Do no trust me

By foodgirl033

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Ella. Creía conocerlo. Él. Era un desconocido. Fin. Dos mundos totalmente distintos se encuentran (no por ca... More

Cap 1
Cap 2
Cap 3
Cap 4
Cap 5
Cap 6
Cap 7
Cap 8
Cap 9
Cap 10
Cap 11
Cap 12
Cap 12 (B)
Cap 13
Cap 14
Cap 15

Prefacio.

204 18 17
By foodgirl033

Yo...

Jamas en mi vida hubiera imaginado esto...no me creí capaz de volver polvo todo, en un insignificante instante, porque eso pareció...

Solo un instante.

Todo ese magnífico imperio del que todos creíamos estar orgullosos, por el que mi padre luchó sin importarle nada más, ahora estaba deshecho y desapareció tan rápido como la llama de una vela al ser soplada con fuerza. Todo, atribuido a una sola palabra, pequeña pero imponente, poderosa, muy poderosa... una sola palabra que es capaz de cambiar todo; algunos dirían que me salvó, otros que me destruyó, yo solo diría que el amor fue una de las cosas más grandiosas que experimenté, y quizá esto suene muy cursi viniendo de mí, nadie lo creería, se mofarían de mí, ¿creen que me importa? No. No en este punto en el que entendí que indiferente a todo lo imperfectos que somos, esa sola palabra llamada Amor lo cambia todo, siendo tan puro y tan escaso, tan confuso y negado, dispuesto a perdonar, a olvidar, a necesitar...dispuesto a cosas buenas, cosas en las que yo no creía.

—¿Escribiendo de nuevo? ¿Eras escritor allá afuera o que?— pregunta con algo de mofa mi vecino de celda al pasar junto a la mía, siendo dirigido por un guardia.

—¿Luzco como uno?— pregunto casi de inmediato, aprovechando para guardar la libreta gastada que gané la segunda semana al entrar aquí.

—¡Silencio!—grita el guardia antes de ser callado por la voz de su radio.

¡"Atención a todas las unidades! Señal 3-L4. ¡Repito: Señal 3-L4"!

Casi de inmediato sale disparado a atender la nueva pelea que se ha generado y entonces, nos ofrece a ambos presos un corto espacio de tranquilidad. Uno  ríe al ver la escena, mientras que el otro solo hace un gesto de negación intentando adivinar de quién se tratará esta vez.

—Olvidó quitarme las estúpidas esposas.

Escucho como descarga pesadamente su cuerpo sobre el colchón y la curiosidad o tal vez las ganas de gastar un poco de saliva, me hacen hablar.

—¿Qué haces aquí?—le pregunto por primera vez con  tono afable.

—Está algo aburrido allá afuera— se queja— uno que otro preso nuevo siendo intimidado si lo permite, chanchullos, habladurías y nada más que lo corriente—termina disgustado y desanimado al no ver algo nuevo.

Olvidando el comentario poco inteligente vuelvo a hablar.

—No es de eso de lo que hablo. Quiero saber qué haces en este lugar— silencio, un suspiro sonoro y un inicio no muy seguro, dan pie a creer que le afecta la pregunta, que quizá odia hablar del tema y una última opción ofrece que no soy digno de recibir la respuesta.

—Asesiné a mi mujer— se decide finalmente a contarme. Su voz sale forzosa y casi podría jurar que su habitación se tiñó de oscuridad y vacío al instante—.La amaba— añade con voz melancólica.

—Eso no es posible— contraataco volviendo mi mirada al techo, lleno de tela de araña, sucio y dando un mal aspecto al lugar.

No dice nada más y cuando creo que la conversación se ha terminado...

—Eso mismo creí, pero aquí estoy. ¡Un convicto más! lleno de culpa y odio hacia mi mismo. Recordando cada maldito error que cometí para torturarme y  hacer de mi vida un  infierno...¿No es genial?— suspira nuevamente, segundos después toma una bola de goma, comienza a lanzarla con fuerza, de forma que rebote en la pared divisoria y vuelva a su mano.

—¿Cómo?— pregunto sin más, recordando que es la primera vez en tres meses que tenemos una conversación de más de cinco palabras y agregando que son temas personales.

¿Es posible quitarle la vida a alguien que amas?

—¡Tienes suerte hoy viejo! Estoy de humor como para reconocer en qué me equivoqué y ¡créeme! esto no pasa todos los días— al no recibir alguna respuesta continúa —era maestra, una muy atractiva— su voz delata que sonríe al pronunciar aquellas palabras, quizá su mente ya empezó a reproducir las imágenes —y yo... un simple trabajador del campo que odiaba al hombre con quien ella salía. Sin más, un día decidí que ella me estaba volviendo loco y me dije: ¡Viejo! Esa chica debe ser tuya, ese tipo no la merece, por tanto hay que conquistarla—. Esta vez  soy yo quien deja que mi comisura se curve un poco, al escucharlo hablar así.

—¿Y bien?— pregunto para acortar su pausa.

—¿Qué crees? Lo logré—. Habla con un aura de satisfacción y orgullo —logré quitársela al tipo, la enamoré y él siquiera se percató, para cuando lo supo...ya era demasiado tarde —ríe—.Era el hombre más feliz que haya existido, no podía creer que la mujer más bella que conocí estaba justo a mi lado, en mi casa, en mi cama, semidesnuda, presumiendo sus largas y preciosas pestañas, respirando suavemente y con su cabeza apoyada en mi hombro, sin importarle lo pesados que fueran los comentarios de la gente. Si eso te parece impresionante, deberías haber visto el día que aceptó mi propuesta de matrimonio, o cuando nació nuestra primera hija, o cuando nació el segundo cuatro años más tarde...todo pasó tan rápido— termina quejándose.

—¿Qué pasó? ¿Terminó el paraíso?— pregunto confuso y algo ansioso por oír la respuesta, pero al parecer le ha molestado oír algo así, tanto como si creyera que ha sido una perdida de tiempo contarme lo anterior.

—¿Bromeas? ¡Maldición! ¿Qué no estuviste escuchando? ¡Era la mujer de mi vida! ¿Entiendes? La amaba como un loco, no podía darme el lujo de darle razones para arrepentirse de su decisión— lo dijo con rapidez —solo...—hace una pausa mientras exhala— solo dejé que la envidia de otras personas me afectara.

—¿Qué?— me mostré nuevamente confuso.

—Veras, salía con mis amigos algunos fines de semana por un par de tragos, no dejé la costumbre nunca, entonces, empezaron unos rumores estúpidos a guardarse, seguí yendo a ese bar, discutía cada vez que me emborrachaba pero ella ni se inmutaba, solo me quitaba las botas y me ayudaba a dormir.

Empiezo a sentir que el atisbo de dolor vuelve a aparecer. Es el momento, lo que viene a continuación será lo peor, será tan duro como recordar que tiene treinta y cinco años, esos últimos los ha vivido en este apestoso lugar, con dos hijos afuera, quizá empezando a guardar rencor contra él y privándose de tener una familia feliz.

—Ese día salí con ella,—recuerda con pesar— dejamos a los chicos en casa de mamá y fuimos a divertirnos. ¡Sí que lo hicimos!, hasta que ya no teníamos sangre en las venas sino alcohol y hasta que ella quiso irse pero yo no. Empezamos a discutir hasta llegar al hotel, entramos continuando la discusión pero ahora no por los cinco minutos, ahora yo la acusaba de ser una cualquiera, de ser infiel, ella se defendió, y dejándome llevar por la ira, la tomé del cuello con fuerza, no la solté... aunque ella me lo imploró— su voz se quiebra un poco al soltar aquello último, aunque tratara de no mostrar lo duro que es para él —lo peor, no era esa noche,—confiesa dándose espacio para continuar— lo peor fue al día siguiente cuando me desperté y la vi, sin vida, cuando ni siquiera recordaba que había hecho o por qué...—iba a decir algo más pero solo quedó en el intento, no pudo. Ya había muchos sentimientos acumulados, su ceño se frunció o eso imaginé y durante largo tiempo solo había una espesa energía llena de melancolía, conmigo ahí mirando el techo...intentando asimilar lo que acababa de escuchar, negándome a creerlo, intentando descifrar que pasaba por su cabeza en ese instante, pensando en que otro detalle había olvidado contarme, intentando distraer mi mente fijándome en la cucaracha que acababa de darse una pasada por la pared y pensando en cada cosa, en su ella, en su acción, en el alcohol, en mí, en mi ella.

Perdiendo nuevamente la cuenta de cuantas veces maldecía el hecho de que la máquina del tiempo solo existiese en las películas.

¿Cuánto tiempo pasó? No lo sé.

Pero llegó mi turno y eso no fue bueno.

—¿Quieres decirme que fue lo que hiciste tú?— se arma de valor al preguntar, quizá para distraer su mente con mi pasado, quizá para consolarse y decirle a su alma que no había sido el único.

Al escucharlo entendí que no somos tan diferentes, tenemos cosas en común...o al menos una:

—También la maté— susurro imitando su tono al responder—.Solo que yo no necesité alcohol, juro que estaba totalmente sobrio.

Sí. Austin Hendersen admitió esto por primera vez en voz alta, por primera vez tuvo el coraje de reprocharse a sí mismo el desastre que había causado.

Y de pronto... sintió un poco de alivio mi alma al haberlo soltado, entendí en este punto que ya no era la misma persona y que aunque el mundo se empeñara en mostrar lo contrario, las personas si podían cambiar. Yo pude hacerlo...

Aunque quizá un poco tarde como para estar orgulloso.

—¡Wow!— pronuncia pensativo —ahora soy yo quien se pregunta cómo rayos es eso posible.

_____________

Hola, hola.

 Me alegra muchísimo que estés leyendo esto, gracias, muchas gracias por hacerlo...si decides quedarte recuerda que eres mas que bienvenido, si encuentras algún error no dudes en ayudarme a corregirlo, aceptaré cualquiera de tus críticas. Yyyy antes de irme les pediré que no olviden que esta primera parte es súuuper importante.

Actor que representa a  Austin:

Capítulo basado en una historia real.

@foodgirl033💙

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