REPRIMIDA
Capitulo # 12
UNA PROMESA DIFÍCIL DE CUMPLIR
Narra Darien
Puede besar a la novia; dijo aquel juez, miré a Serena y sus dulces labios, pero no me permití olvidar ni por un momento la promesa que le había hecho a la señora Ikuko, así que busqué el rostro de mi suegra para pedir de esta manera su aprobación, ella asintió y no necesité más ; deposité un corto beso en aquella dulce boca que ahora era mía legalmente, Serena respondió a mi beso, lo corté rápidamente por temor a no poder detener mis pensamientos y es que además, no me sentía del todo cómodo al besarla frente a su familia, ellos eran tan cerrados que yo prefería evitar.
Los abrazos y besos para felicitar a la nueva pareja no se hicieron esperar, todos y cada uno tenían algo que desearnos, incluyendo mi amigo Diamante quien había venido en compañía del juez que se encargo de oficiar el contrato nupcial y que ahora se acercaba para conocer a mi esposa de manera apropiada; estrechó mi mano y dándome un abrazo dijo:
-Diamante: Felicidades amigo mío, ahora entiendo tu afán de sentar cabeza... Esta mujer es hermosa.
la mirada de Diamante envolvía una fina coquetería que usaba con todas las mujeres de espléndida belleza y a la que yo estaba acostumbrado, pero que en este momento me pareció molesta e inapropiada, por lo que sutilmente se lo dejé claro.
-Darien: Así es... es muy hermosa, déjame presentártela de manera formal, ella es Serena de Chiba, mi esposa Diamante, así que deja de mirarla de ese modo que ya tiene dueño(le dije con una pequeña sonrisa) Serena el es Diamante Blackmoon un buen amigo.
-Diamante: Amigo mío no te conocía como un hombre celoso, es solo un piropo, tu esposa es hermosa y se que esto se lo habrán dicho muchas veces, espero no te moleste ahora mi sinceridad... Mucho gusto Serena, es un placer, Espero podamos ser muy buenos amigos, tal como lo soy de Darien, estoy a tus servicios. (depositó un beso en la mano de la rubia)
-Serena: Gracias es usted muy amable señor Diamante. (la rubia sonreía sonrojada)
-Diamante: Quítale el señor mujer, que me haces sentir como un viejo.
En ese momento Artemis entró en escena para invitarnos a pasar a la mesa a degustar del menú preparado por el para esta ocasión el cual era perfecto como siempre, había música de violin que la agencia que contraté para decorar había traído lo que hacía mucho más ameno el momento, comimos y bebimos a gusto por varias horas, descubrí sin duda que la familia Tsukino era muy agradable y formal, ya entrada un poco la noche Don Kenji se puso en pie y me pidió hablar a solas un momento, accedí de inmediato y me retiré con él al estudio
-Don Kenji: Darien no voy a sermonearte ni a quitarte mucho tiempo; solo quiero que sepas que aunque ahora mi hija es tu esposa y tu estarás a cargo de ella; ella siempre será mi hija y si algún día tengo que recordártelo y hacerte respetarla, no me temblara la mano para hacerlo, esta claro?
-Darien: Esta muy claro señor Tsukino y déjeme decirle que no tengo ninguna intención de irrespetar a su hija, guardaré fielmente la promesa que le hice a su esposa y entre ella y yo no pasara nada hasta la boda religiosa.
-Don Kenji: Mira Darien, no voy a hacerte pasar por esa experiencia incomoda, Serena es tu esposa, yo soy hombre y se lo bella que es mi hija, los hombres tenemos necesidades y es algo natural, por mi pueden consumar la boda de una vez, al fin y al cabo la ceremonia religiosa es un hecho, estoy convencido que eres hombre de palabra y eso ya no tiene reversa o acaso me equivoco?
-Darien: No se equivoca, Serena será mi esposa ante la ley de Dios y de los hombres, en cuanto a la promesa que le hice a su esposa, me siento obligado a respetarla y cumplirla, por lo que lo haré.
-Don Kenji: Tu sabrás... pero te voy a dar un concejo, no le des tanta libertad a mi hija, ella toda su vida ha querido volar alto y no creo que eso te convenga a ti, lo mejor es siempre tener bajo control a las esposas, por eso te digo que pueden consumarlo de una vez, creo que lo mejor para mí hija es que la embaraces cuanto antes, talvez así entienda cual es su lugar en la vida y en la sociedad.
Me aterraron las palabras de este hombre y entendí que cada referencia sobre el y su machismo aunque me pareciera exagerada era verdad, este señor lo único que quería era el sometimiento de las mujeres de su linaje y ahora pretendía pedirme a mi hacer lo mismo.
No refuté nada de lo que decía, aunque no estaba de acuerdo, no quería entrar en conflicto con él, lo que yo quería para Serena era todo lo contrario, por una extraña razón que aún no conocía anhelaba poder darle la libertad que le había sido negada siempre, demostrándole que era dueña de su vida y que podía hacer con ella lo que quisiera, la quería libre sin limitaciones ni prejuicios y talvez con él tiempo pensar en hijos pero ahora ni yo mismo los quería; aunque talvez el proceso para tenerlos sí.
Salimos de aquel estudio después de ese concejo, los Tsukino se despidieron de manera algo efusiva de Serena, mi padre, mi hermano y yo los acompañamos a los autos para descargar el equipaje de mi esposa, una vez se fueron ellos, volvimos al salón en donde aún se encontraban Diamante y mi prima Hotaru acompañando a Serena
-Diamante: Bueno yo también me voy, me imagino que los novios quieren algo de privacidad...(tomo la mano de Serena y la besó) Fue un placer acompañarlos hermosa Serena
-Serena: Muchas gracias por venir, eres muy amable.
Diamante me dio un abrazo, beso en la mejilla a mi prima y estrechó las manos de mi padre y hermano para luego irse; los demás se retiraron a sus respectivas habitaciones, no sin antes volver a darle la bienvenida a la rubia y dejándonos solos en aquel salón; me senté al lado de Serena frente a ella para tratar de minimizar el evidente nerviosismo que ahora reflejaba con una pequeña charla
-Darien: Hay mucho que procesar cierto? Estás nerviosa? (asintió levemente) Te digo algo Serena... Yo también lo estoy y es que tu madre me la puso muy difícil con eso de que no puedo tocar tu tesorito
Me carcajee inevitablemente por mis palabras y segundos después cesé de manera abrupta al ver que sus mejillas estaban muy sonrojadas y bajo la mirada bruscamente; tomé con mi mano su barbilla y levante su rostro para proseguir
-Darien: Lo siento, no era mi intención abochornarte más, habrás notado que estoy algo nervioso y digo tonterías; ven vamos a la habitación para que descanses un poco, debes estar abrumada.
La levanté entre mis brazos para llevarla hasta mi habitación, que ahora sería la nuestra, ella no dejaba de mirarme y yo tampoco podía dejar de hacerlo, una vez en el cuarto la senté en la cama en donde Artemis había dejado una pequeña pijama para ella
-Darien: Quieres que salga para que puedas ponerte la pijama? O talvez quieres que te acerque al baño...
-Serena: Prefiero que me ayudes a ponérmela; digo ya eres mi esposo, inevitablemente algún día tendrás que verme desnuda.
Me sorprendió esas palabras en Serena, nunca una mujer me había hecho sonrojar con respecto a verla desnuda, y ella por su aparente inocencia sin duda sería la primera.
Ella tenía razón en algo, ya era mi esposa así que no titubee, me acerqué lentamente y empecé a quitarle aquel sencillo vestido, la despoje de todo haciendo un esfuerzo sobrehumano para no verla en detalle, esto si que era una tortura, el roce de mis manos hacía que mi cuerpo vibrara y al quitar el brasier que cubría sus erguidos y hermosos pechos inevitablemente mi miembro reaccionó levantándose y endureciéndose sin piedad, me desplace inmediatamente detrás de ella, no quería que notará mi condición, le coloqué la batola o pijama, diría yo que bruscamente debido a mi desesperación y una vez hecho me fui al baño, me quité la ropa, entré a la ducha y deje caer agua muy fría sobre mí, lo que hizo que un grito saliera de mi boca, carajo si que estaba fría! , pero lo necesitaba jajaja ja, ahora si me calló la realidad encima, que era lo que había hecho al prometer semejante cosa a la señora Ikuko, como iba a compartir la cama con una mujer tan hermosa sin tocarle un centímetro de esa hermosa y ardiente piel, definitivamente que masoquista soy.
Media hora después de estar en ese baño, deje la vergüenza a un lado y salí de allí, envuelto en una salida de baño bastante larga y la encontré a la rubia recostada en la cama que me miraba sonriente, supe allí que lo había hecho a propósito; Serena era una caja de pandora esperando ser abierta, eso me gustaba mucho, pero en este momento sería para mi algo desastroso
-Serena: Estaba muy fría el agua?
-Darien: Tú hiciste esto apropósito cierto?, acaso te estas desquitando por algo?
-Serena: No, nada de eso, tú aceptaste las reglas de mi madre, no yo... Yo solo se que ahora soy tu esposa y no tiene que avergonzarme el hecho de que me veas desnuda
-Darien: Supongo que yo tampoco debo avergonzarme cierto?
Me puse nuevamente en pie mientras ella me miraba con preocupación al notar que empezaba a soltar el lazo que sujetaba aquella salida de baño, al comprender que esta caería al piso se tapó los ojos de manera acelerada lo que hizo que me carcajeara fuertemente
-Darien: Pensé que no debíamos avergonzarnos de nuestros cuerpos esposa mía; anda descubre tus ojos, dale Serena, no estoy desnudo
Descubrió sus ojos y se carcajeo al ver que debajo de esa enorme toalla tenía puesta una sudadera, me lancé a la cama nuevamente, pero esta vez muy cerca a ella, tomé su rostro entre mis manos y la besé suavemente, a lo que ella correspondió; él beso se tornaba eterno, no quería soltar su boca, así que seguí haciéndolo mientras libraba una pelea interna con mis manos que se morían por tocarla, al final no pude seguir evitándolo y mi mano comenzó a bajar por su cuello hasta llegar a su pecho el cual acaricié con delicadeza; sentí el roce de sus piernas en las mías lo que sin duda me estaba haciendo perder la cordura, seguí así un par de minutos hasta que mi atrevida mano apretó uno de sus pezones y su rodilla tocó mi duro miembro que se estremeció mucho más ante aquel contacto; allí supe que había sido demasiado, así que me aparté aparatosamente y le dije:
-Darien: No puedo hacer esto, no puedo estar contigo en esa cama y no tocarte Serena... Creo que lo mejor es que me valla a otra habitación, de lo contrario no podré cumplirle la promesa a tu madre y mucho menos después de lo que me dijo tu padre, perdóname, descansa, te veo en el desayuno.
Salí de esa habitación hacía la de huéspedes casi que corriendo, yo diría que huyendo de mis impulsos y deseos carnales, deseaba mucho a esa mujer, tanto o más de lo que había deseado a Rei días atrás y pensar que al principio no quería casarme con ella, por ser la mujer que mi padre había elegido para mi, definitivamente que buen tino tuvo el viejo.