Jin suspiró al encontrar su casa vacía, al parecer su marido había salido.
Entró al baño y se quitó la ropa mojada. Reguló el agua y se metió para encontrar un poco de calor.
Había sido tan idiota al olvidar su billetera, ahora le debía a su compañero de trabajo no solo el almuerzo, sino que también el viaje en taxi y por lo que había alcanzado a ver el viaje había sido realmente costoso.
Mientras se aplicaba el shampoo pensó en ese chico... Jungkook, había sido tan amable en el taxi, pero temprano había sido muy rudo. Pero analizando la situación Seokjin se encontró un tanto culpable por lo lejos que había llevado su comentario, apenas sí se conocían y él le había dicho bebé... Quería morir de la vergüenza.
Jin echó su cabeza para atrás para quitarse la espuma mientras su mente volvía a su encuentro con el chico.
Cuando salió del baño se puso inmediatamente su pijama y se sentó en el sofá ¿Cuánto tiempo había pasado desde que se había quedado solo en casa? No lo recordaba por lo que encendió la televisión y buscó alguna película que fuera de su agrado. Media hora después el rubio estaba durmiendo plácidamente en la comodidad de su sofá.
Al no tener que velar en ese momento por su pequeño Hobi hizo que su cuerpo realmente se relajara.
Y hace mucho tiempo que Jin no se sentía tan relajado, el ser padre era una tarea realmente cansadora.
Sungmin llegó a los minutos después y al ver a su marido durmiendo en el sofá hizo el menos ruido posible y se fue a bañar.
Al volver de la ducha buscó una manta y tapó al rubio que seguía durmiendo tranquilamente.
Sungmin se sentó a su lado y tomó el libro que estaba leyendo y de esa forma esperar hasta que su esposo despertara.
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—¿Tienes galletas?
Jimin registró la caja en donde el señor Jeon guardaba siempre las galletas con chips de chocolates que tanto le gustaba comer a su mejor amigo.
—Deberían quedar —Jungkook abrió el refrigerador y sacó dos botellas de cerveza y las dejó en una de las tantas encimeras que tenía su cocina.
—Me encanta tu cocina, es tan grande. La de mi casa parece una caja al lado de la tuya.
Jungkook hizo una mueca que ni siquiera alcanzó a ser una sonrisa. Él quería decir que encontraba que todo en su casa era muy espacioso y que no hayaba la razón para que fuera así cuando no tenías con quién compartir los espacios.
Él prácticamente vivía solo.
—Creo que cocinaré algo ¿Que te gustaría comer Minnie?
—Uh, no sé, cualquier cosa grasosa está bien para mí —Jimin sonrió amplio y salió de la cocina con su cerveza en la mano.
Jungkook suspiró y se puso en la tarea de hacer algo grasiento para comer, cosa que él no hacía a menudo porque cuidaba mucho su cuerpo, iba regularmente al gimnasio y tenía una dieta bastante equilibrada. Aunque estaba seguro que eso era influencia de sus papás. Uno era traumatólogo y el otro cardiólogo.
El castaño terminó de cocinar los nuggets de pollo. Puso un plato en una bandeja y otros pocillos para las salsas. Sacó dos cervezas más del refrigerador y se dispuso a llevar todo hasta la sala en donde se suponía Jimin estaba eligiendo una película.
El pelirosa estaba mirando su teléfono mientras ya tenía en pausa la película que verían.
—Espero que sea buena, la última vez elegiste una bien aburrida.
—No sé cómo es porque no la he visto, Jin me la recomendó.
Jungkook dejó la bandeja en la mesa de centro y trató de no verse tan ansioso al querer saber más sobre Jin y sobre que tanto sabía Jimin del nuevo cajero, pero falló completamente al ver el rostro de Jimin.
—¿Qué quieres saber Jungkookie? Hasta aquí veo tus ganas de preguntar sobre Jin.
Negó y trató de concentrarse en su cerveza. Miró de nuevo hacia el enorme televisor que tenía en su sala y pudo apreciar el título de la película, "La chica Danesa"
—Es sobre identidad de género ¿Quieres verla?
—Me da igual la verdad —se encogió de hombros.
Jimin lo observó un momento, su amigo de un momento a otro parecía abatido y no sabía muy bien por qué, el castaño había estado actuando como siempre al llegar a casa y solo cuando él había mencionado a su compañero de trabajo, Jin, este había cambiado su actitud.
—¿Qué pasó entre él y tú hoy?
El castaño suspiró y tomó un sorbo de su cerveza, apoyó su espalda en el sofá y echó su cabeza hacia atrás.
—Discutimos.
—¿Sabes que te escuchas como si fueran una pareja?
—¿Qué dices? —Jungkook arrugó su ceño —ya te dije que no me gustan los hombres.
—Ajá, lo dices cómo si fuera algo malo... Digo, tus papás son hombres y tu mejor amigo gay. —Jimin se cruzó de brazos un poco molesto.
—No es en ese sentido Jimin, lo sabes, yo no tengo problema con eso. Solo que no quiero que pienses que tengo algún interés en él porque eso no es real.
—Él es genial Jungkookie.
—Podemos no hablar de él. Por favor.
—Bien.
Jungkook suspiró nuevamente y lamió sus labios en un gesto ansioso. Estaba muriendo por saber más del rubio pero no debía y lo sabía.
Él había tenido una muy mala experiencia en el pasado con un hombre, había sufrido demasiado y no quería verse envuelto en algo parecido por mucho que el cajero nuevo le pareciera un tipo demasiado atractivo.
No. Él sabía que debía mantenerse al margen.
Ambos chicos se terminaron la cerveza y no vieron la película, conversaron de diferentes cosas y cuando la noche llegó ambos se fueron a la habitación del dueño de casa.
Con el pijama puesto ambos se acostaron en la cama del castaño que era grande para que ambos pudieran dormir sin problemas.
—Esta cama es genial, ¿Es nueva? Me parece que es más grande ¿o no?
—Es nueva, si, mis papás creen que una cama más grande ayuda a mis músculos a relajarlos de mejor manera.
—Oh, dios, ojalá mamá escuchara eso ¿Sabes que tengo que compartir mi cama con mi hermano menor? Mis músculos deben estar hecho una mierda —rió.
Jungkook se quedó en silencio. A veces odiaba tener tantas comodidades sabiendo que su mejor amigo no podía optar a nada de eso y le dolía cada vez que veía sus ojos brillabar al ver una cosa nueva en su habitación. Pero Jungkook sabía que Jimin no lo envidiaba, ellos se querían mucho. Desde que se habían conocido en el primer día de universidad habían sido inseparables y Jungkook amaba poder tenerlo en su vida.
Jimin era contención en tiempos de soledad, era ayuda y calidez. Jungkook estaba seguro que su vida sería realmente aburrida y vacía si no tuviera al tierno chico de cabellos rosados junto a él.
—Minnie, con respecto a lo que hablamos en la sala, yo no tengo problema con tu orientación... Solo quería que lo supieras, si te hice sentir mal perdóname ¿Si?
—No te disculpes Jungkookie, creo que yo me puse muy a la defensiva. —Jimin sonrió mientras miraba el techo blanco de la habitación de su amigo. —¿Jungkookie?
—Si.
—¿Qué se siente tener dos papás?
El castaño pasó sus brazos detrás de su cabeza —Bueno siempre hemos sido los tres, por lo que fue natural para mí... Siempre estuve en los mejores colegios y estoy seguro que ellos tuvieron mucho que ver en qué nunca me molestaran por tener dos papás. Creo que una imagen femenina no hizo falta, creo... No lo sé. Es raro pensar en esto. ¿Para ti fue raro cuando supiste que tenía dos papás?
—No raro, pero sí diferente... Es agradable saber que en este lugar soy aceptado.
—Deberías venir a vivir con nosotros.
Jimin rió —Claro, seguramente mamá estaría super contenta con eso.
—Podemos hablar con ella... ¿Le has dicho que tengo dos papás cierto?
—No. Ellos no entenderían Jungkookie.
El castaño asintió y se acomodó.
—Creo que es mejor dormir... Buenas noches Minnie.
—Buenas noches Kookie.
El pelirosa fue el primero en dormirse. Jungkook podía escuchar la suave respiración de su mejor amigo.
Se dio la vuelta y cerró los ojos.
Quería dormir y olvidarse por completo de aquel hombre rubio que no hacía más que irrumpir una y otra vez en sus pensamientos.
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