo miro y luego vio a Enzo, este asintió para que le permitiera verlo.

—De acuerdo joven, pero tendrá que ser rápido, estoy un poco ocupado —contesto el médico.

Abrieron el compartimiento donde estaba el cuerpo, y lo destapo a la altura del estómago, en efecto era el jefe de policía Bell, en él se le podía apreciar un corte en el estómago.

—Al menos fue un corte limpio, no sufrió mucho —señalo Leyn—. No era corrupto por codicia, tenía una esposa y cuatro hijos que mantener, no tenía por qué haber muerto.

—Aun a estas alturas te apegas emocionalmente por las personas, esa actitud te dará problemas en el futuro —dijo Enzo.

—Cómo no iba a poder sentir empatía sabiendo la situación de estas personas.

—Entiendo, supongo que no se puede hacer nada, después de todo, esa es la naturaleza humana —observo Enzo.

Volvieron a envolver el cuerpo, y se dirigieron hacia donde estaban los cuerpos que necesitaban investigar, como las circunstancias eran las mismas en todos los cuerpos, solo destaparon uno, y el médico le cedió a Leyn los informes forenses de los cuerpos de las chicas.

—Ya veo... sus bocas y genitales están cocidas limpiamente, parece el trabajo de alguien con conocimientos de medicina —señalo Leyn.

—Si... mira sus articulaciones, tanto los hombros, muñecas, caderas y rodillas están moradas y golpeadas severamente, son moretones de lesiones por malos movimientos, pero parece que fueron hechas por ellas mismas... no sé qué quera decir—, agrego Enzo.

—Hay algo más... —dijo Leyn, saco un cuaderno de su chaqueta y empezó a hacer anotaciones—. Hay otro corte debajo del estómago.

—Su útero fue extirpado, en cambio estaba esto adentro —dijo el médico, le dio a Leyn las cuatro bolsas transparentes con un pedazo de tela azabache dentro de ellas—. Estaban dentro de todos los cuerpos, pensamos que sería importante.

—Esa tela... se parece mucho al manto del Ángel —señalo Enzo.

— ¿Andark?... ¿Acaso los casos estarán conectados? De ser así ¿Por qué iba a dejar una pista como esta? —Leyn tomo las bolsas se percató que en dos de los cuatro había un garabato dibujado con sangre en la tela.

—Esto se parece un poco... a un ala derecha con una línea recta debajo de ella, tal vez como un soporte para el ala —dijo Leyn.

—Mira, el otro garabato es igual pero invertido —señalo Enzo.

—Parece que ambos forman parte de un mismo dibujo, pero falta algo más, está incompleto—, dijo Leyn, mientras hacía bocetos de los dos garabatos en su cuaderno.

— ¿Hicieron un análisis de la sangre en la tela? —pregunto Enzo mientras pasaba su mano derecha por toda su barba.

—Sí, la sangre coincide con la victima correspondiente —contesto el médico.

—Ya veo, así que por ahí no hallaremos nada.

— ¿Supongo que esto es todo? —pregunto Leyn.

—Me temo que si señores, si ya no tienen nada más que investigar les pediría que se fueran, tengo muchos pacientes que atender —dijo el médico.

Leyn termino de hacer todas las anotaciones necesarias, así que como no había nada más que comprobar terminó por salir de la morgue, en la sala de espera se encontraron con Aiden y Beatrice.

— ¿Pudieron encontrar algo? —pregunto Aiden.

—Pues sí que hallamos varias pistas interesantes, pero no lo suficiente como tener a un sospechoso, de hecho ahora estoy más confuso, por lo que vi los cuerpos parecen tener algo que ver con Andark —explico Leyn.

— ¿Y por qué el Ángel iba a hacer esas cosas? —pregunto Beatrice.

—Es cierto que las chicas desaparecidas son incluso de clase alta, pero Andark siempre asesina rápidamente, hasta ahora no había sucedido nada como esto —dijo Aiden.

—Aquí hay algo raro, todo esto se debe de conectar de alguna manera, creo que es todo por hoy, tanto Leyn como yo investigaremos nuestra parte del caso y luego nos contactaremos si hallamos algo —ordeno Enzo.

—Estoy de acuerdo, han ocurrido varios sucesos y necesito poner las cosas en orden dentro de mi cabeza —dijo Leyn.

El grupo salió del hospital, se despidieron y cada quien fue por su lado, Leyn quedo solo rumbo a su departamento, el resto del camino transcurrió sin problema alguno, llegando a su casa, sintió un leve mareo, era su instinto de supervivencia de nuevo advirtiéndole de algo, pero no había nada a su alrededor fuera de lo común.

Así que poco a poco se dirigió hacia su departamento, tenía el presentimiento que la advertencia venía desde ahí, se cubrió en la esquina de la calle, respiro hondo para calmarse, y luego se asomó un poco, tratando de ocultar su presencia lo más que podía.

Lo que vio fue a un hombre alto enfrente del edificio, vestido elegantemente con un traje blanco, no miraba nada más solo edificio donde vivía Leyn, estuvo varios minutos más viéndolo, pero no hacía nada, luego capto como aquella persona dejo de mirar hacia arriba, y giro su vista para mirar encima de su hombro.

Leyn se sorprendió y respiro hondo repentinamente, tenía que calmarse, de lo contrario podría descubrirlo, se preguntó que si así como él había sentido la presencia de aquella persona, él también había sentido la de él, no sabía en primer lugar porque se había ocultado, pero algo le decía a gritos que eso era lo que debía hacer.

El hombre dio media vuelta, su apariencia era la de un hombre pasado los treinta, tenía el cabello liso oscuro con ligeros brillos azules, usaba lentes y guantes blancos, su apariencia era la del típico personaje intelectual.

Pero no hizo nada más, se subió al auto cercano a él y se marchó, Leyn se sintió muy aliviado, como si se hubiera quitado un gran peso de encima. Entro al departamento, todo estaba en orden, subió sin nada más que señalar, llego a la puerta y la abrió, en lo que se pudo escuchar el cerrojo, escucho como unos pasos desde adentro de la casa se acercaban corriendo hacia él, era Elizabeth que se lanzó hacia el a abrazarlo, quedo inmóvil por la impresión, pero luego escucho unos sollozos.

— ¿Q-qué... pasa Elizabeth?...

—Lo... recordé... a mi padre —dijo entre lágrimas, Leyn sintió como el mundo se le vino abajo, quería que ella recordara para que le hablara de sus antiguos Amos, pero esto, era más pronto de lo que él hubiera querido, no sabía cómo hablar de eso con ella.

—El... está muerto... ¿verdad? —pregunto sollozando, Leyn se tomó un tiempo para responder, su mente se llenó solamente de recuerdos negativos.

—Si... está muerto... —Elizabeth lo abrazo con aun más fuerza que antes.

—Yo... ya... no tengo... a nadie, estoy sola.

—Eso no es cierto me tienes a mí, y no pienso dejarte sola, después de todo somos iguales, eso nos convierte en compañeros ¿no? —Elizabeth se alejó de él y lo miro a los ojos, ella aún estaba llorando, se preguntaba porque su Amo había dicho que eran iguales, no tenía sentido para ella, pero en ningún momento sintió mentiras en aquellas palabras. Leyn la observo detenidamente, con sus manos en su pecho, y aquellos ojos llorosos, perecía un tierno perrito triste.

« ¡Aahh!... ¡maldición que linda es!... » —pensó Leyn—. Ya... es un poco tarde así que deberíamos prepararnos para ir a dormir —dijo mientras se marchaba, pero sintió como algo lo jalaba desde atrás, Elizabeth estaba agarrando su chaqueta impidiendo que siguiera adelante.

—... No quiero dormir sola.

—...

Se habían preparado para ir a dormir, Elizabeth llevaba puesto un pijama color rosa que Leyn le había comprado, el en cambio aun llevaba puesto su blue jean y una franela blanca manga larga.

— ¿Va... a dormir con esa ropa?... Amo Leyn.

—S-si claro, hace un poco de frió.

—Puede dormir con ropa ligera... no tiene por qué sentir pena por mí.

« ¡¿Y cómo no iba a sentir pena si eres extremadamente linda?! » —pensó—. ... es solo que no me gusta que vean mi torso... a menos que sea estrictamente necesario.

Ambos se acostaron, colocándose uno enfrente del otro, y se miraron directamente a los ojos, Elizabeth miro el rostro de Leyn curiosa, y luego soltó una pequeña sonrisa.

« ¡Joder! ¡No te emociones que solo tiene catorce años! »

—Este collar... me lo dio mi padre ¿no es así?

—Es cierto...

—Solo sé que se murió... pero no recuerdo más... ¿Usted sabe lo que ocurrió?

—... No... —respondió. Leyn prefería que ella se acordara por sí misma.

—Sabes, yo lo conocí, fue como un padre para mí también, si te hablo muy poco acerca de él, es porque quiero que recuerdes por ti misma, no hay porque apresurarse, su última petición fue que te encontrara, y lo hice, aunque fue después de un año. Ahora yo te protegeré.

—Y ahora... ¿Qué va a hacer?

—Ahora estoy resolviendo un caso muy importante.

—... Y... Después... —pregunto Elizabeth curiosa.

—... No lo sé... supongo que lo que me dé la gana.

—Ha, ha... Amo... usted es un caso serio... —Elizabeth soltó una pequeña risa que se veía muy tierna en ella.

Estaban muy cerca entre ellos, leyn podía sentir el calor que provenía de Elizabeth, era la primera vez que la veía reír de esa manera, y de vez en cuando sentía los ligeros roces de sus brazos, ella tenía unos labios rosados muy pequeños, y de un momento a otro la curiosidad le gano, movió un poco el brazo y lo acerco al rostro de ella, Elizabeth al ver esto se sorprendió, Leyn quería acariciar su mejilla, pero ella se alejó un poco de él en acción de rechazo y coloco su cara contra la almohada.

—Por favor... no lo haga Amo... no merezco tanto de su cariño.

Continue Reading

You'll Also Like

45.3K 4K 46
Bell descubrirá algunos engaños de sus seres querido Por un estraño deseó viaja entre mundos para hacerce más fuerte y poder volver a Orario y ser e...
44.7K 2.8K 16
llega una estudiante transferida :)
100K 12.8K 108
San, un pobre diablo con mala suerte, transmigró al cuerpo de Kurama, pero no a cualquier Kurama, sino al ¡Kurama recién creado! Plácidamente pensó:...
47.1K 3.1K 59
(genial... cai a esto.... meh) ya se la saben, una historia de murder drones, a diferencia de que me agregare de forma no tan pegada a la trama, supo...