Shane Foster || El sexy mujer...

By rockstar-literaria

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ADVERTENCIA: Está historia contiene lenguaje fuerte, contenido sexual explícito e incluso errores ortográfico... More

EL SEXY MUJERIEGO.
♪PERSONAJES♪
1: ¿Noche salvaje?
2: Tu me gustas.
3: Siempre mujeriego, nunca inmujeriego.
4: Príncipe besa renacuajos.
5: Si, lloramos por Jack.
6: Banana en bikini
7: Nadie recuerda un carajo.
8: El refugio para borrachos.
9: Sopita pa la resaca.
10: Las bubis de Sam.
11: Sabrina bonita.
12: Una cita sexual.
13: ¡Mis supuestas bubis!
14: Las esperanzas son las últimas que se pierden.
15: Creo que me gusta una mujer.
16: Son unos blanduchentos.
17: ¡Cobarde!
18: No te pediré matrimonio.
19: ¿Quien es Jerry?
20: ¿Tienes fiebre?
21: ¡La peor cita!
22: ¡Lo arruinaste Samantha!
23: Esto esta duro amigos.
24: Oh, cállate pervertido.
25: La traición.
26: Estoy jodido.
27: ¿Dulce o truco, idiota?
28: Metida en problemas.
29: La verdad detrás del mujeriego.
30: No soy un bebé, ya soy un hombre.
31: Con novia o sin novia... solo búscame.
32: ¿Qué cojones, Ivie?
34: Pareces un tomatito.
35: Pincky promise.
36: No me jodas
37: ¿Relación a distancia?
38: Es un imán de problemas.
39: Nada más que eso.
40: Adiós, viejo año.
41: Hasta luego, sexy mujeriego.
42: Tensión sexual.
43: Realmente te gusta el sexy mujeriego.
44: Es una cosa de locos...
45: ¡Viva la vida loca!
46: Vete al infierno maldita plástica.
47: Nene sensación.
48: Bubis operadas.
49: Dejando atrás el nido.
50: Pincky promise (2)
51: Una iniciación asombrosa
52: Aquella madrugada
53: Me rompes el corazón.
54: Intento ser un niño bueno
55: Sexo duro contra el muro.
56: El trasero más fogoso.
57: Tú para mí y yo para ti
58: Mudanzas y despedidas.
59: Shavie es real.
60: Corazón roto.
61: Inevitable.
62: Heridos, despechados y sentirse como la mierda.
63: ¿Es muy tarde?
64: Orgasmos
65: Peleas épicas
66: ¡Llego por quien llorabas!
67: He caído.
68: Familia, sinónimo de desastre.
69: Te ama como un maniático.
70: El idiota y la maniática.
Epílogo
Oye, ¡deberías leer esto!
Primer extra
Segundo extra
Tercer extra
Cuarto extra
Quinto extra
La historia de Dustin

33: ¡Maldición su vida corre peligro!

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By rockstar-literaria

Shane Foster:

Anoche fue una mierda. No dormí casi por lo que hoy tengo dos bolsas bajo mis ojos cafés. Estuve dando varias vueltas en mi habitación después de fumarme un cigarrillo en el reducido balcón que tiene la misma. Eso me ayudo, mas no con el sueño, el cual nunca llego.

Me levante casi a las nueve de la mañana y fui el último en hacerlo. Todos me informaron de los planes del día de hoy.

Haremos una pequeña fiesta. Caleb y Samantha irán a comprar lo necesario mientras nosotros organizamos toda la cabaña, tendremos diversos juegos y encenderemos la chimenea.

Esperaremos a que lleguen ellos con todo lo necesario para lo cual no falta mucho.

─¡Shane!

─¡¿Qué?!

─¡Baja ahora!

─¡¿Para qué?!

Me río por lo bajo y empiezo a caminar hacia las escaleras.

─¡Joder, solo pon tu trasero aquí abajo cavernícola!

Bajo las escaleras topándome con la mirada reprochadora de Owen, me río al verlo en pose de jarra recordando a mi madre cuando me sermoneaba cuando era pequeño.

Su ceño se frunce mas al verme reír.

─¿Qué es tan gracioso?

─Te pareces a mi madre ─mis carcajadas no se detienen.

─A veces pienso que tienes un tipo de problema mental.

Le dedico una mala mirada ─Ajá ¿y qué pasa? ¿Para qué me llamabas?

─No tenemos equipo de sonido, se nos olvido por completo.

En eso llegan los gemelos uniéndose a la conversación.

─Sam llamo, ya vienen en camino.

Me dirijo a Owen ─Debemos comprar un equipo o si no, no tendremos música esta noche.

─Hunter llama a la rubia, infórmale de esto.

Hunter asiente y se retira.

─¿Creen que le alcance el dinero? ─pregunta Hudson.

─Debería, a menos que se haya gastado más de la cuenta en lo que compro.

─Hablas como si no conocieras a Sam, le encanta malgastar el dinero cuando hay el suficiente.

Ruedo los ojos.

─¡Hunter, pregúntale si le alcanza! ─le grito al gemelo el cual está en el teléfono.

Asiente y esperamos a que nos conteste.

─Dice que le falta, ¿qué procede?

Miro a Owen y este me guiña un ojo ─Ves.

Me acerco a Hunter y le quito el teléfono.

─Samantha, ¿qué carajos compraste?

─¿De todo un poco? ─escucho su risa nerviosa y ruedo los ojos.

─Te voy a transferir para que compres el equipo, pero envíame un mensaje con el precio.

Ok mi amor.

─Nos vemos aquí, no llegues tan tarde.

Bueno está bien, te amo.

─Si aja, como sea.

Uy que odioso eres...

La llamada se cuelga y le devuelvo el teléfono al gemelo.

─Problema resuelto, ahora toca prepararse para más tarde.

§

Samantha llego con muchas cosas para la "pequeña" fiesta, que resulto estar muy bien decorada. En fin, las chicas se encargaron de arreglar toda la cabaña mientras nosotros preparábamos las bebidas y el sonido.

Desde hace 30 minutos que pusimos la música y ahora estamos llevando vasos y botellas a la mesa que pusimos en medio de la sala. Nos arreglamos hace unas horas por lo que lo único que falta es dar inicio oficial a esta fiesta.

Colocamos todo en la mesa y justo en el instante en que terminamos Samantha se sube a uno de los muebles y eleva un vaso.

─¡Brindemos, por Shane y su cabaña!

Todos se dirigen a la mesa y se sirven para levantar los vasos, les sonrió cuando todas las miradas se posan en mí.

─¡Por Shane y su cabaña!

Todos bebemos y los gemelos se le unen a la rubia.

─¡Y ahora que empiece esta fiesta damas, cavernícolas y camaroncito!

Reímos por sus ocurrencias y nos reunimos alrededor de la mesa. Me tiro en el mueble que coloque exclusivamente para mí y bebo de mi trago.

Sabrina se acerca con un juego en sus manos.

─Hora de jugar.

Todos nos posicionamos en nuestros respectivos lugares.

─¿Cuál es? ─inquiere Caleb.

¿Qué cosa soy? ─enseña el juego a todos.

Los gemelos se emocionan ─Nos encanta este juego ─dicen al unísono.

─¿Cómo se juega?

─Ivie cariño, es muy fácil ─le responde Hunter.

Ethan le dedica una mala mirada ─Yo le explicare.

Ruedo los ojos y bebo de nuevo de mi trago.

─Es simple maniática, solo tomas una de estas ─señalo las cartas que Sabrina esta apilando boca abajo─. La colocas en tu frente e intentas adivinar qué cosa eres.

Mi explicación parece sorprenderle y maldigo al darme cuenta de que le dirigí directamente la palabra y no solo eso, lo hice usando el apodo que le tengo.

─Sencillo ─añado intentando restarle importancia y vuelvo a beber de mi trago. Siento su mirada en mí pero la ignoro fingiendo que le prestó atención a lo que hace mi súbdita.

─Colóquense esto.

Hacemos lo que nos pide la castaña y nos pasa a cada uno una carta, sin verlas las adherimos a nuestras cabezas. Ella es la última en hacerlo.

Leo lo que son los demás y me rio al ver lo que Cameron es, que curioso...

─Bien, haremos lo siguiente ─comienza la castaña─. Yo seré la primera y va de izquierda a derecha ─se señala y luego a Ethan que está a su izquierda.

Yo estoy a su derecha así que seré el último. Antes de reiniciar el conteo. Sabrina se remueve en su asiento y carraspea.

─¿Soy algo que se come? ─pregunta.

Todos negamos, menos Cameron.

─Si... ─lo miramos extrañados y se rasca la barbilla─. Digo, no, para nada, no eres comestible.

Sabrina se ríe y asiente. Es el turno de Ethan.

─¿Soy un animal?

─Si ─responden algunos.

─¿Soy un tigre?

─Error, mi turno. ¿Soy una prenda?

─Error de nuevo ─dice la rubia─ Okey, ¿soy un objeto?

Asentimos, tomo un bol con frituras y meto algunas a mi boca.

─¿Soy un utensilio de cocina? ─vuelve a preguntar.

─No mi vida, me toca... ─Owen bebe un trago antes de hablar─. ¿Soy un animal?

─Por supuesto ─le responde Samantha.

Frunzo el ceño y ella se ríe ante la reacción de todos.

─Bueno, no lo dice allí ─señala la carta─, pero lo eres.

Owen rueda los ojos ─Bien entonces te toca Ivie.

La pelinegra muerde su labio inferior ─¿Soy... algo delicioso?

Reprimo mi sonrisa mordiendo el interior de mis mejillas pero me cuesta hacerlo.

Si, vaya que sí.

─Mmm, no ─niegan los cavernícolas.

Es el turno de Cameron y me echo a reír, me mira elevando las cejas.

─¿Qué?

─Nada, tu sigue...

Nos sonríe ─¿Soy pesado?

Los chicos se ríen.

─No, no lo eres ─le responde Ivie a su lado.

Y así pasa el tiempo hasta que poco a poco vamos adivinando que somos. Sabrina era una espátula, Owen una manzana y Caleb un balón de basquetbol, finalmente Cameron en la tercera ronda adivino que era un camarón, y el simple pensamiento me hace reír.

Vamos por la quinta ronda y aun no adivino lo que soy al igual que Ethan, Samantha, los gemelos e Ivie.

─Bien, soy un instrumento de cuerda que toca música clásica ─repito todo lo que he adivinado en las dos últimas rondas, todos asienten─. ¿Soy un violín?

─¡Bravo! ─los cavernícolas aplauden.

─Dame tu carta ─me dice Sabrina, la quito de mi cabeza y se la entrego, ella con sumo cuidado me coloca la nueva─. Bien, mi turno.

─¿Soy algo que vuela?

─No ─una pausa─. Yo soy un animal pequeño que no sabe volar pero si nadar ─Ethan piensa unos instantes antes de tratar de adivinar─. ¿Soy un animal de agua salada?

Le confirmamos que si y sonríe.

─¿Soy una medusa?

Negamos y maldice antes de tomar de su vaso.

─¿Soy algún tipo de herramienta?

─No, y yo ¿soy algo llamativo?

─¿En qué sentido?

─Llamativo para las personas, dah.

─Podría ser... ─responde Hunter, la rubia se confunde ─. Mejor has otra pregunta.

─¿Soy grande?

─Depende ─le responde Hudson.

─Demonios, sus respuestas no me llevan a nada.

Empiezan una pequeña discusión acerca de las preguntas y respuestas y niego ante la escena, tomo una botella de vodka y una garrafa de jugo y mezclo las bebidas, al probarla sonrió en aprobación y paso la punta de mi lengua por mis labios un par de veces.

Le prestó atención a mí alrededor y todos tienen sus miradas en Ivie quien ¿me mira a mí? Bueno no exactamente a mí, sus ojos están mirando hacia mi dirección pero tiene la mirada perdida como cuando te sumerges en tus pensamientos. Owen pasa la mano frente a sus ojos haciendo que salga de su ensoñación.

─¿Estás bien?

La chica pestañea varias veces y asiente ─Si, solo... debo ir al baño.

Se levanta y se dirige al baño de la planta baja, nos observamos entre nosotros y luego a Ethan quien es su novio y debería saber que le sucede, este solo se encoge de hombros.

─Estará bien, saltemos su turno por ahora.

Me aferro a mi cómodo lugar deteniendo las ganas de ir a ver que le sucede y continuamos con el juego. Hunter no está ni cerca de adivinar lo que es por lo que casi hace un berrinche pero en ese preciso momento Ivie se reúne con nosotros.

Hudson adivina que es una cucaracha y cuando llega mi turno de nuevo Sabrina va a cambiar la música por lo que nos pide que esperemos unos momentos, cuando regresa espero a que se siente para continuar.

─¿Soy...?

─Un mujeriego, si.

La interrupción de la pelinegra me saca de balance y todos la miramos confundidos.

─¿Qué? ─le pregunto.

─Lo que eres.

Inclino la cabeza un poco y frunzo mis cejas.

─¿Dijiste que soy un mujeriego?

Cameron se ríe.

─Ah, ella lo dice por tu apodo, claro.

Le echo una rápida mirada y niego. No, esto no es por mi apodo, es algo más.

─Como sea, sigamos...

Decido hacerle caso a Sam e ignorar lo que sea que quiso hacer Ivie.

Tomo el último trago de mi vaso ─Bien, ¿soy...?

─Un mentiroso, claro que sí.

Okey, suficiente.

─¿Qué sucede contigo?

Todo el ambiente se torna tenso y Ethan se mete en la discusión.

─No le hables en ese tono.

Le dedico una mirada asesina y clavo mis ojos en la pelinegra nuevamente, nos mantenemos la mirada por unos instantes antes de que Sabrina intervenga.

─Chicos, chicos... creo que están algo tomados y por eso es mejor dejar de jugar e ir a bailar.

Sin quitarle los ojos de encima a Ivie, le respondo a la castaña.

─No dejaremos de jugar hasta que pase mi turno.

Ivie levanta su mentón desafiándome. La tensión se podría cortar con un chuchillo.

─Bro, no es buena idea.

─No te pregunte ─me inclino hacia Ivie─. ¿Soy...?

─Un malnacido, por supuesto que sí.

Me levanto del mueble y coloco ambas manos sobre la mesa para apoyarme, ella imita mi acción y nos quedamos viendo fijamente.

─¿Un malnacido? ─inquiero.

─Eso y muchas cosas más.

Cameron se lleva a Ivie a un lado y esta se queja, Ethan se encamina hacia ellos y no le quito la vista ni un segundo a la pelinegra hasta que el resto se me acerca a cuestionarme sobre lo sucedido.

─¿Qué fue eso, Shane?

Mi mirada se posa en Sam.

─No lo sé, estará ebria.

─Se veía muy molesta ─dice Sabrina.

─¿Qué le hiciste? ─pregunta el moreno.

─No le hice nada. Solo esta maniática, ¿por qué creen que le puse ese apodo?

Los gemelos intervienen ─No creo que este realmente tan loca.

─Lo está, y ella me odia no es para menos ─recalco enojado.

Owen bebe todo el líquido de su vaso y me coloca una mano en el hombro.

─Te comprendo a mí también me odian ─mira hacia Samantha quien le da un puñetazo en el brazo.

─No, ella no te odia. Algo ocurrió, ¿estás seguro que no le hiciste nada?

Miro a Caleb indignado y me voy hacia la cocina, dejando atrás a todos.

No entiendo que mosca le pico a Ivie, pero no me gusto para nada su jueguito. ¿En qué pensaba? Una cosa es que sea insoportable y otra es que me lance insultos así como si nada. Puedo ignorarla todo lo que quiera pero no tolerare su falta de respeto porque yo jamás se los he faltado.

Cuando llego a la cocina me siento en el taburete y sacudo mi cabello, todo estaba bien y nuevamente empieza mi rutina de estrés, mal humor e insomnio. Porque es seguro que después de esto fijo me atacan esos tres líos.

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.

.

.

Ivie Jackson:

Este juego me parece un poco difícil, pero es entretenido. Aun no he adivinado lo que soy y eso me irrita un poco pero el alcohol está haciendo efecto para que mi poca paciencia no se acabe.

Samantha es un país, Venezuela para ser especifica pero sus preguntas son difíciles de responder con exactitud, no sin delatar que cosa es, así que ha empezado una discusión con los gemelos por ello.

Meto un par de frituras a mi boca y busco la botella de vodka para recargar mi vaso pero no la encuentro en el lugar que estaba antes, si no en las manos de Shane. Deja botella de vodka en la mesa cuando termina de verter el líquido en su vaso y luego vierte un poco de jugo, veo como mezcla ambas bebidas, y al probarla sonríe.

Me quedo mirando el movimiento de sus labios y una pequeña punzada hace que una mueca invada mi rostro, Shane se relame los labios un par de veces disfrutando el sabor de la bebida. Poco a poco empiezo a ver su silueta borrosa y un recuerdo llega a mí de manera inesperada.

─Genial ahora estoy sola... ─miro la botella en mi mano─. Bueno, por lo menos te tengo a ti mi fiel compañera.

Suelto una risa y sigo caminando llenándome de agallas. No sé donde carrizos estoy ni que hare para salir de este lugar así que solo me quedara seguir caminando. Múltiples espectros y criaturas horrendas se me aparecen de la nada haciendo que casi muera por ataques al corazón. Mientras más camino más eterno se me hace el trayecto, la botella cada vez está más vacía y mis gritos hacen que duela mi garganta. No debí beber tanto, pero al diablo ya está hecho.

Me tambaleo de un lado para otro mientras me burlo de unos murciélagos que cuelgan del techo, ¿qué es tan gracioso? No lo sé. Cuando voy a cruzar a la izquierda escucho un ruido extraño, ¿qué son?... ¿gemidos? Oh mierda, ¿de verdad están cogiendo aquí?

Decido insultar a los sucios bastardos que deshonran este túnel así que me acerco a las dos siluetas que están contra la pared, con la poca iluminación y la excesiva cantidad de alcohol corriendo por mis venas no logro distinguirlos, pero me da igual.

─Hey cochinos, consigan una habitación.

Mis palabras salen arrastradas y me río sin sentido alguno. Si amigos, ya estoy borracha. Avanzo hacia adelante pero me encuentro con una pared, ¿ya se termino? ¿Y ahora qué? ¿Me devuelvo? Doy media vuelta pero cuando lo hago me arrepiento de inmediato.

─¿Shane?

No, esto no puede estar pasando. Debe ser un efecto secundario del alcohol o esas mierdas que produce, yo estoy ebria, estoy tan ebria que podría caerme en cualquier momento por lo que esto no es real. Pero se ve tan real, a pesar de que esta borroso.

Veo como Shane está allí parado y si él está aquí y escuche gemidos, ¿eso quiere decir que...?

Mis ojos buscan a la chica causante de los sucios sonidos y me detengo cuando la veo. Es la chica de pelo azul que vino conmigo y con Ginger a esta fiesta del carajo.

¿Ya va, así es que se dice...? Como sea.

¿Rose?

Alguien me hace salir de mi trance y volteo hacia el causante, me encuentro con Owen.

─¿Estás bien?

Tengo que pestañear un par de veces para espabilarme.

─Si, solo... debo ir al baño.

Me levanta lo más rápido que puedo y me voy directo al baño de la planta baja. Ya ahí dentro me encierro y me pego a la puerta, cierro los ojos negándome a creer lo que acaba de invadir mi mente. Me deslizo hasta el suelo y coloco ambas manos en mi rostro.

No fue real, no pudo ser real. ¿Shane y Rose? ¿Por eso no responde mis llamadas, ni mensajes? No entiendo, ¿como el pudo hacer eso? Fue tan bajo, engaño a su novia, con una de mis amigas.

La rabia empieza a invadir mi organismo y aprieto mis puños. Eso fue lo que paso, seguro me fui molesta y Ginger me encontró. El imbécil de Shane ni siquiera se digno a contarme o a siquiera llevarme a casa. Es decir, así estuviera muy molesta con él, siempre necesito un chofer designado.

─¡Mierda, mierda!

Me mintió, el muy descarado nunca más me busco, desde ese entonces no quiere verme ni en pintura y es por eso. Es porque lo vi engañando a su novia, probablemente lo insulte y se enojo conmigo, ¡eso! Tuvo que haber sido eso.

Ya lo entiendo todo... y maldición, me duele. Lo creía mejor que eso. Ya sé cuál es el problema que tanto lo atormenta, cree que le diré a su novia si lo recuerdo y por eso ha estado evitándome tanto tiempo.

Oh, pero no sabes con quien te metiste Shane Foster.

Salgo del baño intentando no delatar mi irá. Me uno al grupo y es el turno de Hudson quien está muy cerca de descubrir que cosa es, o mejor dicho que insecto. Luego del gemelo será el turno del imbécil, así que tengo tiempo de planear que cojones hare para desquitarme.

─Esta es la vencida ─dice el gemelo restregando sus manos─. Soy un animal pequeño, mejor conocido como insecto, que vuela y es asqueroso.

─Muy asqueroso diría yo ─Sabrina hace una mueca de asco.

─¿Soy una cucaracha?

Una cucaracha, eso es Shane, una vil cucaracha.

Todos le confirman a Hudson que acertó y le colocan otra carta. Esta vez es el presidente Obama. Cuando llega el turno de la vil cucaracha, Sabrina se levanta informando que ira rápido a cambiar la música, cuando regresa Shane espera que se siente para continuar.

─¿Soy...?

Antes de que pueda seguir lo interrumpo ─Un mujeriego, si.

Su mirada viaja hasta mí y frunce las cejas, siento la mirada de todos pero no les prestó atención.

─¿Qué? ─el muy idiota se hace el estúpido.

─Lo que eres ─respondo tajante.

Veo como inclina su cabeza y su ceño fruncido se profundiza

─¿Dijiste que soy un mujeriego?

Cameron se ríe.

─Ah, ella lo dice por tu apodo, claro.

Pero Shane no es realmente un estúpido, el sabe que no es por ello, que es por algo mas grave. Lo sabe, pero finge demencia.

─Como sea, sigamos... ─dice Samantha.

Mis ojos no dejan de mirar a Shane quien bebe todo el líquido de su vaso.

─Bien, ¿soy...?

─Un mentiroso, claro que sí ─vuelvo a interrumpirlo.

Eso parece enojarlo.

─¿Qué sucede contigo? ─su tono de voz es brusco. Bien, logre lo que quería y fue muy fácil.

Puedo sentir como la tensión incrementa, todo el ambiente ha cambiado. Ethan interviene.

─No le hables en ese tono.

Shane solo le lanza dagas con la mirada para luego volver su atención a mí, le mantengo la mirada hasta que su vecina se entromete.

─Chicos, chicos... creo que están algo tomados y por eso es mejor dejar de jugar e ir a bailar.

Sin embargo el castaño no piensa ceder, y sin quitar sus ojos de los míos, le responde a la entrometida.

─No dejaremos de jugar hasta que pase mi turno.

Su maldito tono de voz no me gusta, así que para que vea que no me siento intimidada levanto mi mentón en su dirección.

─Bro, no es buena idea ─Owen intenta convencerlo, pero fracasa.

─No te pregunte ─la cucaracha se inclina hacia mi─. ¿Soy...?

─Un malnacido, por supuesto que sí ─respondo de inmediato.

Eso causa que se levante de su asiento, coloca ambas manos sobre la mesa lo que hace que esta suene de manera estrepitosa, pero yo no me quedo atrás así que me levanto también, y su mirada penetrante tiene un duelo contra la mía.

─¿Un malnacido?

─Eso y muchas cosas más ─le contesto con todo el resentimiento que tengo dentro.

Cameron se levanta y me toma de los brazos, me lleva lejos del idiota y refunfuño enojada.

─Ya basta Ivie, joder.

Ethan nos alcanza a mitad de camino.

─¿Qué carajos ha pasado? ─me cuestiona el rubio.

Suelto una respiración exasperada y siento como me hierve la sangre. No puedo estar aquí un día mas, debo irme a Filadelfia o podría morir de un ataque cardiaco.

─Ivie contesta ─Ethan eleva la voz haciendo que mi corazón se acelere aun más si eso es posible.

─¡¿Qué mierda quieres?! ─le grito.

Eso hace que sus ojos se agranden de la sorpresa, pero me vale una mierda. Mi respiración está muy pesada justo ahora y necesito calmarme o siento que podría darme un ataque en cualquier momento.

Busco con la mirada una posible salida y decido que la puerta principal es la mejor opción. Necesito estar sola y calmar mi temperamento. Me encamino a la salida ignorando la diatriba de Cameron y de Ethan, cuando estoy fuera el aire helado me recibe.

Camino de un lado a otro intentando acompasar mi respiración pero no me funciona del todo. Cuando voy a bajar las pocas escaleras para ir a caminar por cualquier sitio preferiblemente lejos de aquí, escucho la puerta abrirse y volteo para ver de quien cojones se trata.

Caleb se queda a unos escasos pasos de mí y con ambas manos en los bolsillos de su chaqueta se relame los labios antes de hablar.

─Sea lo que sea que haya pasado entre ustedes, deben arreglarlo hablando como adultos no peleando como niños.

Lo ignoro completamente y retomo mi caminata, casi salgo trotando de allí y en cuanto solo arboles me rodean y calculo que estoy lo suficientemente lejos, mi pasos se vuelven pausados. Me deleito con lo magnifico que es el lugar y poco a poco me voy relajando.

Eres un idiota Shane Foster, un maldito imbécil, mil veces imbécil.

Mi corazón se estruja ante el recuerdo de verlo junto a Rose y lagrimas de impotencia se acumulan en mis ojos nublando mi mirada, acelero el paso y mis latidos aumentan, seco las lagrimas retenidas pero de igual forma más siguen llegando.

Escucho un crujido cerca y me detengo. Mi corazón también lo hace para luego reanudar su marcha haciendo que cada bombardeada duela. Observo todo a mí alrededor con miedo de encontrarme un animal rabioso.

Muy bien esto fue una mala idea, ¿en qué carrizos estaba pensando? No conozco este bosque, ¿qué pasó con lo de mi seguridad es primero? Demonios, cuando estoy sulfurada no consigo pensar en nada.

Respiro profundo e intento calmarme, no me moveré hasta que alguien me encuentre, seguro vendrán por mí, a buscarme... no me dejarían sola en el bosque.

Escucho otro ruido proveniente de mi izquierda y retrocedo lentamente observando el lugar de donde provino, pero al dar otro paso la nieve se cae a mis pies y empiezo a caer, grito con todas mis fuerzas mientras me deslizo.

Cuando visualizo mí alrededor veo el suelo cubierto de nieve muy cerca de mi cuerpo.

Cierro los ojos y cubro mi rostro con mis manos cuando creo que voy a estrellarme, y sucede pero no tan doloroso como lo imaginaba. Me levanto y sacudo mi ropa, el frio cala mis huesos y me sacudo involuntariamente en un escalofrió.

Doy vuelta en el sitio intentando saber donde estoy, alzo la mirada y me encuentro con el lugar de donde caí, mi cuerpo dejo un rastro desde allá arriba y admito que estoy asustada, este es un bosque muy grande y estoy a muchos metros por debajo de donde se supone que es el camino a la cabaña.

Solo espero que los chicos me encuentren pronto, pediré perdón por mi comportamiento si es necesario.

Shane Foster:

Escucho los murmullos de todos cuando vuelvo a la habitación, después de discutir con todos les pedí que me dejaran solo, volví a los minutos para intentar dialogar con Ivie y saber que carajos le pasa, después de todo estaremos conviviendo una semana no puede haber disputas entre nosotros.

No la veo por ningún lado así que decido sentarme en un sillón, Caleb entra nuevamente a la cabaña y luce preocupado, desvió mi mirada de su cuerpo y agarro una botella de la mesa para echarme un trago, lo necesito.

─Ivie se fue corriendo al bosque ─suelta directo al grano.

Eso hace que toda mi atención vuelva a él. Me levanto de golpe y me acerco. Las chicas sueltan exclamaciones alarmadas.

─¿Qué? ¿Cómo que se fue? ─lo interrogo.

─Salí para hablar con ella, pero cuando lo hice salió huyendo.

─¿Por qué no la seguiste? ─cuestiona Ethan alterado.

─No pude alcanzarla y me detuve cuando la cabaña estuvo lo suficientemente lejos, no conozco el bosque podría perderme ─explica─, así que decidí volver para planear una solución.

─¡La dejaste sola!

─Ethan, ya basta. Caleb tomo la mejor decisión ─Cameron posa su mirada en mi─. Debemos buscarla, puede que ya se haya perdido y nadie aquí conoce el bosque mejor que tu.

Una punzada amarga me llega al pecho.

─Tenemos que darnos prisa, ya casi va a anochecer.

─Nosotras iremos ─afirma Sam y Sabrina asiente.

Escucho a Ethan maldecir y se dirige a la puerta ─Entonces andando.

Todos empiezan a seguirlo, pero los detengo ─Aguarden, el bosque es un lugar muy grande e incluso puede ser peligroso.

─¿Qué quieres decir con eso?

─Que no podemos ir todos, se perderán como Ivie y eso ocasionaría un problema mayor.

─¿Entonces qué debemos hacer? ─pregunta Hunter.

─Yo iré.

─¿Iras tu solo? ─jadea Samantha.

─Sí y debo partir ahora si quiero encontrarla, sus huellas están frescas y no está nevando por lo que tengo algo de tiempo.

Escucho las negativas de cada uno y sus quejas respecto a mi plan. Decido hacer caso omiso a ello y tomo un abrigo que deje en uno de los muebles, Ethan se interpone en mi camino.

─No puedo quedarme aquí sin hacer nada ─replica enojado.

─Cállate y solo hazme caso ─mi vos truena en todo el lugar─. Harás mas estando aquí.

Ethan empieza a discutir y todo el lugar se llena de sus murmullos y negativas por parte de los demás, respiro profundo antes de explotar.

─¡Maldición su vida corre peligro!

Todos enmudecen por completo y aprieto mi mandíbula disgustado. Paso junto a Ethan de manera brusca. Me importa una mierda lo que quieran, debo ir a buscar a la maniática ─que siempre termina volviéndome loco─ porque si no la encuentro y algo le sucede no podre vivir tranquilo jamás. Nada puede pasarle, no a ella.

Salgo de la cabaña y sigo sus huellas a toda velocidad, si empieza a nevar estaré jodido así que debo darme prisa, mi aliento congelado me hace compañía junto a mis acelerados pasos. Maldigo cuando pierdo el rastro y conociendo donde estoy, sé que he recorrido muchos metros lejos de la cabaña.

Miro hacia el frente donde termina el rastro, las pocas huellas que quedan indican que son frescas es decir no estuvo aquí hace tanto.

Por amor a Dios pequeña, ¿en que estabas pensando?

Froto mis manos y decido avanzar, no me daré por vencido no así de fácil. La nieve empieza a caer y se me hace un poco difícil ver el camino, pero agradezco saberlo de memoria, dentro de poco estaré al borde de la colina y me temo que si Ivie siguió por este camino algo malo pudo haberle pasado.

Empiezo a llamarla, cuidando el tono de mi voz ya que no es bueno ocasionar ruidos estridentes con tanta nieve alrededor. Me detengo casi al borde de la colina, si sigo de largo es propale que la nieve me juegue una mala jugada y caiga al precipicio que está debajo, el cual se camufla muy bien desde aquí, cualquier desconocido pensaría que más adelante sigue el camino.

─¡Ivie!

Ruego porque mi grito no cause ningún percance y al no obtener respuesta, intento ver alrededor para ver mis opciones. El rastro no lo perdí hace mucho por lo cual no debe estar lejos.

Vuelvo a gritar ─¡Ivie!

Escucho un ruido en la lejanía, pero no logro distinguirlo. Tanteo con mucho cuidado, intentando saber hasta dónde llega el suelo solido y donde comienza la nieve engañosa, cuando lo encuentro me detengo allí y vuelvo a llamarla.

─¡Maniática, ¿puedes escucharme?!

Otro ruido extraño llega hasta a mí y sé que es ella. Mierda, se cayó en el precipicio.

No puedo ver absolutamente nada, maldición. Me retiro y camino de un lado a otro buscando una solución, pero no se me ocurre ninguna coherente.

No puedo volver por ayuda y dejarla allí sola, pronto el sol se ocultara y el frio cada vez es más insoportable. Froto mis manos y tomo la decisión más arriesgada de todas, una que pondrá en peligro mi preciada vida pero la única buena que tengo.

Debo lanzarme hasta allá abajo y buscar una salida.

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