Mi semana de vacaciones pasó más lenta de lo que me habría gustado.
Me pasé todos los días en casa. En mi casa, esa que ahora compartía con Zayn y que habíamos estado haciendo habitable trasladando todo del callejón donde estábamos a ahí. Miré las paredes, el techo, el colchón que habíamos comprado, la nevera que Harry nos había regalado llena de comida exquisita, las ventanas que daban a la calle transitada y el sofá que ahora Zayn se había apropiado dejando su colchón vacío todas las noches. Me parecía todo tan increíble que no podía apartar la mirada de ahí ni un solo segundo.
Tina me abrazó con fuerza nada más me vio. Habían sido casi dos semanas sin ver a esa pequeña niña con trenzas y tenerla ahora cerca me llenaba de emoción.
-¿Cómo te fue en la casa rural?
Levanté mi mirada hacia ella y asentí lentamente esbozando una sonrisa, notando mi corazón acelerarse un poco al acordarme de todo.
-Bien, bastante bien. ¿Cómo fue por aquí?
-Fue bien. Anne estuvo muy alterada pero nadie sabe el motivo. Igual tú puedes preguntarle algo a Harry, seguramente él te lo cuente.
-Ya… Lo intentaré- Dije bajando la mirada mientras agarraba la bandeja con mis manos.
Me despedí de ella y salí de ahí con mis pies firmes y directos hacia su habitación. Que Anne estuviera alterada quería decir que podría haber pasado algo y eso obviamente también influenciaba a Harry.
Mis nudillos tocaron la puerta después de tanto tiempo y respiré profundo viendo como él abría la puerta con velocidad, sus ojos con un brillo deslumbrante impactando contra los míos mientras dibujaba una sonrisa en su cara que me indicaba que todo estaba bien y, realmente, jamás pensé que algo así me pudiera tranquilizar tanto.
Me dejó pasar y cerró la puerta con velocidad, siguiéndome hasta que dejé la bandeja en la mesa y me giré notando sus brazos fuertes levantándome del suelo por la cintura.
Mis brazos rodearon su cuello notando ahora sus besos por mi cara haciéndome reír.
-Louis…- Susurró con felicidad dejándome en el suelo, acunando mi cara mientras miraba mis ojos.
-Hola, ¿Cómo estás?
-Bien, ahora bien, ¿Y tú?
-Bien, he estado en casa toda la semana, ocupado con la mudanza.
-¿Ya lo tenéis todo?
-Sí, Zayn no se lo puede creer, está demasiado contento, gracias otra vez por eso…
Él negó con la cabeza acercándose para dejar un beso en mi frente volviéndose a alejar ahora soltandome del todo.
-No me agradezcas por eso.
Se sentó en la misma silla de siempre y yo lo imité viendo como ponía el té sobre la taza y la extendía hacia mí, haciendo lo mismo con la suya.
Suspiré profundo pasando mi mano por la taza ardiente intentando recordar ese calor toda mi vida, relajándome, sin duda, cuando recordé que ahora vivía bajo un techo estable y que en ningún momento me podría quejar de eso.
-Harry- Dije llamando su atención- Tina me ha dicho que Anne ha estado muy nerviosa últimamente.
Él se quedó callado dejando la taza en la mesa, mirándome mientras respiraba profundo y elegía las palabras mentalmente.
-Cuando yo no estoy ella se pone nerviosa, se cree que no voy a volver, es simplemente eso, no te preocupes.
Asentí sin creerme del todo lo que me estaba diciendo, viendo como esbozaba una sonrisa bebiendo de su taza después.
-¿Por qué me miras así?
-¿Qué se supone que debería decirle a Tina cuando me pregunte?
-Pues eso, que se pone nerviosa al tenerme lejos. Es mi madre, suena creíble.
Giré los ojos sin poder evitar una sonrisa y me acabé el té envuelto en conversaciones sobre la diferencia de tiempo que hacía ahí con el viaje o lo que decía el periódico ese día.
Cuando los dos terminamos, dejé las tazas en la bandeja y me levanté dispuesto a bajarla de nuevo a la cocina cuando sus brazos se abrieron esperando estrechar mi cuerpo entre ellos.
Me agaché a abrazarlo y él me sentó sobre sus piernas pasando una mano por mi cintura y la otra acariciando mi cara ahora cerca de la suya.
-Fue difícil dormir sin tí…
Sonreí débilmente bajando la mirada a mis manos, acostándome en su pecho para sentir sus brazos abrazarme ahora más.
-Para mí también.
-Extraño el lago, tenerte en la habitación de al lado y verte en traje.
Solté una pequeña carcajada dejando un beso en su mejilla después, levantándome de sus piernas para agarrar la bandeja entre mis manos.
-Pronto.
-¿Cuándo?
-Cuando quieras.
-¿Ya?
Asentí con una sonrisa en mi cara, viendo como él se levantaba y quitaba el termo de la bandeja, dejándolo encima de la mesa.
-Te acompaño.
Los dos salimos de ahí con calma, tomándonos el tiempo que hacía falta y más para bajar a la cocina y callar a todos con la presencia de Harry a mi lado.
Dejé la bandeja donde siempre y Tina me recibió con una sonrisa incómoda mientras recogía todo con paciencia, acostumbrada a ese ambiente.
Volví al lado de Harry y él le dió una mirada rápida a todos, rozando su mano con mi espalda para llevarme a la puerta, acto suficiente para que más de uno y una se pusieran a murmurar.
Cuando salimos el característico olor de Anne llegó a mi nariz dándome mala espina, viendo como se paraba en mitad de las escaleras y se giraba a mirarnos, especialmente a Harry.
-Harry, necesito hablar contigo.
Él suspiró poniéndose a mi lado, jugando con sus manos y con su vista fija en su madre ahora presente.
-Louis- Dijo ella mirándome con desprecio- Puedes retirarte.
Fui a girarme cuando él agarró mi mano deteniendo mis movimientos en seco, llevando la vista a mis ojos con fijación dándose cuenta después de lo que acababa de hacer.
Giré a mirar a Anne con velocidad, viendo que su vista estaba en el agarre de la mano de Harry con mi brazo y después subió a mis ojos, dejándome apreciar la furia ahí.
-¿Qué haces?
Harry me soltó suspirando y negó con la cabeza quitando el pelo que le molestaba en la cara.
-Nada mamá, ¿Qué necesitas?
-Le has tocado.
-Mamá no hagas de esto una montaña, yo
-¡Harry le has tocado! ¡A él! Ahora mismo te estás yendo a duchar y te quitas esa maldita idea de tocar a los empleados. ¡¿Para una persona a la que decides tocar y tiene que ser él?!
Sentí mi corazón romperse en mil pedazos pero intenté disimularlo lo mejor que pude, apartando la mirada de ellos mientras mordía la cara interna de mi mejilla.
-Relájate- Le dijo él más firme de lo que debería.
-¡¿Qué me relaje?! ¡¿Tú qué crees que pensaría la gente si se enteran de esto?! ¡Llevas años sin tocar a nadie y decides volver a la normalidad con un muerto de hambre!
Él se acercó más a ella, susurrando cosas que no pude escuchar pero que sonaban tan graves que solo pude bajar la cabeza y sentirme indefenso ante la mirada de los empleados que seguían a Anne.
-¡No me digas lo que tengo que hacer! ¡Maldita sea, ahora mismo voy a despedirlo si vuelvo a ver un acto así!
-Si le despides me voy- Dijo él calmadamente sin saber lo que harían sus palabras en el cuerpo de su madre.
Anne levantó la mano con fuerza y la impactó en la mejilla de Harry haciéndolo girar sobre sus talones.
Fue ahí cuando supe que eso no podría llegar a nada más y que el amor que estaba creciendo en mi pecho por él tenía que detenerse si realmente le quería lo más mínimo. No podía seguir así, sentí esa bofetada multiplicada por un millón en mi interior. Mi corazón se rompió tanto que solo pude llevar las manos a mi boca viendo como él se levantaba y la miraba roto, sin expresión pero con un nudo en la garganta que no le dejó hablar más.
-Louis- Dijo sin mirarme pero con un hilo de voz casi inentendible- Espérame arriba por favor.
Me lo pensé de verdad. Sentía miedo, por él y por mí. Miedo a perderlo y miedo a perderme a mí así que lo dudé hasta que me miró a los ojos, los suyos rojos intentando controlar el sentimiento que se estaba formando en su interior.
-Subo enseguida.
-Harry…- Murmuré a lo que él asintió ignorando los comentarios horrendos que ahora salían de la boca de su madre hacia mí.
-¡No vuelvas a llamar a mi hijo así! ¡Es tu jefe y merece un respeto! Nunca será igual su postura ante la sociedad que la de alguien como tú.
-Mamá o te callas o te juro que me voy, y me voy para siempre. Yo le ordené que lo hiciera y lleva haciéndolo más tiempo del que te crees.
Ella se quedó callada, mirando a su hijo con el ceño fruncido mientras negaba de una manera lenta y intuitiva.
Subí las escaleras sin querer escuchar nada más, queriendo encerrarme en su cama, con él entre mis brazos a kilómetros luz de ahí mientras mis manos recorrían su pelo y su boca besaba mi cuello durante horas. Solo Harry y yo.
Pude memorizar cada rincón de esa habitación si no lo había hecho ya. Me senté en la cama tantas veces que conseguí arrugar las sábanas que la cubrían. Me sentía tan mareado que me obligué a relajarme sentado en la silla de todas las mañanas, sintiendo la arcada cada vez más cerca y la bilis subiendo por mi garganta acompañada del té mañanero.
La puerta al final se abrió, sin previo aviso pero con sus ojos verdes viajando por la habitación con ansia hasta encontrarme.
Caminó hacia mí y me abrazó de una forma tan necesitada que solo pude reprimir las lágrimas un poco más.
-Perdóname por favor Louis. Perdóname.
Me separé negando mientras acunaba su cara con mis manos, sintiendo sus mejillas mojadas bajo mi piel.
-Harry tú no tienes la culpa…
-Sí, si la tengo y necesito que me digas que estás bien. Por favor necesito que me prometas que no te vas a ir, que no me vas a dejar. Tú no Louis, por favor prométeme que tú no te irás.
-No me voy.
-No, lo tienes que prometer.
-Lo prometo- Dije mirando sus ojos, viendo como volvían a crear ese brillo que los caracterizaba y como su piel, sorprendentemente, volvía a desprender calor y olvidar el color pálido que lo abrazaba ahí.
Me besó con ansia, necesitado y recibiendo lo que quería por mi parte. Tocó mi espalda como asegurándose que de verdad yo estaba ahí y no me había ido. Me levantó sin esfuerzo y mis piernas se enredaron en sus caderas notando sus leves caricias en mis muslos mientras intentaba normalizar su respiración.
Me abrazó de la cintura con fuerza y yo escondí la cabeza en su cuello aspirando el olor a limpio de su piel, su pelo haciéndome cosquillas en la cara y mi cuerpo relajándose cuando me dejó en la cama y se tumbó a mi lado sin soltarme.
Su cuerpo se escondió de nuevo en mi pecho y yo lo abracé tan fuerte como pude, sabiendo lo mucho que iba a necesitar eso el resto de mi vida.
-Harry yo no sé si merece la pena- Dije en un susurro notando sus manos fuertes en mi cadera- Yo no sé si merezco la pena…
-Es difícil, yo te lo dije, pero si tú quieres quedarte a mi lado yo haré que valga la pena y sino también, nunca haré nada de lo que te puedas arrepentir Louis. Recuérdalo siempre, tú siempre tienes la última palabra aquí.
-Es algo que tenemos que decidir los dos…
-Aquí no. Nunca te haría daño Louis, tú decides por los dos y lo que hagas siempre estará bien.
-Harry yo…
Sentí las lágrimas en mis ojos y tuve la necesidad de abrazarlo más contra mí, sus labios ahora sobre la piel de mi cuello presionando lo suficiente para sentir mi pulso acelerado ahí.
-Tranquilo…
Mis manos se adentraron en su pelo y mi cabeza se apoyó contra la suya dejando un pequeño beso en su frente, dejando mis labios ahí por un par de segundos.
-Yo no quiero perderte Harry, y si seguir con esto va a provocar más problemas despídeme ya, porque me niego a que te vuelvan a tocar un solo pelo por mi culpa.
Él me abrazó con más fuerza hasta que nuestros cuerpos no podían estar más juntos, nuestras piernas ahora entrelazadas y nuestros brazos buscando el contacto cada vez más.
-Todo va a estar bien, Louis, confía en mí.
Me creí sus palabras como si él estuviera totalmente convencido de que fueran a hacerse realidad. Lo más fuerte no fue eso, fue que me tranquilizaron tanto que sentí como mi cuerpo ya no recibía ningún tipo de ofensas ni recuerdos dolorosos.
Bajé un poco más y junté mi frente con la suya mientras mi pulgar pasaba por sus labios delicadamente y mi vista se fijaba en las golondrinas tatuadas en su piel.
-No te metas en problemas por mí, ¿Vale? Haz como si no te importara.
-No puedo hacer eso…
-Será más fácil así, créeme… Hazlo para volar como las golondrinas.
Él sonrió dejando un pequeño beso en mi dedo, inclinándose para besar mi mejilla varias veces hasta acabar en mi boca.
-Ahora tú eres mi golondrina.
-¿Sí?
-Claro, tú eres mi libertad ahora.
Mi jornada laboral acabó horas después, sin ningún problema más, pero una idea loca recorría mi mente repasando sus palabras una y otra vez.
Era una locura y quién sabe si en un futuro me podría arrepentir de algo así. No pensé más cuando llegué a casa y el interior me recibió con calor y el sonido de una televisión pequeña que Zayn se había empeñado en comprar.
-¡Lou! ¡Estoy en mi sofá!
Dejé las llaves en el recibidor y pasé al salón para encontrarme a mi amigo ahí tumbado, con un bol grande en sus manos y las palomitas almacenadas en su boca de una manera graciosa.
-Hola- Dije removiendo su pelo mientras agarraba palomitas del bol- Una pregunta.
-Dispara- Dijo sentándose mejor para verme.
-¿Sigues teniendo la máquina de tatuajes de tu padre?
Él se quedó callado tragando la montaña de palomitas que tenía en su boca, mirándome con duda.
-¿Qué te hago?
-Un pájaro- Dije mirándolo firme.
-Hay muchos pájaros Louis.
-Una golondrina.
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intentaré subir más seguido para que la cuarentena se haga más llevadera, ¡incluso tengo nuevos proyectos en mente que pronto publicaré!
gracias por todo y espero que estéis todxs bien :)