Nota: mucho texto. Búsquense algo para comer.
-°-°-°-
— ¿Este es todo el dinero que tienen, par de inútiles? —
— L-lo sentimos _____ pe-pero d-de verdad que no tenemos más. —
— P-por favor perdónanos. —
— Ugh...bien. Son tan patéticos que su dinero no ha de servir ni para comprar la mitad de una gomita, así que haré una excepción esta vez y los dejaré ir. Pero no crean que seré igual de amable la próxima vez que se pasen de listos conmigo. ¿Lo han entendido bien? —
— ¡S-sí! —
Ambos chicos corrieron llenando el pasillo con sus chillidos de pavor mientras el resto de alumnos los miraban con algo de lástima.
_____ _____ era la matona de esa escuela. Aunque quizás la forma correcta de referirse a ella sea "mafiosa".
Ella ponía el orden en la escuela. Te podía brindar un servicio de protección, hacerte uno que otro favor, o simplemente perdonarte la vida en caso de que hicieras algo que le molestara. Todo eso a cambio de un precio por supuesto.
Era muy raro que _____ dejara libres a dos tarados a cambio de tan poco dinero. Pero bueno, mucho más raro sería que les hubiera dado una paliza, dado que no suele darle demasiada importancia a aquellos que considera que son unos "payasos tan pequeños e insignificantes que ni siquiera pueden llenar los zapatos de dicho oficio".
Y sí, sus expresiones eran bastante peculiares también. Pero nadie se atrevería a decir algo al respecto cuando su respuesta fácilmente podía ser un puñetazo en la cara.
Es por eso que varios alumnos incluido él; Shinsou Hitoshi, la evitaban con tal de no tener problemas.
<<Gracias a Dios ninguno de esos era yo.>> pensó mientras caminaba hacia su casillero. Después de recoger lo que necesitaba y de guardar lo que no, lo cerró y tomó rumbo hacia su siguiente clase antes de que tocara la campana.
— Oye tú. — ____ le llamó.
Paró en seco, mientras sentía que se le helaba la sangre.
No le llamaba a él realmente...¿verdad?
No, seguro que le gritó a alguien más. Nadie tenía interés alguno en hablar con alguien como él, ni siquiera una estudiante mafiosa lo haría. No había nada de qué preocuparse.
Intentó seguir su camino cuando un movimiento repentino lo hizo detenerse de nuevo. Encontrándose con la molesta mirada de _____.
— Oye, ¿no oíste que te llamé? —
El peliazul le miró ligeramente nervioso, sintiendo pequeñas gotas de sudor deslizarse por su sien. No esperaba para nada que la chica más amenazante y temida de la escuela apareciese de repente y lo acorralase contra la pared.
Shinsou admitía que la chica era intimidante aún cuando sólo llevaba el uniforme escolar femenino y una chaqueta de cuero. La verdad era que esa mirada con la que lo veía tan intensamente era suficiente para ponerle todos los pelos del cuerpo de punta y causar miedo a los demás. Pero no podía permitirse mostrarse débil y asustado frente a ella.
— ...¿Qué es lo que necesitas? — le preguntó logrando sonar serio como siempre.
Luego de un rato en silencio donde ninguno de los dos decía o hacía algo; al igual que algunos alumnos que se quedaron mirando la escena donde ____ tenía su brazo contra la pared a un lado de su cabeza, Shinsou comenzaba a sentirse todavía más nervioso; si es que eso era posible.
Luego de lanzarles una mirada amenazante a los cotillas haciéndolos huir, acercó repentinamente su rostro al de él, no dejando casi nada de espacio entre ambos; haciéndolo tragar saliva nervioso disimuladamente. Lo miraba como si lo estuviese analizando. Entonces cerró sus ojos por unos segundos, meditando lo que diría a continuación.
— Mmm~... Sal conmigo. — dijo.
La mandíbula de todos los curiosos cayeron por completo al suelo, mientras que los ojos de él se abrieron con enorme sorpresa al oír sus palabras.
¿Era alguna especie de broma? No es que ella fuese fea ni mucho menos pero, ¿en serio?
¿La chica más ruda, poco sociable, que era capaz de pelear a puño limpio con cualquiera que le causase problemas estaba invitándolo a salir...a él? ¿Al chico más aburrido y encima de todo con más mala fama de toda la escuela? No pudo hacer otra cosa más que soltar una pequeña risa.
— Je...jeje, ya, que graciosa eres. No sabía que tenías la habilidad de hacer bromas. — dijo entre risas mientras se disponía en salir de ahí, pero ella lo impidió al colocar su otro brazo frente a él para acorralarlo de nuevo.
— No es ningún chiste. Estoy hablando totalmente en serio. — le miró con ceño fruncido. Nuevamente hubo un momento de silencio entre ambos que sólo fue roto cuando ella suspiró y alejó su brazo de la pared. — Pero bueno. Si no estás interesado está más que bien decir "no", ¿sabes?... — desvió su mirada hacia el lado contrario, notándose molesta y ofendida.
Volvieron a quedarse callados durante un momento hasta que suspiró notablemente desilusionada y se cruzó de brazos. Evitando el contacto visual con él, y en su lugar encontrándose con la mirada de los curiosos que aún quedaban ahí.
— ¡¿Qué puto asunto tienen aquí imbéciles?! ¡Váyanse a sus salones antes de que los mande al hospital de una patada en el ojete! — con el terror a flor de piel todos salieron corriendo lo más rápido que les fuera posible. Todos menos él que no sabía exactamente qué hacer por temor a ser asesinado.
Brincó del susto en cuanto _____ le miró con esa expresión de enojo que asustaba hasta al más insensible del lugar. Pensó que algo más pasaría, pero ella simplemente se fue. Dejándolo solo con sus pensamientos y la incertidumbre de qué pasaría a partir de ese momento.
Si algo era seguro es que no tendría ni un momento de tranquilidad estando en la escuela a partir de ese momento. Aunque en realidad, nunca lo tuvo.
Si no sufría de ansiedad por las intensas miradas que _____ le enviaba durante las clases, le tocaba tener que aguantar a uno que otro imbécil con el que se topaba durante los descansos que sólo se dedicaba a lanzarle mierda. Como venía pasando desde hace ya un tiempo. De verdad deseaba que tanto _____ como ese pequeño grupo de idiotas se mantuvieran alejados de él, exactamente como el resto de alumnos que lo evitaban a toda costa como si tuviera lepra.
Deseaba por lo menos tener al menos un día de paz.
Pero simplemente, no tenía tanta suerte.
— ¡Hey bicho raro! ¿Cómo te va hoy? ¿Hoy no te habrás drogado ni le habrás robado a alguien verdad? Espero que no. —
— ¿Es cierto que llevas una navaja? ¿Podemos verla? —
— Escuché que tus buenas notas son porque te metes a casa de los maestros a la noche y los amenazas de muerte, ¿es cierto? ¿Que tal si nos haces ese favor a nosotros también? —
Él no dijo nada, los dejó hablar y reírse solos; como muchas otras veces, mientras lavaba sus manos. Aunque se sentía incómodo siendo acorralado en el baño; y en el salón, el patio, la cafetería, y en cualquier otro rincón apartado de la mirada de cualquier adulto responsable, a decir verdad poco y nada le importaba lo que se hablara de él y que todos le temieran, no pasaba nada más allá de comentarios estúpidos y miradas repelentes, por lo que no era necesario hacer algo o preocuparse.
O eso pensaba.
— ¡Oye fenómeno te estoy hablando! —
Cuando se disponía a salir del baño fue lanzado contra la pared con demasiada brusquedad sin poder hacer algo al respecto, para luego ser jaloneado del cuello de su camisa para encarar al líder del grupo.
Un castaño de ojos marrones tres años mayor que él y mayor que los dos rubios que siempre le acompañaban; con quienes compartía la misma edad. Los que creían estar por encima de los demás en el salón cuando; irónicamente, son los más imbéciles que incluso se vieron obligados a repetir dos veces el mismo año.
— A mí no me gusta que me ignoren. Y menos lo hará un bicho raro como tú. — le miró con desdén mientras los otros dos sólo sonreían con malicia.
De nada serviría pedir ayuda, porque quitando el ya mencionado hecho de que nadie parecía apreciarlo, no había nadie más en el baño en esos momentos. Por lo que se encontraba totalmente solo y con muy pocas posibilidades de salir ileso de esa situación.
Intentó soltarse del agarre que lo mantenía contra la pared dándole un empujón a quién lo sujetaba, pero falló al no haber sido lo suficientemente fuerte. Entre forcejeos por ambos chicos por ver quién tomaba el control, Shinsou terminó por darle una bofetada en plena cara que le hizo retroceder unos pasos mientras sentía que ésta comenzaba a arderle de dolor. Al ver que su nariz empezaba a sangrar apretó con odio su puño y lo miró como si quisiera asesinarlo.
Por primera vez se le ocurrió defenderse ante uno de los ataques que sufría en la escuela, y resultó ser un fiasco que sólo provocó que el enojo en su agresor incrementara.
— Uhhh ¿viste lo que hizo? —
— Yo creo que busca que le partamos la cabeza a golpes. ¿Qué opinas tú? —
— Me parece perfecto. Para que le sirva de lección. — decía mientras se arremangaba y se acercaba con claras intenciones de golpearlo sin descanso y los otros dos se limitaban a sujetarlo de los brazos para evitar cualquier movimiento.
No tenía forma alguna de defenderse. Sólo le quedaba cerrar los ojos y resignarse a lo que vendría a continuación. Pero en lugar de caerle algún golpe, le cayó una salvación.
De una patada entró ______ al baño, y caminó directo hacia el pequeño grupo de chicos que estaban amontonados al fondo. Estos le miraron con gran disgusto; ellos eran los únicos en la escuela que casi se animaban a hacerle frente; haciendo énfasis en "casi" ya que la mayor parte del tiempo su fama hacía que incluso ellos se echaran para atrás cuando se la encontraban.
Ella no le tomó importancia a las miradas, en lugar de enojarse o tomarles en serio les miró como a tres insignificantes hormigas peleándose estúpidamente por una migaja de pan.
— Verga, ¿oigan dónde están los látigos, esposas y todo lo demás? ¿Qué clase de reunión homosexual es esta? Que fiasco. — dijo burlándose en un tono serio quedando a tan sólo un paso de ellos, haciéndolos explotar en vergüenza, pero sobretodo al líder del grupo.
— ¡¿Y a ti quién mierda te mandó a llamar puta?! —
— Tu mamá. Dice que dejes de meterte sus tampones por el culo y mejor te compres un vibrador. — respondió sin dudar, esta vez con un tono desafiante y burlón.
La cara del castaño estaba roja a más no poder. Difícilmente alguien podría decir si era por la vergüenza o por la rabia que _____ le provocaba.
Se alejó de Shinsou y caminó de forma amenazante directo hacia ella hasta quedar cara a cara. Casi podía verse en sus ojos el deseo que tenía por arrancarle la cabeza.
— Realmente no sabes cuándo callarte, ¿verdad ____? ¿Tantas ganas tienes de recibir una paliza? — le amenazaba con un tono de voz arisco que inquietaba hasta a sus dos lacayos, pero no a ella. _____ ya había tratado con bravucones como él; incluso peores, por lo que no se sentía amenazada de ninguna manera.
Llevó sus manos a los bolsillos de su chaqueta y se quedó mirándolo seriamente por unos instantes, hasta que soltó una risa orgullosa y burlona.
— Oh vaya, no sabía que tu complejo de superioridad era tan grande como para decir algo así. — sacó su mano de su bolsillo y la colocó sobre su hombro dándole una pequeña palmada. — No fue mal intento, para ser honesta. Pero creo que te hace falta practicar más frente al espejo. — volvió a reírse, pero esta vez como si le hubieran contado la broma más graciosa del mundo. Aunque quizás así era como ella lo sentía, ya que su cara no provocaba otra cosa más que risa.
Podía verse más que claro en su rostro cómo se le iba resquebrajando su orgullo de matón, y su orgullo masculino. Si había algo que él no soportaba por sobre todas las cosas, era que alguien se quisiera pasar de listo; y más si se trataba de una chica. Por lo que la sangre le empezaba a hervir de cólera.
Los otros dos no sabían en dónde meterse. No sabían si quedarse ahí sujetando al peliazul, apoyar a su jefe o salir rajando de ese lugar antes de que las cosas se pusieran más peligrosas. Y es que la idea de meterse con _____ era casi un tabú en esa escuela, porque no por nada le decían "la mafiosa", pero al cabeza hueca de su líder parecía no importarle en lo absoluto.
La agarró con fuerza del cuello de su chaqueta y la estrelló contra la pared; justo como hizo con Shinsou, sólo que a ella la golpeó dos veces contra el muro. Golpeando primero su cabeza y luego su espalda, haciéndola soltar un quejido de sorpresa y de dolor.
— Te has pasado demasiado de lista por demasiado tiempo perra, y ya no pienso seguir haciendo la vista para el otro lado sólo por quiénes son tus padres. ¡Te voy a romper esa carita de muñeca y te dejaré llorando en el suelo! —
_____ le miró con el ceño fruncido; provocado por el dolor, y desvió su mirada hacia Shinsou quien aún lo tenían apresado de ambos brazos. La estaba mirando con una expresión que nunca antes le había visto hacer: miedo, y preocupación.
Se quedó mirándolo a los ojos durante unos segundos a la vez que escuchaba a aquél idiota soltar mil insultos y amenazas contra ella; sin estarle prestando mucha atención por supuesto. Y es que a ella poco le importaba ese idiota, en esos momentos sólo le importaba borrar esa expresión del rostro de Shinsou.
— Oye... — le llamó la atención al castaño. — Ya me cansé de escucharte rebuznar. — y en un abrir y cerrar de ojos lo desmayó de un golpe en el cuello, exactamente como en las películas.
— ¡No, Carlitos! —
— ¡Hija de puta lo has matado! —
<<Que idiotas.>> pensó rodando los ojos con desagrado y cansancio mientras los otros dos muchachos soltaban a su interés amoroso para correr hacia el que se encontraba tirado en el suelo. Dándole oportunidad de ponerse frente a él para evitar que se le acercaran de nuevo, si es que planeaban hacerlo.
— No está muerto, cerebro de manteca de cerdo. Está desmayado. Y si quieres que siga siendo sólo eso, más les vale que se les quede bien implantado lo que voy a decir en esas bolas de grasa que tienen por cerebro: aléjense de Shinsou. No me quiero enterar de que le están haciendo mala cara siquiera, porque de lo contrario les voy a arrancar los ojos a cada uno de ustedes para pegarlos con cola caliente en su culo, para que así puedan ver cómo se los reviento a patadas. ¿He sido clara? —
Los tres chicos; sí, incluyendo a Shinsou, tragaron en seco, sintiendo cómo sus rodillas empezaban a temblar del miedo. Aún si ella exageraba, no había ni un solo apice de broma en sus palabras, por lo que estaban seguros de que por lo menos sí planeaba algo horrible para aquellos que la llegaran a desafiar.
Definitivamente esos dos no estaban dispuestos a averiguarlo.
— ¡T-tienes suerte fenómeno de que ella te esté cuidando las espaldas! ¡De lo contrario ya te habríamos- ! —
— "Te habríamos"...¿qué?... —
— ¡NA-NA-NADA PATRONA! ¡Ya nos vamos! — salieron huyendo lo más rápido posible, haciendo el mayor esfuerzo posible para que sus temblores no les impidiera levantar al imbécil de su jefe.
Se acomodó su ropa desarreglada con total tranquilidad y se giró hacia Shinsou, examinando que no tuviera algún daño. En cuanto se aseguró de que estaba bien relajó su postura; que hasta hace unos momentos estaba tensa, y suavizó su expresión seria de siempre a una un tanto...menos seria.
— ¿Estás bien? Esos tarados no te habrán lastimado, ¿no? —
Caminó despacio hacia él e intentó acercar su mano; intentando brindarle un gesto amigable, pero muy lejos de aceptar el acercamiento se encogió en su lugar, mirándola con miedo y desconcierto. Como si fuese un gatito asustado. Por lo que mejor tomó un poco de distancia.
Esa imagen ciertamente...le rompía el corazón, pero no iba a reprocharle. Esa reacción era normal después de todo.
— ...¿C-cómo supiste que estaba aquí? — preguntó en un tono bajo, algo temeroso aún, además de avergonzado por reaccionar tan cobardemente a un simple acercamiento de su mano.
— Estaba buscándote, pero como me costaba horrores encontrarte decidí preguntar a algunos chicos si te habían visto. Así supe que estabas aquí. —
— Oh. ¿Entonces ya sabías que Carlos y los otros estaban aquí? —
_____ se encogió de hombros antes de responder con un tono casual.
— Nah. No tenía ni la más remota idea. —
— ¡¿Qué?! ¡¿Y entonces porqué entraste al baño de hombres dando una patada?! —
— Porque quería darte una sorpresa. — sonrió divertida, pero no de forma burlona esta vez, era una más amigable y que Shinsou llegó a encontrar linda.
Ese pensamiento le provocó un sonrojo que no sabía cómo esconder de ella. La cual rió y sólo empeoró el aspecto de su cara.
— Bu-bueno, supongo que...te debo las gracias. Así que- — antes de que siguiera hablando, ella había colocado su dedo índice sobre sus labios.
— ¿Cuál "gracias"? Desnúdate. —
— ¡¿QUÉ?! —
— Bromeo. — sonrió divertida ante su reacción. No sobra decir que su sonrisa era más sádica que otra cosa, y eso le erizaba cada vello en su piel. — Pero ya hablando en serio, puedes devolverme el favor con una cena romántica en un restaurante de mi elección. —
— ¿Pe-pero por qué? —
— "¿Pi-piri pir quí?" Porque me gustas, tarado. ¿Por qué otra cosa si no? — _____ suspiró fastidiada mientras negaba con la cabeza y murmuraba un par de cosas que él no fue capaz de oír, pero no le costaba nada adivinar que era un tipo de queja por su despiste.
— Oh, bueno, supongo que no tiene caso negarme esta vez. —
— Efectivamente bebé. Así que ya sabes qué es lo que tienes que hacer. — lo miró con una sonrisita y una mirada pícara; recordándole a Shinsou a un gato que encontró una vez, y se quedaron así en silencio durante un par de minutos hasta que ella se cansó. — ...ahora. Me refería a que hagas algo ahora. —
— ¿Eh? ¿A-algo como qué? — el sonido del golpe que se dió a sí misma con su mano casi lo hace saltar de un susto.
— Carajo tú- ¡Tienes que invitarme a salir! —
— ¡Pero si tú ya decidiste que saldremos! ¿Qué sentido tiene que te invite ahora? —
— Ugh, ¿no tienes ni una pizca de romance en tu ser? — suspiró con una enorme y muy visible decepción.
Antes de que él pudiera decir algo la campana sonó; dando aviso a que todos debían volver a sus respectivos salones. _____ lo tomó de la mano y sin esperar algún tipo de respuesta se lo llevó rápido hasta el salón antes de que el maestro llegara.
Al entrar todos se les quedaron viendo; cada uno de una forma distinta que Shinsou no podría descifrar, pero todas le hacían sentir igual: con una enorme ansiedad. Ya era raro y algo llamativo el hecho de verlos entrar juntos, pero lo que realmente les sorprendía demasiado era el hecho de que seguían tomados de las manos, y eso era suficiente para que algunos empezaran a murmurar cosas entre sí. Ignorando por completo que eso le estaba provocando un terrible malestar.
A Shinsou le era incómodo ser el centro de atención en cualquier tipo de situación, cada vez que alguien se le quedaba mirando por más de dos minutos sentía deseos de salir corriendo lo más rápido que le fuera posible. Y ese momento no era la excepción.
— ¡Hey ¿qué mierda están viendo?! ¡¿Quieren que les arranque los ojos con la tiza o qué?! — _____ sintió su mano temblar ligeramente entre la suya. No le fue difícil encontrar la relación entre su reacción y la actitud de los demás hacia ellos y entender que eso le afectaba.
No necesitaba pensarlo demasiado para sacar su lado agresivo y poner a todos en su lugar.
— ¡Ya saben que si quieren decir algo vienen aquí y me lo dicen en la cara, en lugar de estar hablando por lo bajo como los putos cobardes imbéciles de mierda que son! ¡Y de paso si quieren nos desfilamos con la pija al aire y nos agarramos a vergazos! — no hace falta decir cuál fue el resultado, así como tampoco hizo falta explicarle al profesor porqué todos los alumnos; salvo dos de ellos, estaban temblando y muertos de miedo. El hombre ya sabía muy bien la razón, y la verdad es que no le importaba ya. Tan sólo suspiró y se dedicó a dar su clase como de costumbre.
Tratando de ignorar lo sucedido y de concentrarse en lo que el maestro anotaba en la pizarra, _____ aprovecha y rompe su intento de concentración tirándole un papel en su escritorio.
<<Supongo que debí esperarme algo como esto. No por nada decidió sentarse a mi lado.>> reprimiendo las ganas de soltar un suspiro abrió disimuladamente la nota y se puso a leer el mensaje.
"Como estoy aburrida y se ve que necesitas quién te cuide, te ofrezco
mis servicios de guardaespaldas
;)"
<<¿Me estás jodiendo?>>
"¿Para qué querría tus servicios?"
"Porque los necesitas, duh!"
"No gracias. Ahora pon atención
a la clase."
"Me chupa un ovario la clase,
estamos discutiendo un tema sumamente importante"
"Pero no te pedí ayuda."
"¿Debo esperar a que
me lo pidas???"
"Como quieras."
" ;) ♥ "
Así transcurrieron los días durante una semana. ______ salía de la misma nada para llegar en su defensa cada vez que él lo necesitaba, o incluso cuando no. De hecho la mayoría de veces aparecía repentinamente en los lugares que sólo Shinsou suele frecuentar únicamente con el fin de fastidiarlo un rato y exigirle llevarla a una cita romántica. Llegó incluso a pensar que le había puesto algún dispositivo de rastreo sin estar enterado porque ¿de qué otro modo ella sabría dónde encontrarlo?
"Soy buena adivinando" Patrañas. No había forma de que ella supiese con tal exactitud en qué lugares encontrarlo cuando apenas y los profesores son capaces de recordar haberlo visto.
Pero bueno, no es como que pueda quejarse, prácticamente está haciendo de guardaespaldas para él y alejando a todos los que lo molestan o incluso quienes lo miran mal. Y aunque tenga sus dudas y sus quejas, en realidad está muy agradecido. Gracias a ella ha podido tener días de clase relativamente tranquilos.
Aunque sí podría ser un poco menos...invasiva. Todavía no tiene la más remota idea de cómo consiguió el número de teléfono de su casa y de su celular; el cual no lleva más de cuatro días desde que lo compró.
_____, ciertamente es una chica extraña y...con su grado de misterio. Llevaban juntándose bastante y él aún no sabía nada de ella, ni siquiera sabía porqué motivo todos le temen en la escuela y le pusieron ese apodo de "la mafiosa". Aún cuando él mismo estaba asustado de ella nunca supo cuál era la razón que causase que toda la escuela; maestros incluidos, le tuvieran tanto miedo a una simple chica.
Pero aunque tuviera muchas ganas de preguntarle, algo en su interior le decía que no era buena idea. Que probablemente ella se enojaría y nunca más volvería a hablarle.
Desgraciadamente su curiosidad era mucho mayor...
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— ¿Me estás pidiendo permiso para invadir mi privacidad? —
— ¡No! ¡Sólo-! S-sólo quiero saber más sobre ti, es todo. —
— Ah. Bueno pues Soy ______, nací el [f/c] así que soy [signo]. Me gustan los súper héroes, todo lo que sea dulce; pero no demasiado, me divierto viendo imágenes graciosas de animales en internet, me gusta escuchar música con audífonos y hacer mi propio vídeo musical en mi mente. Me disgusta hacer tarea pero la hago de todos modos, odio zapatos del uniforme de la escuela porque me parecen muy feos, y detesto el maní con chocolate. El que inventó eso ojalá haya sido arrestado...y asesinado. —
— Eso...no es lo que quería saber... —
— ¿Bueno y qué quieres? ¿Quieres verme desnuda o qué onda? —
— ¡Claro que no! — sus manos se estamparon contra la mesa, en cuanto recobró la compostura se avergonzó de las miradas de los demás clientes que se encontraban en ese restaurante que lo miraban raros e incómodos por sus gritos.
Al final Shinsou aceptó tener una cita con _____ como ella tanto quería. Pensó que le sería fácil usarlo de excusa para hablar y averiguar más de ella, pero resultó ser que la chica jamás da su brazo a torcer aún en una cita.
_____ lo miró fastidiada, con su mentón recargado en el dorso de su mano y sus codos apoyados sobre la mesa.
— Mira bebé, por mucho que me gustes y por mucho que me intentes comprar con cosas como una cita en un restaurante fabuloso, no me vas a sacar ninguna información. —
— ¡N-no estoy tratando de sacarte información, yo sólo quería saber más de ti! —
— ¿Para qué? —
— ¡No hay un "porqué"!...¡Bueno sí lo hay pero no lo que tú crees! Es sólo que... — En un encuentro repentino con su mirada que parecía estar inspeccionándolo sintió su cara arder de vergüenza, y que todo el coraje que había reunido; que no era mucho, comenzaba a disiparse poco a poco. Rascó nerviosamente la parte trasera de su cuello y siguió hablando en un tono mucho más bajo. — Es sólo que no sé nada sobre ti. Digo, pareces saber todo de mí, pero yo no sé nada. No sé porqué me defiendes y sigues a todos lados, ni porqué te gusto, ni porqué tienes tan mala reputación cuando en realidad no eres tan mala. Simplemente no te conozco. —
Hubo un silencio entre los dos; uno bastante sombrío a decir verdad, donde sólo uno miraba severa e inexpresivamente al otro, mientras que éste se mantenía con la cabeza baja y desviando la mirada hacia cualquier lugar.
Después de pasar unos minutos meditándolo, finalmente llegó a una conclusión.
— Hagamos un trato, te responderé a cualquier pregunta que hagas siempre y cuando primero respondes a las mías. ¿Qué te parece, muñeco? —
La oferta lo tomó por sorpresa. No estaba seguro si aceptar de inmediato porque tenía miedo de qué tipo de preguntas llegaría a hacerle. Tenía miedo de que si preguntaba lo que seguramente iba a preguntar, terminaría evitándolo como los demás.
Pero si no aceptaba sería muy injusto e hipócrita de su parte hacer que sólo ella sea quien se olvide de su privacidad.
— ...De acuerdo. ¿Qué quieres saber? —
Esa era una pregunta estúpida. Ya sabía muy bien qué es lo que quiere saber.
— ¿Cuánto te mide? —
— ¡¿QUÉ?! —
— ¡Es broma es broma! — su risa escandalosa llamaba la atención de las demás personas una vez más; que ya parecían hartos de que dos mocosos de secundaria les fastidien la velada, mientras él parecía querer intentar fusionar su cabeza con la mesa y desaparecer. — Okey okey, ya...Ya hablando en serio, quiero saber porqué todos en la escuela te tratan para la mierda. —
— ...es una larga historia, la verdad. —
— Tengo tiempo. —
Extrañamente el tono en sus palabras sonaba dulce y comprensivo, a diferencia de su usual tono burlón y bromista.
La mirada amable que le estaba dando le provocaba cierta tranquilidad y comodidad, la suficiente como para comenzar a hablar.
— ...Me mudé desde otra ciudad con mi mamá porque queríamos empezar de nuevo y dejar lo sucedido allá. Pero de algún modo todos se enteraron de lo que pasó; probablemente porque escucharon alguna conversación entre los maestros, no lo sé. Y desde entonces todo ha sido una mierda; aunque manejable hasta cierto punto. —
— Pero...¿qué pasó? ¿Qué es eso tan malo que pasó? —
— ...Maté a una persona. —
El silencio fue lo único que podía escuchar luego de revelarle la verdad. No sabía qué cara tenía porque ni siquiera tenía el valor de mirarla, si lo hacía probablemente perdería el valor de seguir contando la historia que tanto le atormentaba desde hace quién sabe cuánto tiempo.
— Fue una noche que salí con un par de amigos que tenía. Sólo estábamos en el parque, hablando y todo eso, cuando tres sujetos aparecieron. Intentamos no darles importancia pero uno de ellos empezó a acosar a mi amiga; la única chica del grupo esa noche. Las cosas empezaban a descontrolarse, parecía que habría una pelea, y ese puto imbécil no la dejaba en paz. — Hizo una pausa unos segundos, necesitaba parar porque sentía que el aire se le escapaba, a pesar de que estuvo hablando a una velocidad normal todo el tiempo. Sentía que necesitaba recobrar fuerzas para lo que iba a contar a continuación. — ...Ya me había hartado de que estuviera faltándole el respeto a mi amiga, así que lo agarré del cuello de su camisa y lo golpeé, y lo empujé lo más lejos que pude. Él se resbaló, cayó en la calle y...un camión lo atropelló... —
— ...oh... —
— Fue algo aterrador para todos, especialmente para mí. Y luego fue terriblemente estresante para mis amigos porque eventualmente la policía se enteró y empezó con las interrogaciones. Les preguntó qué pasó, porqué pasó lo que pasó, si conocíamos a esos tipos, si yo tenía algo en contra de ese sujeto, si lo empujé con intenciones de matarlo, y cosas así. Al final todo quedó en que fue en defensa propia y en defensa de mi amiga y que su muerte fue un accidente, pero los padres de mis amigos no querían que volvieran a juntarse conmigo; decían que no querían que sus hijos terminaran con mala fama como yo, y a mi madre eso le dolió. Y yo me sentí horrible de provocarle tantos problemas. —
— Hitoshi- —
— Pasaron dos meses luego de esa noche, y sólo muy pocos se animaban a seguir hablándome. Finalmente mi madre decidió que sería mejor mudarnos aquí, pero no es una gran mejora en realidad, la gente se enteró y me siguen evitando como si fuera la peste, y aunque han distorsionado la verdad hasta volverla absurdos rumores; como que tomo y vendo drogas o que amenazo a los maestros en sus casas durante la noche, ya no me molesta. Ha pasado un año ya, para este punto estoy más que acostumbrado... —
Al finalizar su relato se quedó en silencio y con su mirada clavada en sus manos que se encontraban aferrándose con fuerza a su regazo bajo la mesa. Estaba esperando cualquier reacción de parte de _____, cualquier palabra de desprecio o cualquier cosa que diera a entender que ya no quería volver a verlo.
— Que hijos de puta. —
— ¿Cómo? —
— ¡Que son todos unos hijos de la verga! Defendiste a una amiga de un puto acosador, el pendejo se cae, lo atropella otro pendejo ¿y el malo eres tú? ¡Que mierda! —
— Tú no...¿No me odias? ¿No vas a alejarte como los demás? —
Se quedó mirándolo en silencio un momento, esas palabras parecían más una súplica que una pregunta, y le habían dejado sin saber exactamente qué decir. Sin algún tipo de aviso se abalanzó sobre la mesa para llegar hasta él, y abrazarlo con fuerza.
La posición era incómoda y nuevamente los demás clientes los miraban molestos, pero a ella no le importaba una mierda, ellos no eran importantes.
— Por supuesto que jamás me iría de tu lado, Hitoshi. No me puedo imaginar cuánto debes haber sufrido por culpa de tantos idiotas. Lo que pasó no fue tu culpa, fue un accidente, así que no seas tonto y no estés culpándote cuando lo que hiciste fue ayudar... — Colocó una mano sobre su cabeza y lo abrazó con más fuerza. — No creas jamás que mereces ser odiado ni alguna cosa por el estilo. No fue tu culpa, no hiciste nada malo. —
El abrazo ya lo había tomado desprevenido, pero sus palabras lograron enternecerlo aún más, llegando al punto de que pequeñas lágrimas se formaron en sus ojos. Los cerró con fuerza para evitar llorar y se entregó por completo al abrazo.
Al cabo de unos segundos la posición ya se había vuelto lo suficientemente incómoda como para que su espalda empezara a doler, así que finalmente se decidió por soltar al peliazul y cumplir su parte del trato.
— Muy bien, supongo que es mi turno de hablar. Veamos... tú lo que quieres es saber exactamente porqué todos me tienen miedo y todo eso ¿verdad? — Hitoshi asintió y ella se encogió de hombros. — Soy hija de un mafioso. —
— ...ah, ok. Supongo que no estás lista para sincerarte con- —
— No, mi papá de verdad es un jefe de mafia. Controla varios negocios como la droga y la prostitución, pero de un modo "legal" según él. —
— ¿E-es en serio? —
— Amor mío ¿por qué crees que tengo "la mafiosa" como apodo? —
— Bu-bueno...buen punto. ¿A qué te refieres con que maneja negocios de un modo "legal"? —
— Al tema de las drogas es que las distribuyen de un modo estricto, de modo que no llegue a manos de adolescentes. Y la prostitución pues se encargan de que las mujeres que lo ejercen lo hagan en condiciones higiénicas y seguras y que ninguna lo haga por algún tipo de obligación. Según mi viejo esos negocios no van a desaparecer en un buen tiempo, así que él se encarga de que al menos esté regularizado. —
— Ah ya veo. La verdad es que siempre creí que tu apodo se debía a que esos idiotas tienen poca creatividad. —
— Ja! Bueno, en parte es por eso. Digo, la mayoría no sabe limpiarse los mocos de la nariz, ¿crees que sabrán darle un buen apodo a alguien? —
Ambos rieron y continuaron charlando; esta vez de temas más animados, mientras ordenaban algo para comer al fin luego de haber pasado al rededor de una hora sentados allí sin haber pedido nada.
El resto de la velada transcurrió de un modo agradable. Era la primera vez en mucho tiempo que Shinsou se sentía tan cómodo, tan relajado, y sobretodo feliz; pero sobretodo era la primera vez luego de tanto tiempo que tenía alguien a su lado con quien pasarla genuinamente bien.
— Oh, ahora que lo pienso hay otra cosa que le gustaría saber. —
— ¿El qué? ¿Mis medidas? No vayas tan rápido cuelo, esas te las daré después de la segunda cita. —
— N-no me refiero a eso. Es que tengo la duda de porqué te gusto. No habíamos interactuado antes así que me encuentro intrigado en tu interés por mí. —
— Ah eso, es simple. Desde el día en que llegaste a la escuela te he estado observando de lejos, porque me llamaste mucho la atención. —
— Ah, así que desde el inicio me llevas acosando. — <<Eso explicaría entonces cómo sabe de mis escondites.>>
— Exaaaacto~ — canturreó con una sonrisa pícara mientras posaba sus codos sobre la mesa. — Te he visto hacer cosas como la vez que ayudaste a la profesora de geografía; la que estaba embarazada, cuando se le cayeron los papeles, o cuando un día de lluvia de camino a la escuela te vi dándole tu paraguas a un vagabundo, o todas las veces que limpias el pizarrón porque el profesor de literatura es demasiado bajo para borrarlo todo. Y muchas más cosas así. —
— Oh... — su cara estaba roja a más no poder. ¿De verdad le había visto hacer todas esas cosas? Jamás había notado su presencia en algún momento.
— Pero hay un motivo mucho mayor por el que me gustas. —
— ¿Oh? ¿Y cuál es? —
Ella rió un poco y lo miró sonriendo ampliamente.
— ¡Es porque me pareces tal cual un gato! Tu cabello es esponjoso y cuando te quedas dormido en clase pareces un gatito y, ¡ay, me va a dar algo! —
<<Trágame tierra.>> cubrir su cara con sus manos era el único método de escape que podía encontrar de la risa y más comentarios sobre qué tan lindo y adorable es que ____ lanzaba sin parar.
Pero estaba feliz. Al final resultó que ____ no era tan mala después de todo, y que podía contar con ella.
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Weeeeeey hace un chingo que no me paso por aquí! Ya hasta veo mugre y telarañas alv (?)
Bueno, ya fuera de bromas, ¡PERDÓN POR TARDAR TANTO EN TRAERLES UN ONE-SHOT DE VERDAD! Mucha flojera, falta de creatividad, falta de ganas de seguir escribiendo y mucha, mucha, pero mucha adicción a jueguitos pelotudos entre otras cosas. De veras mil perdones ;;
Pero en fin, en compensación de la larga espera les traigo un chingo de texto para que se entretengan! Estuve muchos meses con esta idea y en el trayecto le fui cambiando cosas a como las pensé originalmente, por eso es que me tardé tanto en terminarlo (más lo demás anteriormente mencionado)
De nuevo perdón! Y espero que les haya gustado el capítulo.
Ah! Por cierto, ¡hicieron un asmr con uno de mis one-shots!
¡Vayan a verlo!
Si les gustó no olviden dar fav, votar y comentar e incluso compartir si lo desean.
Eso es todo gracias por leer! Bye bye~~~ ♥