Emperador Taisho

By Lilly93sama

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Cuando el emperador Touga fallece en una conspiración, Sesshomaru, el Príncipe heredero sube al trono como n... More

El Youkai que asciende al trono
La Princesa que se humilla
Encuentro en los jardines imperiales
Sobre Príncipes y Princesas
De corazón negro
Sálvame o muere conmigo
Aliados
Desde Edo hasta Sengoku
El Festival de linternas
Sesshomaru y Kagome
Una advertencia Blanca
Más que un aliado
Solicitar una boda antes de la tormenta
Preparaciones para visitar Edo
El inicio de un largo invierno
Luna de Invierno
A un paso de Capital Tokio
La Sacerdotisa Kikyo
La Sacerdotisa Kagome
Hubo una vez...
Naraku y Kikyo
Naraku Onigumo
Naraku, Kikyo y Naki

Un recuerdo lejano

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By Lilly93sama

— ¡Princesa! ¡Princesa! ¡Princesa Kagome!  ¡¿Dónde está?!

InuYasha saltaba de rama en rama buscando a una niña de diez años. Era increíble que su padre lo comprometiera con semejante recién nacida, él, que tiene más de doscientos años; aquello se veía raro.

— Su Alteza Han, ¡Por aquí!

Era una voz dulce y melodiosa. Ella estaba en un campo de flores. En una de sus manos sostenía un arco y en otra un carcaj. Muy delante de ellos Kikyo practicaba sus tiros y cada uno de ellos daba justo en el blanco.

—¿Por qué no vas con tu hermana?

Kagome bajó la vista y sostuvo el arco con fuerza.

—Solo estropearía su práctica. Mi hermana es un genio. Yo soy muy torpe.

Kagome dio media vuelta pero antes de marcharse le dijo:

— Hoy puedo ser torpe, pero sin duda alguna me esforzaré y no avergonzaré a mi familia. Mañana seré una gran princesa y mi hermana me reconocerá.

Luego de sonreír como tonta dio media vuelta y salió corriendo. InuYasha desistió de seguirla, en cambio se dio cuenta que un par de ojos marrones lo observaban divertidos.

Kikyo caminó hasta donde estaba InuYasha. Ambos se saludaron.

— Kikyo Higurashi, primera princesa de Edo saluda al príncipe Han.

— No es necesario. Vine por motivos personales al Festival de medio otoño de Edo. ¿Qué hace la princesa tan solitaria?

La chica levantó una ceja. Suikotsu no estaba con ella. Eso podía levantar sospechas por eso fue a entrenar.

— Mi asistente se adelantó para dar mi mensaje a la cocina de mi Palacio. ¿Desea el príncipe merendar un poco?

En ese momento, InuYasha no sabía que era el inicio de un gran plan. El mes que pasó en Edo siendo el emisario de su propio compromiso le trajo la peor de las suertes al entrar en los ojos de Kikyo.

— ¡¿Me están preguntando a mí?! Su Alteza... ¿No es una broma?

Luego de que Kagome, Bankotsu y Akitoki convencieron a Yuka, volvieron a preguntar:

—¿Qué harías si fueras Kikyo?

— Si fui descubierta al ir donde mi amante lo único que me queda es mi padre, además mi amante siendo mi pilar más fuerte y mi carta de triunfo no puede ser usado tan rápido.— Yuka tomó aire y luego prosiguió—. Si yo fuera la princesa Kikyo iría con mi padre. Después de todo la reputación de la familia evitaría que muera de forma miserable, como exige Sengoku.

—Tu honestidad, Yuka-chan, este Lord la valora—. Akitoki sacó de su manga una serpiente y la vio a los ojos, después la sacó por la ventana del carruaje.

—Retirate—. Exigió Bankotsu.

Yuka vio a Kagome quién le devolvió una sonrisa y luego afirmó:

—Puedes retirarte, Yuka.

La chica salió a lo inmediato. Bankotsu y Akitoki tenían caras serias. Pues información reciente, proporciona por Ah, la ponía al corriente de la situación. Naki era un bastardo.

Aunque no fuera perteneciente a Sengoku, por sus venas corría la sangre del noble Clan Higurashi. Pero esto agrava aún más la ofensa que su hermana cometió en Sengoku. En ese momento dudaba de la promesa del príncipe youkai de no hacer una guerra.

— ¿Su Alteza?—. La traición de Kikyo no solo la involucraba a ella, su guardia personal, Suikotsu, podía ser castigado o ejecutado por los pecados de Kikyo, y Bankotsu lo sabía.

— Encontraremos la forma de salvar a nuestros hermanos—. Kagome le dedicó a Bankotsu una sonrisa forzada optimista.

El semblante del pelinegro era triste y sombrío. ¿Que planeaba Kikyo? ¿Por qué su hermano no hacía nada para detenerla?

— Tengo noticias del Palacio imperial de Sengoku. Hace cuatro días regresó la señorita Inuki al palacio con su padre el príncipe InuYasha. — Informó Akitoki.

— Ya hace nueve días desde la huida de Lady Kikyo.— dijo Bankotsu—, si fueron encontrados tan rápido, ¿Por qué no hay noticias de la captura de Lady Kikyo?

Kagome pareció meditarlo, ¿Era plan de Sesshomaru?

— Los únicos que regresaron son InuYasha y su hija, lo único que puedo imaginar es que ella regresó por voluntad propia o fue abandonada al ser de la línea Taisho—. Agregó Bankotsu.

— ¡¿Abandonada?! Kikyo ama a sus hijos, ella no haría eso...

Ambos hombres se quedaron callados, pues la persona de la que hablaban era capaz de muchas cosas, pero Kagome aún quería creer en ella.

Sesshomaru iba en un carruaje especial tirado por ogros. A mitad de la noche el lujo de su vehículo contrastaba con quienes tiraban de él. Era mejor idea usar un carruaje volador, pero requería mucho uso de youki y prefería usar su youki para vuelos en solitario. Kikyo llevaba dos días de ventaja. No sabía que sus movimientos estuvieron siendo rastreados todo el tiempo. Pero ahora ella desapareció.

El único talento que podía rivalizar con el de Kikyo era alguien de su misma familia y ese alguien más cercano era Kagome. Si continuaba a esa velocidad, alcanzaría tan lenta caravana dentro de tres semanas. De todos modos, sus cuervos le informaban  de todo lo que encontraban.

— Royakan, trae a Karasu.

— Enseguida, amo.

Al momento un gran hombre de largos cabellos negros, piel pálida y grandes alas negras en su espalda se arrodilló ante el youkai.

— Sus órdenes, amo.

— Tus cuervos, ¿La encontraron?

El cuervo tensó su espalda, antes de dar las noticias.

— Seguimos un pequeño rastro en uno de los caminos no oficiales a Edo. Pero el rastro se perdió muy rápido, ella está usando una barrera muy poderosa para cubrirse.

El youki en el pequeño vehículo hizo crujir la madera.

— Ella no tiene reiki infinito, haz que tus cuervos la encuentren. Si pasa este mes sin noticias de Kikyo, serán tus hijos quienes pagarán tu incompetencia.

— Si, amo.

Karasu de arrodilló en el piso y después salió del carruaje.

A la hora de dormir, mientras Yuka y Ayumi extendían el futón y preparaban el incienso de rosas, Kagome observaba el cielo nocturno por su ventana y pensaba en Sesshomaru y toda su corta historia con él.

— Fue después de 'ese' incidente...— Murmuró para sí misma.

—¿Su Alteza tiene alguna solicitud?— Preguntó Ayumi al escuchar el murmullo de Kagome.

Por su parte Kagome se sonrojo y negó sus palabras. Si tan sólo Sango estuviera con ella, podría hacer como siempre y contarle todos sus problemas, al final Sango peinaria su cabello y la arroparia para dormir, como si fuera su hermana mayor.

Con un suspiro de resignación la joven princesa dejó de pensar en cosas innecesarias y se acostó a dormir.

Fuera de su carruaje, envuelto en varias pieles de zorro plateado, el principal vice-general del ejército de las perlas negras, Bankotsu, vigilaba el perímetro de su protegida. Y se preguntaba que haría él si estuviera en el lugar de Suikotsu.

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