Mis abuelos me matarían, definitivamente lo harían, si me tenían compasión quizás me darían solo algunas semanas de castigo.
Solo esperaba que no se enojaran mucho, no me gustaría discutir con ellos por una decisión tonta que no pensé en el momento.
Me preguntaba cómo era posible que me dejase llevar por algo sumamente estupido y no considerara más de una vez las consecuencias.
Nunca me había escapado de clases y menos para salir con un chico, eso para nada estaba en mis planes, comenzaba a creer que Alex era una mala influencia.
—Cambia esa mirada, no mataste a nadie—lo que me faltaba, el sarcasmo de Alex, ¿es que acaso no le importaba si nos descubrían?.
—Nunca me había escapado de clases, mis abuelos creerán que soy un problema y no quiero también serlo para ellos—confesé con una mirada algo nostálgica, quizás sería suficiente para darle lástima y regresar.
—¿No tenías un novio que te sacaba todos los días de clases?—dijo con gracia en su voz, ¿se estaba burlando?.
De igual manera quise reír junto con el, si supiera lo aburrido que Steven era, lo más divertido que habíamos hecho fue visitar a su abuelo a un asilo, algo deprimente.
Ahora que recordaba los momentos vividos con él no habían sido muy buenos, apostaría que había hecho más cosas con Alex en poco tiempo que con él en dos años.
—Mi novio era completamente lo contrario a vos, quizás por eso me enamore de él—dije en chiste, aunque me parece que me había excedido.
Porque no era para nada cierto, si hubiera conocido a Alex en esos tiempos daría por seguro que me habría enamorado de él.
Era siempre lo que había buscado, un chico que le guste verme con maquillaje o sin maquillaje, que sepa que estoy repleta de imperfecciones y aún así se quedará a mi lado.
Una persona que me haga reír y disfrutar estar a su lado, que me generará paz con tan solo verlo sonreír. Exactamente lo que creí haber encontrado con Steven cuando era todo lo contrario.
El destino definitivamente estaba en mi contra porque estaba segura que él me hubiera hecho la persona más feliz si lo hubiera conocido hace algunos años.
—Voy a fingir que eso no dolió.
—No debí haberlo dicho—dije mientras lo observaba de reojo, su mandíbula estaba tensa, sus ojos completamente vacíos, no me decían absolutamente nada y me sentía tan culpable, si continuaba así lo lastimaría, tenía que decírselo pero no estaba lo suficientemente preparada.
—Esta bien, solo fuiste sincera—pude notar lo que le había costado decirme eso.
Le di un beso en la mejilla, fue corto pero trate de trasmitirle de alguna forma que lo que había dicho era tonto, que en realidad el chico más lindo y amable que había conocido era el.
—Quiero intentarlo con vos, ¿si? Solo que aún no se si estoy preparada—confesé con una sonrisa y el imito mi gesto, era tan bonito sonriendo, no sé si merecía esto.
—Si me lo dices así puedo esperar el tiempo que sea necesario—continuo sonriendo, como una acción tan simple se podía volver tan maravillosa en el.
Continuamos caminando un largo rato, no tenía idea de hacia donde íbamos, con él era todo tan impredecible que quizás me imaginaba una cena y me terminaba tirando de un acantilado.
Ya comenzaban a haber menos casas, era mucho más campo, me parecía tan tranquilo, quizás su plan era simplemente caminar por el campo y luego regresar, si ese era el plan sabría que me gustaría, era bonito apreciar las cosas simples pero hermosas que otorgaba la naturaleza.
—Linda vista—dije mientras contemplaba todo lo que se encontraba a mi alrededor.
—Aun no has visto lo mejor—respondió con una sonrisa mientras me observaba.
Él me hizo señas con la mano para que lo siguiera y ambos apresuramos el paso, si que caminaba rápido, pero en mi defensa el tenía piernas largas a comparación de las mías, tranquilamente podría ser corredor.
Freno de golpe adelante de mi y casi me hace tropezar, maldecí en un susurro.
—¿Que?—pregunté viendo que me observaba como si me estuviera pidiendo perdón, okey iba a matarme en medio de la nada.
—Tengo que taparte los ojos, así será más mágico—dijo con una sonrisa y sentí un alivio notorio, una vez que regresara a mi ciudad buscaría alguna psicóloga tendría que trabajar en demostrar confianza en las personas, si continuaba así me quedaría completamente sola.
El saco de su mochila un gorro de lana y me lo extendió, me lo coloqué procurando tapar mis ojos, él tomó mi mano con mucho cuidado, como si antes hubiera notado el miedo en mis ojos, era tan tierno.
—Bien no te sueltes de mi, no quiero que tropieces, más que nada por las piedras—su tono de voz me trasmitía únicamente tranquilidad.
—Que caballeroso—respondí y no pude evitar soltar una pequeña risa.
Caminamos un poco y en un momento paro pero aún así no soltó mi mano, me pareció un lindo detalle, nuestras dedos entrelazados, me daba una sensación tan cálida.
Si era completamente de esas chicas que creen haber nacido en una época equivocada, me hubiera encantado recibir cartas de amor, que los chicos tengan miedo de darle un beso a una chica, cuando la infidelidad se consideraba prácticamente un pecado, cuando la mayoría de los hombres era muy sinceros y sin duda escuchando la mejor música.
—Cuando te lo diga te vas a quitar el gorro—dijo de una vez por todas, con muchísimo cuidado tomó mis hombros y me posiciono supongo que para ver mejor lo que se encontraba en frente de mi.
—No se si te lo dije pero soy muy impaciente.
—Ya—respondió luego de unos segundos, no se que me ocurrió pero en el momento no reaccioné, no hasta luego de unos segundos mas tarde.
Tome el gorro y con cuidado lo levante, con entusiasmo de ver que me esperaba.
Siendo sincera me imaginaba un árbol o algo así, pero esto en cambio era sin duda alguna el paisaje más hermoso que había visto a lo largo de mi vida.
Miles de girasoles estaban a mi alrededor, todos distintos de tamaño y altura, pero cada uno era perfecto a su manera, me agache un poco para apreciarlos de mejor manera.
Toque los pétalos de uno de los girasoles, en ese momento me sentí tan conectada con la naturaleza, deseé ser parte de la hermosa familia de esta flor.
Aún estaba amaneciendo así que la luz reflejaba en cada uno de ellos, quería acostarme en el piso y quedarme ahí incluso por horas.
Siempre me había sentido con la presión de no poder demostrar que quería hacer o que sentía, no iba a hacerlo esta vez, no si a mi lado estaba Alex, que conociéndolo tan solo un poco sabia me acompañaría, después de todo creo que ambos estábamos un poco locos.
Me acosté en el piso y cerré mis ojos, se sentía genial, podía sentir mi cuerpo estallar de felicidad como nunca antes.
Los destellos del sol iluminaban mi rostro al igual que todo alrededor y se sentía tan increíble, era algo tan cotidiano pero nunca me había tomado el tiempo de disfrutar algo tan simple como ello.
No sé cómo Alex encontraba lugares tan extraordinarios, quizás en algún momento se lo preguntaría.
Pude sentir como él se recostó a mi lado, abrí mis ojos para visualizar su mano y la entrelace con la mía, está mañana estaba siendo perfecta gracias a él.
—Esto es perfecto—lo mire con una sonrisa que demostraba que tan feliz estaba.
Con su mano libre tomó mi mejilla y tomándose todo el tiempo del mundo solo para este momento que anhelábamos tanto el cómo yo unió sus labios con los míos.
Los deslizaba con suma delicadeza era como si para el mis labios fueran una joya muy valiosa y tuviera miedo de romperla.
Nuestro beso recién comenzaba y ya tenía en claro que esos labios serían mi perdición, pero si de algo estaba segura es de que no me importaba si estuviera cometiendo un pecado al besarlo porque estaba dispuesta a ir al infierno por ello.
Eran sumamente suaves, me atrevería a decir que los mejores que había probado, no es que hubiera besado a muchas personas pero se podría decir que tenía algo de experiencia.
Algo que sin duda llamo muchísimo mi atención fue que sabían a frutilla qué hacían de este beso aún más inolvidable.
Me gustaba como cada uno de sus movimientos iban acordes con los míos, despacio, tomándonos nuestro tiempo para hacer de esto un recuerdo único.
Era como si sus labios fueran hechos a la medida exacta para que encajaran a la perfección con los míos.
Jamás había experimentado de esta manera un beso, aún no terminaba y ya deseaba volver a ser besada por el.
La falta de aire se hizo presente en ambos, nos separamos con el mayor cuidado posible, me fue inevitable sonreír, no estaba segura de si el lo había disfrutado de la misma manera que yo pero de ser así sería asombroso.
Nuestras caras estaban a escasos centímetros, nos observábamos el uno al otro y creo que con mi mirada le decía todo lo que había sentido.
—Sos hermosa—me dijo con una sonrisa, me fue inevitable sonreír y tapar mi cara con ambas manos, ahora comenzaba a darme vergüenza que me vea de tan cerca y pudiera notar todas mis imperfecciones, mas aún siendo tan temprano y estando sin maquillaje.
—Vos también lo sos—respondí sonriendo pero aun tapando mi cara, si era algo vergonzosa, quizás solo lo hacía por el miedo de que note como soy en realidad y no le guste.
Continuamos acostados por un largo rato, observando el cielo y los increíbles girasoles, el sol molestaba un poco pero ya nada importaba, estaba justo como quería estar, viviendo el momento.
Díganme que están tan emocionados como yo y que se derriten de la ternura con ambos, la verdad es que no tenía planeado el beso pero una vez que comencé a escribirlo no pude detenerme. Espero que les guste y si es así no olviden dejar su voto y comentarios!!♥️♥️