Al llegar a casa, las emociones no habían cambiado tanto. Seguía siendo un misterio aquel sueño, Mako intentaba darle un poco de contexto, o incluso una explicación; pero no podía, era algo que no podía estar pasando. Que no debía pasar en alguien como Katherine.
Esta, que no alcanzaba a quitarse del sueño, se sentó en la sala de estar. No había olvidado todo, sabía que faltaba algo, y llamó a la señora de la casa a sentarse en frente suyo.
-¿Sí?-Se sentó en el sillón que daba a la sala de la chimenea.
-Debías contarme algo. Fuera de mi sueño y de la señora Secilia... ¿Por qué todos me conocían? ¿Cómo?
-Porque, en efecto, te conocían de pequeña-Sonrió, triste, pero aliviada, dejando su respiración salir despacio.
-¡¿Por qué?! Eres mi maestra, incluso antes te tenía un poco de miedo y de autoridad, por la presencia en el colegio; ¿Y ahora me entero de que me conocías desde siempre, que toda su familia me conoce desde pequeña?
-Katherine, debes escucharme...
-Y soy todo oídos, joder.
-Entonces cállate, y déjame hablar-Estaba un poco enojada, pero sabía que Katherine estaría sentida-Yo soy tu madrina...
Sus ojos se abrieron, sus labios se separaron.
-... Yo, Katherine, tuve una muy mala experiencia con alguien que conocemos: David... Cordier; quien hizo mi vida casi una tragedia. Aunque no recuerde nada, toda la gente a mi alrededor sabe lo que hizo, y estoy convencida de que lo hizo.
-¿Qué fue?
-Íbamos a tener un hijo. Pero él, como un psicópata, me obligó a abortar-Mintió.
-¿Por qué?
-¿Qué mierda voy a saber yo? Ni lo recuerdo... pero siguiendo, yo en ese tiempo era amigo de tu padre, muy muy amigo. Incluso era mucho más cercana a Clifford y a William que a mis propias hermanas...
-¿William?
-Es el padre de George, cosa que sabiendo que eres bastante inteligente, entenderás el cariño que le tengo. Volviendo, Clifford y yo teníamos una amistad muy grande, pero luego de lo de este hombre las cosas se pusieron un poco tensas, y tuve problemas con tu madre, lo que ocasionó el corte del contacto durante años.
-¿Qué problemas?
Mako titubeó un poco. Tragó viendo al suelo, y siguió.
-No es algo que te interese...
-¡Claro que sí!
-¡No! Fueron problemas entre tu madre y yo.
-Pero por esos problemas perdí a mi madrina, y al parecer a toda una familia que me quería, joder... ¿Qué?
-Si de verdad quieres saber qué sucedió, pregúntaselo a ella... Pero, si quieres saber un poco, es por el tema de ser una dragona.
Katherine se mordió los labios con fuerza, sintiendo incluso un poco de dolor.
-Durante años estuve un poco alejada de ti; sola, furiosa más que nada. En esos momentos me acerqué a mis hermanas mucho más que antes, y fue lo que provocó un poco de felicidad en mi vida durante un tiempo. Cuando sentí verdadera felicidad fue cuando me contaron sobre George, el hijo de William Kotaro, que quería ser dragón. Cuando lo supe, sentí que era el momento de acercarme a ti también. Y que estén juntos es algo...
-¿Mi padre conocía a George?
-No creo-Mintió.
-¿Y por qué una dragona tan importante como tú tendría contacto con alguien como el señor William o incluso con mi padre?
-Subestimas tanto a los DeLuca como a los Kotaro, niña. Otro día, cuando tengamos libre la tarde, te enseñaré algo que es... secreto.
-¿Por qué no ahora?
-Porque ahora mismo tienes muchas cosas que asimilar. Y quiero que hoy duermas bien, luego de saber que tuviste un sueño como ese...
Katherine, con lágrimas en los ojos, se lanzó a los brazos de su madrina.
Por años se había preguntado quién sería esa misteriosa figura que sus padres no podían contestar quién era. Al fin encontrarla y tenerla tan cerca siempre le detuvo el corazón por un momento, para sentir toda la emoción junta de la noche en un suspiro.
-Perdóname-Dijo la mayor casi llorando. Katherine negó con la cabeza, con el abrazo más fuerte.
Cuando Mako devolvió el abrazo, las dos empezaron a llorar.
-No sabes cuantas cosas recuerdo que tú misma debes haber... eliminado de tu memoria. Cuantas noches que pasamos juntas, cuantas mañanas que te quedabas conmigo-Rio despacio, limpiándose la cara-Pero es mejor que nos vayamos a acostar, ¿Sí? Fue un día largo, pero muy bueno.
-Quizás demasiado bueno-Rió con los ojos rojos.
-Puede ser. Yo mañana debo despertarme temprano, por...
-La interrogación, George me habló un poco de eso.
-Al parecer lo sabes todo, Kathy.
-Kathy no, por favor. Prefiero Kit Kat incluso.
Mako le besó en la frente.
-Kat siempre será el mejor-Las dos asintieron con una sonrisa-Algún otro día te hablaré de esos recuerdos, hija mía, pero ten siempre en cuenta el amor que te tengo.
-Lo... lo intentaré.
***
Luego de unos partidos en la mesa, unas risas entre la gente, varias carambolas y bolas blancas golpeando la cerámica; La noche había acabado. Como Virgil había dicho, George fue quien contó los pillos en los juegos, sentado al lado del tablero mirando de forma neutral las tiradas de los jugadores; Enzo agarraba las que caían en los hoyos, y cuando acababa, cambiaban puestos con Antonella y Zinerva.
Fue un ambiente alegre, tampoco se lo había dicho a nadie, era parte del trato; mucho mejor que lo tenso que estuvo horas atrás.
Mientras manejaba camino a casa, pensaba en lo que le había dicho Virgil antes de irse. "¿Dante? ¿A qué se refiere con eso?" Pensaba, buscando en su cabeza si le sonaba ese nombre. Pero no, ni a él ni a La Sombra.
-Interesante. Bastante interesante esa mujer-Dijo La Sombra.
-Pero no menos peligrosa-Pensó el otro-¿Para qué necesitaba esa información?
-Ni idea, pero fue tan poco lo que le dijiste, que nada puede revelar con eso.
-Es cierto, pero ¿Por qué dijiste que estaba soltero?
-¿Estás comprometido, George?
-No, pero confío que algo saldrá con Katherine.
-¿Y querías que ella supiese quién era el punto débil tanto tuyo como el de Clifford?
-Buen punto-Pensó en Antonella-Ojalá no intente nada, no quiero tener ese tipo de problemas.
Estaba frente su casa. Las luces estaban prendidas, las del salón. Arriba estaban las de Ozs y la de los gemelos.
Al entrar, Melissa y otra chica estaban acurrucadas en el sillón viendo una película. Al verlo, las dos se levantaron: Melissa con rapidez y con el pecho frío, la otra chica más lento.
-¡George!-Dijo ella, con los ojos abiertos-Lle...llegaste.
-Hola-Miró a la chica.
Era un poco más alta que Melissa, con un pelo negro largo, y unos ojos verdes fuertes, aunque no tan grandes. Era muy bonita, pero no parecía nada una santa.
-Diana Parsec-Dijo esta, levantando la mano.
-George Kotaro-Le saludó-Tú debes ser quién durmió en mi cama, ¿Verdad?
-Siento eso-Dijo con una sonrisa. Miró a Melissa un poco preocupada, y volvió a George-Ella me ha hablado mucho de ti.
-Bueno, ¿Te quedarás a dormir entonces?
-No, no, me iré cuando termine la película.
-¿Para qué? Demás que pueden dormir en una cama, ¿No?
Melissa se sorprendió, Diana rio.
-Bueno, si me dejan quedarme, yo feliz.
-De quedarte pu-puedes-Dijo la pelirosa.
-Entonces buenas noches-George en la escalera se detuvo-Pero no hagan mucho ruido, ¿Vale?
-¡George!
-Vale, vale. Otra cosa, ¿Te suena de algo el nombre "Virgil"?
-No.
-Virgilio fue quien guió a Dante por el infierno. Es un libro-Dijo Diana.
¿Dante?
-Lo sé-Pensó-Ahora tiene sentido los dos nombres pero... ¿Por qué?-Se devolvió para mirarla y darle las gracias.
-Es un libro antiguo, eso sí. Tipo pre-cataclísmico.
-¿Y por qué la pregunta?-Melissa ya estaba sentada.
-Por nada, lo vi por ahí.
-Dante...-Dijo La Sombra
-Supondré que será una referencia al infierno, pero...
-¿David?
-Puede ser.
Ya acostado, intentó modificar sus pensamientos, intentando sacar los recuerdos de Virgil cuando la tocó, recordando más bien a Katherine. Al ver su celular, tenía un mensaje de ella. "Mañana hablamos, fue un día bueno pero cansador".
-Sí-Pensó dejándolo al lado-Fue un día de locos. Pero mañana será peor.