S.K
Mis parpados pesados se niegan a cooperar pese a los ruidosos pitidos que examinan mi corazón. Es bueno, eso indica que sigo con vida. Lo que me preocupa es lo que haya pasado mientras no tenia consciencia. Los recuerdos son borrosos, e incluso pese a que llevo despierta un rato, no puedo juntar todas las piezas del rompecabezas.
Aun puedo sentir las gotas de lluvia caer contra mi cuerpo mientras corría de manera acelerada entre la hierva alta. Mis dedos casi sienten el viento frio, el cual trataba de abrazar en un intento por calmar la ansiedad que me provocaba escapar de aquel lugar.
En algún punto, la paranoia empezó a crear figuras parecidas a Sasori, las cuales me perseguían sin piedad. Pero eran ilusiones, de lo contrario no estaría con vida.
Temo abrir los ojos, y que todo haya sido un sueño. Que mi cuerpo haya sido transportado como un costal de papas a una nueva escondite lejos de mi hogar, de mi familia y de la esperanza de volver a mi rutina diaria. ¿Cómo podre enfrentar a Sasori ahora? He sido consumida por mi imprudencia a la hora de inyectarlo y correr. Ni siquiera recuerdo si fue efectivo mi escape.
Estoy tentada en perder la consciencia, ceder al sueño y evitar enfrentarme a la cruel realidad cuando percibo un gimoteo bajito. El sonido de un bebé que amenaza con llorar. Eso es todo lo que necesito para querer despertar, porque de inmediato, reúno las fuerzas suficientes como para abrir los parpados siendo cegada de inmediato por una fría luz blanca.
Cuando mis ojos dejan de proyectar mandalas y se acostumbran a la luz, muevo la cabeza con lentitud en dirección al sonido. Por segundos, examino la imagen frente a mi en un estado de trance, donde nada se siente real, pero tampoco un sueño.
Sasuke esta sentado en un pequeño sillón blanco mientras mece en brazos a lo que parece ser un bebé bien envuelto. Esta tan centrado en lo que hace, que no se percata de mi lucidez incluso si estiro la mano en su dirección. Parece mas preocupado por hacer que duerma de nuevo y que sus amenazantes llantos cesen.
No puedo verle la cara al bebe, pero su llanto es suficiente para que la lluvia de fragmentos caigan con estruendo en mi cabeza.
Mis temblorosas y húmedas manos palmearon con miedo a la altura de mi entrepierna. Estaba empapada, como si acabase de meterme al agua salada. Pero era producto de una intensa lluvia la cual apareció tan pronto deje la casa.
Incluso con la escasa luz de la luna, pude percibir manchas escarlatas sobre mis yemas. Antes de reaccionar, aquel dolor punzante en mi espalda baja amenazó con doblarme de rodillas sobre la arena mientras la lluvia continuaba bañándome.
Los sonidos del bebé, se roban mis pensamientos, parece que va a llorar. Ese mismo llanto que recuerdo haber escuchado antes de perder la consciencia sobre la playa. Sasuke actúa rápido, cambia de posición al pequeño bultito y lo mece con cariño.
—No llores hijo, o la enfermera va a llevarte de aquí.
—Entonces fue niño — él abre sus ojos de golpe pegando un pequeño respingo sobre el sillón, el cual sobresalta también al pequeño
De inmediato, se levanta con cuidado avanzando el paso que necesita hasta la camilla.
—¿Estas bien?¿Te sientes mal? Llamare al doctor.
—Estoy bien, me duele la cabeza y tengo un poco de sed. Pero eso es todo.
Su respiración se torna pesada mientras me examina sin perder detalle. Su mano libre, acaricia la piel de mi cara con delicadeza, temiendo que pueda quebrar al tacto. Abre y cierra la boca como pez fuera del agua, pero no dice nada. La traquea esta cerrada para ambos.
Luce mas delgado, no esta afeitado y todo indica que lleva días sin dormir. Pero seguramente estoy igual que él.
—Nunca vuelvas a hacer eso — murmura por fin mientras gotas saladas caen de sus ojos —. Tenía mucho miedo, no dormía, no comía, no pensaba, no vivo sin ti. No soy nada sin ti. No te encontrábamos, te buscaba desesperadamente. No sabía que hacer, me sentía tan miserable, tan incompetente, tan inútil
Ver como llora, cual niño pequeño, me destruye, no se que hacer.
—Cuando nos casamos, prometí protegerte y cuidarte ante todo. Prometí estar a tu lado y no cumplí mi promesa. Y-Yo no..t-tu estabas e-estabas en el suelo, había sangre en la arena y n-no reaccionabas-
Sasuke traga con dificultad tomando una calada de aire en un intento por mantener la cordura.
—Lo siento—susurro con voz ronca incluso si no fue del todo culpa mía
—Si algo te pasaba a ti Sakura, te juro que del infarto me iba contigo— mi mano temblorosa busca contacto con él, aquel tacto que tanto anhele por días, por fin podía sentirlo. Jamas había estado tan cálido. Sasuke deja que lo acaricie, necesita saber que estoy aquí, como yo necesito saber que esta aquí —Es precioso Sakura, no me creo que hayas dado a luz tu sola en esa fría playa mientras el cielo se abría.
—Ya me conoces, me gusta ser extravagante.
Por fin, sonríe enseñando esos hoyuelos que tanto necesitaba ver.
—Eres una cajita de pandora cariño.
La puerta se abre impidiéndonos decir mas, por ella entran Fugaku e Itachi vistiendo ropa casual. Cosa extraña en ellos.
—Sasori esta en prisión, lo trasladaran a la prisión de los Ángeles—informa mi cuñado llenándonos de alivio —. Sakura, me alegra que estés bien, creíamos que te habíamos perdido.
—No se librarán tan fácil de mi— ellos ríen y después el bebé hace un ruidito raro parecido a un bostezo robándose la atención
—Felicidades a los dos —habla mi suegro, Sasuke y yo nos miramos para después sonreír
—Estabas muy mal, creo que no te podrás poner de pie en unos días Sakura — avisa Shikamaru, adentrándose a la habitación, yo alzo una ceja no muy convencida —Te quedaras unos días aquí
—¿Es normal que sienta que me acaban de quitar un pedazo interno de la vagina?
—Dejaras de sentirte asi en unas semanas.
—Eso espero, tengo miedo de ir a orinar. Pero aun estoy cansada.
—Duerme Sakura, estas a salvo ahora. Descansa, yo los cuidare.
Quería decir que no, pero la calma era tan inmensa, que sin pensarlo, volví a quedarme dormida
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