El psicólogo dice que estoy sufriendo alucinaciones debido al trauma, sin importar si éstas llegaron ya un poco después. Está siendo bastante duro para mí, todos ellos me miran como si estuviera loco, aunque bueno, quizá tienen razón. Sin embargo... no quiero que siga así, me siento asfixiado, como si todos mi pensamientos rodearan mi cuello hasta apretarlo y dejarme sin aire. No sé qué hacer, mi vida se hace una mierda cuando creo que todo mejora, es como si siempre hubiera piedras en mi zapato que no me dejaran caminar en paz. Es tan difícil ser yo en estos momentos y reitero que de no ser por JinKi y TaeMin, definitivamente ya me habría colgado del techo.
Han pasado unas semanas desde ese día, se acerca Halloween, así que hace frío y las calabazas y decoraciones a negro y naranja llenan casi toda la ciudad. Debo admitir que la época este año me está erizando la piel pues yo mismo he vivido experiencias terroríficas estos meses que me han dejado con pocas ganas de celebrarlo viendo películas con mis amigos; esto especialmente porque solía hacerlo con KiBum, sin embargo, he decidido escuchar las palabras de Amber.
―No puedes dejar que el hacer cosas divertidas se convierta en una tortura, si te recuerda KiBum, creo que sólo debes recordarlo con felicidad y no con dolor. Tu vida está siendo bastante dura y lo entiendo, Jjong, pero no puedes seguir permitiendo que te sigas hundiendo en la arena. Quiero a mi amigo de vuelta.
Cuando lo dijo la noche de ayer, admito que me comporté bastante reacio. ¿Cómo puede decir que deje de pensar en KiBum? interpreté molesto, mas luego comprendí que mi amiga no se refería a eso, sino a que debo dejar de torturarme a mí mismo con el recuerdo sangrante de KiBum y simplemente recordar su sonrisa en lugar de su dolor. Y si quiero dejar de asfixiarme y medicarme, posiblemente necesito hacerlo. Así que, hoy iré a divertirme con Taeyeon. Nuestra relación poco a poco ha vuelto a como era antes y si ella ha podido superar lo que sea que tenía, yo también puedo. Por supuesto que sí.
[T A E M I N]
―De acuerdo, las cosas están funcionando bastante bien. Pronto tendrán nuevas compañeras, se acerca Halloween y saben que es mi fecha favorita. Este año planeo hacer algo diferente, me gusta tenerlas solo para mí pero quizá la gente necesita mirar lo hermoso que será mi jardín una vez esté terminado. Mi sueño de chico este año se hará realidad, es el momento oportuno. Tener a JongHyun... tener a todos los que desee lo hará muchísimo más especial.
La sonrisa en mi rostro es tan gigante que me empiezan a doler las mejillas. Me despido de las bellas azucenas de mi jardín y continúo por las hectáreas dándoles el cuidado, cortando malas hojas y previniendo las plagas. Realmente cuidar de mi jardín me hace casi tan feliz como pintar o bailar, podría decir que junto con esas dos, son las cosas que más adoro en este podrido mundo. Estoy cansado de tener que ocultar mis aficiones, por lo que estaré complacido de que este año todos aprecien lo que soy capaz de hacer en el escenario, en un lienzo y especialmente en el jardín. Definitivamente, las cosas para Lee TaeMin estarán excelentes.
―Ya pareces mi madre, Taem. Qué carajos haces hablándole a una planta.
Volteó los ojos cuando la voz de JongIn llega a mis oídos. Tan molesto.
―Las plantas son seres vivos y tu madre al menos es más agradable que tú ―respondo con una sonrisa poco agradable, bastante falsa para mostrarle mi fastidio. Ojalá no haya escuchado demasiado, aunque no me preocupo, JongIn es realmente tonto la mayoría del tiempo.
Él desordena mi cabello y yo bufo soplando aire en el mechón de cabello rubio que cubrió mi frente antes de pasar mi mano para acomodarlo. Lo miro con una ceja arqueada.
―¿Qué haces aquí? No me avisaste que vendrías.
―¿Por qué de pronto debo hacerlo? ¿acaso interrumpí tu cita con tus amantes las flores? ―se burla siguiéndome de cerca cuando voy llevando las cosas al invernadero.
―¿Celos, JongIn? ―pregunto arqueando una ceja y mirándole con coquetería unos segundos, quitándome los guantes para dejarlos también. El moreno bufa y yo me acerco a él con una sonrisa galante y algo pícara, apoyando una mano en el hombro de este―. Oh, vamos. No hago con las plantas lo que hago contigo, así que no tienes porqué estarlo.
Palmeo el mismo y me alejo de vuelta fuera del invernadero con JongIn siguiéndome.
―¿Cómo entraste? ―pregunté una vez pasé a mi casa y me apoyé en el mesón de la cocina, mirándole ―. Deberías avisarme cuando vayas a venir, idiota.
―Lo siento, estaba aburrido y pensé en venir a hacerte una visita.
―¿Ya terminaste los trabajos entonces?
―Eh, no, pero tampoco tenía ganas de hacerlos.
Volteo los ojos y me giro para buscar algo de beber en la nevera cuando escucho a JongIn.
―Tae, ¿te gusta JongHyun?
Me quedo pensativo en esa pregunta. Ha pasado tiempo desde la última vez que me lo preguntaron y lo pensé, muchas cosas han cambiado desde entonces; he pasado más tiempo con JongHyun e incluso, le he conocido más gracias a mis compañeros. Admito que de no ser por ellos, me hubiera costado un poco acercarme más a él pues si bien puedo hacerlo, la situación por la que él pasa no es sencilla de tratar.
―Me gusta, pero no sé si de forma sentimental ―respondo finalmente después de sopesar la idea.
JongIn no pregunta más nada y juntos, nos vamos a mi habitación y preparamos para ver una película. Creyó que al ya empezar octubre, era momento de comenzar con las películas de terror. Veremos entonces un clásico como "El jinete sin cabeza" y mientras él arregla todo allá, yo voy a hacer palomitas. Con sal porque odia la mantequilla en las palomitas. Al volver, noto a JongIn dándome la espalda.
―¿Pasa algo, JongIn? ―pregunto dejando el tazón sobre la cama.
―Tae, ¿este no es el novio de JongHyun? ¿el que murió? ―él se da la vuelta pues estaba viendo hacia el gran escritorio y yo miro lo que tiene entre las manos: una foto que debió ser tomada en una hace ya unos años. Miro sobre el escritorio y allí estaba una pequeña caja metálica que había abierto esta mañana solamente para sacar una pequeña libreta de dibujos que tenía en la preparatoria, tan pequeña que el espacio sólo alcanzaba para hacer folioscopios¹ tontos cuando estaba aburrido. Lo necesitaba pues allí había anotado una dirección que necesitaba. Se me habrá olvidado cerrar la caja y ahora, el estúpido de JongIn había visto esas fotografía.
Me acerqué a él con falsa confusión en mi rostro para tomar la fotografía y observarla.
Intenté mantenerme con el semblante serio pero no pude evitar una mueca que salió a penas la miré. ¿Enserio ese era mi cabello antes?
―No recordaba esta foto ―digo con una pequeña risa, notando su mirada confusa. Elevé mis hombros ―. La verdad no tenía ni idea, ha cambiado bastante desde entonces. Es normal que no lo reconociera. Tenía cabello de león ―menciono riendo y mi amigo termina haciendo lo mismo.
―Lo recuerdo, pero definitivamente eras mucho más guapo que yo.
―Confirmo.
Ambos soltamos una carcajada.
―¿Cuándo se conocieron? No recuerdo haberte visto con él antes.
―Estudiamos juntos en la preparatoria, nos hicimos amigos un tiempo, pero luego nos alejamos.
―¿Enserio? ¿y por qué? ―pregunta llevándose palomitas a la boca mientras comienza la película.
Relamo mis labios, pensativo.
―Él cambió ―respondo, sin irme demasiado fuera de la verdad ―. Nos alejó a mí y a otro amigo. Fue por una persona, ¿sabes? Alguien no lo dejaba juntarse con nosotros y si no podía enfrentarle y decirle algo, yo tampoco iba a insistir. Era lo que pensaba.
―¿Quién no lo dejaba?
―Alguien cercano ―respondí sin más.
La película dio inicio y con eso, mi amigo no hizo más preguntas por suerte. Él se quedó mirando la pantalla pero yo ya no pude centrarme en ella, ahora mi mente vagaba a los recuerdos del pasado, donde todo había transcurrido con neutralidad.
KiBum y yo estudiábamos en la misma escuela desde que él tenía diez años, sin embargo, no nos hablamos hasta la secundaria, cuando yo tenía trece y él catorce. Fue cuando hice una presentación para el festival que nos conocimos, pues él también participó e inevitablemente terminamos hablando. Congeniamos bien. Yo no era un tipo especialmente sociable a esa edad, aunque conseguía fácilmente la atención de la gente, como siempre. KiBum fue un gran amigo entonces, fueron buenos años pero al siguiente año las cosas cambiaron; sus abuelos murieron y tuvo que mudarse con sus tíos. Comprendía su situación, pero KiBum era especialmente débil, solía pensar que todo era su culpa. Su vida era mucho más patética por eso. Por supuesto que este cambio se desarrolló poco a poco, pero terminó alejándome y sé perfectamente por qué.
O mejor dicho, por quién.
En fin, él terminó siguiendo su camino y yo el mío. Dejó de importarme así como también yo dejé de hacerlo y me enfoqué en lo mío por el resto de la preparatoria, teniendo por supuesto cierto rencor de aquella vez que no sólo se alejó, sino que cortó nuestra amistad con un cuchillo.
―No quiero que sigamos siendo más amigos, TaeMin. Estoy cansado de ti, odio que te metas en lo que no te importa. Hasta nunca, Lee TaeMin.
Kim KiBum no era especialmente una joya, pero es gracioso que JongHyun no lo sepa, aunque no lo culpo, era una rata manipuladora. Por meses estuvo pidiéndome dinero prestado y se lo daba sin más, pues me decía que sus tíos lo tenían sin cenar, que tal, que no sé qué, que no sé qué otra cosa y bueno, pese a la pequeña distancia que estábamos teniendo entonces se lo prestaba para enterarme luego que en realidad lo usaba para drogas y para fugarse con el maldito de su novio de entonces. Incluso después de nuestra separación, el muy hipócrita hablaba a mis espaldas.
Esa es la mierda que JongHyun tanto llora.
Y admito que me dio bastante coraje cuando me enteré de que los dos eran pareja. ¿Cómo iba a olvidarme de Kim KiBum? por supuesto que nunca olvidaré su cara. JongHyun no se daba cuenta claro, pero por supuesto que KiBum lo manipulaba. Aquella rata había tenido que aprender a sobrevivir en el fiero ambiente y aunque no lo hiciera a propósito, no quitaba el hecho de que lo hiciera, estoy seguro de eso. Me molesta tanto que JongHyun llore por esa basura, pero bueno, cada quién con lo suyo. Kim KiBum ya no vive para joderme y ahora Kim JongHyun es completamente mío. He conseguido su confianza y pronto lo tendré tan cerca, que se le será bastante imposible alejarse de mí.
Yo he estado con él desde que comenzó el problema, me he acercado con cautela hasta conseguir su confianza y pronto, se enamorará de mí, ya sea por despecho u otra cosa, no me importa, pero tener la mente y alma de JongHyun es mi propósito.
Me levanto para llevar la fotografía de vuelta a la caja metálica en el escritorio y me encuentro con otra fotografía que no recordaba tener.
―MinHo... ―susurro acariciando el papel fotográfico. MinHo estaba en los campeonatos intercolegiales y me había pedido que le acompañara a comprar unos nuevos tenis, su madre estaba con nosotros y supongo que ella fue quien tomó la fotografía. Choi MinHo, la persona con la que me hice cercana después del abandono que KiBum nos hizo a los dos. Un buen chico, bastante guapo, atlético, amable e intuitivo. Alguna vez, me enamoré de él, pero era un maldito gay de closet que no saldría de su confort por mí. Eventualmente, también nos alejamos y a veces me pregunto qué hubiera pasado si no hubiera sido tan tonto en ese momento, si hubiera insistido con él... posiblemente no hubiera terminado con aquella modelo y quién sabe cómo serían las cosas entre nosotros ahora. Sin embargo, no me interesa, JongHyun está y lamentablemente, MinHo ya no respira ―. Una pena estés muerto―meto ambas fotografías dentro de la caja y suspiro, cerrándola con candado. No tiene caso lamentarse por nada, las cosas pasan por algo, ¿no?
Ya no estoy en edad de arrepentirme por nada. Lo que importa es lo que quiero y deseo conseguir y definitivamente será un Halloween inolvidable.
Perdonen la demora, lo siento mucho. Pero aquí les traigo un capítulo, espero les guste.