[Romione] Cuando me miras a l...

By Tomy_Garcia

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El amor que se tienen logra poner piel de gallina a cualquiera. Esta es mi versión de la historia, tomando... More

Personajes nuevos...
Capítulo I: Emociones
Capítulo II: Eres mi vida
Capítulo III: El amor lo puede todo
Capítulo IV: Te protegeré
Capítulo V: La propuesta
Capítulo VI: Que sea especial
Capítulo VII: Nervios
Capítulo VIII: Rencores
Capítulo IX: Confesiones
Capítulo X: Interrogatorio
Capítulo XI: El regreso
Capítulo XII: No tengo intención de abandonarte nunca
Capítulo XIII: Viejos rencores
Capítulo XIV: Herida del corazón
Capítulo XV: Voces que no son
Capítulo XVI: No lo harán
Capítulo XVII: Destruido
Capítulo XVIII: El velo del mal
Capítulo XIX: El ataque de Dolohov
Capítulo XX: ¡Lucha!
Capítulo XXI: Entre la vida y la muerte
Capítulo XXIII: Fin de una era
Capítulo XXIV: Travesura realizada [FINAL]
AVISO IMPORTANTE

Capítulo XXII: Bajo la luz de las velas

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By Tomy_Garcia

El regreso a Hogwarts llegó antes de lo esperado. Aún faltaba un mes para los exámenes finales, los E.X.T.A.S.I.S. Hermione sólo podía pensar en ello. Lo que había estudiado a lo largo de todos estos años se resumía en esos exámenes. Le irritaba el hecho de tener que empujar a Ron - literalmente - para que este hiciera sus deberes y se pusiera a estudiar, cuando debería hacerlo por voluntad propia. A decir verdad, todo le molestaba a la castaña. Se encontraba muy tensa y estresada. Maldecía a Dolohov y los suyos por quitarle tiempo de estudio.

A pesar de que a Ron le alegró saber que Krum había vuelto a Durmstrang y ya no molestaría con su presencia, se encontraba absolutamente desmotivado. No tenía ganas de estudiar ni de jugar al Quidditch. Nada le apetecía. Ya ni siquiera disfrutaba la hora de la comida, ni los recreos. Y es que el pelirrojo no estaba satisfecho con su año escolar. Se suponía que él asistiría a su último año para pasar tiempo con su novia. Sin embargo, las redes del destino conspiraron en su contra. Había pasado tiempo con Hermione, pero no que este fuese muy alegre. Si no discutían, estaban peleando contra los mortífagos, o sospechando de Krum, o recordando los terribles sucesos de las vacaciones anteriores. Para Ron, el séptimo año apestaba. Sin embargo, su novia también era la fuente de su alegría. El saber que ella estaba bien le reconfortaba. Su amor no había disminuido ni un poco.

Harry estaba terminando el año escolar tal y como lo había comenzado: en paz. Practicaba de vez en cuando con el resto del equipo, aunque el torneo de Quidditch aún no había comenzado. Cuando no estaba con Ginny, se la pasaba con sus amigos. Tenía pensado comenzar el curso de auror en cuanto se graduase, junto a Ron; el resto, sin embargo, tomarían caminos separados.

La relación de Ron y Hermione había avanzado mucho. Ya no peleaban tan a menudo, algo inusual en ellos; el pelirrojo había calmado su temperamento luego de los incidentes recientes. Habían comenzado a dedicarse más tiempo, saliendo a caminar juntos. Como las visitas a Hogsmeade estaban canceladas, se conformaban con andar por los alrededores del colegio. Usualmente, ambos se situaban en un viejo árbol frente al lago; la castaña se recostaba en sus piernas y pasaban la tarde con tranquilidad y, por sobretodo, amor. No necesitaban nada más. Hermione disfrutaba mucho esto. Incluso prefería llevarse algunos libros y estudiar en ese ambiente, debido a la paz que le brindaba. Claro que Ron no pensaba igual. El que ella estudiara mientras estaba con él implicaba nada de besos ni juegos de ese estilo.

Y al pelirrojo lo estaba matando. Llevaba años enamorado de la castaña y, por lo tanto, hacía mucho tiempo que deseaba hacerle el amor. Hermione quería lo mismo, pero él no lo sabía. Tampoco estaba seguro de cómo sugerirlo. ¿Tendría que preguntárselo? Eso es obvio, pensaba. Nunca habían avanzado tanto como para ella entendiese lo que quería sin mediar palabra alguna. Pero no sabía cómo hacer eso. Además, el sólo pensar en ello le ponía demasiado nervioso.

Hermione, para colmo, estaba peor. Había estado estudiando como para resolver un examen de mil preguntas, por lo que se encontraba muy estresada. Ginny Weasley notó esto mientras se encontraban en la sala común, la cual estaba desierta salvo por ellas dos.

- ¿No crees que es suficiente ya? Honestamente, no creo que haya algo en esos libros que no sepas, Hermione - Dijo la pelirroja, observando cómo su amiga se desvivía por comprender unos conceptos de Aritmancia

En lugar de responderle, la castaña siguió sumergida en su lectura, revisando sus notas una y otra vez. Ginny decidió presionarla un poco.

- ¿Cómo va todo con mi hermano? - Preguntó sugerentemente, arqueando las cejas y deslizando una sonrisa pícara. Esta última demostró cierta satisfacción al llamar la atención de la castaña, que se había sonrojado.

Hermione quería dar ese gran paso con Ron. Había leído libros para saber qué hacer y qué no hacer. Por dentro se sentía lista, aunque el nerviosismo y la inseguridad aún la atormentaban.

- Bien... ¿Por qué me miras así? - Cuestionó, haciéndose la desentendida. Claro que sabía hacía dónde iba esa pregunta. Ginny había sido testigo de todos los eventos que habían vivido tanto ella como Ron, por lo que sabía, sin lugar a dudas, que su relación se había fortalecido y que estaban más que bien.

- Tranquila... Es que como vi que las cosas andan tan bien - La pelirroja hizo una breve pausa - Quizás ustedes ya han... - Otro silencio incómodo, al que se le sumó la incrédula mirada de Hermione - Tenido sexo... - Completó al fin.

Roja como un tomate, la castaña desvió la mirada hacia sus apuntes, fingiendo leer. El oír la risa de Ginny la irritaba aún más. Si bien no era la primera vez que hablaba con ella sobre chicos, se sentía un poco nerviosa. La llegada de Meli la esperanzó con desviar el tema.

- Hola, chicas - Las saludó la hermosa joven - ¿Todo bien?

- Más que bien - Respondió con regocijo Ginny - Hermione estaba a punto de contarme sobre su primera vez...

- ¡GINNY! - Gritó la susodicha, sonrojada

Meli se rió y se sentó junto a la pelirroja, a la espera de los detalles venideros. Siendo amenazada por la dura mirada de Hermione, Ginny tuvo que decirle a su amiga que era broma.

- Pero... ¿Ustedes no lo han hecho? - Preguntó Meli. Tragó saliva al ver la negativa de sus amigas - Diablos... Esperaba que me ayudaran con unas dudas...

- ¿Qué? ¿No lo has hecho con Thomas? - Imitó Ginny. Siempre había pensado que su amigo era el más pasional de los tres

- No - Respondió ella - Siempre me dice que quiere esperar a que yo esté verdaderamente lista...

- ¿Lo estás? - Preguntó Hermione, ya dejando de lado sus notas y centrándose en sus amigas.

- Sí... pero él piensa que no

- Entonces tienes que decirle que lo estás, que no es necesario que sigan esperando - Prosiguió la castaña - Si se aman y ambos lo desean, no veo razón para seguir postergándolo...

- Eso va para ti también, ¿no? - Murmuró Ginny. Había dado en el clavo.

Hermione suspiró y asintió con la cabeza. No tenía sentido seguir dándole vueltas al asunto. Ella quería estar con Ron, más que nada en el mundo. Quería hacer el amor con él. Lo amaba, lo deseaba. Y lo había decidido, de una vez por todas.

- Porque eso te haría bien, ¿sabes? - Continuó la pelirroja - Para lidiar con el estrés...

- ¿Estás sugiriendo que necesito sexo para relajarme? - Cuestionó intentando sonar seria, aunque luchaba por contener la sonrisa.

Las tres chicas comenzaron a reír. La incomodidad de Hermione poco a poco fue desapareciendo.

- ¿Duele? - Soltó Meli de repente.

- Pues... - Murmuró Ginny, sin tener una respuesta adecuada.

- Esperen aquí, ya vuelvo - Esbozó Hermione, levantándose y dirigiéndose a la escalera de caracol rápidamente.

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La práctica de Quidditch había terminado al fin. Harry se encontraba exhausto; Ron y Thomas no estaban mucho mejor que digamos. La profesora McGonagall les había comunicado que jugarían una mini-liguilla entre las cuatro casas, con partidos de ida únicamente, debido a la falta de tiempo.

Tras ducharse, los tres se disponían a regresar a la sala común, tomando el camino largo.

- Oye... Thomas... ¿Tú ya has... ya sabes... con Meli? - Preguntó Ron, tomándolo por sorpresa

- ¿A qué viene eso? - Arguyó, estudiando al pelirrojo

- Bueno... tal vez puedas contarnos cómo fue la experiencia... somos tus amigos - Agregó, con esperanza.

- Amigos inexpertos... si entiendes lo que digo... - Ayudó Harry

La situación le daba gracia. Le halagaba el hecho de que sus amigos creyeran que había sido el primero de los tres en tener sexo. Y es que Thomas tenía una relación de más de dos años con Meli. A algunos les sonaría hasta ilógico que ambos fuesen vírgenes.

- Pues les sorprenderá saber que Meli y yo aún no nos hemos acostado juntos...

- ¿Enserio? - Preguntó Harry, sorprendido - No me lo esperaba...

- No está lista - Murmuró fríamente, dando a entender que no hablaría más sobre ella respecto al tema.

Sus amigos asintieron, pero sus dudas aún no habían sido aclaradas.

- ¿Pero qué se supone que debemos hacer... ahí? - Preguntó Ron

- Sólo preguntenles lo que les gusta... y háganlo... - Esbozó Thomas, siguiendo su camino - Oh, por cierto... - Se paró en seco, volteando y llevando una mano a su bolsillo derecho - Tengan... un simple regalo - Dijo, lanzándoles a sus amigos lo que, para Ron, eran chocolates con envoltorio de aluminio.

- ¿Condones? - Cuestionó Harry - ¿Por qué tienes condones en el colegio?

Thomas lo miró, anonadado. La pregunta tenía una respuesta obvia.

- ¿Por qué tú no tienes condones en el colegio? - Le preguntó él. Ron, por su parte, ni siquiera sabía lo que eran.

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- ¡¿TIENES UN LIBRO SOBRE SEXO?! - Preguntó Ginny, completamente sorprendida, al ver el libro que Hermione les dió

- Shhh - Chisteó ella - Tampoco es para que se entere medio Gryffindor, ¿no?

Las chicas no podían dejar de ojear el libro. Era gráfico, teórico e ilustrativo. Incluso habían notas de Hermione. Parecía que la castaña lo había estudiado como si lo fuese a rendir en un examen.

- Osea que duele al principio... - Formuló Meli al encontrar la información.

- ¡Mira, está usando la boca! - Dijo Ginny, siendo nuevamente callada por su amiga

- ¿Qué es esa posición? ¿No le duele?

- No lo puedo creer... los hechizos anticonceptivos... Mamá me enseñó uno el año pasado.

- Vaya... ¿eso se puede tragar?

Hermione estaba sonrojada y algo avergonzada. Eran demasiadas las dudas que tenían sus amigas. Se sentía satisfecha por haber estudiado el libro antes que ellas, ya que si no habría tenido las mismas interrogantes.

- Lo importante, por lo que pude ver, es la protección. Los hechizos anticonceptivos no siempre funcionan - Afirmó Hermione - En estos casos, lo mejor es utilizar un invento muggle... los condones

La castaña se dedicó a enseñarles a sus amigas cómo debían colocarlo. A pesar de estar roja como un tomate, sabía que era necesario.

- Espero que Ron esté de acuerdo en usarlo... no estoy segura de que sepa siquiera lo que es...

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El sol se ocultaba tras el castillo. Faltaba una semana para los exámenes. Tras terminar con otra tanda de repaso, Hermione decidió que ya era tiempo de cumplir con su deseo. Y es que, a pesar de ansiar ese momento, la castaña sólo quería profesarle su amor. Ella no iba a tener sexo con Ron; iba a hacer el amor con él. Lo primero se tiene con cualquiera; lo segundo, sólo con la persona que amas.

Había pasado tiempo con su novio, pero en ningún momento le reveló sus intenciones. Ella aún se estaba acostumbrando a la idea.

Siendo ya medianoche, les tocaba hacer la ronda de prefectos. La castaña se cercioró de terminar rápido para disponer de más tiempo. Fue cuando estaban regresando a la sala común donde ella dió el primer paso.

- ¿Qué te parece si vamos a dar una vuelta? - Sugirió, tratando de no sonar tan nerviosa como estaba

- Pero si eso es exactamente lo que acabamos de... Oh.. - Esbozó, al entender que ella buscaba un lugar privado.

"Parece que quiere una ronda de besuqueos. Es raro que lo haya sugerido ella. Pero bueno, ¿Quién soy yo para juzgarla?" - Pensó el pelirrojo, mientras tomaba su mano y la seguía a través del pasillo del séptimo piso.

Sin embargo, para disgusto de Hermione, ningún lugar parecía ser lo suficientemente bueno. Estaba a punto de rendirse, hasta que una idea peligrosa cruzó su mente. Iba a romper las reglas, una vez más. Pero ya no le importaba.

Bajaron hasta el tercer piso, adentrándose en el aula de Defensa contra las Artes Oscuras. Llegando al despacho, se situaron frente a la chimenea.

- ¿Hermione? - Preguntó él

- Tranquilo... - Lo calmó ella, agarrando un puñado de polvos flu y lanzándolos a la misma, no sin antes decir "La madriguera" fuerte y claro.

Por suerte, los padres de Ron estaban durmiendo. La casa se encontraba vacía. Haciendo el más mínimo ruido posible, ambos subieron a la habitación del pelirrojo. Una vez allí, la castaña imperturbó la habitación y la selló con magia. Acto seguido, encendió unas velas y apagó las luces.

- Estás loca, Hermione...

Ella rió levemente, mientras se acercaba lentamente hacia él. Le rodeó el cuello con sus brazos y lo besó dulcemente. Sin embargo, en cuestión de segundos, la pasión los inundó.

- Ya no quiero esperar más, Ron... - Murmuró, mientras se sentaba en la cama junto a él y se retiraba el suéter por sobre la cabeza.

El pelirrojo observó hipnotizado cómo ella se despojaba lentamente de su blusa y falda, quedando únicamente en ropa interior. Soltó un corto gemido de sorpresa al notar la fina tela de encaje que cubría el cuerpo de Hermione.

"El rosa le sienta bien" - Pensó

Se dio cuenta que podía incomodarla si no se quitaba su ropa, por lo que rápidamente comenzó a desligarse de ella, quedando sólo en unos bóxers anaranjados. Hermione lo observó a los ojos durante todo el proceso, para perderse en su cuerpo una vez estuviesen en igualdad de condiciones.

"¿Y ahora qué?" - Se preguntó Ron

Se acercó hasta ella y, quizás por instinto, la abrazó. Sentía que ella podía estar nerviosa; él mismo lo estaba. Supuso que Hermione lo comprendió, ya que le correspondió el abrazo.

- Juró solemnemente que mis intenciones no son buenas, señorita Granger - Murmuró, haciéndola reir - ¿Estás segura, linda? - Le preguntó

En lugar de responderle, le propinó un beso ardiente que le llenó de escalofríos. Siguieron besándose por varios minutos, hasta que tuvieron que separarse por falta de aire.

"Tranquila, puedes hacerlo" - Se dijo a sí misma la castaña, a la vez que llevaba sus manos a su espalda y desabrochaba el sostén. Este cayó sobre su regazo, dejando a la vista sus pechos. Ron abrió la boca, se arrodilló frente a ella y se quedó allí, admirándola. Era perfecta. Hermione cerró los ojos en un intento de calmar sus nervios.

- ¿Puedo? - Preguntó Ron. Ella abrió los ojos y vió su mano derecha a unos centímetros de su seno izquierdo. Hermione simplemente asintió con la cabeza, suspirando profundamente.

Al conseguir su aprobación, el pelirrojo llevó lentamente su mano a dicha zona, propinándole suaves caricias. Comenzó a rociar castos besos por su cuello, bajando por los hombros y llegando a su pecho, reemplazando su mano por su boca.

Hermione gimió débilmente al sentir ese contacto. Una ola de placer recorrió su cuerpo de forma súbita. Inclinó su cabeza hacia atrás, disfrutando de las sensaciones que le transmitía. Ella le acariciaba el cabello mientras Ron jugaba con sus pechos.

- ¿Te gusta, mí amor? ¿Lo estoy haciendo bien? - Preguntó, con una ternura que prácticamente la derritió

- ¿Qué? Oh... Sí... - Contestó ella, tomada por sorpresa.

- Te juro que estoy dejándome llevar... tengo la misma experiencia que tú - Afirmó con una sonrisa ladeada

- Tranquilo... se siente hermoso...

Eso fue todo lo que necesitó Ron para continuar. Alternaba entre los pechos de Hermione para propinarle placer. Succionaba sus pezones con su boca, logrando ciertos gemidos por parte de la joven. Se podía notar toda la pasión contenida entre ambos.

La castaña notó la dureza en el bóxer de su novio y, instintivamente, comenzó a acariciarlo. La respiración del pelirrojo comenzó a agitarse. Ella lo hizo recostar en su cama dulcemente. Iba a poner en práctica uno de los capítulos del libro.

"Bien, no es difícil... procura no morderlo"

Hermione se situó entre las piernas de Ron y le retiró sus calzoncillos. La virilidad del pelirrojo se erigió frente a ella. Ella lo observó detenidamente. Lo estaba estudiando como a uno de sus libros. Era más grande de lo que pensaba.

- No tienes que hacerlo si no quieres, mí amor - Soltó Ron al verla dudar

Sin embargo, ella lo ignoró y lo agarró con firmeza. Comenzó un movimiento constante, de arriba a abajo. Lo hacía lo más lento que podía. Lo estaba descubriendo. Tras unos minutos, hizo lo que había estado postergando. Sacó su lengua y tímidamente lamió la punta. Ron gimió al sentir la humedad sobre su miembro. Tomando más confianza, la castaña comenzó a propinarle besos en la zona y a lamer con cierta lujuria. La pasión se había apoderado de ambos. Ya nada importaba más que darse placer mutuamente. Y eso no era todo. Ella sabía que tenían toda la noche para amarse.

Hermione continuó chupando su virilidad, dándole algunos besos en los testículos, haciendo temblar a Ron. Sin embargo, las acciones de su novia estaban llevando al pelirrojo al borde del abismo. El que ella subiera y bajara a un ritmo constante con su miembro metido en su boca estaba a punto de hacerlo perder el control. Utilizaba su lengua para jugar con la punta, para luego envolverlo nuevamente y seguir lamiéndolo. En un momento, lo llevó hasta el fondo de su garganta y lo devolvió, haciendo que el pelirrojo viera las estrellas.

"No puedo creer que... Hermione me esté haciendo eso a mí... Jamás me lo hubiese imaginado... Es brillante"

- Hermione... creo que ya... - Pero fue toda la advertencia que pudo dar. Tras esas palabras, una ola de alivio lo invadió luego de derramar su esencia sobre el pecho de la castaña, que había hecho a tiempo a quitar su rostro de la línea de fuego

Sudando, Ron volvió en sí y se incorporó para ver a su novia. Ella observaba el líquido que se había esparcido sobre su pecho, y lo miraba a los ojos por momentos.

"Y aquí es donde me asesina" - Pensó él

- Lo siento mucho, Hermione... Intenté avisarte pero... ya sab... ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! - Gritó en cuanto vió a la castaña llevar un dedo al líquido y analizar su consistencia, para luego llevárselo a la boca.

- Ay, cállate... sólo quería saber cómo sabía - Dijo ella, sonrojada, mientras Ron la limpiaba con una de sus sábanas, para luego retirar a la misma de su cama.

- No quiero saberlo - Esbozó Ron con una sonrisa ladeada

- No me disgustó, por si te interesa

- Demonios, Hermione - Murmuró, haciéndola reír.

Ella volvió a tomarlo por sorpresa y le besó como si no hubiese un mañana. La rodeó con sus brazos y le correspondió de la misma manera. Al parecer, no estaba para nada disgustada con lo ocurrido; por el contrario, la había encendido. Estaba dispuesta a continuar, pero Ron tenía algo más en mente.

- Espera... - Dijo él, al notar que ella pretendía tocarlo ahí de nuevo - Recuéstate... es tu turno...

- ¿Qué? - Preguntó Hermione - Oh...

La respuesta llegó sola cuando el pelirrojo llevó sus manos a la única prenda que cubría su cuerpo y, mediante un gesto, le pidió permiso para retirarla. Ella simplemente asintió con la cabeza a la vez que suspiraba. Era la primera vez que alguien la iba a tocar ahí, por lo que tenía los nervios a flor de piel; claro que Ron haría mucho más que eso. Se inclinó y besó su estómago con dulzura, bajando lentamente hasta la zona que anhelaba. Esperar el contacto deseado era una tortura para la castaña.

- ¿Puedo? - Volvió a preguntar el pelirrojo

- Ya no tienes que pedir permiso - Contestó ella, luciendo tan enternecida como ansiosa. Quería que dejara de lado las dudas y que fuera a la cuestión

Hermione juraría que lo escuchó reírse por lo bajo antes de que este se sumerja en su feminidad. Ella sintió los dedos de Ron adentrarse en sus pliegues, mientras utilizaba su lengua para darle placer. No era salvaje ni brusco; por el contrario, parecía que tenía miedo de lastimarla. Y así era, ya que el pelirrojo no tenía experiencia alguna. Se concentraba en no dejarse llevar por la pasión que lo consumía. Jugaba con su botón del placer realizando movimientos circulares con su lengua, procurando no ejercer demasiada presión. La sentía gemir fuertemente, por lo que suponía que lo estaba disfrutando mucho. Ron siguió chupando aquel punto, succionando de vez en cuando, para el placer de Hermione.

El pelirrojo aumentó la rapidez de su lengua, ganándose varios gemidos de su novia. Estaba al borde del abismo. La movía de un lado al otro sin cesar. Lamía su clítoris como si no hubiese un mañana.

- Así... por Merlín... Ohh... ROOONNNN - Suspiró ella, presionando la cabeza de su novio contra ella y llegando al orgasmo tan deseado

Ron se reincorporó y la miró a los ojos. Era la primera vez que alguien gemía su nombre; más importante, fue Hermione quien lo hizo, y eso lo volvía malditamente loco. Adoraba cada parte de su ser. La amaba profundamente. Había estado muy cerca de la muerte y, por consiguiente, de perderla. Pero ahora, junto a su novia, estaban disfrutando estar vivos. Se acercó hasta ella y la besó nuevamente; aún quedaba algo por hacer.

- Hazlo, mi amor... estoy lista - Murmuró ella, rociando suaves besos en su cuello - Hazme el amor

"Demonios" - Pensó Ron - "Va a pasar ahora... lo voy a hacer y... ella sangrará. Le va a doler y yo... yo voy a disfrutarlo. No puedo hacer esto" - Maldecía internamente

- Hermione... - Susurró el pelirrojo, sonando aterrado - No quiero hacerte daño...

- Será sólo un momento... y luego comenzaré a disfrutarlo - Dijo, en un intento por tranquilizarlo - Sólo tienes que... Oh, espera - Añadió, recordando un objeto muy necesario, por lo que se levantó de la cama y comenzó a buscarlo

"¿Dónde está mi cartera?... Oh, no..." - Palideció al darse cuenta que la misma seguía en su dormitorio - "No me puede estar pasando esto"

El alma le volvió al cuerpo al ver a Ron observando cuidadosamente una moneda de aluminio que sostenía con sus manos. Sin embargo, ella sabía que el condón estaba en su cartera, por lo que el pelirrojo había conseguido este por su cuenta.

"Gracias al cielo... ¿de dónde diablos lo sacó?" - Se preguntó ella, aliviada

- Me dijeron que debía usarlo para... protegernos. ¿Tiene alguna especie de hechizo anticonceptivo incorporado? - Esbozó

Ella sonrió y se acercó hasta él, agarrando el profiláctico y desenvolviéndolo. El pelirrojo alzó las cejas con sorpresa y duda al observar el extraño objeto que su novia sostenía.

- No - Le dijo - Esto es un condón, sirve para prevenir embarazos y la transmisión de enfermedades - Explicó, sonrojándose levemente - Es como un guante de látex... y debes ponértelo... ahí... - Completó, mirando su miembro

- Pero... no es lo mismo... ¿no? - Preguntó él

- No lo sé... simplemente es diferente...

"De cualquier forma, si esta es la forma más segura, no hay que debatirlo más. Maldición"

Ron tragó en seco en cuanto ella agarró su virilidad y comenzó a introducir el condón en ella. Podía ver que no quería perder el tiempo. Sin embargo, el pelirrojo seguía teniendo sus dudas.

- ¿Te duele? - Preguntó ella dulcemente

- No, está bien - Afirmó él - Esto no aumentará el dolor ¿no? - Murmuró - Digo, encima que seguro sangrarás, lo último que quiero es que... el condón te lastime o algo

- Tranquilo, no me hará nada - Dijo ella, recostándose nuevamente y abriendo levemente sus piernas. Utilizó su dedo índice para llamar a Ron en un tono absolutamente seductor

Él se acercó dudoso, no quería hacerle daño. Sabía que iba a hacerlo de una u otra forma, pero la idea no le agradaba.

- ¿Me avisarás si quieres que pare? - Le pidió él

- Sí - Contestó ella

- ¿Quieres que me detenga en cuanto vea sangre?

- No, estaré bien

- ¿Segura?

- Sí

- ¿Y si me asusto y no puedo?...

- ¡AY, POR TODOS LOS CIELOS! ¿QUIERES METÉRMELA DE UNA VEZ? - Soltó ella, incapaz de seguir esperando, para luego besarlo fugazmente

"Me encanta cuando se pone mandona" - Pensó él, mientras colocaba su miembro en la entrada de su vagina - "Bien, allá voy".

Nervios. Ron nunca había sudado tanto en su vida. Lentamente, metió la punta en sus pliegues, moviéndose lentamente dentro de ella. Sintió cómo unas finas capas cedían y lo envolvían. Había roto su himen. La había hecho suya. Ambos habían perdido la virginidad. Los dos se pertenecían el uno al otro.

Ron la observó detenidamente a la espera de algún gesto de dolor. Se preocupó al verla cerrar los ojos fuertemente y endurecer el rostro. Estaba asustada, pero lo quería. Ambos lo deseaban, y estaba ocurriendo. Se quedó quieto unos minutos para que ella pudiera acostumbrarse.

- Sigue, mí amor - Musitó ella, mirándolo a los ojos - Estoy bien

Comenzó a moverse lentamente hacía atrás para luego volver hacia delante. Procuró, en todo momento, ser gentil y suave, ya que no deseaba lastimarla. Sin embargo, Hermione le dio a entender que podía ir un poco más rápido si quería, por lo que aceleró sus embestidas. El sonido provocado por el choque de sus cuerpos era música para sus oídos.

Estaban haciendo el amor. La tensión que se había formado entre los dos a lo largo de tantos años por fin se liberaba. Ron ya no sabía dónde terminaba él y empezaba ella. Estaban conectados, unidos por el destino. Y lo comprendió. El amor es la magia más poderosa, puede sobrevivir el tiempo y la distancia; por eso seguían juntos, sobreviviendo a las distintas adversidades que se les presentaron. Y así seguirían, por siempre.

- Hermione... voy a ...

- Yo... también

Increíblemente, ambos se vinieron al mismo tiempo. Una ola de placer se los llevó puestos, gimiendo a viva voz. Ron cayó exhausto sobre ella. Al recuperarse, se incorporó y se recostó a su lado, no sin antes quitarse el condón y tirarlo al cesto de basura de su dormitorio.

Un poco agitada, Hermione se recostó sobre su pecho. Ambos seguían desnudos, sintiendo sus cuerpos en contacto. Era una sensación hermosa.

- Travesura realizada - Dijo Ron, causando risas en su novia - Te amo, preciosa... fue increíble - Murmuró él

- Y yo te amo a ti, Ron... eres lo mejor que me ha pasado en la vida

Fue lo último que dijeron antes de quedarse dormidos, uno arriba del otro, luego de una increíble noche de pasión que ambos recordarían por el resto de sus vidas.

|•~•|•~•|•~•|•~•|•~•|•~•|•~•|•~•|•~•|

Lamento la tardanza. Tenía medio olvidada esta historia. Es la primera vez que escribo... así, lemmon. Espero que les guste.














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