Hace mucho, habían dos estatuas en un parque. Una era un personaje inventado por un escultor y la otra representaba a un antiguo héroe de la ciudad. La más admirada era la primera, pues afectaba ser un top model, y estaba recubierta de latón dorado, en cambio, la estatua del héroe no era tan bien parecida, y era de bronce, que ya se había opacado.
Un día, un sismo sacudió la ciudad, y las dos estatuas cayeron de sus bases, quedando muy maltratadas. El alcalde de la ciudad manifestó que serían reparadas y vueltas a colocar. Sin embargo, el presupuesto disponible sólo alcanzaba para arreglar una estatua, por lo que el alcalde decidió consultar a sus asesores para elegir cuál debían arreglar.
Tras deliberar, decidieron que la estatua del héroe debía ser la que reparasen, ya que era un recuerdo de una persona que ganó el respeto de toda la ciudad por sus hazañas.La otra estatua también podía repararse, pero no representaba ningún recuerdo importante, así que pospusieron su arreglo hasta que tuvieran recursos suficientes.
Moraleja: Es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas.