Tras pasar los día compartís más tiempo con Watson y Holmes, por alguna razón disfrutabas pasar tiempo con el último, a pesar de que a veces era un tanto antipático disfrutabas el tiempo con el dúo.
- ¡¿dónde está mi té Sra Hudson?! -gritó Sherlock saliendo de su habitación como una de tantas ocasiones en las que estabas allí.
- no está, Sherlock -dijiste entrando por la puerta.
- oh hola ¿puedes preparar té? -respondió este saliendo por la cocina con su habitual traje.
- no soy tu ama de llaves
- ¿desde cuando eres la Sra Hudson? -ríe frunciendo el ceño.
- pues desde que me pidió que viniera a ayudarla
- ¿ayudarla con qué?
- me dijo que no te dijera nada -te encogiste de hombros. Caminaste a la puerta.
- ¿y John?
- fue de compras, dijo que ya regresaría -sin decir nada más saliste de la sala y bajaste al piso de la Sra Hudson.
Empezaste a cocinar un pastel a petición de la Sra Hudson, escuchaste ruidos venir desde el piso de Sherlock, no le diste importancia y seguiste con la preparación del postre.
Subiste después de haber terminado de hornear, viste a Sherlock sentado en su sillón negro con su mirada en un libro
- ¿qué fueron todos esos ruidos?
- nada -pateó una espada debajo del sofá que pudiste ver.
- ¿trabajaban? -preguntaste señalando el objeto.
- que John no se entere
- claro, no te preocupes, ten cuidado -te acercaste a él.
- descuida, estoy bien y gracias por el pastel de... manzana -dijo oliendo tu aroma.
- ni siquiera te acerques a ese pastel, adiós -le diste un rápido beso en la mejilla que no rechazó.
- adiós -dijo mirándote fijamente mientras trataba de disimular una pequeña sonrisa.
Saliste de allí rápidamente para que no pudiera notar tu repentino enrojecimiento, lo cuál te pareció raro.
Recibiste un mensaje de Molly preguntandote si querías salir un rato con ella. Aceptaste y te dirigiste al parque, no sin antes llamar a la Sra Hudson avisando que el pastel estaba listo.
- Molly -sonreíste y te sentaste a su lado.
- ___ -sonríe- que gusto que tuvieras un tiempo libre
- nos hacía falta salir y despejar nuestra mente -dijiste mirando a tu alrededor.
- quería contarte algo -dijo nerviosa.
- ¿qué?
- conocí a alguien y planeo tener una cita con él
- ¡¿qué?! ¿Y Sherlock? -dijiste impactada.
- él no se interesaría por mi, de hecho, no lo hace por nadie. Prefiero intentar olvidarlo
- Estuve investigando técnicas... -te interrumpió.
- y te lo agradezco, pero no funcionará. Aunque si lo que quieres es que Sherlock se interese en alguien... intentalo en ti
- ¿en mí? Estas bromeando ¿cierto?
- no, de hecho no. O sea, tú quieres probar que Sherlock es humano, qué mejor que probar que tú también puedes enamorarte
- él no es mi tipo
- ¿segura? -preguntó y una imagen de su cara sonriendo apareció en tu cabeza.
- si, él no es la clase de hombre que me gustan -mentiste. Por alguna razón Sherlock te atraía, al principio no, pero ahora que lo conocías mejor sí- sabes, creo que mejor dejaré el empleo de cupido -reíste.
- si, mejor -ríe.