A dos cartas |Park Jisung

By MinChaeYiang

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Cuando pronto se ve arrinconada, con manos tratando de quitar la corona que tanto le costรณ conseguir, sus med... More

Prรณloge
Chapter 1
Chapter 2
Chapter 3
Chapter 4
Chapter 5
Chapter 6
Chapter 7
Chapter 8
Chapter 9
Chapter 10
Chapter 11
Chapter 12
Chapter 13
Especial Navidad
Chapter 14
Chapter 16
Chapter 17
Chapter 18
Chapter 19
Chapter 20
Chapter 21
Chapter 22
Chapter 23
Chapter 24
Chapter 25
Chapter 26
Chapter 27
Chapter 28
Chapter 29
Chapter 30
Chapter 31
Chapter 32
Chapter 33
Chapter 34
Chapter 35 | End.
Agradecimientos
Segunda temporada.
Odiosa Condena

Chapter 15

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By MinChaeYiang

Del Comeback de la chica, dos meses. Llevaba contados los días que tenía libre. En su calendario, marcados con un destacador rosa pastel, sus días libres; y en destacador verde lima, los días de trabajo. Su gira estaría prontamente en camino y ella tenía que practicar sus bailes hasta saberlos sin necesidad de música.

Caminó por el recibidor de los departamentos con sus tacones en mano, su vestido negro estaba aún en buenas condiciones y su chaqueta colgaba de su ante brazo. Pidió a la chica que llevaran sales a su habitación en unos minutos, pues quería tener un buen tiempo para ella en la tina.

Subió por las escaleras, lento y calmada con sus tacones en su mano libre, mientras que con la otra sostenía su cartera, su carpeta y de su brazo colgaba la chaqueta. El camino se le hizo corto.

Al estar por fin frente a su puerta, la abrió con lentitud. Había algo mal oliente dentro.

Abrió lentamente, asomando su cabeza primero. Lo que vio la dejo helada.

Dejó sus tacones tirados por algún lugar, corriendo directamente en dirección al cuerpo que estaba ahora en el piso, completamente ensangrentado y con graves cortes en su cuerpo.

Sus brazos, cortados en línea recta por todo el largo; sus piernas, llenas de sangre y disparos en ciertas partes; su cabeza, con graves cortes en todas partes; su torso, siquiera podía ver la sangre y suponía que había algo malo debajo de todo ello; y, por último, lo que más repulsión le dio, su ojo; Completamente explotado en sangre, dejando ver el gran charco de sangre que había ahí, con la cuenca a medio ver, negra. No quería seguir ahí, pero su cuerpo no respondía, quería irse corriendo de ahí, pero sus piernas decidían por ella.

Tenía muchas emociones encontradas, sentía rabia, quería llorar y al mismo tiempo gritar. Volver a matar a quien ahora estaba muerto. O eso creía.

Se dejó caer de rodillas ante el cuerpo, tocando con miedo las heridas que había en cada parte del cuerpo, llorando por impulso y golpeando con rabia el piso.

Tan estúpido.

Una tos ronca le hizo voltear, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. Seguía ahí.

–Eres un imbécil –soltó– ¡Eres un idiota! ¡Pensé que estabas mal! –gritó, golpeando el piso con impotencia.

–Tranquila, preciosa –rió– Solo es mi cuerpo físico –apuntó, lo que para él era, el cuerpo físico– Sigo vivo, no puedo morir, tontita –sonrió– Lo malo es que mi cuerpo para andar contigo físicamente, murió –hizo puchero– No podré usar más eso –bufó y lo pateó.

–¿No hay manera de arreglarlo?

–¿Le vez arreglo? –soltó una risa.

–Solo decía... –miró a otro lugar, este chico sabía cómo hacerla sentir estúpida con solo palabras– ¿Me dirás qué pasó? ¿Por qué tenías que dejarlo acá? Existen basureros.

–Ah, solo alcance a llegar a acá antes de que esa cosa se muriera –encogió sus hombros– Quería verte para que me ayudaras, pero no estabas –la chica alza una ceja– Y... ¿Cómo pasó? Pues...

–¿Pues?

–Verás, tu sabes que yo soy muy extrovertido ¿Verdad? –asintió dudosa, no estaba segura– También muy directo –volvió a asentir– Pues había unos chicos en una esquina y yo les dije que parecían violadores, o no recuerdo bien, con esas ropas –ella le miró, con cada palabra iba frunciendo más su ceño– Y pues... ¿Quién diría que eran matones? Vaya coincidencia ¿No? –trató de alivianar la situación. No funcionó– El hecho es que se enojaron mucho, me atacaron tantas veces que yo quería sentir el dolor –miró a otro lado, mientras bajaba la mirada hizo puchero– Pero no sentí nada.

–¿Me lo dices en serio?

–¡Te juro! –le miró, con cierta preocupación en su mirada, la chica cruzó la suya– ¡Ni cuando el ojo reventó!

–¡No me jodas, Jisung! ¡Qué puto asco!

–Yah –bufó– Odiosa.

–A día de hoy me pregunto cómo te soportaron los que vinieron antes que yo –masajeó su propia cien.

–Hasta yo lo hago a veces... –puso su mano en su barbilla.

–¿Ahora qué haremos?

–¿Yo? Nada, estoy cansado–se encogió de hombros, alzando manos– ¿Tu? No sé –le miró, inocente.

–Estúpido, ¡Me refiero a que haremos con tu problema!

–¿Mi problema? Creo que no tiene solución, así nací y así moriré –afirmó, aun sabiendo de lo que hablaba, solo quería jugar con ella un poco– Soy hermoso de nacimiento –hizo una pose sexy y tiró su cabello para atrás.

–Y subnormal también –el chico hizo puchero– Ay... –suspiró dejándose caer completamente en sus piernas, las cuales llevaban bajó su trasero cruzadas un largo rato– No sé cómo mierda te soportan en el infierno o donde sea que vivas –masajeó su entrecejo.

–Me aman –dijo, viéndole de frente. Se acercó de cara a la chica– Cosa que tú no haces –golpeó su nariz débilmente.

–¡Auch! –se quejó– Te amo, pero muchas veces me haces dudarlo –frunció el ceño.

–No dudes –levitó– yo te amo, tú me amas ¿Qué hay de malo? –sonrió, sonrojándose un poco por haber dicho por fin lo que tanto maquinó su cabeza.

–Dejemos eso de lado –sus mejillas estaban levemente rosadas.

–Bueno ¿A qué problema te refieres? –levitó dando vueltas en círculos, haciendo que la chica bajará su mirada para no terminar con náuseas.

–Me refiero a qué haremos ahora, no tienes cuerpo, no tienes donde refugiarte cuando necesites ser humano para acompañarme o que la gente no piense que estoy loca –explicó.

–De hecho –se detuvo– Estás loca –rió.

–¿Perdona?

–No cualquiera invoca a un puto demonio todo sexy para que le ayude en su vida –rió más fuerte. Las mejillas de la menor volvieron a estar rosadas.

–Solo estaba desesperada, lo sabes.

–Uf, no me quiero ni imaginar que hubieras hecho si estuvieras necesitada sexualmente –se burló, con cariño obvio– Si ya por temas de trabajo me llamaste... Llámame cuando necesites sexo, primor –le guiñó.

–¡La puta madre, Jisung! ¡Ponte serio!

–Yah, yah –hizo un ademán– calmada, mi amiga –rió.

–¿Yah? Debemos hacer algo –exigió.

–¿Por qué la prisa?

–¿Porque quizá pronto necesitaremos salir al escenario y no quiero que la gente me trate de loca por hablar a la nada en camerinos? –dijo, como si fuera lo más obvio.

–¿Me llevarás? –sus ojos brillaban.

–No tengo opción, amigo –se encogió de hombros.

–A veces me pregunto, cómo tu novio te soporta –le fulminó con la mirada, pero YoonHa solo supo negar con una sonrisa.

–Será al revés –corrigió– ¿Cómo lo soporto a él? Debo admitir que el amor que me da es bueno, pero creo que no tanto.

–¿Pequeña?

–Algo –afirmó.

–Uy, pobre de ti –se acercó con intención de abrazarla.

–¡Lo sé! –Estalló en lágrimas falsas.

–¡Ay de mí! ¡Somos dos amigos necesitados de sexo! –gritó, dramatizado en todo.

–¿Y porque no nos volvemos homosexuales? Quizá tenga suerte con mi amiga –hizo una pose de pensador.

–Sí, si –animó.

–¿Y tú con quién tienes oportunidad? ¡No cuenta el espejo!

–¡Oye! Puedo buscarme un demonio sensual en el infierno ¿Sabes? Además, puede ser sexo sin compromiso –su pose diva les hizo estallar en risas.

–¿En qué momento terminamos hablando de sexo?

–Ni idea –secó la lágrima que venía cayendo por su mejilla.

–Bueno –se reguló– ¿Me puedes mostrar tu forma física?

–Claro, solo aleja el agua –bromeó.

Una nueva nube de color negro inundó el lugar, haciendo que la figura de Jisung desapareciera casi por completo. Al disolverse, una llama de mediano porte estaba levitando en el aire. Solo el rojo y el negro destacan.

–¿Me estas jodiendo?

–Nop, hace calor, pero está genial ¿No lo crees?

–Mira, si no estuvieras vuelto una llama en estos minutos te estaría lanzando agua vendi.... –se quedó en silencio, Jisung temía por su próximo movimiento– ¡Ajá!

La chica corrió a la cocina por un spray con agua.

–¡Hey! ¡No! ¡¿Quieres matarme?! –Aquella bola de fuego no paraba de moverse de un lado a otro, si no fuese porque la manejaba Jisung, el departamento estaría en llamas.

Pero había algo que no cambiaría. Las ansias que tenía la chica por querer rosear a la bola de fuego, aquella que tanto dolor de cabeza le ha sacado, ahora cobraría su venganza.

–¡¡YoonHa!!

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