Pov Sam
Estábamos en el centro comercial, mirando sofás. Kara nos había pedido que comprásemos uno nuevo que no le recordase a nadie lo ocurrido, algo que me pareció una idea genial. Alex decidió conducir, algo que también agradecí. No podía dejar de pensar en Lena. En su reacción al entrar en casa y ver ese maldito sofá. Pensaba dejarlo en la calle y prenderle fuego encuanto volviéramos a casa.
Al llegar, cada uno de nosotros se separó parabuscar uno que nos gustase a todos. Estaba mirando uno negro, de tres plazas, cuando Alex me abrazó por detrás.
Alex: Convertible en cama, ¿eh? ¿Qué uso piensas darle a ese sofá?
Sam: ¿Qué? – pregunté.
Alex: Nada, digo que es una buena opción. Es convertible en cama, así puedes ver la tele más cómoda desde él si quieres. Además, mira, puedes guardar cosas debajo. Es muy útil. – dijo, mostrándomelo.
Sam: Sí, supongo que sí – dije sonriéndole. Alex era encantadora. Se preocupaba tanto por mí y por Lena... Miré el precio del sofá. – Miremos otro.
Alex: ¿Por qué, no te gusta? – dijo sentándose – Es muy cómodo. Ven, pruébalo.
Sam: No, no es eso...
Alex: Vamos, ven a probarlo... - dijo. Me senté a su lado y Alex me abrazó, pegándome a ella- ¿Qué te parece?
Sam: Sí, es muy cómodo... Y muy caro – dije levantándome – No podemos pagarlo.
Alex: Eh... -dijo levantándose – No te preocupes por eso. Lo que ocurrió fue culpa mía, así que déjame compraros el sofá para compensarlo.
Sam: Alex, no tienes que...
Alex: Quiero hacerlo. Me ayudará a sentirme menos miserable.
Sam: De acuerdo... - dije acariciando su mejilla – Pero no eres nada de eso. – Miré de nuevo el sofá – Este entonces.
Alex: Bien. Iré a pagarlo y a pedir que nos lo carguen al coche.
Sam: ¿No vamos a pedir que nos lo lleven?
Alex: No. Cuanto antes lo llevemos a casa, antes sacaremos esa cosa de su salón. Así que lo mejor es llevárnoslo ahora.
Alex fue a pagar, mientras yo buscaba a los chicos para irnos. Grande fue mi sorpresa al encontrar a esos dos muy acaramelados.
Sam: Vaya, vaya, vaya... pero si son la pareja del año- dije, haciéndolos saltar y separarse como gatos a los cuales los hubiese corrido con agua.
Eve: S-sam no es lo que piensas- y yo la miré con cara de "no me jodas"- Está bien... Si lo es, pero es algo reciente. Es más, Winn recién me confesó que yo le gustaba- dijo, sonrojándose.
Winn: Si, eso es cierto. De hecho, íbamos a decírselos cuando llegásemos a casa, pero por lo visto no será así- soltó una risa nerviosa.
Sam: Tranquilos chicos, no voy a decir nada- los tranquilicé- Y por cierto,felicidades, espero que sean muy felices- los abracé a los dos. Ahora vámonos, que ya conseguimos el sofá.
Minutos después
Sam: ¿Seguro que no se caerá? – pregunté. No parecía muy estable.
Alex: Dame unos minutos.... – dijo, marchándose. Estuve esperando durante veinte minutos, hasta que la vi aparecer con un pequeño camión de mudanzas.
Sam: ¿De dónde has sacado eso?
Alex: Cuando veníamos me fijé que había un local que alquilaba vehículos para mudanzas justo detrás del centro comercial. Tú irás en el coche y yo conduciré esta cosa hasta casa.
Sam: ¿No incluye conductor?
Alex: No. Hay que devolverla mañana, así que vamos... - dijo bajando y volviendo a entrar en la tienda. Segundos más tarde, salió con los empleados siguiéndola. Bajaron el sofá del coche y lo cargaron en el pequeño camión. Vi que Alex les daba algo más de dinero por el servicio prestado. – Listo, vamos...
Cuando llegamos, Winn ayudó a Alex a bajar el sofá. Pesaba más de lo que pensábamos, así que entre todos, íbamos medio dando tumbos.
Alex: Esperen... Bájenlo – dijo casi sin aliento.
Sam: ¿Qué pasa?
Alex: Que antes de colocar este, tendremos que sacar el otro.
Eve ¿Vamos a dejarlo aquí?
Alex: No. Volvamos a meterlo.
Winn: ¡¿Con lo que pesa?!
Alex: ¿Quieres que nos lo roben?
Volvimos a meter el sofá en el camión y cerramos. Entramos en casa y fuimos directos al salón por el viejo. Nos extrañó no ver a Kara y Lena. Fui a la habitación y vi que las dos estaban profundamente dormidas. Lena parecía tranquila. Cerré con cuidado.
Sam: Intentemos no hacer ruido, están dormidas... - dije acercándome al sofá y sintiendo un escalofrío al tocarlo.
Eve: ¿Estás bien, Sam?
Sam: Si, no te preocupes. Vamos... Uno, dos y... ¡Arriba!
Sacamos el sofá, tras varios intentos y con algo de dificultad, lo dejamos junto a los contenedores de basura y me quedé mirándolo.
Alex: ¿Qué piensas?
Sam: ¿Alguno tiene una cerilla?
Alex: ¿Para qué?
Sam: Quiero quemarlo.
Winn: ¿Por qué?
Sam: Quiero que arda...
Alex: Okay... No es una buena idea, cielo. El fuego podría descontrolarse y acabaríamos en la cárcel. Y no quieres eso, ¿verdad?
Sam: ¿Puedo rajarlo al menos?
Alex: ¿Por qué quieres asesinar al pobre sofá? Él no tiene la culpa.
Sam: Metamos el otro... - dije, caminando hacia el camión. De nuevo, dando tumbos, fuimos hacia la casa.
Eve: Gira a la izquierda.... No, Sam, a la otra izquierda.
Sam: Eso es la derecha.
Alex: No, es MI izquierda.
Sam: Está bien, pero es Mi derecha.
Winn: Bueno, tú sólo gira.... Un poco más...- Entramos en el salón y fuimos justo donde estaba el hueco del antiguo sofá.
Sam: ¿Aquí?
Alex: Sí, pero no lo sueltes de gol... - dijo, cayendo sobre el sofá justo cuando lo solté de golpe.
Sam: ¡Alex! ¡¿Estás bien?!
Alex: Au... - dijo mirándome. Me acerqué corriendo a ella y Alex me agarró de la camisa, lanzándome sobre ella y besándome.
Sam: ¿Qué haces...?
Alex: Oye, lo hemos traído hasta aquí. Nos merecemos estrenarlo, ¿verdad?
Estábamos en nuestra burbuja hasta que un carraspeo nos volvió a la realidad
Winn: Lamento interrumpir su fantasía sexual, pero todavía estamos aquí.
Sam: Lo siento- me alejé de Alex para tomar un poco de aire y bajarme la calentura.
Cinco meses después
Pov Kara
Habían pasado cinco meses desde lo que le ocurrió a Lena. Los dos primeros meses fueron horribles. Lena se asustaba de casi todo, tenía pesadillas... Pero poco a poco, con ayuda de todos, ella se fue calmando y las cosas fueron volviendo a la normalidad.
En ese tiempo, Lena y yo formalizamos un poco más nuestra relación. La invitaba a cenar, al cine... Hacíamos lo mismo que cualquier otra pareja. Menos mantener relaciones. Lena aún no se sentía preparada para eso, y yo no quería que se sintiera presionada. Esperaría lo que fuera necesario. Lena lo merecía.
Esa mañana, mientras esperaba a que Lena volviera de comprar unas cosas, recibí una llamada de uno de los criados de mi madre. Al parecer, quería que volviese al reino. Seguramente, mi padre le habría contado lo ocurrido y ella vio en eso una oportunidad de que yo volviera con ella a aquél aburrido lugar. Simplemente me limité a decir que no y colgué. Llamaron tres veces más, pero no contesté y acabé apagando el teléfono. Cuando escuché la puerta abrirse, me levanté del sofá y fui corriendo hacia allí.
Kara: Deja que te ayude – dije, agarrando algunas de las bolsas que traía Lena - ¿Por qué no me avisaste? Te habría ayudado a subirlas. Es más, habría ido contigo a comprar.
Lena: Estabas durmiendo. Parecías cansada y no quise despertarte – dijo besándome - ¿Has dormido bien?
Kara: Sí. Pero no me ha gustado nada despertarme sin ti a mi lado.
Lena: Lo siento, me levanté a comer algo y vi que la nevera estaba casi vacía. Desde que somos cuatro viviendo en esta casa, la comida se acaba enseguida.
Kara: Culpa mía. Soy como una lima comiendo. – dije sonriéndola.
Lena: ¿Qué hacías?
Kara: Nada, ver un documental sobre pingüinos – dije, mientras colocaba parte de la compra en la nevera.
Lena: ¿Pingüinos?
Kara: Bueno, era eso o las noticias. Y estoy harta de las noticias. – dije acercándome a ella. La cogí de la cintura y la pequé a mí, besándola.
Lena: ¿Estás bien? Pareces más seria de lo normal.
Kara: Sí, no es nada. – dije sonriéndola – Te invito a comer...
Lena: ¿Otra vez?
Kara: ¿Qué? Sabes que me gusta consentirte.
Lena: ¿Me dejarás pagar esta vez?
Kara: ¿Qué parte de TE INVITO no has entendido?
Lena: Cambiaré mi pregunta. ¿Me dejarás pagar alguna vez?
Kara: No.
Dos días después, estábamos las cuatro viendo la televisión en el sofá. Lena estaba recostada sobre mí, apoyando su cabeza sobre mi hombro, cuando llamaron a la puerta.
Lena se levantó y fue a abrir.
Hombre: Buenas tardes. Busco a su alteza, Kara Danvers.
Al escuchar mi nombre, me levanté y me acerqué, rodeando la cintura de Lena con mi brazo y pegándola a mí.
Kara: James... ¿Qué haces aquí?
James: Su madre me envía a buscarla.
Kara: Ya dije que no iría.
Lena: ¿Kara...? – me preguntó, confusa.
Kara: Recibí una llamada hace dos días para que volviera al reino de mi madre. Pero no me interesa. No voy a ir.
James: Es importante que venga. Su madre está enferma y alguien debe hacerse cargo del reino.
Kara: Mi madre tiene gente que puede dirigirlo hasta que ella se recupere.
James: Pero ella quiere que sea usted.
Alex: Kara... ¿qué pasa? – preguntó acercándose con Sam.
Kara: Mi madre quiere que vuelva para dirigir su reino. Al parecer está enferma y cree que yo soy la más indicada.
Alex: ¿Por cuánto tiempo te irás?
Kara: No me iré. No quiero irme – dije, mirando a Lena.
Lena: Kara... Cariño, es tu madre. Deberías ir.
Kara: ¿Y dejarte aquí? No.
Lena: ¿Es grave lo que tiene?- Preguntó, mirando a James, que no respondió.
Kara: Te ha hecho una pregunta, James. Respóndele cuando ella te hable.
James: Si, alteza... - dijo y luego miró a Lena – No, no es grave.
Lena: Entonces será poco tiempo. Ve. Y cuando esté mejor regresas.
Kara: Pero...
Lena: Estaré bien. Sam y Alex están conmigo.
Suspiré. Odiaba a James, nunca le había soportado. Era el hombre de confianza de mi madre, pero le encantaba fastidiarme cada vez que podía. Y odiaba aún más, el reino de mi madre. Si el de mi padre me parecía aburrido, aquél lo era el doble.
Kara: ¿Cómo me has encontrado?
James: Bueno, sólo tuvimos que buscar el nombre de la señorita Luthor para encontrarla. Ha salido en todos los medios, alteza. No ha sido difícil.
Miré a Lena a los ojos. No quería irme, pero no podía pedirle que viniera conmigo sabiendo que la pondría entre la espada y la pared.
Kara: ¿Cuándo debo irme?
James: Saldremos a primera hora de la mañana. Pasaremos a recogerla y...
Kara: No. Nos veremos en el aeropuerto... - dije, cerrándole la puerta en las narices a James. Acaricié la mejilla de Lena y pegué mi frente a la suya, conteniendo las lágrimas – Lo siento, amor...
Lena: Tranquila. Lo entiendo... Sólo serán unos días. O unas semanas. Podré soportarlo.
Kara: Pero yo no.
Lena: Lo harás... - dijo besándome.
Esa noche, Winn y Eve, dijeron que no podían venir, pero que sin falta nos encontraríamos en el aeropuerto. Por lo que nos quedamos las cuatro despiertas, hablando. Lena se quedó dormida y aproveché para hacer mi maleta.
La desperté a las siete de la mañana para que se preparase y a las nueve, estábamos todos en el aeropuerto.
Kara: Te escribiré. Cada día.
Lena: Eso espero... - dijo, quitándose el colgante que llevaba al cuello y poniéndomelo a mí – Estaré contigo.
Kara: Lena... - dije, sin poder contener las lágrimas esta vez.
Lena: No, no llores...
James: Alteza, se hace tarde...
Estúpido....
Kara: Chicos, cuiden de ella mientras no esté, porfavor.
Alex: Lo haremos... - dijo abrazándome.
Antes de subirme al avión privado, abracé por última vez a todos y besé a Lena como si supiese que no la volvería a ver.
Quién diría que el destino sería tan caprichoso y nos mantendría separadas por tanto tiempo...
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