-Hola papá.
-Hola reina. ¿Cómo estás?- Le preguntó sacando sus ojos un momento de sus papeles, pero volviendo su atención a ellos, ya que necesitaba acabarlos pronto, para dar su visto bueno y firmarlos, o negarse y retirarse del asunto. -Pensé que te tomarias la semana libre.
-Era la idea, pero el malestar de fin de semana ya pasó, así que preferí salir de la cama y volver a trabajar.
-¿Te aburres en casa, no?
-Un poco. Alex y Bastiann no están nunca, papi está de viaje con el abuelo Degel, así que me aburro demasiado.
-¿Y porqué no lees algo?
-Por que entonces me voy a aburrir más.- Dijo con soltura mientras comenzaba a revisar los cajones del escritorio de su padre, pues sabía que en alguno de ellos, siempre había escondido una bolsa con caramelos.
Milo sonrió grande y grato al ver que, a pesar de que los genes de los Diamonds la dominaban en físico, actitud y carácter, había logrado adoptar algunos rasgos de él y que ese sea uno de los principales que se le pegó, le daba mucha risa.
-¿Extrañas a papi, papá? Debe ser difícil que no haya podido llegar hoy.
-Un poco. Desde que nos volvimos a encontrar, nunca nos hemos separado tanto tiempo, pero se que es solo por unos días. La salud de tu abuelo Degel es prioridad para todos, en realidad, no solo para Camus. Por eso Kardia también fue con ellos. Y la verdad es que si, me es difícil saber que ellos no estarán hoy, pero se que hay prioridades, en algunas ocasiones.
-Papá, Kardia va a cualquier lado que Degel vaya. Enfermo o sano, siempre está pegado a él.
-Sabes su historia, cariño. Ellos ya se las contaron, a ti y tus hermanos, deberías de entender porque siempre están uno sobre el otro, todo el tiempo.
-Bueno, mientras los vea "uno sobre el otro" caminando en el jardín o desayunando juntos, no tendré problemas, pero si los encuentro de esa manera, como la mañana en que nos íbamos de vacaciones de verano y con los chicos entramos a tu habitación...
Al griego se le subieron los colores al rostro cuando escuchó eso y de inmediato los recuerdos se le volvieron a la mente. Se abochorno de inmediato, haciendo reír a su hija, por lo que trato de cambiar la conversación lo más pronto posible.
-¿Y como estás con Suikyo, cariño?
-Bien. Él fue a ver a sus padres, por eso no vino conmigo a verte ahora.
-Que alegría me dar ver a ese chico, no lo oculto.- Soltó sarcástico.
-Papá, por favor.- Sabía que por ser la única mujer de la familia, a Milo le costaba mucho algunas cuestiones y cuando se enteró de que estaba comenzando una relación con el hijo de Mu y Shaka, casi los mata por dejar que su hijo, "deshonrrara" a su bebita. -Tendrás que aceptarlo, por tu bien y el nuestro, tarde o temprano.
-Prefiero tarde.
-Creo que deberá ser temprano.
-¿A qué te refieres?
Iba a responder, pero Camus se apareció de repente por la puerta principal, cargando un pequeño cupcake con una vela, sonriente y con los ojos llenos de brillo.
-Lo lograste.
-No podría vivir sabiendo que te fallé.
El rubio se puso de pie y casi corrió hasta su adoración de cabellos rojos, quien lo abrazo lo más fuerte que pudo, sin dejar caer aquel pequeño dulce que traía en sus manos.
-Te amo.
-No más que yo a ti.- Dijo antes de atrapar sus labios en un beso cargado de amor y afecto. Le mordió el labio inferior al separarse y una sonrisa se les escapó a ambos. -Tengo una sorpresa para está noche.
-¿La misma de todos los años? Por favor, dime qué sí, que la espero con ansias cada año.
-Lo es, pero con algo más, bastante interesante y nuevo, para variar un poco.
-Estoy más que intrigado y ansioso.
Iban a volver a besarse, pero el sonido de Calvera, aclarando su voz para hacerlos recordar que ella estaba allí con ellos, por lo que trataron de controlarse y se disculparon con ella por ese actuar tan impulsivo.
-Lo lamentamos, pequeña. No lo volveremos a hacer.
-No contigo al frente, al menos.
Ambos rieron, pero les sorprendió ver qué ella también reía sobre ese tonto chiste. Pero lo que más les sorprendió, fue que les dijera que iba a darles la sorpresa de cumpleaños en ese mismo momento, aprovechando que estaban juntos y en un ambiente bastante cargado de amor.
-Primero necesito hacerles una pregunta.
-A ver, veamos si podemos responder.
-Seguramente, ya que es bastante sencillo.- Juntó aire y suspiró mientras sonreía. -¿A qué edad decidieron tenerme?
-Teniamos más o menos tu edad, no cariño?
-Así es. Ambos teníamos veintitrés.- Completó Camus. Iba a decir algo más de inmediato entendió porque hacía esa pregunta, aunque su esposo no caía aún en la cuestión.
-¿Porqué lo preguntas?
-Milo, en serio?
-¿En serio, qué?- Dijo sonriendo y bastante confundido. Camus solo frunció el ceño y Calvera comenzó a reír.
-Feliz cumpleaños, papá.- Dijo entre risas, poniéndose de perfil y tocándose la barriga.
Fue entonces cuando se dió cuenta del porque de esa pregunta y, olvidándose de la alegría por tener a Camus de regreso a tiempo y por su tan ansiada noche de amor especial, de inmediato le nacieron ganas intensas de matar a Suikyo. -¡Voy a hacerlo polvo!
A Calvera se le hizo muy gracioso ver a su padre tan desesperado y nervioso. Sabía que iba a reaccionar un poco mal, pero no sabía que su berrinche iba a ser tan gracioso.
Camus también estaba bastante divertido con la situación que su adorado esposo provocaba, pero ya no sabía si su enorme sonrisa era por ese berrinche o por el hecho de que iba a ser abuelo.
Sea como sea, ese iba a ser un cumpleaños que nunca olvidarían.
*
*
*
Es medio tonto todo esto, pero se me antojo de tierno que el bicho recibiera de regalo de cumpleaños la noticia de que será abuelo 😄
¡La familia se agranda! ¿No es lindo?
¡Feliz cumpleaños, bichis! Que Camus te de mucho calor está noche 😉😏😘😍💕💕😍💕