❝Eres muy mayor para ser mi n...

By MariaRose95

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➥ Park JiMin estaba seguro de que todo en su vida marchaba relativamente bien como para considerar tener una... More

¡b i e n v e n i d o s!
P R Ó L O G O
U N O
D O S
T R E S
C U A T R O
C I N C O
S E I S
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O C H O
N U E V E
D I E Z
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D I E C I O C H O
D I E C I N U E V E
V E I N T E
E P Í L O G O

D O C E

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By MariaRose95

JiMin no estaba seguro de si debería seguir fingiendo que todo estaba bien o simplemente llamar a alguno de los padres de los niños para que lo ayudara o que los vigilara mientras él iba al hospital. No quería sonar como un exagerado y mucho menos quería que alguno de los niños o sus padres se preocupara, pero él realmente necesitaba que alguien revisara su cortada porque era mucho más profunda de lo que imaginó. 

Sin embargo, a pesar de que consideró seriamente pedir ayuda, cuando vio a la madre de TaeHyung dejarlo, luciendo cansada y desesperada porque estaba llegando tarde a su trabajo, se arrepintió y decidió que su herida no era la gran cosa. Pensó que podría con eso, se decía que realmente no era tan malo como pensaba y que solo estaba sacando conclusiones apresuradas, su mano estaría bien y él era perfectamente capaz de aguantar la molestia hasta que fuera hora de irse.

Sin embargo, no duró mucho tiempo con ese pensamiento.

—¡Hyung, su mano está roja! —le dijo TaeHyung casi desesperado, el niño llevaba casi dos horas en la casa y JiMin no se había dado cuenta de que efectivamente, en el vendaje se notaba una mancha roja que no estaba ahí antes.

—Oh... está bien, no pasa nada —trató de mantener una mirada tranquila a pesar del poco dolor que seguía molestándolo—, solo tengo que cambiar el vendaje y...

—Oh no, JiMin Hyung se va a desangrar —Jeong parecía aterrado, cubriendo su boca con sus manos—. Y cuando lo encuentren van a pensar que nosotros fuimos los asesinos —ahora el pequeño que se veía mucho más preocupado.

—¡Debemos ir a un hospital! —anunció Tae—. ¡No quiero ir a la cárcel!

—¡Yo tampoco!

JiMin suspiró.

—Chicos...

—Hay que llamar a emergencias, Tae, busca el teléfono —su amigo corrió de inmediato y JiMin lo detuvo con su otra mano, tomándolo de la camiseta—. Hyung, debe recostarse o sus órganos se van a salir por la herida —le dijo seriamente.

JiMin formó una mueca de cansancio y se agachó para estar frente a los niños, ambos lo estaban mirando con ojos preocupados y el adulto se dio cuenta de que ahora ya no podía quedarse más tiempo fingiendo que no estaba sucediendo nada, pero no podía salir en un autobús con ambos porque ciertamente sería un desastre ya que a pesar de que Jeong fuese bien portado, Tae tenía mala fama de distraerse.

—¿Si vamos al hospital estarán más tranquilos? —ambos niños asintieron y JiMin pasó su mano sana sobre el rostro—. Bien... ahora necesito saber cómo llegar... —TaeHyung levantó la mano, dando pequeños brincos como si supiera la respuesta—. ¿Sí?

—¡Tengo una idea!

—Que no sea llamar a emergencias —le dijo, Tae bajó la mirada y luego volvió a levantar la mano—. Bien, dime.

—Llamemos a Suga Hyung.

JiMin se negó completamente, TaeHyung formó un puchero.

—Él está ocupado —le dijo—, seguro ni siquiera atenderá el celular...

Y de repente, JiMin escuchó su celular vibrar sobre la mesa de centro. Miró a los niños y Tae corrió hasta el aparato, tomándolo y contestando con rapidez antes de que JiMin pudiera siquiera dar un par de pasos.

—¡Necesitamos ayuda, JiMin Hyung se va a morir! —fue lo primero que dijo al contestar y JiMin lo persiguió para quitarle el aparato esperando que la persona al otro lado de la línea no fuera alguno de los padres de los niños—. ¡Se cortó la mano y... y está sangrando mucho! ¡Tiene que venir pronto o nos vamos a quedar sin niñero!

—¡Tae, dáme mi celular! —se quejó—. ¡Deja de exagerar!

Jeongguk sólo miraba con interés como su niñero correteaba a su mejor amigo y se sentó en el piso, pensando que estaría genial poder comerse un pastel de chocolate justo en ese momento.

—¡Sí, venga rápido! —Tae colgó y se detuvo, JiMin tuvo que parar en seco para no chocar con él y miró con ojos sorprendidos como el niño le entregaba nuevamente su celular—. Listo Hyung, no se preocupe, ya vendrán a salvarnos —sonrió.

JiMin bufó y vio el contacto, sus mejillas sonrojándose cuando vio el nombre de YoonGi en la pantalla junto con el estúpido apodo de "Batman" que le había puesto nuevamente y le marcó de nuevo, esperando poder cancelar cualquier idea de irlo a buscar y aclararle que no pasaba nada malo, pero el hombre no contestaba.

Maldijo y le mandó un mensaje explicando lo que realmente sucedía y diciéndole que no había necesidad de que fuera. Sin embargo casi quince minutos después, y muy diferente a lo que pensó que pasaría, ahí estaba JiMin, entrando en el auto de YoonGi mientras este metía a los mocosos en los asientos traseros.

Joder, se estaba muriendo de la vergüenza. Se suponía que ellos se habían visto hacía unas horas y esperaba no verlo hasta muy entrada la noche o quizás en unos días después debido a lo ocupado que el mayor decía que estaría, pero ahora estaban ahí nuevamente y JiMin no estaba seguro de qué pensar, ¿qué debía hacer con el hecho de que estuviera relacionándose demasiado con el pelinegro? ¿Era sólo un favor, cierto? Él pudo habérselo pedido a cualquiera, YoonGi sólo fue el más cercano en ese momento.

Esperaba que el mayor no le diera muchas vueltas al asunto porque ya JiMin lo estaba haciendo y siendo honestos, el chico ya estaba lo suficientemente confundido porque, ¿qué nombre le podía dar a lo suyo? ¿Amigos con derechos que se acurrucan en la cama y se piden favores...? ¿Qué demonios?

—Joder, debemos ir rápido, ¿estás bien? —le dijo YoonGi preocupado, sacándolo de su trance mientras se sentaba frente al volante y arrancaba rápidamente, JiMin lo miró con reproche.

—¡Groserías! —le reclamó, despejando su mente mientras YoonGi movía el volante, el auto aumentando de velocidad como si fuese una emergencia verdadera—. Hay niños aquí, no digas malas palabras porque si las repiten sus padres me reclamarán y baja la velocidad o nos matarás a todos —habló rápido, mirándolo con cejas fruncidas y su voz quejumbrosa estaba haciendo reír a los dos infantes.

—Bien, sin groserías —miró a los niños por el retrovisor y luego a JiMin, como si quisiera estar seguro de que todos estuvieran bien—. También, por si no lo notaste, te pregunté si estabas bien pero ahora que lo veo mejor no estoy muy seguro —hablaba con los ojos fijos en la carretera, tratando de mantener una velocidad baja pero todo su ser preocupado le gritaba que se apresurara porque JiMin estaba herido.

El más joven suspiró con cansancio, ¿acaso ese día todos se habían puesto de acuerdo para ser unos dramáticos? Ni siquiera seguía sangrado, sólo tenía la mancha en el vendaje y la herida lo único que hacía era punzar repentinamente por el dolor, pero él podía con eso.

—Sólo me corté con un cuchillo, no es la gran cosa y estoy bien pero... creo que necesito puntos —eso último lo dijo por lo bajo, YoonGi lo miró en sorpresa un segundo.

—¡¿Puntos?! —el mayor lucía aún más preocupado—. ¿Por qué no me llamaste antes? —ahora se oía casi molesto.

JiMin no estaba seguro si retorcerse por lo tierno que le parecía la preocupación de YoonGi o reclamarle, prefirió hacer lo segundo así que viró los ojos a pesar de que en su estómago revoloteaban mariposas.

—Estaba haciendo mi trabajo —dijo un poco a la defensiva—, ¿qué crees? ¿Que puedo salir cuando quiera y dejar a los niños en la casa? Tampoco puedo tomar un autobús, genio —se quejó, casi haciendo un puchero.

—Sí, pero debiste avisarme en el momento que sucedió, ¿qué hubiera pasado si fuera más grave? Tienes que ser más consciente, JiMin —el mencionado bufó, lo que menos necesitaba era que YoonGi le estuviera reprochando como si fuera su... pareja.

Se sonrojó por el pensamiento.

—¡Más aún si sabes que te tienen que poner puntos! —continuó.

—¿Cómo podría ayudar eso? —Tae se metió en la conversación, inclinándose un poco entre la separación de los asientos de ambos adultos. Jeong solo observaba divertido como ellos parecían discutir como una pareja de viejos casados—. Hyung, yo también puedo hacerle puntos, solo deme un marcador —TaeHyung se veía sinceramente confundido.

—No TaeTae, no son hechos con marcador, son puntos de coser... —explicó JiMin con una sonrisa triste.

—¡Ohno! —el niño se veía aterrado, Jeong puso sus manos en su cabeza igual de preocupado.

—Siéntate bien, no se quiten el cinturón —les dijo YoonGi, girando en una curva un poco más fuerte de lo que quería y provocando que ambos niños cayeran uno sobre el otro por la inercia—. Oh, lo siento, ¿todo bien allá atrás? —se rió, mirando un segundo por el retrovisor.

—¡Cuidado! —JiMin le reclamó, viendo a los niños y suspirando con alivio al ver como estos se reían.

—¡Otra vez! —Jeong alzó ambos brazos, Tae sólo se reía.

—No niños, no vamos a...

—¡Agárrense! —YoonGi dobló en otra curva y los niños volvieron a rodar en la parte trasera.

JiMin le dio un golpe en la frente con su mano sana y miró al pálido como si fuera un idiota, sin poder creer que en serio tuviera más de treinta años; a pesar de que estaba haciéndolos reír no parecía que entendiera lo peligroso que era eso, aparte, él no estaba de ganas para soportar la situación.

—¿Es que acaso tú... ? —fue interrumpido por YoonGi, quien frenó el auto casi rechinando los neumáticos.

JiMin parpadeó sorprendido porque habían llegado más rápido de lo que pensó, si hubiese sido en autobús, era probable que se demorara una hora.

—Bien, vamos —se bajó apurado el pelinegro y cerró la puerta, rápidamente caminó hasta el asiento de copiloto y le abrió la puerta a JiMin, haciendo un ademán para ayudarlo a levantarse.

—Me lastimé la mano, no las piernas —se quejó, casi riéndose por la excesiva atención del contrario y se bajó del vehículo—. Vamos chicos, bajen —los llamó.

Ambos niños salieron del auto y miraron a los alrededores con curiosidad, YoonGi se había estacionado a unos cuantos metros de la puerta de entrada y antes de que caminaran el más joven detuvo al hombre.

—Agarra sus manos —Min lo miró con confusión—, hazlo porque Tae se distrae y Jeong lo sigue —explicó y miró a los niños que se habían alejado un par de pasos tal y como siempre lo hacían—. Vengan, tomen las manos de YoonGi Hyung —señaló al hombre quien a pesar de verse en negación, no pudo evitar que ambos atraparan sus manos.

—Uh... no se suelten —fue lo único que dijo, Tae sonrió en grande y Jeong lo miró con ojos ligeramente aburridos, sólo estaba portándose bien.

Los cuatro caminaron hasta la entrada, JiMin ya no tenía ningún tipo de hemorragia pero la venda estaba completamente roja, así que recibió un par de miradas ligeramente asustadas en la sala de espera. Se acercó al mostrador y preguntó por el único médico que conocía, quien había sido su profesor en un par de ocasiones, le dijeron que esperara a que llamarán su nombre así se fue a sentar junto a los otros tres.

—¿Hay que esperar? —YoonGi parecía casi ofendido, sus manos seguían sosteniendo las de los pequeños y JiMin sólo asintió con calma, mirando su mano vendada—. Joder, sabía que debíamos haber ido a emergencias...

—No es la gran cosa, no creo que sea algo para una emergencia —le dijo tranquilo, a pesar del dolor molestando todavía, él se sentía más aliviado que hacía unas horas porque ahora si estaba en un lugar donde podrían atenderlo—. Vengan, siéntense —dio un par de palmaditas en los asientos a su lado.

Antes de que YoonGi pudiera sentarse a su lado, ambos niños se sentaron al lado derecho de JiMin y YoonGi bufó porque el lado izquierdo estaba ocupado por otra persona por lo que tuvo que caminar hasta estar al lado de TaeHyung, a JiMin le pareció adorable su reacción.

—Bueno, creo que es un poco obvio decir esto, pero no quiero que le digan nada a sus padres —ambos niños lo miraron, YoonGi enarcó una ceja—. Honestamente, no sé cómo explicarles todo el asunto, sé que la mamá de TaeHyung es un poco sobre-protectora y además SeokJin Hyung... no debe enterarse que YoonGi está metido en todo esto.

Ambos niños asintieron y colocaron su índice sobre sus labios, susurrando un "shhh" que dejó más tranquilo a JiMin.

—Bueno... creo que tenemos un cabo suelto, porque le dije a NamJoon que te estaba llevando al hospital —JiMin lo miró incrédulo y justo entonces su celular comenzó a sonar, lo miró y luego de ver el nombre del remitente, le dedicó una mirada asesina a YoonGi—. ¡Tenía que decirle por qué salí corriendo del estudio! —se defendió y JiMin se sonrojó por la confesión, aunque no estaba menos enojado.

—Park JiMin —escuchó su nombre y bufó, levantándose y dándole el celular al pálido.

—Resuélvelo —le dijo y se metió en el consultorio.

El hombre miró con pánico el celular y se lo entregó a Jeong, quien enarcó una ceja y contestó al ver el nombre de su papi.

—Hola papi —saludó, ahora más sonriente—. Uh... sí, vinimos con JiMin Hyung al hospital porque se cortó con un cuchillo... uh... está en el consultorio... no, estamos con YoonGi Hyung... —se detuvo y miró al mencionado, entregándole el celular—. Quiere hablar con usted.

YoonGi hizo una mueca con los labios y tomó el aparato.

—¡SeokJin! —saludó animado, recostándose sobre los asientos—. Cuanto tiempo... —escuchó al contrario suspirar.

Bueno, de alguna manera, me alegra que estés con los niños pero por otro lado... estás con los niños... —YoonGi rió.

—Que poca fé me tienes —dijo actuando ofendido, una sonrisa relajada en su rostro—, los mocosos están bien, están aquí conmigo y cuando JiMin salga del consultorio los cuatro nos iremos a casa. Todo está perfecto.

SeokJin estaba formando muchas muecas de desesperación, cuando NamJoon le habló sobre lo que había ocurrido no dudó en quejarse porque hubiera preferido que fuera él a que fuera YoonGi, pero NamJoon argumentó con un lloriqueo que YoonGi no estaba por ningún lado.

—Supongo que regresarás al estudio después de dejarlos en casa —supuso, porque la idea de que el hombre estuviera en su casa no le hacía mucha gracia y no era porque le cayera mal, sino porque estaría con JiMin y Jin estaba perfectamente consciente de cómo podían ser dos personas que se atraían como ellos lo hacían.

—Por supuesto~ —tranquilizó YoonGi, aunque le hubiera gustado quedarse con JiMin, no era mentira que tenía trabajo que hacer—. No tienes nada de qué preocuparte, no me meteré a tu nido de amor —agregó, Jin viró los ojos.

Como sea, espero que JiMin esté bien y gracias por ir a ayudarlo —le dijo con sinceridad—. Y cuida a mi hijo y a Tae o te corto el...

—Sí, ya sé —viró los ojos y miró a los dos mocosos, el pánico explotando en él cuando se dio cuenta que no estaban ahí—. ¡Mierda!

¿Eh?

—Eh... ¡JiMin salió y... su mano se ve mal! —explicó rápido, Jin jadeó preocupado— ¡Hasta el rato! —colgó sin dejar que el otro terminara de hablar y se levantó de la silla, mirando hacia todas direcciones sin entender en dónde se habían metido—. Joder —habían varios pasillos, ¿cuál pudieron haber tomado?

Al mismo tiempo, JiMin estaba saliendo del consultorio, su rostro ligeramente rojo por el llanto que se había aguantado y su mano con una nueva venda, cubriendo los puntos que le había hecho el hombre.

—En un par de semanas debería estar perfecto, cuando sea así, vienes a que te quite los puntos —el más joven asintió.

—Muchas gracias, de nuevo —hizo una leve inclinación que fue correspondida y se alejó de la puerta.

El rubio trataba de cerrar la mano sin que doliera mucho y suspiró cuando se dio cuenta de que tendría que tener más cuidado durante el tiempo que sanara para no lastimarla mucho más, lo único que agradecía era que no había sido la mano con la que escribía. Levantó la mirada cuando llegó a la sala de espera y su ceño lentamente se frunció cuando se dio cuenta de que YoonGi parecía estar buscando algo, al instante notó que los niños no estaban y en otras circunstancias, habría cerrado fuertemente los puños para descargar su desesperación, en cambio, le gritó.

—¡Min YoonGi! —reclamó más alto de lo que esperaba y caminó rápidamente hacia él, enojado. El hombre se congeló y lo miró con culpa mal contenida—. ¡¿Dónde están los niños?!

JiMin no notó que las personas de repente, dirigieron su atención hacia ellos.

—Bueno, estaban aquí... —trató de explicar Min, ignorante de los murmullos que soltaban los demás.

—¡Sé que estaban aquí, se suponía que los ibas a vigilar! —sus mejillas estaban rojas por el enojo y luego de mirar hacia todas las direcciones, volvió a dirigirle una mirada de muerte al pelinegro—. ¡Te dije cómo era TaeHyung!

—¡Lo sé pero no pensé que fuera tan en serio! —explicó, JiMin arrugó su nariz e hizo la expresión más adorable que YoonGi hubiera visto jamás—. Uh... —ahora estaba en blanco.

—¡Eres un...!

—¿Ya nos vamos? —ambos pegaron un brinco cuando escucharon la voz de Jeongguk desde abajo, el niño los miraba con seriedad mientras Tae lo tomaba de la mano—. Queríamos ir al baño —explicó cortamente y JiMin suspiró en alivio, agachándose hasta su altura—. ¿Están molestos?

—No, sólo... debes avisar, ¿si? —le sonrió con cariño, un alivio completo recorriendo su cuerpo—. YoonGi es un poco despista...

—Eh, JiMin —el rubio lo miró con reproche, pero se dio cuenta de que YoonGi no lo estaba mirando, más bien, estaba mirando a la reciente multitud de personas que los miraban con interés—. Vámonos... —el rubio se levantó, casi sin creerse que tantas personas estaban poniendo sus ojos sobre él.

—¡¿Min YoonGi?! —gritó una mujer, la multitud comenzó a alterarse un poco.

—¡No! —negó de inmediato— ¡Yo soy... un hombre común y... super normal! —explicó torpemente, la multitud no se lo creyó y comenzaron a sacar sus celulares—. ¡Joder! ¡Vamos, vamos, vamos! —el pálido tomó las manos de ambos niños y comenzó a caminar rápido hasta la salida.

JiMin lo siguió sin entender qué demonios sucedía y cómo sus ojos estaban medio cerrados por los flashes de las cámaras, tomó la camisa de YoonGi para guiarse mejor. Los cuatro llegaron entre tropezones hasta el vehículo y YoonGi metió a ambos niños lo más rápido que pudo, JiMin cerró su puerta y miró en pánico cómo las personas trotaron hasta acercarse al vehículo justo en el momento que YoonGi logró meterse en este.

—¿Qué les pasa? —preguntó JiMin consternado mientras YoonGi se colocaba el cinturón de seguridad.

—¡No me gusta la fama! —TaeHyung se cubrió el rostro al ver a las personas pegarse a las ventanas para ver mejor lo que sucedía en el interior del vehículo.

Jeong los miró a todos con odio y les sacó la lengua mientras abrazaba a su amigo, aquello lo había vivido un par de veces cuando salía con NamNam y su papi.

—Joder, pensé que estas cosas ya no pasaban —tocó la bocina del vehículo un par de veces e hizo rugir el motor, algunas personas se apartaron pero otras eran jodidamente insistentes—. ¡Permiso, por favor! —hizo ademanes con sus manos, esperando no atropellar a nadie mientras avanzaba lentamente.

JiMin evitaba todas las miradas que le dedicaban las personas y se cubrió el rostro cuando se dio cuenta de que estaban tomando demasiadas fotos. ¿Qué demonios les pasaba? ¿Dónde se suponía que saldrían esas fotos? ¿Con qué contexto? Estaba a punto de entrar en crisis por la sola idea de lo que eso conllevaba y recordó toda la prensa amarillista que había en Seúl, ¿qué demonios haría ahora?

De repente YoonGi bufó y avanzó más, apartando a las personas faltantes y aceleró, alejándose lo más rápido que pudo de ahí. Los niños vieron el grupo de personas cada vez más lejos mientras les sacaban la lengua y JiMin se relajó en el asiento, sus mejillas sonrojandose lentamente y una mirada de culpa dedicada al hombre.

—Creo que se dieron cuenta porque dije tu nombre muy fuerte... —YoonGi lo miró un segundo y JiMin se encogió en su asiento—. Lo siento, de verdad, no pensé que...

—Bueno, esto no pasa tan seguido, no tomé mis previsiones tampoco —JiMin lo miró con confusión cuando se dio cuenta que estaba desviando la culpa—. Debí traer mi cubrebocas —hizo una mueca pequeña con sus labios.

—Pero yo hice que todos nos prestaran atención, prácticamente te dejé en completa evidencia —comparó, el hombre rió.

—No pasa nada, esto ha ocurrido aún sin que nadie gritara mi nombre —le dijo con calma, JiMin le sonrió enternecido y, aunque tuvo impulsos de plantar un beso en su mejilla, no lo hizo por obvias razones—. Además, estabas enojado, no puedo culparte —le sonrió suavemente y el rubio se mordió el labio inferior.

—Sí, eres un gran tonto —se rió, YoonGi hizo un sonido de queja.

—Lo siento~ —murmuró en un tono gracioso, JiMin rió.

—¿Ya vamos a casa? —preguntó el pequeño Kim.

—Claro —YoonGi los miró un segundo por el retrovisor y notó que ambos niños se veían ligeramente tensos, seguro por la situación anterior—. Aunque... ¿qué les parece un helado?

Ambos niños lo miraron con ojos brillantes.

—¡Vamos por helado! ¡Wooh! —anunció YoonGi, doblando en una curva de manera que hizo reír a ambos infantes mientras él mismo sonreía.

JiMin tuvo que colocar una de sus manos sobre su pecho porque parecía que su corazón latía en un sentimiento extraño pero poderoso, ver a YoonGi actuar tan paternal con los niños lo hizo sentir tan cálido que tuvo que desviar la mirada cuando el contrario lo miró, porque sentía que su expresión estaba siendo demasiado obvia. Sus emociones se habían vuelto un revoltijo extraño que lo hacían sentir raro pero bien de alguna manera y le dio un poco de miedo ser el único que parecía sentirse así, o al menos, eso era lo que él pensaba.

Finalmente, después del helado, los cuatro llegaron a casa de Jin con ambos niños somnolientos. A JiMin le pareció interesante y un poco gracioso que a pesar de que el vehículo fuera relativamente nuevo, a YoonGi no pareció molestarle que ambos comieran el postre dentro y que las mejillas de Tae estuvieran cubiertas de chocolate o Jeong tuviera las manos manchadas de vainilla, JiMin además sabía que tendría que limpiar eso luego y aprovechó el hecho de que aún no había mandado a Jeongguk a bañarse.

Con un suspiro miró a YoonGi.

—Gracias —le dijo con calma.

—Lo que sea por ti —le dijo con tanta sinceridad que JiMin retuvo un suspiro—. ¿Tu mano está bien? —la señaló con su mentón y JiMin asintió rápido.

—Hoy no me tocó morir —se rió, YoonGi sonrió ligeramente, mirándolo con ojos brillantes que hicieron a su corazón retumbar.

—Me alegro, a la próxima debes avisarme a penas ocurra algo malo, ¿sí? —aquel tono de voz, esa mirada y esa expresión de preocupación hicieron que el corazón de JiMin diera un vuelco y sólo alcanzó a asentir rápidamente porque había olvidado hablar durante un segundo—. Perfecto —le sonrió.

—B-Bien... niños, vamos —ambos infantes parpadearon con cansancio y salieron del vehículo no sin antes agradecerle a YoonGi por haberles invitado un helado—. Te veo luego —le sonrió con algo de nervios e hizo un ademán de salir del auto.

—¿No me darás ningún beso de despedida? —se arriesgó a preguntar tratando de mostrar una mueca despreocupada y JiMin como respuesta viró los ojos, aunque sintiera el calor subir por sus mejillas—. Te salvé, dos veces, merezco un premio.

—Será luego, ahora los niños están mirándonos —explicó ya que ambos estaban esperando en la puerta de la entrada, pero igualmente acarició la pierna del pálido con su manos sana—. Será un buen premio, lo prometo —dijo coqueto y guiñó, antes de salir del auto.

YoonGi tuvo que soltar todo el aire acumulado cuando el contrario se fue, claro, ahora además de estar preocupado por la salud ajena, también estaba caliente; no podía creer JiMin tuviera tan embrujado hasta el punto experimentar ambos extremos al mismo tiempo y siguió considerando de nuevo la idea de que el rubio estaba volviéndose alguien indispensable en su vida.

Suspiró cuando los tres entraron a la casa y se recostó sobre el volante, todos sus pensamientos revoloteando en su cabeza y su corazón latiendo de una manera que él no estaba seguro de cómo interpretar.

—No quiero volver al trabajo... —murmuró.

El sólo quería acurrucarse con JiMin y cuidarlo mientras lo llenaba de besos, ¿era mucho pedir? 

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