- ¿Cómo dices?
De repente, la mirada de mi hermano me mostró mucho más interés al escuchar mis palabras, la cual fue acompañada con el alzamiento de una de sus cejas en señal de confusión. Rápidamente comencé a explicarme mejor para aclararle las dudas.
- No recuerdo nada pero... Siento que todo esto me lo busqué yo solo. ¿Cómo iba a hacerme alguien todo esto?
En cuanto terminé de hablar aparté la vista de él pensando en lo último que dije. No podía ser que alguien me lo hubiera hecho, ¿verdad? No quería creer eso.
- ...te encontré inconsciente en la cama.
Su voz me sacó de mis pensamientos y volví la vista a él, encontrándome de nuevo con sus ojos llenos de tristeza. Cada vez que tenía la ocasión de ver esas dos esferas de un verde tan intenso, me adentraba en un pozo de dolor y soledad que, de alguna forma, me era familiar. ¿Los míos mostraban lo mismo?
- Vine a ver qué te pasaba ya que estuvimos varios días intentando contactar contigo mediante mensajes y llamadas, y te encontré aquí tirado...
Sus ojos se desviaron hacia la cama, aparentemente recordando lo sucedido. Al hacerlo frunció un poco el ceño y regresó su vista a mí.
- No sé qué te pudo pasar. No había nada a tu alrededor, ningún indicio de pelea, ni tenías un golpe en la cabeza. Estabas perfectamente...
Entonces se detuvo y apartó sus ojos de mí para levantarse de la cama, como si de repente se hubiera dado cuenta de algo que, obviamente, yo desconocía. O tal vez hubiese recordado alguna cosa que tuviera relación y que no podía contarme. Hice lo mismo que él, levantándome de la cama confuso, y quise preguntarle qué ocurría, pero él se me adelantó.
- Dejemos el tema... No vamos a sacar nada de ello.
- Pero si-
- He dicho que no quiero hablar más del tema, ¿entendido?
De repente su voz tuvo un tono más amenazante, que junto a su mirada hacía que sus palabras fueran difíciles de desobedecer. Retrocedí levemente y aparté la mirada, sintiéndome incómodo y, a la vez, impotente. ¿Siempre actuaba así conmigo, imponiéndose sobre mí cuando no coincidíamos en algo? Sin embargo, pocos segundos después dejó salir un pequeño suspiro y lo miré de soslayo, viendo en su rostro una expresión de culpabilidad.
- Lo siento, no debí hablarte así... Es-
- La costumbre, ¿no?
No pude evitar terminar su frase y se sorprendió un poco de que lograra adivinar lo que iba a decirme. Aunque, sabiendo cómo era nuestra antigua relación, no me fue demasiado difícil predecirlo. Regresé mis ojos a su rostro por completo y continué hablando antes de que me reprochara nada.
- No volveré a sacar el tema si no quieres, pero te recuerdo que tengo todo el derecho a saber qué fue lo que me pasó.
Apretó su mandíbula un poco sabiendo que había cosas que me afectarían demasiado y que no debía contarme aún. Yo también lo sabía, no todos somos perfectos, pero el no conocer nada de mi vida empezaba a enfurecerme y más cuando mi hermano era el que evitaba que lograra saber algo. Acabó desviando su mirada y, todavía con la tensión presente en su cuerpo, me respondió con un tono de voz más bajo.
- Lo siento... Todavía no puedo contarte nada. No hasta que yo esté totalmente seguro de lo que pasó.
Aquello me desconcertó un poco y no pude evitar hacerle una última pregunta.
- ¿Quieres decir que crees cómo me ha pasado esto?
- Algo parecido... Ya tenía mis sospechas desde un principio, pero al decirlo tú lo veo más probable.
Sus palabras hicieron que mis ansias de saber lo que pasó aumentaran e iba a preguntarle algo más pero no pude hacerlo. En cuanto terminó de hablar se fue hacia la puerta y me miró de reojo mientras la abría para salir.
- Descansa un poco, voy a llamar a Francis para que venga a hacerte compañía mientras estoy fuera.
Sin poder quejarme de nada, desapareció por el pasillo volviendo a cerrar la puerta. Me dejó solo en mi habitación con mis pensamientos, cada vez más revueltos y confusos. ¿Era cierto que yo mismo me hice esto? Si Scott ya tenía sus sospechas, tal vez mi corazonada no era solo eso. En el fondo de mi alma lo sentía, sentía que lo que sucedió solo lo hice yo. Pero aún no lograba comprender el porqué de todo ello. Dejé escapar un suspiro pesado mientras me masajeaba el puente de la nariz, agotado de tener tantas preguntas sin respuestas, y decidí dejarme caer en la cama de nuevo. Me tumbé boca arriba mirando el techo blanco y mis pensamientos se fueron esta vez a la persona que había mencionado mi hermano. Ese tal Francis tal vez podría ayudarme con mis cuestiones más que Scott, aunque no tenía mucha fe en ello. Si él también sabía todo lo que ocurrió los últimos días antes de la gran catástrofe, iba a seguir con mis preguntas sin respuesta. Nadie me hablaría de lo sucedido hasta que los recuerdos vinieran por sí solos hasta mí, ¿verdad? ¿Qué es tan importante y peligroso que no pueden ni decírmelo? ¿Acaso era un asesino en serie o algo? Empezaba a hartarme de esperar y no había pasado ni un día.
- Cuánto tiempo tendré que estar así...
Cerré los ojos dejando salir el aire lentamente por mi boca, calmando mis pensamientos y mi corazón, ya que había comenzado a latir algo más rápido debido al estrés. Solo debía esperar un poco más y mi vida volvería a ser como antes. Al menos eso era lo que quería que sucediera.
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Unos cuantos toques en mi puerta hicieron que abriera lentamente los ojos, recordando un par de segundos después qué había pasado. Me había quedado dormido, esperando a que Scott viniera a decirme algo más, cosa que no pasó. Algo adormilado fui incorporándome en la cama, desviando rápidamente mi vista al reloj que tenía sobre la mesilla. Ya eran las siete y diez de la tarde, había dormido algo más de tres horas. No me había dado cuenta de que me encontraba tan cansado hasta que mi hermano me obligó a dormir. Le agradecía que se fijara en mi salud, porque yo no le estaba prestando mucha atención. Toda mi mente estaba centrada en las respuestas que quería conseguir. Acto seguido me levanté de la cama y caminé hacia la puerta, sin necesidad de ponerme los zapatos ya que había dormido con ellos puestos. La persona que llamó a mi puerta no lo volvió a hacer, tal vez para no molestarme si seguía durmiendo, aunque de poco había servido. La abrí, bajando con tranquilidad las escaleras, y llegué hasta el salón esperando encontrarme allí con la persona desconocida. ¿Sería mi hermano o Francis?
- Oh, Arthur, lo siento. ¿Te desperté? Acabo de llegar y no sabía si estarías ocupado con algo o todavía durmiendo. Ya me dijo tu hermano que necesitabas descansar un poco.
No se trataba de ninguno de ellos. Era alguien completamente distinto. Fruncí un poco el ceño mientras me acercaba a él, quien se encontraba en la cocina haciéndose un té, y me miró algo arrepentido.
- Sí, pero no pasa nada... Ya he dormido suficiente.
- Entonces está bien, ¿quieres un té?
Lo miré en silencio un par de segundos más mientras él esperaba a mi respuesta, aunque apartó sus ojos de mí para ir buscando otro sobre de té suponiendo que mi respuesta sería un sí.
- Sí, claro... A todo esto... ¿Quién eres tú?
Mi pregunta detuvo su cometido y me miró algo confuso por unos segundos. Tal vez se pensara que ya lo conocía, pero sabiendo cuál era mi estado actual, era extraño que supusiera eso.
- ¿No te dijo tu hermano que vendría?
- Me dijo que vendría Francis.
- Ah, ya veo. No te lo contó.
Sus ojos oscuros volvieron a apartarse de los míos para buscar una taza en los armarios de la cocina, siguiendo la conversación con total normalidad. Parecía conocerse bien mi casa.
- Francis no podía venir y Scott me llamó a mí en su lugar.
Una vez que encontró una taza adecuada, la dejó sobre la encimera y volvió a calentar la tetera un poco más. Después de aquello se giró hacia mí y, con una leve sonrisa, me extendió la mano como saludo formal.
- Soy Kiku, un viejo amigo tuyo. No tienes de qué preocuparte.
- Oh, entiendo... Encantado.
Se me hacía raro saludar a un supuesto viejo amigo como un total desconocido, pero por el momento sería así con todos. Una vez que finalizamos el saludo cogió su taza de té ya preparada y se sentó en una de las sillas que rodeaban la isla de la cocina. Con la mano me indicó que me sentara con él y eso hice. Era muy educado, tanto en su forma de hablar como en sus actos. ¿De dónde era? ¿China? ¿Japón? ¿Corea?
- Supongo que tendrás muchas preguntas que hacerme. Adelante, soy todo oídos.
Como si me hubiera leído la mente, me dijo justamente lo que quería hacer y mi rostro algo sorprendido no pasó desapercibido. Dejó escapar una leve sonrisa mientras se llevaba la taza a sus labios para darle un pequeño sorbo a aquel líquido.
- Pues... ¿De dónde eres?
- De Japón, pero me vine a vivir aquí cuando era pequeño. Llevo más tiempo en Londres que en Tokio.
Asentí levemente al escuchar su respuesta y el pitido de la tetera hizo que mis ojos se desviaran a la encimera. Kiku se levantó para servirme el agua caliente en la taza junto al sobre de té y regresó a su asiento para continuar con la charla.
- Gracias por el té, por cierto.
- No es nada. Ese es tu favorito.
Aparté los ojos a mi taza y vi que contenía un líquido negro, a diferencia del suyo que era rojizo. Si él lo decía debía de ser verdad. Después de todo, ni siquiera podía recordar qué me gustaba y qué no. Decidí darle un leve sorbo para probarlo, con cuidado de no quemarme, y la verdad es que no estaba nada mal.
- Sí que está bueno...
- ¿Verdad? Siempre decías que tomabas té negro para mantenerte concentrado. Aunque a lo mejor lo que deberías tomar ahora es el té verde. Una de sus propiedades ayuda a fortalecer la memoria.
Dejé la taza por el momento sobre la mesa para esperar a que se enfriara un poco y mis ojos conectaron con los suyos. La leve sonrisa que tenía en el rostro desapareció al ver que mi expresión se había vuelto algo más seria.
- ¿Vas a responderme todas las preguntas que te haga, o harás como mi hermano?
- Arthur...
Él también dejó su taza en la mesa en un suspiro mientras desviaba sus ojos negros de los míos, sabiendo que la respuesta que me tenía preparada no era la que buscaba. Yo también la sabía, pero necesitaba preguntar.
- Ya sabes la respuesta ¿no? Todo a su debido tiempo...
- Ya... No te preocupes, lo sé.
Acabé bajando mi mirada a la mesa, meditando el tiempo que estaría sin obtener respuestas de nadie. El tiempo lo dirá, eso me dirán todos a los que les pregunte algo sobre mi vida.
- Pero empiezo a pensar que el tiempo no me dirá nada.
Volví a dirigir mis ojos al rostro de Kiku y este también había decidido mirarme, mostrándome una expresión de sorpresa ante mi respuesta.
- No llevas ni un día fuera del hospital, ten paciencia...
Me dedicó una leve sonrisa y luego volvió a coger su taza, bajando su mirada a ella. Intentaba demostrar tranquilidad para que no me preocupara pero podía notar que estaba igual de inquieto que yo por todo lo que había pasado. Tal vez él no supiera todo lo ocurrido con certeza al igual que lo aparentaba mi hermano, pero estaba claro que algo más que yo sabía. Todos sabían más que yo y nadie quería decirme nada.
- Venga, no le des más vueltas al tema... Se te va a enfriar el té y frío ya no está tan bueno.
No tuve más remedio que hacerle caso y mis manos se posaron sobre la taza, notando que la cerámica aún seguía caliente. Di otro sorbo a aquel té negro que, supuestamente, tanto me gustaba, y aquel sabor amargo me trajo una sensación de nostalgia. De nuevo se mezclaban sentimientos de alegría con otros que se intercalaban con la tristeza y el sufrimiento. ¿Por qué todo me traía de vuelta sentimientos tan dolorosos? ¿No he tenido ni un momento solamente de felicidad?
- Por cierto, Scott llegará en breve, para la hora de la cena. Está atendiendo algunos asuntos.
Lo miré de reojo queriendo saber de qué asuntos se trataban pero ya sabía que no me iba a decir nada. También pude preguntarle a Scott cuando se fue y, aun así, no lo hice. Era perder el tiempo. Me limité a hacerle otra pregunta que sí podía responderme.
- Eso me recuerda... Intenté preguntarle antes a mi hermano que en qué trabaja, pero al final no me enteré muy bien. Tú debes de saberlo, ¿verdad?
Por unos segundos creí notarle apretar la mandíbula, como si mi pregunta lo hubiera tensado de repente y tuviera que pensarse alguna excusa que decirme. Pero eso no podía ser. ¿Qué tenía de malo saber en qué trabajaba mi hermano? Antes de que pudiera darle más vueltas me contestó al fin, apartando mis dudas por el momento.
- Sí, claro... Trabaja como traductor autónomo.
- Ya veo...
Como si no hubiera pasado nada, siguió bebiendo de su té tranquilo y a veces devolviéndome alguna que otra tímida sonrisa. Seguimos hablando, preguntándole cosas de las que tenía curiosidad ya que no podía preguntarle nada sobre mí, pero mis dudas seguían carcomiéndome la cabeza. Todos actuaban de forma extraña ante mí y sobre todo cuando preguntaba algo demasiado personal sobre ellos. Ya sabía que no podían contarme mucho sobre mi pasado, pero... ¿Qué tenían que ocultarme ellos?
[Ahí tenéis a un Kiku intentando salir del paso, quién diría que sabe mentir tan bien (?) JAJAJA y sí, Scott ahora es traductor, no se me ocurría otra cosa y pensé en mi carrera xD No está tan mal :') *huyeh*]