Jóvenes de un Mundo Cambiante...

By Noah_arts

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Devon es un lobo que recién va a entrar a la universidad gracias a una beca concedida por sus calificaciones... More

CAPÍTULO 1: Lejos de casa
CAPÍTULO 2: Agua y hielo
CAPÍTULO 3: Artista médium
CAPÍTULO 5: Amigos con derecho
CAPÍTULO 6: Estrellas
CAPÍTULO 7: Primera fase
CAPÍTULO 8: Diseño carmesí
CAPÍTULO 9: Pasar el rato
CAPÍTULO 10: Cuartos de final
CAPÍTULO 11: Sensaciones extrañas
CAPÍTULO 12: Semifinal
CAPÍTULO 13: Primera cita
CAPÍTULO 14: Llamadas
CAPÍTULO 15: Avión y hotel
CAPÍTULO 16: Finales deportivas
CAPÍTULO 17: Vuelta a la normalidad
CAPÍTULO 18: Coincidencias
CAPÍTULO 19: Sabor zanahoria
CAPÍTULO 20: Nochebuena y Navidad
CAPÍTULO 21: Año Nuevo
CAPÍTULO 22: Preocupaciones
CAPÍTULO 23: Noche de los cánidos
CAPÍTULO 24: Torrijas
CAPÍTULO 25: Sinceridad
CAPÍTULO 26: Cantando
CAPÍTULO 27: Discusión
CAPÍTULO 28: Una roedora peculiar
CAPÍTULO 29: Noche de los roedores
CAPÍTULO 30: Noche de los osos
CAPÍTULO 31: Juntos
CAPÍTULO 32: Solo disfruta
CAPÍTULO FINAL: Un gran secreto

CAPÍTULO 4: Casa solitaria

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By Noah_arts

-¿Ir a tu casa hoy?- preguntó Devon a Nathan, quien estaba a punto de empezar a practicar su programa corto.

Había llegado el domingo. La semana había pasado tranquila con las clases, únicamente iniciando el temario y con los profesores presentando su asignatura. Las prácticas de waterpolo habían avanzado de la forma esperada y Devon notaba cada día un poco de mejora en su habilidad. Pero el lobo notaba cada vez más mejoría en sus amistades: Lucius y Paul han sido sus mejores apoyos desde el inicio, han sido los que le enseñaron a soltarse un poco... a despertar aquella parte de la personalidad del lobo que se quedó dormida. Devon no podía parar de agradecerles lo que hacían por él y ellos siempre le repetían que no era nada, que le gustaba su compañía. Preston había hecho buena amistad con Devon, le gustaba mucho ayudarle a mejorar como jugador de waterpolo, además de que se emocionaba mucho hablando con él de insectos, temática que le fascinaba y en la que se estaba especializando. Devon escuchaba impresionado como, a cada minuto, el lince le contaba datos interesantes sobre muchos insectos. Alguna que otra vez Preston se había pasado por el apartamento para jugar con Lucius, Paul y Devon a los videojuegos, pero no habían sido muchas, pues entre el trabajo de Paul y Lucius y las prácticas de waterpolo no había podido hacerles muchas visitas. Amarant, tal y como dijo James el primer día que se conocieron, se había vuelto más amistoso con el lobo. Le hablaba de su gusto por la carne, que lo volvía loco, de los videojuegos de acción y de terror, con los que disfrutaba asustarse, y de como le gustaba observar el espacio. Incluso alguna vez le había contado algunas de las historias que daban nombres a las constelaciones. James había demostrado su gusto por los libros al lobo, hablando de vez en cuando de algunos de los títulos que le habían encantado y preguntando a Devon cuáles eran sus favoritos y recomendados. Además, le gustaba mucho ver anime y siempre le gustaba hablarle a Devon de lo que pasaba en cada capítulo que veía, pese a que este no lo conocía. Vanessa había ido a ver a Devon entrenar varias veces y le había mostrado como avanzaba con el cuadro, cuyo boceto ya estaba en el lienzo y Vanessa lo estaba empezando a pintar. La gata le mostró a Devon varios cuadros, en los que había principalmente muchas flores y elementos de la naturaleza como cascadas o montañas. Devon le impresionaba cuan apasionada era la gata con su arte, la naturaleza, su ropa punk... y el café bastante amargo y fuerte. Con Nathan... el lobo se sentía a gusto. Muy a gusto. Disfrutaba verle danzar en el hielo, practicar sus saltos y piruetas pese a que alguna vez se caía, momentos en los que el lobo se preocupaba ligeramente por el coyote pero este se levantaba, le sonreía y continuaba practicando. Devon descubrió cuán fantasioso era Nathan: cuando hablaba de videojuegos o de libros de fantasía, Devon sentía como Nathan relataba la historia como si fuera el propio protagonista de esta. Le gustaba esa faceta del coyote, le hacía ver bastante inocente pese a lo que había sufrido. Y siempre que hablaba de dulces... a Devon se le hacia la boca agua, pues las descripciones del coyote parecían tan reales que le daban hambre. Sin duda, lo pasaba bien con Nathan. Aquel día, el coyote estaba a punto de practicar su programa corto y como Devon no tenía mucho que hacer además de quedarse en casa con Lucius y Paul jugando a la consola, decidió ir a verle. Le comentó que ya había encontrado una canción para el programa libre y que estaba empezando a idear el programa, cosa que alegró a Devon. Entonces, antes de empezar a practicar su programa corto, le propuso aquello.

-¡Yo creo que es buena idea!- exclamó Anastasia, contenta-. Así le acompañas un poco en la tarde, que seguro agradece la compañía.

-De acuerdo, no me parece mal- dijo Devon, asintiendo-. Pero de momento ponte a practicar.

-De acuerdo- dijo Nathan, sonriendo y yendo al centro de la pista.

-Muy bien, Nathan- dijo Anastasia, con el casete-. Recuerda tener cuidado con los cuádruples.

Nathan adoptó la posición inicial: sus brazos situados en cruz y apoyados en su pecho, con las palmas de las manos abiertas y mirando hacia arriba. Su pierna derecha estaba separada de su pierna izquierda levemente y su cabeza miraba hacia arriba. Devon nunca había visto el programa completo y tenía mucha curiosidad por este desde que vio como terminaba la primera vez que conoció a Nathan. La música empezó a sonar. Nathan cambió su posición poco a poco: fue girando hacia su izquierda y bajando levemente su torso con rectitud, bajando y descruzando sus brazos hacia abajo y dándose impulso. Allí comenzó el baile: con leves movimientos y con una expresión algo apenada, Nathan comenzó a mostrar la desesperación que sintió cuando sus padres fallecieron. Movimientos suaves y que parecían dejarse llevar por una energía misteriosa, la cara de Nathan mostrándose apenada y dolorida y ninguna pirueta. El primer salto era un salchow cuádruple seguido de un loop doble en la frase "right when I need it the most". La secuencia fue bien y Nathan consiguió sostenerse, haciendo que Devon se pusiera contento. La secuencia de pasos continuó hasta que llegó la frase "like you understood me", donde Nathan realizó una secuencia de doble lutz, cuádruple loop y toe loop doble. En el último salto Nathan perdió un poco el equilibrio, pero pudo sostenerse.

-Se ha pasado de rotaciones, el último salto debía ser simple- murmuraba Anastasia por lo bajo-. Debería no saturarse tanto a mitad de canción solo por que se vea bonito.

Después de esto, Nathan continuó haciendo sus secuencias de pasos y giros con una expresión más alegre pero aún así suave, los movimientos se volvieron algo más energéticos, simulando recuperación de la esperanza. Devon podía sentir la esperanza de Nathan otra vez, la esperanza que le dio el patinaje artístico. Pero... sentía algo más. Sentía mucha felicidad proveniente del baile de Nathan, mucha más que la que sintió la última vez. Devon pensó que a lo mejor era porque en aquel momento su baile se acercaba al final y lo hizo más desganado, pero el lobo no veía al coyote esforzándose menos al final de la canción. La canción bajo de ritmo mientras Nathan giraba sobre sí mismo y cuando la canción empezaba a decir "Cause you're that someone" Nathan volvió a su secuencia de pasos y Devon recordó que aquella era la parte que el vió la primera vez. Sabía que ahora venía un salto, pero no sabía cual. Nathan sí que lo sabía: un flip cuádruple. La canción estalló de nuevo y Nathan realizó el salto. Pudo caer bien pese a que se encontraba cansado y el salto era difícil, lo que hizo que se pusiera contento y le motivara a terminar con todo lo que tenía. Hizo las últimas pero breves secuencias de pasos y terminó con la pose que Devon vió la última vez. Nathan empezó a respirar rápidamente para recuperar el aliento y Devon aplaudió energéticamente.

-¡Bravo, Nathan!- exclamó el lobo, emocionado-. Ha sido increíble.

El coyote miró al lobo y sonrió. Se acercó donde estaban ellos y Anastasia le dio una chaqueta a Nathan.

-La segunda secuencia, el último salto ha sido un doble. Ten cuidado con las rotaciones de más, podría salirte mal la jugada- dijo Anastasia. No era una regañina, sino más bien un consejo.

-Lo siento, se me fue ahí- dijo Nathan, rascando su cabeza.

-A mí me ha impresionado- dijo Devon, sonriendo-. Hay que tener mucho aguante para soportar tantos saltos, piruetas y pasos.

-El patinaje artístico parece que no, pero es un deporte duro y exigente- dijo Anastasia-. La gente ignorante que considera que los hombres no deberían practicarlo es que no lo han sufrido en sus carnes.

-Pues yo le veo mucho mérito- dijo Devon, sonriendo y ofreciendo a Nathan agua-. Seguro necesitas esto.

-Gracias- dijo Nathan, tomando agua se la botella.

-Bueno, para no cargar mucho tu cuerpo vamos a planear tu programa libre- dijo Anastasia-: ¿Sabes cuántos saltos piensas hacer?

-Pues... no lo sé- dijo Nathan-. Estaba pensando en cambiar el flip del programa corto al libre para tener energías y poder hacerlo sin preocuparme por la resistencia.

-Es buena idea, dejar lo mejor para el final siempre es muy buena opción- dijo Anastasia-. Mi idea sería meter... unos tres o cuatro cuádruples, pero no sé si eso sería demasiado para tu cuerpo.

-Llevo entrenando desde hace tiempo- dijo Nathan-. No hice cuádruples hasta recientemente, pero ya has visto que no tengo problema con ello. Creo que mi resistencia habrá mejorado desde ahora hasta que empiece el Grand Prix.

-Yo creo que es un poco locura- dijo Devon, no muy seguro-. No niego que hayas hecho tres cuádruples justo ahora, pero según me contaste el programa libre es justo el día de después. Tu resistencia es increíble, no lo dudo... Y aunque estoy hablando desde la ignorancia, yo diría que quites un salto más de tu programa corto. Por ejemplo, el último de la segunda secuencia.

-Siendo sinceros, Devon podría tener razón- dijo Anastasia, pensativa-. Cuatro cuádruples requiere mucha resistencia, además de que esos no van a ser los únicos saltos que hagas. Y siempre te equivocas en el número de rotaciones o te caes en ese último salto de la segunda secuencia.

-Pues entonces ya sé cual va a ser el cambio- dijo Nathan-. El toe loop de la segunda secuencia fuera. El lutz de esa misma secuencia pasará a ser triple y el flip cuádruple se convertirá en un axel triple.

-Me parece bien- dijo Anastasia-. Aunque ahora tendrás que acostumbrarte a estos cambios. ¿Podrás?

-¿Para qué entreno duro todos los días si no es para mejorar?- preguntó Nathan, con una sonrisa-. Sé que soy capaz de hacerlo.

-De acuerdo- dijo Anastasia-. Dos cuádruples en el programa corto y cuatro en el libre. Veremos que más podemos retocarle.

Los últimos momentos de la práctica, Nathan y Anastasia estuvieron comentando y planificando el programa libre, bajo la atenta mirada de Devon. Una vez terminaron, Anastasia se marchó a su casa y Devon y Nathan fueron a la casa de este último. Devon puso un mensaje a Paul y a Lucius por el grupo que tenían los tres en WhoApp mientras iban de camino.

Devon: Voy a estar en casa de Nathan comiendo y pasando la tarde. Que os aproveche la comida.

Lucius: De acuerdo, nene. Pasarlo bien y usad lubricante 😉

Devon: Y vosotros dos también pasadlo bien, que sé lo que vais a hacer.

Paul: Huy, nos pilló 7w7

Devon: Sois muy predecibles, como siempre estoy en casa nunca lo hacéis. Aprovechad y follad como conejos por una vez.

Lucius: La primera te la dedicaremos a ti por este gesto.

Devon: Que amables XD. Venga, hasta más tarde.

Devon guardó el móvil en su bolsillo y miró a Nathan, que le miraba con curiosidad.

-No sabía que ellos estaban de novios- dijo Nathan, levantando una ceja y sonriendo.

-Esta mal espiar las conversaciones ajenas, ¿sabes?- le dijo Devon.

-Perdona, no pude evitarlo- dijo Nathan-. Soy muy curioso y fantasioso, ya lo sabes.

-¡Claro que lo sé!- rió Devon-. Pero siento decepcionarte. Ellos solo son amigos con derecho. Ya sabes, para desfogarse en épocas de sequía.

-Que suerte tienen- dijo Nathan-. Yo aún sigo virgen.

-Ya bueno, no eres el único- dijo Devon-. Este lobo que ves aquí también es virgen extra, como el aceite de oliva español.

-¡Jajaja, qué cosas dices!- exclamó entre risas Nathan-. Bueno, pero... Ya llegará alguien. Gracias a los consejos que me distéis el otro día, he podido empezar a crear el programa libre.

-Yo no hice mucho- dijo Devon, rascando su cabeza-. Los otros te dieron más consejos que yo.

-Pero tú también me aconsejaste, tonto- dijo Nathan, riendo-. Con el tema del amor.

-Bueno, pero fue eso, un consejo- dijo Devon.

-Pero ese consejo me ha ayudado a hacer que la esperanza que quiero transmitir sea mayor- dijo Nathan-. Lo notaste, ¿verdad?

-Así que no era mi impresión- dijo Devon-. Sentía mucha esperanza, más que la primera vez que te vi.

-He usado el amor y la amistad, Devon- dijo Nathan, sonriendo-. ¿Quieres saber cómo?

-Tengo curiosidad, sí- dijo Devon, con curiosidad por saber de qué manera uso la amistad y el amor el coyote.

-Lleguemos a mi casa y te lo enseño- dijo Nathan, sonriendo con picardía.

Devon sonrió como respuesta y continuaron caminando con dirección a casa de Nathan. El silencio reinó por el resto del camino, pero no era un silencio incómodo o desagradable. Se sentía bien, en su sitio, mientras ambos jóvenes caminaban a la par. Devon de vez en cuando miraba a Nathan y este, al poco tiempo, se daba cuenta y le sonreía. El lobo también lo hacía como respuesta y el silencio continuaba. En un momento dado, después de caminar por unos quince minutos, Nathan se detuvo. Devon pudo ver la casa de Natham: un chalet de dos pisos, el primero más grande que el segundo, pintado de blanco y con algunos detalles negros. Se veía moderno. Lo rodeaba una valla de metal y cemento, el primer material de color gris oscuro y el segundo pintado de blanco. Devon comprobó que, desde esa zona, se podía ver bastante bien el mar, que estaba bastante cerca.

-¿Alguna vez te has bañado?- preguntó Nathan a Devon-. Aquí, en las playas de California, me refiero.

-Yo no, pero seguramente mi padre y su amigo sí- dijo Devon, imaginando a su padre, su amigo y, a lo mejor, su madre bañándose en la playa.

-Es bonita, cuando vuelva a hacer calor podemos ir a bañarnos- dijo Nathan-. Eso sí, esperemos encontrar sitio.

-Hay tantas cosas que quiero ver de Los Ángeles. Hollywood y Bervely Hills serían dos lugares que querría ver- dijo Devon, imaginando aquellos lugares.

-Un día podríamos hacer una excursión- dijo Nathan, pensativo-. Todos juntos. Tus amigos, tú y yo.

-No son solo mis amigos, también son tuyos- dijo Devon, sonriendo-. Estoy seguro de que si quedaramos más veces juntos, todo el grupo formaría una bonita amistad.

-Sería maravilloso- dijo Nathan, sonriendo-. Me alegra haberte conocido.

-Lo mismo digo- dijo Devon, sonriendo.

Nathan abrió la puerta de su casa y Devon pasó dentro. El jardín delantero estaba decorado por piedras pequeñas y blancas, además de un camino de piedras grises. Cerca de la casa era donde se situarían las plantas, pero no había nada plantado.

-Veo que no sueles plantar mucho- dijo Devon.

-No, no creo que pueda cuidarlas bien- dijo Nathan, algo triste-. Una vez traté de plantar unos rosales, pero no llegaron a germinar las semillas.

-Mmm, podrías probar con plantas que no requieran tantos cuidados. Que se adapten al clima de aquí- dijo Devon-. Algunos cactus podrían servir.

-No sería mala idea- dijo Nathan, abriendo la puerta de su casa-. En fin, ya pensaré en ello. Pasa.

Devon entró a la casa y la observó. Muebles bastante modernos, hechos de plástico o de mármol, que aporta algo de elegancia. En la entrada, habían unas escaleras que subían al segundo piso. Se observaba un salón donde entraba mucha luz por los grandes ventanales del techo al suelo, con una mesa baja de colores blanco y negro, un sofá y varios sillones de los mismos colores, una mesa grande de madera blanca y sillas de madera blanca y cojines negros. Devon avanzó y se observó en el gran espejo de extraño diseño que había en la entrada de la casa. Había otra puerta, y al asomarse por ella Devon vio una cocina con encimeras de mármol y estanterías negras y varios electrodomésticos.

-Tu casa es muy bonita- dijo Devon-. ¿Hay algo más en esta planta?

-Un baño y una despensa. La mayor parte del sitio lo ocupan el salón y la cocina- explicó Nathan-. Arriba están los dormitorios de mis padres, el mío, otro baño y otra habitación más pequeña de invitados. ¿Quieres verlas?

-Si me dejas- dijo Devon, sonriendo.

Ambos subieron al piso de arriba. Un pequeño pasillo en forma de T conectaba las cuatro últimas estáncias.

-Esta sala de la izquierda es la habitación de invitados- explicó Nathan-. La habitación de la izquierda siguiendo por el pasillo es la de mis padres, la de la derecha es mía y ma del fondo es el baño. Este es más grande y tiene una bañera.

-Entiendo- dijo Devon, empezando a reír-. Joder, tu casa es más grande que mi apartamento. Me siento raro.

-Imagínate yo, que estoy aquí solo- dijo Nathan-. Por cierto, ven que te quería enseñar lo que he usado para usar el amor y la amistad.

Nathan avanzó por el pasillo y se detuvo en la habitación de sus padres. Abrió la puerta y encendió la luz. Allí había una cama de matrimonio con dos mesitas de noche, una negra y otra blanca. Había una gran ventana con un balcón y en uno de los lados había un gran armario empotrado. Devon miró las paredes y vio que había muchas fotos. La madre y el padre de Nathan salían en la mayoría, como era de esperar. El padre de Nathan tenía ojos violeta, igual que su hijo. Nathan también salía en algunas de ellas, cuando era más pequeño, y parecía bastante feliz.

-¿Ves?- preguntó Nathan a Devon.

-Amor familiar- comprendió Devon, mirando las fotos-. Tus padres te dan esperanza.

-Cuando tenía 13, vi por primera vez a personas realizando un programas de patinaje artístico en la televisión- explicó Nathan-. Quedé tan impresionado, que para los 14 años mis padres me regalaron unos patines propios. Deberías haberme visto: aquella primeŕa vez, en un día de marzo, yendo a una pista de patinaje a patinar, tratando de imitar a los patinadores y cayéndome una y mil veces mientras mis padres reían. Desde aquel día, me enamoré del patinaje artístico. Pero pocos meses después, en junio, mis padres murieron. Yo me quedé solo y mis abuelos fueron los que me criaron. Estuve un mes entero en mi habitación. Comía sin ganas y el calor no me ayudaba. Pero mi abuela, sabia ella y que en paz descanse también, cogió los patines en mi estante y me dijo de mostrarle mis saltos. Ese día, me dediqué a dar saltos, piruetas y a inventarme programas sin música, simplemente como una medicina psicológica. Me sentía bien. Y aquel día mejoró cuando Anastasia me vio potencial y me sugirió pasar a ligas mayores.

-Y aquí te encuentras- dijo Devon, sonriendo.

-Pues sí- dijo Nathan, sonriendo-. El mismo día que me sugeristéis eso, vine a este cuarto, donde no había entrado en años. Al observar los cuadros y tumbarme en la cama de mis padres, los recuerdos felices volvieron. Recordar aquellos momentos me hacen fuerte y me dan esperanza.

-Me alegra que hayamos podido mejorar ese sentimiento que quieres transmitir- dijo Devon, sonriendo.

-Sí- dijo Nathan-. Por cierto, no veas la de polvo que tuve que limpiar cuando entré a esta habitación. ¡Joder, pensé que me moría!

-¡Jaja, me lo imagino!- rió Devon.

-Debería darme una ducha, no quiero oler a sudor todo el día- dijo Nathan, yendo a su cuarto. Devon le siguió de cerca.

El cuarto de Nathan era tal y como Devon había imaginado. Lleno de medallas de competiciones de patinaje, libros de fantasía y videojuegos. Con un escritorio en el que había una pantalla que servía como monitor de ordenador y como pantalla para conectar la consola, además de la cama, que estaba pegada. Tenía también muchos posters, una ventana en la que se veía el mar y un armario empotrado cerca de la entrada. Un ventilador de techo estaba colgado en el mismo, teniendo incorporada una lámpara. Nathan abrió dicho armario y sacó varias prendas limpias y cómodas para estar en su casa.

-Mientras me ducho, puedes curiosear un poco por mi cuarto- dijo Nathan, sonriendo con picardía-, pero no me culpes si encuentras algo inesperado.

-Jaja, vale, vale- dijo Devon riendo.

Nathan sonrió y se fue al baño del fondo del pasillo. Devon empezó a escuchar como el agua empezaba a sonar por la estancia, seguido de un suspiro de placer y alivio de Nathan.

-¡Uff, que gustazo!- oyó el lobo exclamar al coyote, haciendo que el lobo riera un poco por lo bajo.

Devon empezó a curiosear un poco en las estanterías donde había libros. Algunos libros les sonaban mientras que otros no los había leído. Devon sonrió y pensó que debería pedirle prestado algunos libros a Nathan y dejarle alguno de los suyos, como si fuera un intercambio. Revisando los juegos, ningún título le sonaba, pues videojuegos de ese tipo no había jugado por el momento. Eso sí, mostraba cierto interés por estos, así que pensó en jugar con Nathan alguno de estos más tarde. En otro estante, Devon vio un trozo de tela sobresaliendo. Curioso, lo tomó y lo extendió: era una bandana con tres rayas horizontales, una de color rosa, otra de color morado y otra de color azul, en ese orden. Devon miró con curiosidad la bandana y se observó en la pantala del ordenador. Se lo puso en el cuello y le hizo un nudo: le gustaba la combinación de colores. Devon se puso pensativo respecto a ese accesorio. Por la forma en la que estaba dispuestos los colores, en forma de rayas horizontales, supuso que era una bandera, pero no sabía de que. Por los colores, tenía algunas sospechas, pero quería confirmarlo. Sacó el móvil y puso un mensaje a Lucius y Paul.

Devon: Chicos, ¿os pillo en mal momento?

Paul: Tío, tampoco ha pasado tanto tiempo desde que nos escribiste. No es que vayamos a empezar ya 😂

Devon: Lo decía por si acaso.

Lucius: Nene, ¿qué necesitas?

Devon: ¿Sabéis de una bandera con los colores rosa, morado y azul situados en rayas horizontales?

Paul: Es la bandera del orgullo bisexual. La conozco perfectamente, ya sabrás la razón.

Devon: Vale, es que he visto a un tío en la calle llevando una y me ha entrado curiosidad por saber de que era. Pero siendo sincero, sospechaba que era algo de la comunidad LGBTIQ+.

Lucius: Nene, con LGBT nos vale para abreviar. Ya hay tantas sexualidades y géneros que hasta yo me confundo. Joder, es liar mucho las cosas.

Devon: Bueno, pero sería un poco irrespetuoso para los que son de otra sexualidad o géneros no ser incluidos.

Lucius: Ya, supongo que tienes razón. Quizá me haya pasado.

Paul: Es comprensible, no te preocupes.

Devon: En fin, gracias por resolver mi duda, tíos. A lo mejor os dejo mi cuerpo desnudo como recompensa.

Lucius: Huy, que generosidad 7w7.

Devon: Era broma •-•

Paul: Ouuumm TT_TT

Devon: Jajaja, venga, hasta luego

Devon apagó el teléfono y volvió a mirar su reflejo de la pantalla. La bandera del orgullo bisexual. Eso significaba que Nathan era bisexual. Devon sonrió y se quitó el bandana. Escuchó la puerta del baño abrirse y escuchó como Nathan se acercaba. Él no guardó la bandana, no tenía porqué. El coyote le dio permiso para husmear, así que no creía que se molestase. Nathan miró dentro del cuarto y vio a Devon con la bandana. El coyote ahora llevaba unos pantalones cortos verdes y una camisa de manga corta de color azul con una especie de mapa de color negro de Los Ángeles. Nathan rascó su mejilla, nervioso.

-Oh, lo has encontrado- dijo Nathan, suspirando y sonriendo-. Supongo que era de esperar, te dejé investigar el cuarto.

-Hey, no te preocupes- dijo Devon, sonriendo-. Está bien que seas bisexual.

-Ya, pero hay gente a la que no le gusta- dijo Nathan, suspirando-. Por miedo al que dirán, no suelo usarla en ningún otro lugar excepto en casa. Sé que algunos patinadores son abiertos con ello, y mucha gente igual, pero siempre tengo ese miedo.

-Hey, no te preocupes- dijo Devon, sonriendo y agarrando los hombros de su amigo-. Está bien, no hace falta que lo digas a todo el mundo. Hay gente que prefiere guardarlo para uno mismo. Hay... ¿Hay alguien a quién se lo hayas contado y te haya odiado por ello?

-Mis tíos- dijo Nathan, suspirando-. La hermana de mi padre y su marido. Se lo conté a la familia y, excepto ellos, todos estaban conformes. Pero, ¿sabes qué fue lo mejor de esa confesión?

-¿El qué?- preguntó Devon, curioso. Nathan le hizo un gesto para que lo siguiera y Devon lo hizo.

Siguió al coyote hasta el cuarto de sus padres y allí fue al armario empotrado. Abrió el armario y rebuscó en unos cajones. Encontró lo que quería y se lo enseñó a Devon. Este los miró sorprendido: eran dos brazaletes de tela con la bandera bisexual.

-Mis padres también se confesaron en ese momento al ver que mis tíos reaccionaron así- dijo Nathan, sonriendo-. Toda la familia los apoyó y a esos tíos los echamos de la casa. Ni sabía que eran bisexuales y ellos me contaron que lo ocultaron por el miedo a cómo iban a reaccionar sus parientes. Pero al verme en apuros y con mis tíos poniéndome verde, ellos, con sus huevos y ovarios bien puestos, le mostraron sus brazaletes. Supongo que estaban pensando en mostrarlo a la familia si todo salía mal. Les aprecio mucho por este gesto.

-Más razones para amar a tus padres- dijo Devon, sonriendo.

-Jeje- Nathan rió levemente. Él empezó a caminar y quedó al lado de la cama de sus padres. Devon le siguió por detrás-. Recuerdo que me gustaba ducharme con mi padre. Él siempre me lavaba la espalda y yo a él la suya. Recuerdo... ¡Jajaja! Recuerdo que una vez estaba en la ducha y se le empezó a poner dura.

-¡No jodas!- exclamó Devon, empezando a reír.

-¡Te lo juro!- exclamó Nathan, entre risas-. Como era pequeño, me dijo que los hombres a veces les pasa y que lo entendería cuando fuera mayor. No sé que se le pasaba por la cabeza, pero estoy seguro de que necesitaba hacerlo.

-Jaja, supongo que son cosas de la vida- dijo Devon, quitándose una lágrima que le provocó la risa.

-También recuerdo... que muchas veces, al terminar de bañarnos, yo huía tras secarme y él me cazaba rápidamente, me llevaba al cuarto y me empezaba a hacer cosquillas. ¡Imagínate cuando mi madres nos pillaba, desnudos y con mi padre haciéndome cosquillas!

-Me imagino que se taparía los ojos y diría algo así: "¡Ay, chicos, como sois!"- dijo Devon, imitando una voz femenina.

-¡Parecido, sí!- exclamó Nathan, entre risas-. Buenos recuerdos.

Devon miró a Nathan, sonriendo y mirando a la cama. El lobo pensó que el coyote seguramente estaba recordando uno de esos momentos en los que su padre le hacía cosquillas. Devon pensó por un momento y sonrió con algo de picardía. Quería darle una sorpresa al coyote. Cogió un poco de impulso, se abalanzó sobre él y ambos cayeron en la cama, Devon estando encima de Nathan, quien estaba boca abajo y algo confuso.

-¡¿Qué coño?!- exclamó confuso Nathan.

-¡Es hora de las cosquillas!- exclamó Devon, mientras empezaba a hacer cosquillas en el costado del abdomen a Nathan. El coyote empezó a reírse sin parar, pataleando como loco.

-¡¡Jajajajaja, Devon, para, jajajaja!!- exclamó el coyote entre risas. Devon siguió haciendo cosquillas al coyote y, como esperaba, estaba riendo sin molestarse por las cosquillas, por lo que era una señal de que podía continuar porque le gustaba.

Devon continuó con las cosquillas por unos minutos más. Nathan, la verdad, estaba disfrutando de las cosquillas. Le recordaban mucho los buenos momentos con su familia y eso le hacía feliz. Devon decidió parar, pues se sentía cansado y pensó que Nathan lo estaría más. Se quitó de encima del coyete y se tumbó en la cama, boca arriba y respirando rápido. Nathan se dio la vuelta, sonriendo con la boca bastante abierta y sacando la lengua mientras respiraba rápido. Ambos estuvieron así durante unos segundos, recuperando el aliento. El silencio solo era roto por las fuertes respiraciones de ambos. Devon fue el primero en normalizar su respiración, momento en el cual Nathan también se había calmado bastante.

-¿Te gustó el ataque sorpresa?- preguntó Devon, sonriendo.

-Fue muy divertido, me he sentido niño otra vez- dijo Nathan, sonriendo y mirando a Devon-. Gracias, Devon.

-Un placer ayudar- dijo Devon.

-Te puedo agradecer... cocinando algún dulce. ¿Te parece?- le sugirió Nathan a Devon.

-Me encantaría- dijo Devon, empezando a babear.

-¡Jaja, vamos abajo!- rió Nathan.

Ambos cánidos bajaron las escaleras y fueron a la cocina. Nathan le insistió a Devon que no le hacía falta ayuda, pero el lobl quería ayudarle. Al final, ambos terminaron por hacer el dulce juntos, que resultó ser un bizcocho de limón. Mientras lo hacían, Devon y Nathan jugaron por un momento con la harina y se ensuciaron la cara y las manos con esta. Por fin, tras unos veinte minutos, la masa del bizcocho estaba ya en el horno. Ambos se lavaron en la pila y fueron al salón a esperar. Devon recordó los videojuegos y se lo sugirió a Nathan.

-¿Podríamos jugar a algún videojuego?- preguntó Devon.

-De acuerdo- dijo Nathan, pensando-. A ver, con los juegos que tengo, lo mejor sería un cooperativo... ¡Ya lo tengo!

Nathan subió hasta su cuarto y tomó un juego cooperativo de rol que tenía. Bajó con la caratula y la abrió, sacando el CD y metiéndolo a la consola. Le cedió uno de los controladores a Devon y encendió la televisión. Inició el juego y ambos se pusieron a jugar. El argumento era el siguiente: dos hermanos lobos gemelos despiertan en un altar de un bosque sin saber nada ellos, simplemente que son hermanos y que necesitan encontrar invocaciones para poder acabar con un poderoso mal que amenazaba el mundo. En el modo solitario, cada vez que entrabas a una batalla, podías controlar a uno u otro cambiando con un botón. En el cooperativo, los dos jugadores controlaban a uno de ellos. El truco estaba en saber cuando usar a uno u a otro, pues cada uno tenía habilidades diferentes y algunas invocaciones eran para uno u otro. Al principio, Devon se sentía torpe controlando al personaje, pero Nathan le ayudó en los primeros momentos. Tras haber avanzado un poco, Nathan le avisó a Devon que habían llegado al primer jefe, lo cual puso algo nervioso a Devon. El horno avisó de que el bizcocho ya estaba listo, así que fueron a sacarlo para que se enfriara antes de enfrentar al primer jefe.

-Derrotemos al jefe y comamos algo, que ya va a ser la hora de comer- dijo Nathan, tocando su barriga.

Entraron a la zona y se activó una escena. Los lobos habían percibido una presencia maligna y no sabían lo que era. Desde los árboles, cayó una gran araña. Devon y Nathan se pusieron serios y la batalla empezó. Devon, por deducción, supuso que usar magia de fuego era la mejor opción. Funcionó, pero no le quitó tanto como esperaba. Nathan, por parte de su personaje, tenía la magia de agua, pero no iba a servir de nada. En un momento dado, la araña levantó su cuerpo dispuesta para atacar y Nathan aprovechó para golpearla en la parte de abajo, donde tenía menos protección. La araña quedó aturdida y Devon supo que la parte de abajo era su punto débil. Le quedaban puntos mágicos, así que atacó con la magia de fuego todo lo que pudo mientras Nathan pegaba espadazos a la araña. La araña se volvió a levantar, con más de la mitad de la vida reducida. Devon sabía que, si volvían a tumbar a la araña, podrían acabar con ella. Pero esta desarrolló un nuevo patrón de ataque. Ya no levantaba el abdomen, solo la pata delantera izquierda, en ese ataque. Además, otro nuevo ataque paralizaba a los personajes en el suelo con una telaraña de hojas, ramas y la propia tela de la araña. Devon miró a Nathan y este le devolvió una sonrisa.

-Sorprendeme- dijo Nathan. Le estaba poniendo a prueba.

Devon pensó por un momento. La araña no mostraba su abdomen ningún momento y solo en uno de los ataques elevaba un poco la pata para poder realizar su ataque con más cobertura. Devon recordó los ataques del tutorial y se le ocurrió usar el tajo ascendente justo cuando la araña iba a atacar. Y así lo hizo: la araña preparó su ataque y Devon uso a su personaje para realizar un tajo ascendente. El punto débil fue tocado y la araña volvió a caer boca abajo. Devon usó toda la magia de fuego que podía con sus puntos mágicos y Nathan atacó con su espada. La araña cayó derrotada, gritando y chillando hasta que dio su respiro final. De esta, una luz apareció de dentro de la araña y esta desapareció en una especie de humo oscuro. La luz tomo forma de búho, con aspecto de ser una invocación elemental de planta. Él le explicó a los héroes la situación del mundo y, dada su valentía, decidió prestarles su poder, entrando una luz en el corazón del personaje de Nathan. La partida se guardó y el coyote apagó la consola, mirando después al lobo y abalanzándose sobre él en un abrazo. El lobo, algo sorprendido, correspondió.

-¡Bien hecho!- exclamó Nathan, moviendo su cola feliz-. Buen trabajo en equipo. Sabía que podías.

-Razonamiento lógico- dijo Devon, apuntando a su cabeza.

-Se nota que eres superdotado- dijo Nathan, sonriendo. Devon ya le había contado a Nathan sobre aquello y la verdad es que estaba feliz de que le reconociera eso.

-Gracias- dijo Devon, sonrojándose levemente-: ¿Qué hacemos para comer?

-Había pensado en algo normalito. Un filete con un sofrito de verduras de acompañamiento- dijo Nathan, sonriendo-: ¿Te parece?

-Suena delicioso- dijo Devon.

-Pues sí. Pero esta vez no te dejaré cocinar- dijo Nathan-. Tú eres el invitado.

-Vale, vale, lo pillo, no interferiré, chef- dijo Devon, bromeando. Nathan rió y le mordió la oreja-: ¡Hey!

-Así me gusta- dijo el coyote, sonriendo-. Ahora quédate aquí tranquilo y pon la televisión a ver si hay algo interesante.

Nathan fue hasta la cocina y empezó a cocinar. Devon, mientras tanto, puso la televisión para ver que había. En una cadena había noticias, pero en un rato empezaría una comedia romántica, cosa que a Devon le pareció una buena idea. El argumento de esta era el de un chico que iba a entrar a la universidad en poco tiempo y que entrará del equipo de rugby. Se enamora de un chico y empezará haciéndose su amigo y tratando de pedirle salir sabiendo que es heterosexual. Se sentía divertido, así que Devon se lo sugirió a Nathan, a quien también le pareció buena opción. La película era de hace unos años y ponía que era para mayores, así que Devon suponía que saldrían escenas explícitas. "Esta podría ser una buena oportunidad para saber si me gustan los chicos" pensó el lobo. Aunque no era una prueba concluyente, sería una señal clara de que podría gustarle. Devon siguió viendo las noticias mientras Nathan cocinaba. Devon empezó a oler la rica comida que su amigo estaba preparando y se le estaba haciendo la boca agua. Cuando Nathan le avisó de que no tardaría en terminar, puso la mesa para ayudar a Nathan en algo. Con la comida lista y a punto de empezar la película, ambos empezaron a devorar aquel delicioso plato de carne y verduras sofritas.

-¡Oh, Dios mío!- exclamó Devon-. Está delicioso.

-Oh, seguro que no tan bueno como los platos de Lucius- dijo el coyote, rascando su cabeza.

-Ya, si sus platos son deliciosos a más no poder... Pero este también esta bueno- dijo Devon, sonriendo.

-Me alegra que te guste- dijo Nathan, sonriendo.

Los anuncios resultaron más largos de lo esperado y ambos terminaron de comer cuando la película estaba a punto de empezar. Se sentaron en el sofá mientras la película empezaba, atentos a la trama. Las bromas y las puyas venían en momentos muy inesperados, haciendo que Nathan y Devon se rieran sin parar. A mitad de la película, el protagonista, sus amigos y el chico que le gustaba al protagonista estaban en una fiesta en casa de uno de los del equipo. Habían tomado alcohol y ya iban borrachos.

-El chico hetero va a empezar a flirtear con el protagonista y esto va a acabar en la cama, ¿qué te apuestas?- preguntó Nathan.

-Seguro de ello, no puedo apostar en contra de algo que es muy obvio teniendo la situación- dijo Devon, riendo.

El protagonista se metió en el baño y metió su cabeza bajo el grifo, por donde salía agua fría. Sacó la cabeza y se secó con una toalla.

-"¡Ostia puta!"- exclamó le protagonista, suspirando-. "No vuelvo a beber tanto en mi puta vida"

-Mentira- dijeron tanto Devon como Nathan, riendo ante tal coincidencia.

El protagonista llevó al chico heterosexual a su coche, aunque este parecía con más control que los demás, pero se le notaba contento. El chico le sugirió ir a un sitio tranquilo y ver las estrellas, pues a él le gustaban mucho. Devon recordó a Amarant y pensó en que debería ir algún día a observar las estrellas con él.

-A Amarant le gusta mucho ver el espacio- dijo Devon-. Un día deberíamos ir todos, seguro es un bonito espectáculo.

-Habría que alejarse de la ciudad bastante- pensó Nathan-. Pero seguro valdrá la pena.

-Se lo preguntaré más tarde- dijo Devon.

Y el momento llegó. El chico hetero estaba mirando al protagonista y empezaron a besarse. Devon sintió un ligero parón en sus latidos. Viendo a ambos chicos besarse... en verdad le gustaba. Ya había visto a varias chicas besarse con chicos a lo largo de la película y pese a que las consideraba hermosas, no había llegado a atraerle tanto aquellas escenas como esta.

-Devon, me doy cuenta... de que tú no sabes sobre tus gustos sexuales, ¿cierto?- preguntó Nathan, mirando a Devon con algo de incomodidad. Devon ya le había contado sobre esto alguna que otra vez y Nathan había sido muy comprensivo. Ahora estaba mostrando esa compresión otra vez-. Lo digo porque a lo mejor esta escena es mucho... y a lo mejor quieres ir más despacio. Yo no tengo problema, claro.

-No te preocupes- dijo Devon, mirando la pantalla-. Siendo sincero... me siento raro. No me disgusta. Pero... todavía no sé si eso será una prueba definitiva.

El protagonista había llevado al chico hetero a la parte de atrás y volvía a besarlo una vez más. El chico hetero estaba sentado en la entrepierna del protagonista y se movía ligeramente, excitando esta. Ambos habían empezado a desvestirse. Primero, la parte de arriba de ambos, quedando con el torso descubierto. El chico heterosexual empezó a lamerle los pezones al protagonista, haciendo que gimiera. Mientras hacía esto, empezó a desabrochar el pantalón de este. La escena saltó a un poco más adelante, ahora ambos estaban desnudos y el chico hetero, pese a que ya no se le podía llamar así, estaba situado encima del miembro. Devon trago saliva, observando la escena con mucha atención. Él no se daba cuenta, pero estaba bastante excitado y ya tenía una notable erección. El chico empezó a bajar y a meter el miembro de su compañero en su entrada, gruñendo y jadeando. Cuando lo hubo metido, el protagonista empezó a besar el cuello de este, haciéndolo sentir bien y provocando que gimiera. Devon no podía evitar imaginar ser el protagonista: estar en ese coche, teniendo sexo con la persona que te gusta... Para él, eso era un mundo nuevo. Sabía sobre masturbación y había escuchado a algunos de sus compañeros a escondidas hablar sobre esto, pero él nunca sintió necesidad de hacerlo. Nathan le llamó y Devon le miró, sorprendiéndose ante la vista: el coyote le sonreía algo incómodo, teniendo una erección en su pantalón.

-Oh, v-vaya- dijo Devon, algo nervioso e incómodo.

-Lo siento, no puedo contenerme- dijo Nathan, riendo incómodamente-. Pero como tú también la tenías...

-¿Qué?- dijo Devon, mirando a su pantalón y viendo la erección. Se cubrió rápidamente con uno de los cojines, avergonzado-: ¡Ostia puta, l-l-lo siento mucho!

-No te preocupes, es normal- dijo Nathan, rascando su cabeza-. Joder, hace tiempo que no me masturbo.

-Yo nunca lo he hecho- dijo Devon, notando como su cara enrojecía y apartaba la mirada de Nathan, que lo miraba sorprendido.

-Espera, ¿va en serio?- preguntó Nathan, acercándose a Devon.

-S-Sí, nunca me vi en necesidad, pero desde que estoy aquí... me siento liberado y con ganas de probar cosas- dijo Devon, avergonzado-. Lo siento, sé que es incómodo que me excite justo ahora, pero la escena...

-¡Hey, vamos!- exclamó Nathan, abrazando a Devon con un brazo y atrayéndolo hacia él-. No te preocupes. Yo también me he excitado y se me ha puesto dura, ¿sabes? Es normal.

-Ugh, pero no le quita lo incómodo- dijo Devon, suspirando. Nathan hizo que Devon se apoyara en su hombro, acariciando su cabeza.

-Venga, continuemos la película- dijo Nathan, mirando la pantalla-. La escena ya ha pasado.

-De acuerdo- dijo Devon, dejándose acariciar por Nathan.

El resto de la película, Devon estuvo recostado sobre Nathan, apoyando su cabeza en su hombro y dejándose acariciar. Devon se sentía cómodo, la verdad, le gustaba aquella sensación. Le recordaba, en cierta manera, a su madre, que también solía acariciarle la cabeza de esa manera. Devon se sentía cómodo y Nathan se sentía igual. La película terminó de manera esperada, con ambos chicos siendo novios, aunque lo que Devon y Nathan no esperaban era que el protagonista se le declarara después de ganar un partido. La película terminó y Devon se volvió a colocar sentado.

-Estuvo bien la película- dijo Devon, estirándose-. Mmm, no sé si debería irme ya a casa.

-¡Noooo!- dijo Nathan, abrazando a Devon de forma cómica-. Quédate un rato más, por favor. Me lo estoy pasando bien contigo. Nunca he traído un amigo a casa.

-Jejeje- rió levemente Devon acariciando la cabeza de Nathan. Este le miró y sonrió ampliamente-. De acuerdo, me quedo un rato más.

-Ojalá pudieras quedarte a dormir- dijo Nathan, algo apenado pero aún así sonriendo-. Pero mañana tienes clase.

-Bueno, pero la universidad está cerca- dijo Devon pensativo, tomando su móvil y marcando el número de Lucius-. No creo que le importe venir aquí y llevarme.

-¡Oh, que bien!- exclamó Nathan, moviendo su cola.

Devon sonrió mientras escuchaba el pitido del teléfono, esperando a que el pastor alemán atendiera la llamada. Por fin, se escuchó la voz de este al otro lado de la llamada.

-Hey, nene, ¿qué tal estás?- preguntó el pastor alemán.

-Bastante bien- dijo Devon-. Quería hacerte una petición.

-Oh... Escucho- dijo Lucius, con un tono de sorpresa.

-Verás, me gustaría quedarme con Nathan esta noche a dormir- dijo Devon, sonriendo al coyote, quien le devolvió la sonrisa de vuelta-: ¿Podrías venir mañana a recogerme a su casa y traerme las cosas para ir a la universidad?

-¡Oh, cojonudo!- exclamó Paul, bastante eufórico.

-¿Qué pasa, por qué Paul está tan contento?- preguntó Devon, riendo. Nathan también lo había escuchado y se estaba riendo bastante.

-Espera, lo pongo en manos libres- dijo Lucius.

-¡Hey, tío!- se escuchó a Paul ahora también hablar-. Es que estábamos pensando en pediros a ti y a Nathan quedaros juntos esta noche. ¿Está por allí ese coyote? Pon manos libres

-A mi lado- dijo Devon, mirando a Nathan. Este asintió y Devon puso la llamada en modo altavoz-. Listo.

-¡Nathan, en serio, yo y Lucius os comíamos los huevos por este favor!- exclamó Paul, riendo con euforia.

-Vaya... No es para tanto, de verdad- dijo Nathan, rascando su cabeza-. Lo cierto es que se lo pedí a Devon ya que quería pasar la noche con un amigo. Me ha hecho feliz de que pueda quedarse.

-Y a nosotros tener la casa sola- dijo Lucius-. No te molestes, Devon, es por eso que tú ya sabes.

-Sí, claro, no te preocupes- dijo Devon, mirando a Nathan. Este le miró y movió los labios. "¿Puedo hablarles?". Devon supuso que tenía una especie de plan o broma en mente, así que le asintió.

-Espera... ¿Significa que sois novios?- preguntó Nathan, sonriendo con picardía. Devon comprendió que, para que ellos no supieran que Devon le había contado al coyote su relación, quería que ellos se lo confesaran. Devon se sintió agradecido, la verdad se sintió un poco mal por habérselo contado, pero él no tenía malas intenciones.

-No, no es eso- dijo Lucius-. Somos amigos con derecho.

-Ah, comprendo- dijo Nathan, guiñando el ojo a Devon, que le respondió con otro guiño.

-Pues nada, nos vemos mañana- se despidió Devon-. Disfrutad de vuestra tarde y noche de pasión.

-Y tú no violes al coyote- bromeó Lucius.

Devon rió levemente y colgó la llamada, mirando a Nathan. Nathan y él se empezaron a reír: había sido una conversación divertida.

-Gracias por cubrirme respecto a eso- dijo Devon, sonriendo-. No quería que se molestaran conmigo, los aprecio mucho.

-No te preocupes, yo fui el primero en espiar la conversación y esta ha sido mi forma de pedirte perdón- dijo Nathan-. Aunque creo que no se hubieran molestado mucho.

-Yo también lo creo, son bastante comprensivos conmigo- dijo Devon, mirando la consola-: ¿Quieres derrotar al mal en un mundo de fantasía?

-Apruebo la idea- dijo Nathan, sonriendo-. En un rato podríamos tomarnos el bizcocho que hicimos antes.

-Buena idea.

Devon y Nathan encendieron la consola y volvieron a jugar al mismo juego de antes. La tarde pasó rápidamente, entre risas y batallas. El bizcocho les había quedado esponjoso gracias a los consejos de Nathan y estaba bastante delicioso. Continuaron con el juego, con Devon cogiendo más soltura en el juego. Juntos, lograron avanzar bastante en la historia, pero aún les quedaba mucho para terminar la historia. Decidieron cenar algo sencillo: unas hamburguesas. Nathan tenía todo lo necesario para hacerlas, empezando a cocinarlas mientras Devon le espero en la mesa, que ya estaba puesta. Devon volvió a poner la televisión, pero no había mucho interesante, así que decidió dejarlo en las noticias. Nathan sirvió las hamburguesas y Devon la miró, salivando.

-Me extraña que no tengas dietas siendo patinador- dijo Devon, empezando a montar su hamburguesa con el pan, la lechuga, la carne y los tomates.

-Y la tengo- dijo Nathan, sonriendo-. Esta hamburguesa es cien por ciento vegetal. Menos calórica que una de carne y más sana.

-¡No jodas!- exclamó Devon, tomando su hamburguesa y mordiéndola. Saboreo ese pedazo y lo masticó concienzudamente, tragando después-. Sabe a carne. ¿Seguro que es vegetal?

-Te podría traer el paquete donde venían y veras que es cierto- dijo Nathan.

-¡Madre mía, viva los avances tecnológicos!- exclamó contento Devon, mordiendo otra vez su hamburguesa.

Nathan rió y también empezó a comer. De nuevo, había un silencio agradable, para nada incómodo. Devon y Nathan a veces se miraban y no podían evitar reírse. Terminaron de cenar y se sentaron en el sofá.

-¿Qué te apetece hacer?- preguntó Nathan, sentándose al lado de Devon.

-Mmm... No lo sé- dijo el lobo, pensativo. Recordó acerca de los libros de fantasía de Nathan y decidió hablar sobre libros-: ¿Has leído algún libro interesante últimamente? Yo recientemente he leído uno de ciencia ficción llamado "Electroshock".

-¡Oh, que buena pinta tiene solo con el título!- exclamó Nathan-. Me gustaría leer más libros además de los de fantasía. ¿Serías mi consejero?

-¡Por supuesto! Y James seguro estará encantado de aconsejarte algo- dijo Devon, sonriendo-. Yo espero que me puedas prestar algún libro de fantasía.

-¡Por supuesto, faltaría más!- exclamó Natham, emocionado y moviendo su cola-. Tengo uno muy bueno.

Así, ambos cánidos se quedaron en el sofá, comentando algunos libros. De vez en cuando, uno le sugería un libro al otro, y este respondía con otro. Parecía una batalla de literatura. Ambos estaban fascinados por los libros que sugería el otro, tanto que llegaron las once y cuarto de la noche.

-Creo que debería irme a dormir ya- dijo Devon, mirando su móvil-. Es algo tarde.

-Vale, pues sigueme- dijo Nathan, levantándose del sofá.

Ambos se levantaron y subieron las escaleras. Devon pensaba que Nathan le iba a mostrar el cuarto de invitados, pero en su lugar se dirigía a su cuarto. Devon le extrañó y le preguntó:

-¿No me vas a mostrar el cuarto de invitados?

-¡Ah, no, tú vas a dormir conmigo!- exclamó Nathan, sonriendo-. Eres más que un simple invitado, eres un buen amigo. Duermes conmigo en mi habitación. Es suficientemente grande para ambos.

-¿No te molesta?- preguntó Devon-. Voy a dormir solo en boxers y tengo una alarma ya preparada para despertarme a tiempo que te puede despertar a ti también. Y además, puedo darte bastante calor.

-¡No hay problema, ven!- exclamó Nathan-. Yo también duermo en boxers y si suena la alarma podré despedirme de ti. Y no me preocupa el calor, de verdad.

-Bueno, si insistes, supongo que acepto- dijo Devon, sonriendo.

Devon fue hasta el cuarto de Nathan y se quitó la ropa hasta quedar en boxers. Nathan hizo lo mismo y se acostó primero. Devon apagó la luz y se acostó junto a él. Nathan le miró y sonrió.

-¡Siempre he querido hacer esto con un amigo!- exclamó emocionado el coyote.

-Bueno, pues aquí me tienes- dijo Devon.

-De verdad, Devon. Muchísimas gracias- dijo Nathan, sonriendo. Se acercó a Devon y le abrazó-. Estoy feliz de tenerte como amigo.

-Yo también estoy contento- dijo Devon, correspondiendo al abrazo y acariciando la cabeza. Tener la misma altura era algo problemático, pues abrazar a Nathan le resultaba algo incómodo.

-Espera- dijo Nathan, bajando un poco su cuerpo y abrazando de nuevo a Devon. Ahora su cabeza estaba debajo de la de Devon y sus piernas estaban más bajas que las del lobo. El coyote sonrió-. Más cómodo, ¿cierto?

-Pero en un rato tendremos calor- dijo Devon, riendo.

Nathan cogió un mando que tenía en un hueco de la cama y apretó un botón. El ventilador que había en el techo se encendió y empezó a moverse, sin hacer ningún ruido. Devon miró a Nathan, que estaba sonriendo.

-No vas a aceptar un no como respuesta, ¿eh?- preguntó el lobo, sonriendo.

-No, siempre he querido hacer esto. Dormir abrazado a un amigo- dijo Nathan, sonriendo. Se acurrucó en Devon y cerró los ojos-. Buenas noches, Devon. Gracias por este fabuloso día.

-De nada. Y espero que haya muchos más a estos- dijo Devon, sonriendo. Deseaba ya que fuera otro día y que pudiera quedarse de nuevo a dormir en casa del coyote. Pero por el momento debía pensar en dormir y en el día de mañana.

Poco a poco, Devon cerró sus ojos. Aquel día había sido emocionante y había compartido buenos momentos junto a Nathan. El lobo le tenía mucho aprecio a ese nuevo amigo y deseaba poder pasar más días como aquel.

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