𝐛𝐚𝐝 | 𝐝𝐚𝐧𝐢𝐞𝐥 𝐬𝐞𝐚�...

By -starass-

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ˏˋ°•*⁀➷ || ❝𝐡𝐞 𝐰𝐚𝐬 𝐚 𝐛𝐚𝐝 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧❞ ──── Daniel es el hijo de un vendedor de droga, Maya es emple... More

Bad ⇛ Daniel Seavey
A U D I O
01; cigarette
02; ilegal
03; you're lying, Maya
04; run
05; chaos
06; the tunnel
07; the woods
08; priority
09; Maya, don't move
10; kampouirs house
11; shh, it is a secret
12; you know how to play
13; dangerous names
14; Maya's existential question list
15; wanna get drunk?
16; are we in sixth grade?
17; vincent kingston
18; do you miss her?
19; you're gonna get in a lot of trouble
20; happy & ashamed
21; goodbye
22; fear of engagement
23; i found you
24; run...again
25; motel
26; room
27; enough
28; sweet boy
29; tears
30; eighteen
31; kids playing w guns
32; charming attitude
33; morning after
34; idiot
35; im going to kill you
36; finish what you started
37; not so glad you came
38; pervert biolpar
39; you are a kid, maya
40; you choose the worst moments to say your shit
41; red sport car
42; he's going to ruin you
43; worst destinies
44; i'm glad i did not die before i met you
45; love
46; surprise, darling
47; bad
48; v. k
50; so pretty
51; in my dream
52; stay with me
53; today is the day
54; Danny
55; the almost death of the j's
56; and that was all.
57; safe here
58; katrina
59; home
60; epiphany
epilogue
agradecimientos + facts
gallery
e x t r a: corbyn and anastassia

49; maniac

891 93 36
By -starass-

F O U R T Y N I N E !

remeber only god can jugde you




Después de sus palabras entraran a mis odios, la repulsión invadió mi cuerpo y por un momento olvide de la fuerte presión que ejercían sus manos alrededor de mi cuello. Entré en pánico, aún más, si aquello era posible. Intenté convencerme a mí misma que no sabía a lo que se refería con "divertirse" pero sabía que lo sabía; pero no estaba lista para afrontarlo. Supongo que nadie nunca lo está.

Me desesperé al no saber si iba a violarme o a cortarme los dedos uno por uno con música clásica de fondo. Cualquiera de las dos opciones era terroríficamente suficiente para hacerme llorar y el simple pensamiento e imagen mental de aquellas hizo que me recorriera un escalofrió por la espina dorsal.

Cuando sentí que me desmayaba por la falta de oxígeno, el ojiazul se detuvo. Me tomó unos segundos y unos tosidos para recuperarme de su ataque y supe que aquello iba a dejarme unas horrendas marcas rojas en el cuello, pero en ese momento era claramente la situación menos importante. De todas maneras, a Vincent no le importó cuento tiempo me tomara en recuperarme, porque, de nuevo, se veía bastante dispuesto a esperarme y mirarme con atención y una horrorosa sonrisa por mientras.

-No me vuelvas a tocar, pedazo de escoria -fue lo que me nació decir en ese momento. Ni siquiera quise mirarlo, porque sabía que con mi insulto solo lo había hecho aún más feliz- Daniel vendrá por mí y nunca más te tendré que ver el estúpido rostro, maniaco.

No estaba segura si Daniel siquiera se iba a preocupar por buscarme después de que me dijo que me alejase de él... porque, de hecho, me había alejado de él. Además, en el remoto caso de que lo hiciera, que tuviera el deseo de venir a buscarme, el no sabría en donde estaba.

Vincent levantó las cejas y se relamió los labios.

-Confió en que vendrá. Eso es, en efecto, el plan -me dijo, comenzando a pasearse de lado a lado con las manos en las bolsas de su traje- de hecho, mandé una carta a su casa incluso antes de encontrarte, no decía mi ubicación, pero les haría saber que se dónde están. Mira, Maya, que estés aquí es una mera coincidencia. Pero el destino esta de mi lado y ahora tengo la carnada perfecta. Los llamaré para decirles que vengan por ti con James. Si, los llamaré... luego.

Su sonrisa malévola al decir lo último solo me hizo querer llorar con fuerza. No quería que me tocase, en realidad, prefería que me cortara las extremidades a que abusara de mí de manera sexual. Pero no permití llorar, no iba a mostrarme débil frente a él. Llorar no iba a solucionar nada y yo no le iba a dar el gusto de que creyera que estaba asustada. Aunque en realidad, me sentía como una perdida lejos de su madre. Al final de cuentas eso era lo que era.

-Ahora que sabes mi plan y eso -dijo con mueca de aburrimiento mientras movía las manos restándole importancia- Jenna, llévala a la habitación e iré en un rato.

Le hizo señas a la castaña de que me desatará mientras hablaba y el miedo me invadió una vez más. No quería ir a la habitación. No sabía lo que aquello significaba y la verdad prefería quedarme atada en la silla que ceder de alguna manera ante esas personas.

Pero supongo que, como Vincent dijo, yo no tenía muchas opciones.

Se marchó hacia la oscuridad sin mirarme una última vez, con su manera de caminar tan peculiar, tan flojo pero tan elegante a la vez.

Y yo no lo podía odiar. Era tan estúpido, lo sabía. Mierda, me tenía secuestrada y tenía las intenciones de tocarme o mutilarme, debía de odiarlo y querer matarlo. Pero no podía. Quería hacerlo pero simplemente me era imposible, sentía demasiada compasión para alguien tan antipática como lo era yo. Tampoco era que me agradase, aun me sentía disgustada por su persona, pero él no tenía la culpa, el solo estaba haciendo algo que de estar en su situación y ser más valiente, yo también hubiese al menos pensando en hacer.

James había arruinado su vida y matarlo, honestamente, era lo más sutil que podía hacer. No me gustaba pensar así, me sentía como Kingston: loca y mentalmente inestable, lo cual me gustaba pensar que no era. Y tal vez la razón por la que pensaba así era que odiaba a James en ese momento más de lo que lo había hecho nunca. Pero no podía evitarlo. Tal vez me estaban lavando el cerbero con mentiras, pero aun así mi disgusto por James Seavey era completamente genuino.

Cuando el rubio estuvo fuera de la escena, Jenna y yo nos quedamos mirando por unos segundos antes de que ella comenzara a caminar hacia a mí, sacándose del liguero una navaja mientras avanzaba.

Pensé en pedirle ayuda, en pedirle piedad. En pedir que tuviese compasión y sentido común y me dejase ir, porque habíamos sido algo así como amigas y por qué yo sabía que ella no estaba del todo convencida de estar ahí. Pero me iba a hacer eso a mí misma, porque tenía aun un poco de dignidad y no iba a rebajarme a ponerme de rodillas con ella. No después de la traición que se sentía tan cruda en el pecho. Mi orgullo era demasiado grande para pedirle algo a esa chica que en mi mente, ya no valía nada.

Con la navaja se acercó a mis muñecas y comenzó a cortar la soga que me mantenía firme contra la silla, extremidad por extremidad sin decir ni pio.

Lo lógico fue lo que pensé, debía correr. Correr lejos e intentar escapar de aquel lugar. Tal vez, cuando terminara de liberarme y si tenía suerte, podía usar una de las llaves que Daniel me había enseñado para librarme de la castaña y correr. Aun así, no creía que podría salir de aquel lugar sin ayuda. No tenía ni idea de donde estaba, en realidad. Pero valía la pena intentar.

Así que cuando terminó, me di ánimos yo misma para tomar valor y efectuar mi plan.

Mala suerte la mía, Jenna tomo mi muñeca, la cual estaba roja por la soga, con fuerza.

-Si intentas algo estúpido, no voy a tener compasión y te voy a matar -como si hubiese leído mi mente, me dijo. Maldije en mis adentros y apreté los labios.

-Sí, ya me he dado cuenta que la compasión no es lo tuyo.

-Maya... -comenzó, pero como creí, no pudo decir nada. No creía que hubiera nada que decir.

-Solo haz lo que tengas que hacer. No me importa una mierda lo que me tengas que decir -le dije, ella bufó y me obedeció, ayudándome a levantar de la silla.

Las piernas me flaquearon en cuanto intenté poner mi peso en los pies. Se sentían como si fuesen gelatina o tal vez espaguetis, flácidas y sin fuerza. Además, las tenía entumidas y era probable que debajo del jean de mezclilla estuviesen morados o al menos teñidas de un color rojizo.

Luego, cuando pude estabilizarme, Jenna me dijo en pocas palabras que tuviese cuidado con los pies y que no soltase su mano. Podía correr, podía irme. Pero no confiaba en mi misma ni en mis piernas como para correr sin tropezar o caer.

Decidí obedecer y seguir los pasos de Jenna a donde me quisieran llevar. Ella comenzó a moverse, caminando al mismo lugar a donde Vincent se había ido anteriormente, pronto adentrándose en la obscuridad y dejándome a ciegas. Me dolieron los ojos por el súbito cambio de luz al que había estado expuesta y de inmediato me sentí tan orientada que me dio miedo chocar con una pared. Pero Jenna debía de estar acostumbrada, por que no vaciló ni un momento y me guío en la obscuridad con tanta seguridad como si ella conociese el camino de memoria.

Escuché como buscaba algo con sus manos, golpeando y palpando lo que sonaba como una pared. Supe que era una puerta cuando escuché como giraba la perilla metálica; luego empujó la puerta, dejando la salir la luz blanca y cegándome por completo.

Me volvió a doler la cabeza y solté un bufido de frustración.

-Entra -me dijo. Yo obedecí sus órdenes y a pasos torpes me adentré a la habitación aun con poca visión.

Cuando puede volver a ver con normalidad, me enfoqué en analizar la habitación. Me sorprendí al darme cuenta que me había equivocado. Pero fue una sorpresa buena, una de esas reconfortantes, porque al menos no era una habitación de tortura con máquinas medievales como me había estado imaginando. En su remplazo, era una habitación de cuatro paredes hechas de cemento sin pinturas, grises y aburridas, llenas de marcas de humedad. Había una cama en el centro, tenía una cabecera de madera con tallados de flores y una sábana elegante de seda con bordes de encaje blanco; hacia un extraño contraste con el entorno tan triste y descuidado. También había un armario de madera que parecía hacer juego con la cama y la cómoda con cajones que se encontraba al otro lado, además, todas tenían algo en común: estaban cerrados con cadenas y un candado plateado. Tragué con fuerza.

Jenna, quien no me había soltado la mano en ningún momento, me llevó a tirones con ella hacia la cama. No le puse mucha atención, seguía bastante entretenida en observar el lugar que me parecía tan peculiar. Noté que la habitación era mucho más fría que el exterior y que el suelo era, al igual que las paredes, de cemento. También noté otra puerta justo en frente de por dónde habíamos entrado, está siendo más grande que la anterior. Me pregunté a donde podría ir. Tal vez era la salida.

Así, solo fui consciente del frio brazalete que estaba en mi muñeca hasta escuché como era cerrado. Alarmada miré mi mano y sentí que se me iba la respiración al ver lo que era. Una cadena; mis ojos recorrieron su largo hasta que llegaron al final, que en este caso era el suelo. La cadena, que era de color plateada, parecía medir alrededor de dos metros. No me llegaba a apretar la muñeca, pero tampoco era lo suficientemente grande para poder zafarme de ella.

-¿Qué mierda? -fue lo que dije. Jenna me miró con un toque leve de pena.

-Es lo que Vincent me dijo que hiciera -dijo ella, encogiéndose en su lugar.

-¿Por qué mierda lo obedeces? -dije. Ella soltó un suspiro.

-Porque lo amo, Maya -me quedé perpleja. Entendí antes que tenían algo, tal vez una simple relación de sexo y ya. Pero él te amo era una palabra muy fuerte y ella lo había dicho tan seriamente que no podía pensar en que estuviera mintiéndome. No dije nada, no sabía que decir. Empezaba a pensar que nunca lo hacía.

-¿Tanto así como para traicionar a tu mejor amigo? -me atreví a mencionar a Daniel. Dirigió su mirada a mis ojos un segundo y luego apretó los labios, la había hecho sentir culpa. Pero en el fondo sabía que me dolía más a mí que a él.

-¿Alguna vez has estado enamorada de alguien tan locamente que no puedes siquiera contradecirlo? -me preguntó, tomando asiento a mi lado en la cama de dos plazas. Solté una risa sarcástica, pero la felicidad solo me duró un minuto.

-Sí.

-Entonces sabrás que no puedo dejarlo -me dijo. Esta vez fui yo la que la miró apenada. Mis ojos fueron a parar en las cicatrices circulares en sus brazos. Entendí un poco más en lo que estaba metida y no pude evitar sentir un poco de compasión por ella. Eso no significó que dejara de odiarla. Había sido una perra en toda la extensión de la palabra.

-Eso no es amor, Jenna -fui más suave con mi tono de voz. Ella no me miró, en cambio solo se removió incomoda en su lugar, como si ya supiera lo que iba a decirle-. Él te hizo eso, ¿no?

-Vincent es difícil. Tu misma escuchaste todo lo que ha vivido -lo defendió. Encontré una similitud entre ambas: nos gustaban los chicos difíciles. Ella se había enamorado de un sociópata sanguinario y yo de un chico con problemas paternales y muy baja autoestima.

Volví a quedarme sin palabras. Ella tampoco quiso decir nada más, supuse que sabía que tenía razón, pero también supuse que lo iba a ignorar.

Me dio una última mirada con una sonrisa pequeña y comenzó su caminó hacia la puerta más grande, por la que no habíamos entrado.

Cuando me quedé sola me volví a sentir abrumada por mis propios pensamientos y miedos. Derrotada jugueteé con mi muñeca, escuchando los sonidos metálicos de la cadena chocando con ella misma. Me concentré el ella y el pensamiento que tuve a continuación solo me perturbó más. Si se suponía que el que me hubiesen encontrado era solo coincidencia y no era parte del plan malévolo de Kingston, eso solo significaba que todo aquello ya estaba ahí, no para mí y preparado para alguien más. O tal vez incluso ya había albergado a alguien antes. Me recorrió un escalofrío y solo quería que Daniel fuera por mí.











HOLAA

Cada vez que actualizo dos veces en un día me sorprendo a mí misma lol

Me da lástima Jenna y su relación toxica con Vincent:( pero se lo merece por traidora lmao

Tengo ganas de hacer un live de Instagram para responder preguntas y así pero no sé, ¿entrarían y me seguirían el juego?

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