Cuando fue obvio que el ruido no lo dejaría dormir, Taehyung no tuvo más opción que prender la pequeña lampara del buró y sentarse para sacudirse el pesado sueño sobre sus ojos. Se pasó las manos por el rostro para tratar de despejarse y se sacudió un par de veces mientras su mirada se acostumbraba a la luz. El ruido a su alrededor seguía insoportable y él a duras penas podía ver sombras, pero sabía de antemano lo que estaba pasando.
—Son las tres de la mañana—murmuró con la voz enronquecida mientras bostezaba y veía como una bolita negra rebotaba por cada esquina de la habitación—. En serio, necesito dormir mis quince horas diarias.
Taehyung volvió a bostezar, sintiendo como el colchón se hundía brevemente para después ver una pequeña sombra alejarse de un salto hacia la cajonera de donde repentinamente cayeron objetos al azar.
—Hey, hey, hey, espero no hayas roto nada—el tigre golpeó la cama para llamar la atención del pequeño ser que ahora se escabullía bajo sus sábanas para brincar ahí mismo, jalando las telas y dejando a la vista un pequeño bulto—. Yoongi, en serio, tienes que controlarte, quiero dormir—el cuerpo bajo las sábanas dio otro salto y se arrastró por debajo de la tela hasta llegar a la orilla de donde sobresalieron un par de orejitas y unos ojitos enormes de pupilas dilatadas—. Dios... Eres adorable, ven para acá.
Taehyung jaló al pequeño gato y lo pegó contra su pecho tratando de apaciguar su explosiva energía, pero el animalito comenzó a revolverse entre sus manos hasta soltarse y volver a rebotar efusivo por toda la habitación. Aparentemente, algo muy bueno le había sucedido en la cena para que se estuviera comportando tan enérgico.
—Pasó algo con el gatito del elevador—no era una pregunta. No necesitaba profundizar mucho para saber qué el origen de tanta felicidad debía de estar en el joven muchacho de mejillas regordetas.
El gato negro se giró de golpe hacia él y maulló.
—Se llama Jimin—respondió convirtiéndose repentinamente en hombre y giró sobre el colchón con los ojos cerrados de felicidad. Ronroneos queditos salían de él y Taehyung se vio ronroneando también de verlo así de contento—. Y tengo su número en mi celular.
—Yo siempre supe que pasaría, ¿quién te dijo que pasaría? —Yoongi susurró un suave "tú" y Taehyung asintió orgulloso—. Así es, yo. Y bien, ¿cuándo le maullaremos?
—Quiero llamarlo ahora mismo—Yoongi se envolvió con la sábana y suspiró acurrucándose junto a su amigo, pegando su oreja a su pecho para escuchar los roncos ronroneos que salían de él—. Pero esperaré a la mañana para invitarlo a desayunar.
—Me parece justo—el tigre apagó la lamparita y se acomodó junto al mayor, pasándole un brazo por el hombro y cerrando los ojos para ver si por fin podía conciliar el sueño—. Ahora durmamos
—Pero quiero maullar, siento que me sobra energía. Hay que maullar. La noche es larga.
—No es buena idea—gruñó Taehyung, apretando más el cuerpo del pelinegro y esperando con eso contagiarle un poco del sueño tan pesado que sentía—. Jimin no quiere a un gatito distraído por el sueño.
Yoongi bostezó y asintió, pensando en que quizá su amigo tenía razón. Cuando no dormía lo suficiente tendía a ponerse de mal humor y obviamente no deseaba mostrarle su peor faceta al chico.
La habitación seguía oscura y las sombras del árbol cercano se colaban a través de las cortinas y Yoongi sintió la inmensa necesidad de brincar para atraparla, pero incluso antes de intentarlo, su amigo lo abrazó con las piernas y lo pegó contra el colchón con toda la fuerza que un tigre podía ejercer contra un gatito.
—Miau—dijo el mayor con la voz amortiguada por el colchón y tratando inútilmente de zafarse.
— ¿Miau? —preguntó el pelinaranja, escuchándose harto por primera vez en la noche.
—Miau—aseveró Yoongi. No podía ver mucho debido al peso encima suyo, pero por los ruidos que venían de afuera podía imaginarse que las sombras del árbol seguían invitándolo a jugar con ellas.
—Explícate—ordenó Taehyung separándose un poco.
—Miau—replicó por lo bajo.
— ¿A qué te refieres con eso? Si tienes su número es obvio que le llamaste la atención.
—Miau... —su maullido se volvió débil al mismo tiempo que los dedos de su amigo se enredaron entre su cabello para hacerle un masaje en el cuero cabelludo—Miauu.
—Sinceramente, no creo que ese gatito quiera jugar contigo. Se notaba demasiado embobado viéndote en el elevador.
Yoongi ronroneó estimulado por las caricias y se retorció bajo sus brazos.
—Es que no conoce mi lado animal, Tae...
—Que gatito tan nervioso—el tigre mordisqueó las orejas de Yoongi cuando éste inconscientemente las dejó expuestas, y se aseguró de seguir acariciando su nuca para ver si con eso conseguía dormirlo—. No todas las personas son malas, Yoongi y si rehúyes constantemente no podrás conocerlas. Si te quedas encerrado en tu miedo será lo único que conocerás.
—Yo lo sé—la voz del hombre se oía cada vez más lejana—. Pero es tan difícil...
—Por eso estoy contigo, campeón, y si el hombre es un idiota, pues que se joda. Tengo un primo en Gwangcheon que está soltero. Es un gato pescador, de hecho. A veces sus chistes son un poco incómodos, pero es muy bueno en la cocina. Hará que engordes y podré mordisquearte los bigotes, ¿recuerdas cuánto te gusta eso?
Taehyung esperó una respuesta que nunca llegó ya que Yoongi se quedó tan profundamente dormido que lo único que se escuchaba en la habitación eran unos ligeros ronquidos y el roce de las sábanas de cuando se movía entresueños. Él, por su parte, se reacomodó buscando por fin volver a dormirse, pero descubrió con horror que el sueño ya se le había ido.
Cuando la mañana llegó y Yoongi salió fresco como una lechuga a buscar a Jimin, lo único que Taehyung esperaba era que todo saliera bien para que su amigo por fin conociera un amor bonito y de paso que él al menos pudiera descansar y reponerse del profundo dolor de cabeza con el que había amanecido.
El sol mañanero lo recibió de buena gana. Yoongi se sentía tan ligero y feliz que descubrió que no eran tan malo levantarse temprano un fin de semana. Las personas se veían un poco apagadas, era cierto, pero no había tantas y los espacios estaban libres de ruido innecesario por lo que él se sentía satisfecho al respecto. Generalmente, salía a buena hora hacia su trabajo, no era que se levantara tarde siempre, pero después de todo él era el jefe. Nadie, absolutamente nadie, le ponía mala cara adentro de su empresa. Ya afuera era otra cosa. Las personas eran impredecibles y él demasiado sensible para su bien.
Sin embargo, ese día no importaba nada de eso. Salió de bañarse y se vistió con su traje blanco de la suerte, el mismo que lo hacía verse más atractivo de lo usual y que sólo había usado dos veces en toda su vida. Se miró al espejo y vio con orgullo que el pantalón todavía levantaba su trasero y que la camisa le remarcaba los músculos. Se sintió, sinceramente, como todo un matador.
Así que después de arreglarse, llamar a Jimin fue más fácil de lo que pensó. Se sentía tan seguro de sí que ni siquiera le asaltaron sus característicos nervios cuando la suave voz del hombre respondió casi con el primer pitido.
—Hola, Yoongi—exclamó Jimin detrás del auricular. Su tono era meloso y seductor—. ¿A dónde me llevarás hoy?
—Pensaba invitarte a desayunar, ¿qué te parece la cafetería del hotel? —Yoongi respondió ahogándose un par de ronroneos traidores. Por suerte, había salido a uno de los jardines del hotel y el canto de los pájaros llamaba más la atención que cualquier otra cosa.
—Suena bien, pero estaba pensando... ¿No te gustaría salir a otro sitio? Es decir, aquí nos estarán monitoreando los del club. Me gustaría algo más privado.
— ¿Qué... qué estás pensando?
—No sé, anoche tenía tantas ganas de maullar... Podríamos hacer eso, si quieres, conozco un sitio un poco más personal.
—Sí, sí, yo...—Yoongi tragó saliva y se sentó en la orilla de la fuente del lugar. El sol comenzaba a quemarlo, pero él ni siquiera podía sentirlo pese a lo roja que su piel se estaba tornando— ¿En dónde nos vemos?
—En el mismo lugar de anoche. Vayamos a desayunar a uno de los restaurantes de por aquí y después vamos a este sitio que te mencioné. Incluso podríamos afilar nuestras garritas.
—Me gusta la idea—el pelinegro suspiró feliz—. Entonces nos vemos en quince.
—Sí, de hecho voy hacia allá... Ah y Yoongi—Jimin se rio con notoria alegría—, me encantan tus ronroneos.
El chico colgó tras reírse nuevamente y Yoongi se preguntó si el rojo de su piel era por lo que acababa de escuchar o por el sol que cada vez era más caliente.
Está cortico, pero quería actualizar antes de que acabara el año. Saben, me gusta escribir, pero a veces es tan difícil. No me estoy quejando, pero a veces ni siquiera puedo escuchar mis pensamientos. Se sorprenderían de lo mucho que siempre me están llamando aquí. xD En fin.
No sé que decir, salvo que estoy muy feliz de que lean lo que hago. ;u; Jamás podré explicarlo.
Ah... Espero que inicien el año con el pie correcto. A veces las situaciones parecen ir más allá de nuestro control, a veces parece que de verdad todo está en nuestra contra, sin embargo, yo les aseguro que todo lo que ocurre nos hace más fuertes. Cada experiencia es valiosa y la vida no te da nada que no puedas manejar. Somos capaces.
En fin, este fue mi momento cursi porque este año fue tan duro para mi y siento que, aunque lloré mucho, me hizo crecer de maneras que no creí jamás y por eso pienso que todos podemos salir adelante. Ahora veo la vida de una forma diferente.
Lo que sea, feliz año nuevo xD