*Donna's P.O.V*
No es hasta que escucho la voz del chico que ha estado rondando por mis pensamientos estos últimos días, que me doy cuenta de la extraña posición en la que me encuentro.
Theo está encima de mí y Marcus atrás, observando todo.
No es como te gustaría ver a tu novia.
Empujo a Theo lo más lejos que puedo de mí y me paro en una. La cabeza de Theo choca contra uno de los estantes. Oops, lo siento.
- ¡No había necesidad de hacer eso Donna! – Theo me grita pero yo no le hago caso. Voy directo hacia Marcus.
- Theo no estaba haciendo nada, amor. Solo fastidiando como siempre, ¿Ya es hora de irnos? – Opto por cambiar de tema porque sé que es la mejor manera de evitar una pelea; sin embargo, Marcus solo me mira y va directo hacia Theo. Cuando llega frente a él, lo empuja provocando que todos los libros caigan en la cabeza de Theo.
- ¡Cómo te vuelva a ver junto a MI novia, eres hombre muerto! – En vez de mostrar algún signo de horror en su rostro, Theo solo sonríe, le está dando una de sus sonrisas arrogantes, esas que conozco tan bien.
- En primer lugar, tú a mí no me amenazas imbécil, y en segundo lugar ¿Qué pasa Marcus? ¿Tienes miedo de que te quite a tu querida novia? – Marcus vuelve a agarrar a Theo, pero esta vez del cuello.
- Donna nunca estará contigo hijo de puta, la conozco muy bien como para saber que ella no vuelve a pisar el mismo excremento dos veces. – Si es que mis cálculos no fallan, mi novio acaba de llamar a Theo “excremento” si no hago algo ahora, empezarán a pelear.
- ¡Escúchame animal! ¡Acá la única mierda eres tú! ¡Solo eres un maldito infeliz con miedo porque sabes que te puedo robar a tu chica cuando yo quiera!
- ¡Ya es suficiente Theo! ¡Deja de hablar como si yo fuera un maldito objeto! Jamás estaré contigo. – Jalo a Marcus para que suelte de una vez a Theo y lo llevo conmigo. – No le hagas caso Marcus, ya no sabe qué decir.
- ¿Y por eso los encontré echados de esa forma?
- ¿Qué? ¿Acaso crees que estábamos haciendo algo?
- Ya no sé qué creer, Donna. – Marcus se suelta de mi agarre y sale por la puerta. ¿Acaso está loco? ¿No acaba de oír todo lo que le dije a Theo? ¡Cómo puede creer que aún quiero algo con él!
Corro hacia la puerta para alcanzar a mi novio, pero antes de que pueda salir, Theo me agarra del brazo.
- No vayas Donna, ese imbécil no vale la pena. – No, puedo creer lo que estoy escuchando. Theo Greenwood, el idiota más grande de todos, el culpable de mi repentina tristeza, ¿ Se atreve a tildar a Marcus de imbécil cuando él es mil veces peor?
- ¿Estás escuchándote Theo? Si Marcus no vale la pena, entonces, ¿Quién lo vale, tú?
- No estoy diciendo eso…solo digo que no debió de actuar así, no estábamos haciendo nada ma…
- ¡Qué hubieras hecho tú, si hubieras visto a Maia así con otro hombre! ¿No hubieras pensando otra cosa? ¡Hasta yo lo hubiera hecho!
- Maia no tiene nada que ver aquí… - Theo tensa más su agarre.
- Solo déjame ir.
- No, quiero.
- ¡Por favor, Theo!
- ¡No, quiero!
- ¡Por qué! ¡Por qué no me dejas ser feliz! – Aquellas lágrimas que parecían haber cesado vuelven a aparecer. Maldito Theo. Pensé que era más fuerte que esto.
- No Donna…yo si quiero que seas feliz…solo que… - Theo se ve tan desconcertado que suelta mi brazo.
- ¿Qué Theo? ¿Qué es lo que quieres? – Ya es imposible retener las lágrimas, así que solo las dejo caer por mi mejilla.
- No importa qué haga, siempre te haré llorar, ¿No, Donna? – Theo se separa de mí y vuelve a sentarse en el suelo. Agarra el libro “Razones para estar solo de por vida” y lo limpia por tercera vez, su rostro luce tan triste, pero no hago nada. Espero a qué diga algo más pero como no lo hace, me seco las últimas lágrimas y salgo corriendo en busca de Marcus.
Cuando volteo a la derecha encuentro a Marcus caminando rápido hacia la salida.
- ¡Marcus! ¡Espera! – Cuando me escucha, apresura el paso. ¿Acaso está huyendo de mí? - ¡Marcus!
Al final llego hasta él y lo giro. Ahora estamos frente a frente.
- ¿Por qué huyes de mí?
- Porque tengo vergüenza.
- ¿Vergüenza de qué?
- Me comporté como un imbécil, Donna. Lo siento.
- ¿Tú lo sientes? ¡Yo soy la que lo debería de sentir! Fuiste tú el que nos encontró así, pero te puedo jurar bebé que no pasó nada. Theo solo estaba fastidiándome.
- Dime una cosa, Donna.
- ¿Qué? – Presiento que no me gustará lo que estoy por escuchar…
- ¿Aún sientes algo por Theo? Porque si es así, no quiero ser yo el que haga de mal tercio.
- Solo estás diciendo esto por Theo, no le hagas caso Marcus, no dejes que manipule tu mente.
- No te pregunté eso. – Tiene razón.
- No, no me gusta Theo. Ya no siento nada por él, todo lo que sentí por Theo se acabó el día en que comprendí que ya no podía estar sufriendo por alguien que jamás estaría conmigo.
- Es que cada vez que estás con él es como si… - No lo dejo terminar.
- Marcus, me gustas tú. Estoy enamorada de ti. Theo solo es alguien que entró en mi vida para salir cuanto antes. Nunca dudes de mis sentimientos hacia ti, y solo porque alguien como Theo se cree muy inteligente al hablar. – Aún siento que no lo he convencido del todo, así que lo beso.
Tal vez con mis besos, pueda demostrarle lo mucho que lo quiero. Agarro la cara de Marcus y profundizo más el beso, necesito que me sienta, que se dé cuenta de que no miento cuando digo que ahora el único que me importa es él. Nadie más que él.
- ¿En serio me quieres? – Marcus se separa un poco y me mira. Una lágrima cae por su mejilla derecha. Oh, Marcus, lo siento tanto.
- Te quiero más de lo que debería. – En vez de volverlo a besar, lo abrazo con todas mis fuerzas. No tengo que esperar mucho para que él me devuelva el abrazo.
- ¿Quieres ir a mi casa? – Me propone Marcus.
- Me encantaría.- Le respondo.
Cuando nos dirigimos hacia el aparcamiento, veo por la coronilla del ojo que alguien está atrás observándonos, no podría decir si esa persona es Theo, pero tampoco me interesa saberlo.
*Theo’s P.O.V*
Camino de vuelta hacia la biblioteca para recoger los libros que aún yacen en el suelo. Me gustaría no pensar en nada y solo llegar hasta allí, pero se me hace imposible. Creo que Donna me vio, estoy cien por ciento seguro de que lo hizo. Dios, qué habrá pensado, seguro que era un estúpido. Debí de haberme escondido mejor, pero no, tenía que ver más de la cuenta, tenía que ver como se comían a besos, ¿Por qué Theo? ¿Por qué te dolió tanto ver eso? Se supone que a ti no te tiene por qué importar Donna, pero siempre que la ves con Marcus tu sangre hierve de furia. Aún no puedo creer que haya dicho todo eso, porque para ser sincero prefiero que me odie a que sea totalmente indiferente conmigo. La indiferencia te mata.
Pensé que Donna siempre estaría allí, rodeándome como una abeja, pero ya no es así. La he perdido.
Bueno, ya no tengo por qué pensar en eso. Ella ahora es feliz con Marcus y yo lo soy con…Maia. Tal vez no estemos juntos ahora, pero lo estaremos, y cuando eso suceda dejaré de pensar en Donna. Es más, ¿Por qué no la llamo ahora? Marco el número de Maia y a la cuarta timbrada me contesta.
- ¿Aló? – Me responde con una voz adormilada.
- ¿Maia? ¿Estás durmiendo?
- ¡Theo! – Parece recuperarse, pero no del todo. – Acabo de instalarme y quedé muerta.
- Lo siento, solo quería saber cómo estaba todo, pensé que me responderías más feliz.
- Por supuesto que lo estoy, tonto. Solo que me llamaste cuando estaba dormida.
- Te extraño. – Suelto de pronto. Al parece la he sorprendido porque se queda callada por unos segundos.
- Yo también te extraño. - Dice al fin.
- Ni siquiera ha pasado un día entero y ya te extraño, ¿Cómo será cuando pasen 2 días, cuándo pase una semana?
- Sobreviviremos.
- No estoy muy seguro.
- Siempre decimos que no sobreviviremos a un examen, a un castigo, a un día más de colegio, pero al final siempre terminamos haciéndolo.
- Tú y tus palabras sabias, Maia. - Maia se ríe.
- Lo sé.
- Bueno, mejor te dejo dormir. Te llamo cuando te extrañe de nuevo. No te sorprendas si lo hago en 5 minutos.
- Está bien Theo, adiós cuídate.
- Adiós. – Estoy a punto de colgar pero Maia habla de nuevo.
- ¡Espera, Theo!
- ¿Qué pasa?
- Te veo en 59 días. – Y corta.
"59". Nunca había odiado tanto un número.
*Donna’s P.O.V*
- Ya le dije que no pasa nada, Dianne. – Llevo diciéndole esto a Dianne como cinco veces pero no parece escucharme.
- Es que te lo digo en serio, siento tanto haberte tratado así cuando te vi, solo tenía miedo de que alguien pudiera quitarme a mi Marcus.
- No te preocupes Dianne, tú siempre me tendrás. – Marcus posa su mano en la de Dianne. – Algo me dice que tú y Donna se harán muy amigas.
- Tienes razón, con solo verla me doy cuenta de que es una dulzura. – Vaya, soy una “dulzura” para mi suegra. ¿Debería de llamarla así? Es decir, Marcus me dijo que era prácticamente su mamá, mejor le pregunto otro día.
- Muchas gracias. – Le digo.
- Oye Marcus, ¿Por qué no sales un rato a comprar algo para la cena? Quiero hablar con tu hermosa novia. – Marcus parece advertir a Dianne con la mirada. - ¿Qué pasa? No le enseñaré tus fotos de bebé ni nada por el estilo. – Río al oír eso. – Solo quiero pasar más tiempo de calidad con Donna y hablar sobre cosas de chicas. Puede que no sea tan joven pero aún soy una chica.
- ¡Pero si estás más joven que mi tía, Dianne! - Suelto de pronto.
- Ay Donna, si creyera cada halago que me hacen, ahorita estaría por las nubes.
- Está bien, saldré. Pórtense bien por favor. – Dianne y yo reímos.
- Vete de una vez Marcus. – Le dice Dianne. Pero antes de que mi novio se vaya deposita un beso en mis labios y otro en la mejilla de su madre.
- Adiós. – Dice antes de salir por la puerta.
- Bueno… - Empieza Dianne. – Quiero que me cuentes sobre ti.
*Theo’s P.O.V*
A pesar de haber hablado con Maia, esa sensación de satisfacción que antes sentía ya no está. Al parecer las palabras de Donna si me hirieron esta vez, porque ni Maia ha podido consolarme. Aparco el carro en la vereda y bajo.
Ese otro carro está unas cuadras más abajo.
Tal vez solo sea yo, pero siento como si ese audi me hubiera estado persiguiendo todo el camino, cada vez que doblaba una esquina, ese carro también lo hacía. Bah, Theo, no creo que te esté persiguiendo, para mí que la persona del carro vive en esa casa o está esperando a alguien. Si, debe de ser eso.
Despejo mi mente de estos absurdos pensamientos y abro la puerta de mi casa. Todo está obscuro, ¿Por qué Thomas está con las luces apagadas?
- ¡Sorpresa! – De repente todas las luces se prenden y aparecen dos hombres delante de mí.
Uno es Thomas y el otro es…Tanner.
- ¿Qué demonios? ¡Tanner! - Grito.
- ¡Hola hermano! - Mi hermano menor me abraza tan fuerte que no puedo respirar.
- Su..fi..cien..te Tanner... - Quiero soltarlo pero este sigue abrazandome.
- ¿Acaso no estás feliz de verme?
- Por supuesto que lo estoy, idiota. - Lo golpeo en la cabeza con cariño.
- Bueno, esperaba más emoción.
- Estoy emocionado, solo que no lo demuestro - Le digo guiñándole un ojo.
- ¿Y qué ha sido de tu vida en estos seis meses que no me has tenido?
- Uy si te contara sus problemas amorosos... - Dice Thomas.
- Cállate, Thomas. - Le advierto. Tanner es la persona más jodida de este universo, es en serio, no hay ni un día en el que no te esté jodiendo la vida.
- ¿Así que Theodorooooo tiene chicas? - Tanner siempre está llamándome "Theodoro" porque sabe lo mucho que lo detesto. Desgraciado.
- Mejor te callas, basura. - Agarro a Tanner por la cabeza y empiezo a lanzarle golpes en el estómago.
- Ay, ay, ay, está bien idiota, no tienes que pegar tan fuerte. - Tanner se separa de mí y se frota la cabeza.
- Igual, ya descubriré quiénes son tus admiradoras. - Me hace una mueca.
- Suerte con eso. - Le digo.
- Sus nombres son Donna y Maia. - Vuelve a decir Thomas.
- ¡Thomas! - Empiezo a perseguirlo por toda la sala. Esta vez se pasó.
- ¿Donna? ¿Cómo las que se comen? - Paro un momento para observar lo que hace Tanner. - Mmmm que rico, me la comería. - Me dice observándome.
- ¡Será mejor que te calles si no quieres recibir una paliza! - Dejo a Thomas para después y ahora empiezo a perseguir a Tanner, quien está corriendo por toda la casa gritando "Maia, Maia, Maia"
***
Después de hablar por una hora con el inmaduro de Tanner, acepto salir a comprar su dichosa carne fresca, al parecer la carne se convirtió en un hábito cuando mi hermano entró a ese campo militar. Debo de admitir que ha vuelto más musculoso, ya no es un niño.
Subo al auto; sin embargo, antes de arrancar observo por el espejo retrovisor como las luces del audi que vi hace un rato se prenden de repente. ¿Es que pensará irse justo al mismo tiempo que yo? No lo creo.
Arranco el jeep y salgo hacia la autopista. Vaya, no veo al audi por ningún lado, sabía que mi mente me estaba jugando una mala pasada. Qué tonto.
*Donna’s P.O.V*
- Oh, mi amor, lo siento tanto. – Los sollozos de Dianne son más fuertes que los míos. No puedo que esté sufriendo más que yo.
En esta última hora, Dianne y yo conectamos tanto, que sentí como si estuviera hablando con mi propia madre. Fue tanta así la confianza que me transmitió, que terminé por contarle mi historia, la historia de mis padres.
- Escúchame amor, tú no tuviste la culpa, ¡Nunca la tuviste!
- ¡Acaso no oíste todo lo que te conté! – Ambas no paramos de sollozar. - ¡Mi madre se mató por mi culpa! ¡Por mi culpa!
- ¡Esas solo eran mentiras de tu padre!
- ¿Y cómo sabes eso? Tú no estuviste ahí. – Por un momento Dianne para de sollozar y me mira.
- No…por supuesto que no estuve ahí, pero estoy segura de que tu papá solo estaba destrozado por la muerte de tu madre, no quiso decir lo que dijo.
- No lo entiendes Dianne. Perdí a mis dos padres por mi culpa, y en menos de 4 meses. Siempre supe que no era una buena persona… - Dianne vuelve a sollozar y me abraza.
- Mi niña…lo lamento tanto, en serio lo hago…cuánto habrás sufrido. – El hipo se contagia con mis gritos y siento que me ahogo. – No te preocupes, yo te cuidaré…yo te cuidaré mi pequeña… - Los abrazos de Dianne hacen que me tranquilize, pero jamás podrán hacer que el recuerdo de mi pasado se vaya.
*Theo’s P.O.V*
Cuando me dirijo hacia mi auto con las bolsas de carne en ambas manos, noto que algo ha cambiado. Cuando llegué, era el único carro junto a otro en el estacionamiento. Ahora hay tres. Y el tercero es un audi negro. Abro la puerta de mi auto y dejo las bolsas en el asiento trasero. Finjo entrar al auto cuando de repente volteo y encuentro a un hombre observándome al lado del audi. No lo soporto más y me acerco a él. El hombre al notar lo que estoy por hacer se apresura por entrar a su auto; sin embargo, no lo logra, ya que mi mano cierra su puerta con fuerza.
- ¿Quién demonios eres y por qué estás espiándome?
- No le entiendo, señor. - Me dice.
- ¿Señor? - ¿Por qué me dice señor? Suena como si yo fuera su jefe y el mi…en un momento todo parece aclararse. - ¿Para quién trabajas?
- Perdón, pero no… - Antes de que pueda terminar de hablar le estampo un puñete en su cara.
- ¡Te pregunté para quién trabajas!
- No debió de hacer eso…joven.- Dice sobándose la cara.
- ¿Joven? ¿Ahora soy un jo… - El hombre agarra mi cabeza y la tira contra el capo del audi. - ¡Será mejor que quites tus sucias manos de mí antes de que te mate! - Trato de levantarme pero el hombre sigue sosteniendo mis brazos por detrás de mi espalda. Vaya, si que es fuerte.
- No le aconsejaría que haga eso, señor, puesto que he ganado 6 veces seguidas el campeonato nacional de Judo, soy cinta negra en taekwondo y poseo una licencia para el uso de armas de fuego. – De repente me calmó por completo y trato de actuar normal, si este hombre lleva un arma consigo, podría dispararme en cualquier momento.
- Ya déjame, no intentaré nada.
- ¿Está seguro?
- Si – El hombre me deja ir y yo me recobro al instante.
- Ahora con su permiso, me voy. – Sube rápidamente a su auto y sale del estacionamiento.
No tengo dudas, están buscándome. Es hora de llamar a los demás.
*No P.O.V*
- ¡Señor! ¡Señor! ¡Es él, el hijo de Richard Greenwood! – Harvey entra corriendo a la oficina.
- ¿Qué? ¿Estás seguro? - El jefe se levanta de su asiento impresionado.
- ¡Sí! ¡Es aquel niño! ¡Al que nunca encontramos! ¡El que después de años nos empezó a perseguir con los aliados de Richard!
- ¡Ese mocoso está detrás de Donna!
- Si señor…desgraciadamente.
- ¿Ya sabes donde vive?
- Sí señor, también sé con quienes.
- Los otros hijos de Richard…
- No creo que ellos sean un problema señor, en fin ellos no saben nada sobre el tema.
- Tienes razón. Tenemos que actuar rápido Harvey, si es lo que estoy pensando…ese chico no parará hasta encontrarnos.
- También me vio, señor. Sabe que está siendo perseguido.
- ¿Qué? ¡Como dejaste que te vea, Harvey!
- ¡Lo siento señor! El chico es muy inteligente, sabía que estaba siendo perseguido desde que lo empecé a seguir.
- Harvey, ese chico es muy peligroso, si es como su padre, temo que será un obstáculo en nuestro camino.
- ¿Qué propone que hagamos señor?
- Matarlo. Tenemos que matarlo, Harvey.
***
Chicas mañana no podré subir porque tengo que estudiar para el examen de Mate, por eso traté de hacer este cap un poco largo.
Estoy segura de que quedaron algo sorprendidas.
Bueno nos vemos el viernes, bye.