Los pasos apresurados del hombre bajaron las escaleras con rapidez, llegando al menudo cuerpo de la chica, que reposaba sobre el colchón, tomándola del brazo.
— ¿Pero qué-..? —su habla se quedó estancada en sus labios mirando sus ojos azules.— ¿Cariño sucede algo?
El chico lloró aferrándose a su cuerpo llorando mientras ella quedaba de pie y él con su cabeza pegada al vientre de ella, aferrado a su cuerpo como su fuese un oso de peluche. Misaki acarició su cabello intentando calmarlo.
— Tuve una pesadilla... —habló entre sollozos.
— ¿Que soñaste? —le preguntó, aún adormilada sin dejar de acariciarlo, él se aferró a su cuerpo aún más.
— Soñé que discutíamos y tú estabas molesta, demasiado —la miró desde abajo aún con lágrimas en sus orbes— Me mataste, ¡Me hiciste daño!
》Cínico 《
— Tu sabes que te amo, ¿verdad?
— Sí, Dabi, lo sé —comentó ya aburrida.
— No me vas a hacer daño nunca, ¿cierto? —se levantó quedándo a su altura normal, intimidándola.— Nunca me harás daño porque me necesitas —su mano acarició su brazo, poniéndole la piel de gallina.
— Nunca te haría daño... —susurró.
— No... tú no puedes, porque me necesitas —sintió sus manos rodeando su cuello, ella negó— Eres una inútil, me necesitas. —Presionó su cuello con fuerza quitándole el aure de a poco.— No puedes hacerlo... eres débil, si lo intentas...
— Dab-... —su habla fue interrumpida por la presión sobre su cuello, empezó a llorar.
— Si lo intentas... Voy a acabar con tu mugrosa existencia —una sonrisa cruzó sus labios, empezó a nublarse su vista, estaba cayendo.— Sin mí, no eres nada. Voy a matarte si me dejas.
Sintió sus ojos pesar a la vez que él la tiraba contra el suelo, llorándo de nuevo, su vista estaba borrosa y sentía que iba a desmayarse.
— Sólo quiero lo mejor para nosotros, ¿no lo vez?