Días sin saber porque hacía tal o cual cosa. Tan solo siguiendo la maldita rutina de llegar temprano al trabajo y salir muy tarde. Mantener la mente ocupada y evadir a David lo más posible. Preparándose para poder enfrentar lo que venía. Sabía que vería a Lauren tarde o temprano. Pertenecían al mismo círculo de gente así que era inevitable el encuentro.Se preguntaba cómo estaría la pelinegra. Ya la habría olvidado? Ya tendría alguien a su lado ocupando el lugar que ella había ostentado durante casi un año? Una lágrima rodó por su mejilla y se la limpio con el dorso de su mano rápidamente. Nadie debía saber. Nadie debía saber que la vida de Camila Cabello estaba destruida. Que había perdido a la niña de sus ojos. A la mujer que amaba y...
- Nadie te amará como yo Lau...mi amor...nadie te amará como yo...
Las lágrimas empañaron su vista y luego se deslizaron por sus mejillas. Tomó un pañuelo de papel de su tocador y trato de calmarse en los siguientes minutos. Faltaba menos de diez minutos para que David pasara por ella y juntos tendrían que ir a la fiesta que los Bogt ofrecían con ningún motivo. Un simple pretexto para gastar dinero. No quería ir pero David había insistido mucho e incluso se había puesto a amenazarla para que aceptara. Según él, la gente ya debería empezar a verlos juntos, así que no tuvo más remedio que aceptar.
Así, media hora más tarde David le abría la puerta del auto para poder entrar a la gran mansión. Entregó las llaves al encargado y del brazo con Camila entraron a la enorme residencia. Camila pensó, al ver toda la decoración, que definitivamente había gente a la que definitivamente le estorbaba el dinero.
Los periodistas la sacaron de su meditación hacia el decorado, pues no perdieron oportunidad y los estaban fotografiando.
- Pórtate bien, querida, que de todo esto depende que se me antoje o no ayudar a tu padre -susurró David.
Camila tomó aire y sonrió tan forzadamente que los músculos de la mandíbula le dolieron.Luego que llegaran al salón donde se desarrollaba la fiesta al fin puedo relajar los músculos de la cara.
Se la paso siguiendo a David de un lado para otro, sonriendo a gente que aún no conocía y a viejos conocidos. Estaba completamente cansada de esa situación y estaba a punto de rogarle a David que se retiren, solo dos horas después de haber llegado, cuando escucho un gran alboroto en la entrada. Dirigió su mirada hacia esta y supo a qué se debía.
Dios estaba bellísima! Con aquel vestido completamente ceñido a su cuerpo y sus deslumbrantes ojos estaba cautivando a las cámaras de todos los fotógrafos que habían asistido a la fiesta y todo aquel que pusiera sus ojos en ella. Camila se quedó completamente hipnotizada mirándola. Mi amor, pensó. Pero su ensoñación se vio interrumpida cuando noto que su niña iba del brazo de un hombre muy alto. Cuando lo vio a la cara tuvo que admitir que era muy bien parecido.
De la nada los vio acercándose y sucedió algo que le rompió el corazón. Frente a sus ojos Lauren y su acompañante estaban compartiendo un apasionado beso. Los flashes no se hicieron esperar.
Lo único que pudo hacer fue desviar su mirada y decirle a David que se iba a los servicios. David asintió y dejó ir a Camila. En parte la comprendía y no quería que nadie más vea cómo había afectado ese beso a su acompañante. Maldijo a Lauren porque una vez más comprobó que era la absoluta dueña del corazón de Camila.
Mientras Camila había prácticamente corrido hacia los baños. Entró con prisas y se encerró en un cubículo que estaba vació. En cuanto puso el seguro rompió en llanto.
- Oh, Dios mío! Era cierto...Dios mío! Era cierto... -susurraba.
Era completamente cierto lo que Lauren le había dicho. Ella solo había sido una más en su larga lista de conquistas. Una más de las muchas que vendrían. Y ahora ese beso que había visto se lo había comprobado. Dios, se le había partido el alma al ver a su niña besarse con otra persona. Se sentó en el inodoro cerrado e intentó calmarse. Minutos después, salía del baño, nuevamente maquillada y con las emociones bajo aparente calma. Vio a David y se le acercó, por fortuna estaba solo
- Vámonos, por favor -casi suplicando.
- Estas loca? Sería un insulto irnos tan rápido! Nos iremos mucho más tarde, vamos a bailar.
- No...
Pero no pudo decir nada más porque David prácticamente la arrastró a la pista de baile y una vez ahí tuvo que fingir que todo estaba bien, cuando por dentro estaba muriendo.
Todo el caos en el que su mente se había hundido fue dejado de lado cuando sintió como David empezaba a besarle lentamente el cuello y sus manos fueron bajando hasta tomar posesión de su cintura.
- Qué crees que haces? -apretando los dientes.
- No puedo darle un par de besitos a mi novia? -riendo.
- No aquí.
Desesperada busco a Lauren con la mirada y para su desgracia la vio a unos cuantos pasos de ella divirtiéndose de lo lindo con su acompañante.
Durante un segundo sus miradas se cruzaron y lo que ella creyó sería una mirada de desprecio, para su total sorpresa fue lo contrario: Lauren le guiño el ojo y sonrió.
Fue más de lo que Camila pudo soportar. Con aquel gesto le dejaba en claro que lo que ella estuviera haciendo no le importaba en lo más mínimo. Cerró los ojos con fuerza para poder contener las lágrimas que amenazaban ya en sus ojos y susurró:
- Por favor David...por lo que más quieras, veámonos.
- Pero si no estamos divirtiendo, mila -y rió cínicamente.
Fue la noche más larga de su vida y cuando por fin a David se le antojo irse, Camila vio algo que la dejó inmovilizada: Lauren y compañía se dirigían hacia un lugar algo apartado del salón. Su curiosidad pudo con ella y mientras le decía a David que iría a los servicios, siguió sigilosamente a la pareja. Era obvio que por el rumbo que estaban tomando esos dos deseaban estar solos y Camila rezaba con todas sus fuerzas para que no sea lo que ella estaba pensando. Hasta que por fin se adentraron en un cuarto que estaba únicamente iluminado con la luz de la Luna que se filtraba por el gran ventanal. Camila se asomo por la puerta y sigilosamente se predispuso a ver que iba a suceder. Aunque algo le decía que no sería nada bueno.
De la nada un par de voces la distrajeron y se volvió a ver quienes eran. Pero no vio a nadie, así que supuso que quien haya sido se había ido hacia otro lugar. Cuando volvió su mirada hacia la pareja que estaba vigilando se llevó la mayor sorpresa de su vida. Su corazón se saltó un latido y las lágrimas inundaron sus ojos. Ahí, delante de ella Lauren y Marcus compartían un apasionado beso. Un beso donde él la tenía a ella aprisionada entre su cuerpo y la pared. Un beso en el cual las manos de él estaban subiendo el vestido de su niña. Un beso que le partió el alma. Caricias tan íntimas que Lauren antes había compartido con ella. Caricias que antes le eran permitidas a ella con el cuerpo de Lauren y que ahora...que ahora le regalaba a quien ella deseara. No lo soporto más y se fue tan sigilosamente como llego. No quería ver más. No soportaría ver como ese hacía suya a su niña. No quería seguir viendo porque corría el riesgo de lanzarse a ese tipo y matarlo por tocar a su niña.
- Con qué derecho harías eso Camila? -se dijo así misma.
Se apoyó en una de la paredes y permitió a las lágrimas que fluyeran libremente pues no tenía fuerzas para seguir reteniéndolas. De pronto se dio cuenta que si seguía ahí, cuando Lauren y su acompañante salieran la encontrarían. Entonces se limpió como pudo el rostro y salió directo hacia el encuentro con David. Menos mal ya se había despedido de todos y David la esperaba muy cerca de la puerta. Salieron tomados del brazo, Camila con la mente en Babia y David sonriendo a quien se le cruzara.
Una vez en el auto y como Camila no decía nada, David se dirigió hacia su departamento. Esa noche, sería la noche en que Camila se quitaría de la cabeza Lauren y de su cuenta corría.
Camila podía estar en un estado de depresión total pero lo único que deseaba en ese momento era irse a dormir en su cama y según recordaba de ninguna manera la calle por la estaban pasando los llevaba hacia su casa.
- Esta calle no lleva a mi casa.
- Lo se, lleva a la mía -intentando poner su mejor sonrisa.
- Quiero irme a mi casa -totalmente seria pues había entendido perfectamente lo que esa sonrisa quería decir.
- Pero yo quiero a ir a mi departamento...contigo -también serio ahora.
- Si no me vas a llevar a mi casa me bajo en este mismo instante. No creo que sea difícil hallar algún taxi que quiera llevarme.
- No te quieras pasar de lista Camila. Ya es hora que empecemos a...
- Eres un cerdo! Detente que me bajo!
- Camila cálmate! -intentando detener a Camila quien estaba abriendo su puerta en medio de una no tan transitada pista.
- A mi casa o me bajo! -totalmente decidida.
- Que diferencia es ahora o más tarde? -molesto.
- Mucha! Será que ni siquiera deseo que pase? No te has puesto a pensar eso? -sarcástica.
- Tu y yo tendremos un matrimonio de los más normal! Así que hazte a la idea que me tendrás en tu cama hasta el día que a mi se me antoje!
- Será luego que vea firmados los papeles en los cuales te comprometas a ayudar a mi padre! Solo luego de ello dejaré que me pongas una sola mano encima! No antes! Cuanto más tarde mejor! No entiendes que me das asco?! No entiendes que amo a Lauren?! Que solo a ella quiero pertenecer! La amo! La amo y a ti te odio! -golpeó la guantera del auto y rompió en llanto.
- Mila... -sorprendido de esa reacción.
David solo atino a tomar el camino hacia la casa de los Cabello y dejó a Camila en la puerta. Esta ni siquiera le dirigió la palabra y se metió lo antes posible en su hogar. Una vez que llego a su habitación se quitó toda la ropa de prisa, se puso una playera muy grande y se arrojó en la cama a llorar desconsoladamente.
La vida era muy injusta con ella. Solo había querido amar a Lauren hasta que la vida se le terminara. Tan malo era eso? Tan malo era amar con locura a otro ser humano?
Por amarte así,
Es esta mi fortuna es este mi castigo,
Sera que tanto amor acaso esta prohibido,
Y sigo aqui muriendo por estar contigo.
Si la respuesta era sí. Entonces se preguntaba cuándo terminaría su condena. O en todo caso si algún día terminaria.
- Lauren...mi amor...algún día...me perdonarás?
Y cayó en un sueño profundo víctima del agotador día.