Té Para Dos

By KidaDEirhin

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Una fría mañana de invierno, un joven recepcionista se encuentra con un famoso empresario que busca el "Hotel... More

El Primer Encuentro
El Colgante Perdido
Averigua quién es él.
Asalto
Recuerdos del Pasado
Erwin Smith y Kuchel Ackerman
Invitación.
Reunión de Medianoche
Sucesos Inesperados
¿Vacaciones?
Acción Inesperada
Primicia
Cita no Planeada
Previa de Navidad
Navidad
Penhouse
Celebración Interrumpida
Declaración de Guerra
Vacaciones
Influenciado por el Alcohol
Confesión y Problemas
Información Confusa
Pérdida
Tiempos Difíciles

El Primer Cumpleaños

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By KidaDEirhin



Aquellas palabras fueron susurradas en el oído del joven, y asintió, invitando luego a Erwin al balcón.

Los demás estaban sumidos en sus regalos y dejaron de prestar atención a Erwin y Levi.

Afuera, ambos hombres, se apoyaban sobre el barandal.

Ninguno sabía que decir o que hacer, pero Erwin, inició la plática.

—Yo... le agradezco su invitación, y también a su madre. Gracias por esta maravillosa velada—

—Ha sido un placer tenerlo en mi apartamento y compartir con usted...—

Ambos se miraron al notar que volvían a ser muy formales el uno con el otro.

—Lo pasé muy bien— continuó Erwin — hacía mucho tiempo que no me divertía así—

—Me alegra oír eso— comentó Levi mirando otra vez a la ciudad.

Erwin había perdido la cuenta de cuantas veces Levi se llevaba su cabello detrás de la oreja, cuando el joven lo hacia otra vez de manera un poco inconsciente.

Erwin, continuaba mirándolo, su mano se deslizó por el barandal buscando la mano de Levi cuando éste volvía a poner su negra melena detrás de su oreja.

Levi sobresaltado, ante repentina acción por parte del rubio, se volvió a mirarlo con el semblante enrojecido.

Intentó soltarse pero Erwin no lo permitió.

—No suelte mi mano por favor— pidió Erwin y devolvió su mirada azulina, a los grises que brillaban frente a él.

Levi desistió de soltar aquella enorme mano, Erwin la mantuvo entre la suya y continuó mirando a Levi.

Acercó su rostro al de Levi, acortando la distancia entre ellos. Y cuando sus bocas estaban a solo milímetros de la otra, el teléfono de Erwin lo interrumpió.

El rubio se apartó al instante de Levi, maldiciendo por lo bajo y un poco exaltado y regresó al interior para responder.

Mientras tanto, el corazón de Levi latía con una fuerza y rapidez irracional, lo que hizo que el menor llevara su mano hasta su pecho, intentando que su corazón se calmara.

Mientras que con una mano apretaba su ropa a la altura de su corazón, con la otra intentaba ocultarse de su propia vergüenza y nervios.

— ¿Qué demonios fue eso? — estaba temblando, y Levi era consciente que el frío no tenía nada que ver.

Varios minutos después, Levi oía que Erwin se disculpaba con todos porque debía marcharse, por asuntos del trabajo.

—Es mejor así, que se vaya pronto...— se dijo Levi temblando por los nervios.

Pero la puerta que daba al balcón volvía abrirse.

Levi no era capaz de volverse a verlo, sin embargo, Erwin una vez más se acercó a él, y sabiendo que se arriesgaba a que Levi le partiera la cara, tomó en sus manos aquella carita nerviosa y perpleja entre sus manos, y obligo al menor a mirarlo, y así su boca por fin alcanzó la de Levi.

—Gracias por invitarme a esta velada, señor Ackerman. Feliz navidad y... feliz cumpleaños...

Se marchó del recinto, tras llevarse con él el regalo que Levi le había dado.

— ¿Ese bastardo... me robó un beso...?—

La puerta se cerró tras él, y Levi se dejó caer hasta el suelo de su balcón y cubrió su boca con una de sus manos, sin creer lo que acababa de ocurrir.

—Maldita sea...— murmuró.

Se sentía mareado, y no era para menos. Su jefe, un hombre que apenas conocía, acababa de robarle un beso. Llevó sus dedos hasta sus labios donde aún, podía sentir el contacto de los labios de Erwin.

En el interior, Kuchel había sido testigo silencioso de todo lo ocurrido en el balcón.

Vio a Erwin, echar una última mirada en dirección a Levi antes de irse y cerrar tras él la puerta, con aspecto un tanto triste.

Kenny, Farlan e Isabel, no se enteraban de nada de lo que ocurría con su amigo allá afuera.

Kuchel, de pie cerca del ventanal corredizo, pensó en ir y averiguar si lo que había visto era cierto, o solo lo había imaginado. Pero por alguna razón decidió al final, no hacerlo.

Levi aun arrodillado en el suelo del balcón, llevó su mano hasta su estómago, con su otra mano libre, la llevaba hasta sus labios donde aún podía sentir aquel suave roce en los suyo. Sin duda, ese beso lo había descolocado de sobremanera, pues no esperaba que su jefe hiciera algo así.

Mientras tanto, Erwin, ya en el elevador, se llevaba su mano hasta su boca aun sin poder creer que se había atrevido a besar a su secretario. Y aunque fue cosa de unos momentos, todo su cuerpo ardió al sentir en sus manos la fría y temblorosa piel de Levi.

Pero no se arrepentía, el haber podido besar aunque fuese de manera breve, aquella boca con la que alguna vez fantaseo. Pues el muchacho lo había cautivado desde el momento en que lo había visto.

—No estuvo bien haberlo besado... pero no me arrepiento, y no me importa si no puedo hablarle otra vez...—

El timbre del ascensor, sonó con suavidad cuando este anunciaba que habían llegado al primer piso.

Salió de manera algo torpe del elevador y caminó un poco inestable hasta la salida. El portero se le acercó al verlo:

— ¿Se encuentra usted bien señor? —

Erwin se volvió ligeramente ver al hombre que le hablaba y perplejo, asintió y finalmente salió del edificio.

Iba a llamar a Petra pero, recordó que ella ya debía de estar de viaje a casa con los suyos. Así que decidió caminar bajo la nieve que no paraba de caer.

Le tomó aproximadamente una hora el regresar hasta el hotel. Al llegar al hall del hotel, éste estaba completamente vacío a excepción del joven encargado de la limpieza que iba de un lado a otro ocupándose de sus cosas y un joven que estaba en recepción, que por lo que alcanzó a notar, el muchacho estaba de brazos cruzados y con cabeceando hacia adelante.

Erwin solo lo miró unos segundos antes de subir por el elevador hasta su penhouse.

Una vez en ahí, fue hasta el escritorio que tenía en una salita y sacó del cajón de éste, una carpeta.

Al sentarse detrás de su escritorio, se quitó su saco y empezó a ojear aquella carpeta.

Allí estaba el expediente laboral de Levi, y la información que Erwin le había encargado a Mike conseguir.

Empezó a leer...

—Nombre: Levi Ackerman...— murmuró mientras acariciaba la fotografía que acompañaba el currículo del joven.

De pronto cayó en la cuenta al releer el nombre del joven.

— ¿Cómo no me di cuenta antes? Ackerman... debí suponerlo... por eso tenía la sensación de que se parecía a alguien...—

Se sonrió al darse cuenta que se había quedado embelesado mirando la foto del joven, al mismo tiempo que la acariciaba y recordando la expresión que aquel joven tenía, aun con su rostro frio y aspecto malhumorado.

—Voy a conquistarlo señor Akerman.... — se dijo decidido.

Imprimió la foto del muchacho y se la metió dentro de su billetera.

Por su parte Levi continuaba en shock por aquel beso. No era algo de otro mundo un beso, pero había sido un hombre el que se lo había robado y además su jefe. Era algo complicado si veía de cierta manera.

Aun temblando, por los nervios, se levantó con lentitud y regresó al interior donde se encontró con todos celebrando.

Tras ir por su abrigo a su habitación, Levi fue hasta la puerta. Solo entonces los demás le prestaron atención.

— ¿Dónde vas Levi? — preguntaba Isabel al ver a su amigo tan alertado.

—Solo voy a tomar un poco de aire, ya regreso...—

Abandonó rápidamente el edificio y cogió un taxi para ir hasta el hotel.

—Me besa y luego se larga... ¿Quién se cree que es? — se dijo, pero realmente, no estaba disgustado. Quería saber la razón de su acción, era cierto, pero se dio cuenta de que aquel beso no le había molestado en absoluto, pero si lo había tomado desprevenido.

La nieve se intensificaba a medida que la hora pasaba, y echando una mirada a su reloj, ya casi era la una de la madrugada.

Al llegar al hotel, se quedó ahí mirando el edificio un momento antes de decidirse a entrar. No había nadie en la entrada, pues el portero estaba como todos, de vacaciones.

Pero ¿Qué haría una vez que entrara al hotel, y tuviera en frente a Erwin?

Pensando en las palabras que le diría, entro al recinto de manera un poco impetuosa. Tanto así que hasta el joven recepcionista dio un salto en su silla y miraba a todas partes buscando el origen de tan repentino golpeteo.

La puerta se abrió con un ligero golpecito, pero que aun así, fue estridente.

El portero al dar con Levi que caminaba en dirección al elevador, solo lo saludó, pero Levi lo ignoró completamente, pues el joven estaba sumido en sus pensamientos.

Al llegar al piso en que estaba la oficina de Erwin, caminó por el pasillo dando largas zancadas hasta que al fin estuvo frente a la puerta de aquella oficina.

Puso su mano sobre el frio pomo de la puerta y la giro, pero la puerta no se abrió.

—Está cerrado...— murmuró — ¿Dónde se habrá metido este bastardo? —

Miró a ambos lados del corredor y al final del pasillo, del lado opuesto a las escaleras, divisó una puerta que estaba entreabierta.

La puerta no tenía nada de especial, de hecho hasta parecía una puerta como las de las salas de mantención.

Curioso Levi, la abrió y detrás de esta, había una reja que llevaba al interior de otro elevador.

Queriendo saber a dónde daba esa puerta entro al elevador y cerró la reja tras él dejando la puerta de madera abierta.

Era un elevador bastante pequeño, con capacidad para no más de dos personas. A su lado, un pequeño tablero con dos botones, uno que tenía una flecha indicando hacia arriba, y el otro botón con la flecha indicando hacia abajo.

Levi había visto antes esa puerta, pero nunca pensó que había otro elevador a pare del que ya tenía el hotel.

Precioso con nerviosismo el botón que indicaba la subida y este con un suave estruendo empezaba a elevarse.

El timbre sonaba con suavidad al anunciar que ya había llegado a destino.

La reja se abrió con un estruendo metálico y Levi salió de él.

Otro pasillo, pero esta vez más cortó y estrecho, lo recibía

Caminó por él sigiloso hasta que llego a una segunda puerta.

En esta ocasión no sabía si entrar sin anunciarse o llamar primero.

—Esto es más importante... no necesito anunciarme—

Abrió de golpe la puerta y esta se azotó contra la pared.

Se quedó mudo al encontrarse con semejante escenario.

Erwin, estaba de espaldas a él, pero este se había volteado ligeramente al sentir que la puerta de su penhouse se abría tan abruptamente.

Erwin estaba desnudo desde la cintura hacia arriba, pues una toalla cubría la parte inferior del rubio. Erwin estaba secando su cabello y se detuvo al ver a Levi.

—Señor Ackerman ¿Qué está haciendo aquí? — la toalla que estaba sobre su cabeza se deslizó hasta caer al suelo.

"¿En serio este hombre ya pasó los cuarenta?" se dijo al deleitar sus ojos con aquel cuerpo frente a él.

—Yo... creo que mejor me voy... podemos hablar en otro momento—

Sin embargo, Erwin, fue tras él y cerró la puerta, encerrando entre su cuerpo y la puerta a Levi.

— ¿Qué está haciendo aquí señor Ackerman? — el tono de la voz de Erwin era definitivamente muy diferente al que solía usar.

Levi de espaldas a Erwin y apoyado en la puerta y con la mirada sobre sus zapatos respondió:

—Solo quería... hacerle una pregunta, pero puedo volver otro día... así que ya me voy...—

— ¿Vino aquí solo para preguntar por el beso que le robe? —

"Así que sabe por qué estoy aquí..."

Apretó sus manos sobre la puerta y se giró para quedar de frente a Erwin que, lo observaba serio y sin permitirle escapar de su jaula.

—Si realmente, le molesto que lo besara pudo haberme golpeado y echado de su apartamento, sin embargo no lo hizo...— tomó la mano de Levi y la beso justo sobre la cicatriz que le había quedado el día en que se habían conocido.

—Seré honesto con usted señor Ackerman, desde que lo conocí que me ha parecido un hombre interesante y sobretodo atractivo. Si no hice nada más que besar esa boquita que tan sexy me resulta — dijo y llevó una de sus manos hasta los labios del pelinegro — fue solo por respeto a su madre y a los suyos, y sobre todo por la amistad que tengo con Kuchel—

El olor del shampoo y el jabón, invadían la nariz de Levi, sin duda Erwin había salido hacia muy poco de la ducha.

—Huele muy bien...— dijo Levi sin quererlo y rápidamente cubrió su boca y observó a Erwin a quien su rubio cabello caía por sobre su rostro, y las gotas de agua que se escapaban de su cabello, iban a parar al cuerpo de Erwin.

—Pero ahora no estamos en su apartamento, y ninguno de sus familiares está aquí ¿es consciente de eso señor Ackerman? —

La mano de Erwin delineaba el rostro de Levi, y este no parecía que le molestara. Finalmente esta se detuvo en la parte de atrás de la cabeza del moreno, y volvió a besar aquella boca.

Levi cerró sus ojos y esta vez respondió a ese beso.

—Se lo repito señor Ackerman, le estoy dando la oportunidad de huir, si no lo hace... no voy a contenerme...—

Levi buscaba a tientas el pomo de la puerta,, pero cuando dio con él, volvió a soltarlo, cuando Erwin una vez más lo besaba, y esta vez introduciendo su lengua en su boca.

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