lo que me molesta no es la censura en sí,
los proxenetas y los asesinos no deberían tener el poder de publicitar su andar por la vida, ningún violento debería tener un blog para contar sus aventuras por la casa de su ex y reírse del sufrimiento ajeno.
no.
deberían atormentarlos, y es muy gracioso, porque uno lo lee y quizás piensa que es una exageración ficticia, pero no,
porque pareciera que es menos riesgoso tener una página acosando a mujeres
que abrir una página siendo una mujer.
todo esto se siente tan pulcro.
deseo estar en una realidad donde respirar sea disparar el disturbio.
mi cuerpo no puede estar afuera de casa ni un segundo, porque genera violencia para los ojos de este mundo.
todo se supone que es de dominio público porque alguien en algún momento propuso que tus cosas dejan de ser sólo tuyo.
si yo quiero subastar mí corazón en un frasco de vidrio con cubos de hielos y flores decorativas todos tienen derecho a opinar
y comentar,
pregunto, ¿qué es eso del derecho a opinar?, ¿opinar? ah, perdón, pensé que decirme desagradable, loca y enferma no era opinar, si no ser una persona que tiene la intención de hacerme llorar.