The Erudite; JinTae

By -winterjin

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Kim Seok Jin es un joven erudito famoso por su gran intelecto y su recta conducta, quien ayuda a su padre en... More

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Epílogo

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By -winterjin

Luego de dos semanas de intentos fallidos comenzaba a frustrarse.

Desde el día que la cortesana Sun le ofreció aquel trato no dejaba de buscar en todos los rincones del palacio por su prometida. Sabía, con seguridad, que lo más probable es que estuviera rehuyendo su presencia desde un inicio, pues por más que iba a dónde le indicaban, nunca daba con ella.

Durante la ceremonia del cumpleaños de su padre hacía un par de semanas pensó que sería el mejor momento para por fin comunicarle a aquella mujer la verdad tras ser elegida. Ni siquiera lo había mirado a la cara y se mantuvo toda la ceremonia callada mientras el Rey se encargaba de avisarles a los ministros que sería ella la que acompañaría a Taehyung durante su reinado.

—¿Era necesario que me arrastraras hasta acá? Tengo mejores cosas que hacer —mencionó Sun con reproche, hizo una pausa y siguió hablando, disminuyendo su tono de voz —. Mira, no me parece muy acogedor estar ayudándote en un trato que hicimos. ¿Qué tiene de divertido hacerlo si como quiera seré yo la que pierda?

—Pensé que querías que hablara con la señorita Lee. No hagas tratos si al final no los cumplirás.

—Lo cumpliré, de eso ya deberías estar seguro. ¿Crees que seguiré soportando verte con esa expresión deprimente en tu rostro? —cuestionó, y se respondió a sí misma negando con la cabeza —. Pues no, eres increíblemente exasperante estando así. Solo han pasado tres semanas y ya no soportas un segundo más sin verlo.

—Conseguiré mi salida con Seok Jin más pronto de lo que esperas y podré reírme en tu cara —le presumió —. Siendo sincero, tengo mucho miedo de verlo. No tengo ni la menor noticia sobre Jin y lo último que supe fue que durante el Hangawi su padre y él discutieron. ¿No crees que todo haya empeorado y por eso no de señales de vida?

—Pues nada es certero por ahora, ¿por qué no mejor te apuras en encontrar a la chica y sales a verlo por ti mismo?

—No puedo encontrarla por ningún lado.

—¿Has probado con intentar buscarla en el pabellón? —cuestionó con obviedad mientras señalaba a sus espaldas —. La futura Reina tiene que tomar las clases necesarias para convertirse en tu esposa. Según las cortesanas será así hasta que llegue el día de la boda, el cual está muy cerca.

—¿Qué tan cerca?

—Le calculo un mes, aunque puede ser menos.

Taehyung asintió. Retomó las palabras que su amiga había dicho y concluyó que sería buena idea buscar a la señorita Lee por allá. Sus manos picaban por la ansiedad que sentía de saber sobre su pareja, tres semanas no era una eternidad, pero tantas cosas podían pasar en aquel pequeño transcurso de tiempo. Las cartas eran el mayor detonante de su preocupación. Sabía que Seok Jin era un hombre de palabra, y que no supiera de él le daba mala espina. ¿Habría problemas en entregar aquellos pergaminos dentro del palacio? ¿Estaría bajo algún tipo de castigo en el que le prohibirían salir de casa?

—Iré a hablar con ella, luego saldré del palacio por la puerta trasera —le señaló, Sun arrugó la nariz y negó con la cabeza —. ¿Por qué no? ¡Vamos! Ha sido un trato.

—¿Cómo me daré cuenta que sí has hablado con Lee?

Taehyung rodó los ojos —. ¡Confía en que sí! No podría salir del palacio sin antes hablar con ella, al menos luego podré pedirle consejos a Seok Jin sobre todo esto.

Su amiga inhaló con profundidad y terminó por aceptar —. Tienes que regresar a Donggung antes del informe matutino de mañana, ¿entendiste? Si Hoseok se entera que has salido nos pondrá una terrible reprimenda a ambos. Y si no regresas entonces seré yo la que vaya y te traiga arrastrando hasta acá. No te metas en problemas y... Solo eso, ¿sí? No vengas solo por la noche, es peligroso, pídele al erudito Kim que te acompañe.

—Puedo cuidarme solo —recalcó, molestandose ante la forma en la que la cortesana se mofaba de él —. Bien, haré todo eso, ¿deseas agregar algo más?

—Cuando el funcionario Choi... Quiero decir, ¿funcionaria? Cielos, esa chica con la cual Yoongi está confundido —. La cortesana parecía estar mezclando sus palabras por la peculiaridad de la situación —. Ella me contó que sabe lo que hay entre Seok Jin y tú, ¿no crees que sea peligroso que lo sepa?

Taehyung se lo pensó un poco, pero enseguida negó con la cabeza. Si Seok Jin confiaba plenamente en ella como para contarle eso entonces debía ser de fiar. Si Choi había tenido la suficiente confianza para decirle de su verdadera identidad entonces no habría nada de qué temer.

—No lo es —le aseguró, la muchacha hizo una mueca —. ¿Cómo te has dirigido a ella? No me digas que le has hablado como si fuera una chica por que...

—¿Me crees idiota? Claramente me referí a ella como un hombre, se supone que no sabemos que es mujer, genio. Cómo sea, no trates de evadir mis palabras, quiero que estés en Donggung mañana antes del informe Real, si me entero que no estás aquí entonces te irá mal.

El príncipe refunfuñó pero tuvo que aceptar. La cortesana Sun podía llegar a ser una gran compañera en lo que involucraba romper las reglas, pero también velaba por él desde que el Rey se puso cada vez más estricto.

En primer lugar, luego de negarse a ser impartido de clases por otros profesores, el Rey lo citó y le prohibió la salida de su habitación por unos cuantos días. Los guardias se habían puesto en todo el perímetro, evitando que pudiera escapar por algún lugar. Luego fue regañado el día del banquete de cumpleaños pues llegó con un retraso de media hora. Le impusieron más horas de estudio, y estar más temprano en los informes reales.

Todo estaba yéndose cuesta abajo.

—¿Te ha caído bien?

Sun ladeó la cabeza —. ¿Quién? ¿Choi? — Taehyung asintió —. Pues parece agradable, creo que se desenvolvería más si supiera que yo sé que es una chica, aunque nunca se sabe.

—Sabía que se llevarían bien.

—Menos mal, quedamos en vernos alguno de estos días —mencionó, un tanto emocionada —. ¿No te parece asombroso que por fin tendré una amiga?

—Pero me vas a abandonar.

—Sabes que no, mocoso —rió ella, dándole un leve golpe en la espalda —. Por cierto, ¿no te has topado con Namjoon?

La mención de ese nombre le hizo fruncir el ceño, ¿por qué su amiga lo traía a colación tan repentinamente?

—¿Por qué lo vería?

—Pues Jungkook y yo lo hemos visto en el Hangawi, creímos que tal vez pudieras haber dado con él, pero ya veo que no.

—Ni siquiera quiero verlo, espero no encontrarmelo por ahí.

—Y si lo ves, hazlo sentir como la gran basura que es —aclaró ella, Taehyung hizo una mueca —. ¿Qué? Eso es lo que es. Cualquiera que esté del lado de Yoongi merece recibir ese honorable título.

—Cómo sea... ¿Algo más que quieras agregar?

Sun presionó sus labios, como si estuviera pensando si decir o no lo que pasaba por su cabeza —. Es que... Tengo un mal presentimiento, ¿sabes? No es algo que sepa con claridad qué es, pero me preocupa que sea algo relacionado contigo. Ten mucho cuidado, ¿sí?

—Lo tendré, no tienes de qué preocuparte.

—Más te vale, mocoso —murmuró ella con diversión, más no dejando a un lado su tono un tanto apagado de voz.

—Bien, iré a hablar con la señorita Lee y luego iré con Seok Jin, no me esperes.

—Recuerda, antes del informe matutino.

Taehyung asintió y le dedicó una sonrisa acogedora.

Luego de despedirse de su amiga y asegurarle por segunda ocasión que todo saldría bien, se dirigió hasta el pabellón donde Seok Jin y él habían encarado por primera vez a la muchacha. Era más que seguro que estaría ahí, pues sabía lo rigurosas que eran las cortesanas al momento de formar a una princesa heredera.

Sentía sus manos sudar por el nerviosismo. No sabía qué saldría de aquella conversación, y la simple idea le asustaba.

Cuando visualizó el pabellón, sonrió al ver que un par de cortesanas estaban ahí y la muchacha, Lee Heeyoung, parecía estar sentada con la mente perdida en cualquier lugar menos en lo que las otras chicas le trataban de enseñar.

Subió los escalones, sorprendiendose cuando las cortesanas callaron de inmediato e hicieron una reverencia a él, inmutadas ante su repentina visita. Taehyung odiaba lo asustadas que parecían las personas que trabajaban ahí cada vez que él hacía presencia, era como si estuvieran predeterminados a temer a la autoridad. Algo que a Taehyung le disgustaba del todo.

—Su alteza, no esperábamos su visita —murmuró una de ellas, aún agachada.

La otra parecía estar mandándole miradas acusativas a la futura princesa, quien seguía con los ojos puestos sobre el pergamino y parecía desinteresada por completo.

—No he avisado sobre mi visita, es normal que estén sorprendidas —respondió, soltando una risa un tanto nerviosa.

—Aun así... ¿Ha venido a ver a la señorita Lee, su alteza?

—Sí, me gustaría hablar con ella.

La chica dejó la pluma a un lado, manchando con esa acción la hoja blanca de papel que estaba sobre el escritorio. Las cortesanas parecieron entender los deseos del príncipe heredero por lo que murmuraron algo entre ellas y luego parecieron decirle algo a Heeyoung, la cual ya parecía muy fastidiada de la situación.

Las cortesanas bajaron las escalinatas y esperaron abajo junto a los guardias que vigilaban el perímetro. Taehyung caminó hasta el lugar donde la muchacha estaba y se sentó frente a ella, notando como esta rodaba los ojos y parecía dispuesta a ponerse de pie. El príncipe la detuvo del brazo y vió como su rostro se desfiguró en rabia.

—Perdón por eso —murmuró, soltandola de inmediato —. Es solo que quería hablar contigo.

—No veo por qué debamos sostener una charla.

—Tenemos qué, estamos comprometidos después de todo.

Ella soltó una risa sarcástica —. ¿Estás jugando a algo? ¿Por qué de repente me has escogido a mí? No nos hemos dirigido la palabra antes, no veo por qué tengas un repentino interés hacia mí que te haya hecho estar seguro de tu decisión.

—Hay una razón tras ello.

—Pues no me interesa escucharla —respondió —. No quería casarme en primer lugar y vienes tú y arruinas todos mis planes.

—Tampoco quiero casarme.

—¿Crees que me voy a creer ese cuento? ¿Qué sigue? ¿No quieres casarte por que ya estás enamorado de alguna cortesana de por aquí y es tu amorío secreto?

—No saques conclusiones apresuradas.

—Todos los de la realeza son iguales. O se trata de un príncipe que cree en el verdadero amor y es reprimido por sus padres, o se trata de un príncipe promiscuo que planea casarse con quién le pongan en el camino e involucrarse con cientos de concubinas más.

—¿A qué quieres llegar?

—Odio a ambos tipos —aseguró —. Si tuvieras un amorío hacia otra muchacha, hubieras intentado detener la boda en primer lugar. ¿No has leído las historias de cortesanas que se convirtieron en princesas?

—Es más complicado que eso.

—No veo que pueda ser más complicado que eso, ¿te gusta alguien de clase baja fuera del palacio? —cuestionó con expresión burlesca.

Taehyung sentía que no podía discutir más con ella, su cabeza comenzaba a dolerle por todo el interrogatorio que ella le hacía. Ni siquiera dejaba que se explicara.

—Es más complicado, ya lo he dicho —dijo entre dientes —. No puedo detener la boda, su majestad la Reina es la encargada y no tengo poder sobre ello.

—Eres el príncipe, no veo por qué no lo tendrías.

—Mi padre quiere que ascienda al trono en unos meses, piensan que es necesario que me case antes de llegar a aquel puesto —rodó los ojos, sabiendo lo estúpido que era eso —. Por eso necesito de tu ayuda.

—Paso.

—Si no ayudas entonces no podré hacer nada con esto y...

—Paso —repitió.

—Al menos déjame decirte mi plan.

Ella se puso de pie, sacudiendo su Hanbok y enrollando el pergamino —No necesito escucharlo, no me voy a entrometer en esto, ¿sí? Ya tengo demasiados problemas por los cuales preocuparme. ¿Puedes regresar de dónde viniste y perderte por ahí?

—Será beneficioso para ambos —insistió Taehyung —. Tú podrás quedar en libertad luego y yo podré estar con...

—¿Crees que es tan fácil? Una vez estemos allá arriba las cosas no se darán a nuestro favor. Hubieras pensado bien tus acciones antes de tomar decisiones tan precipitadas. Si me disculpas...

La chica hizo una reverencia floja y salió con pasos apresurados de ahí. Taehyung no intentó siquiera detenerla, estaba demasiado cansado como para seguir con aquella conversación. Sin embargo, sabía que no debía rendirse y que debía seguir intentando. Estaba seguro que las cosas saldrían bien poco a poco.

[...]

Su mano se detenía justo antes de tocar aquel portón de madera.

Se percató que las calles estaban desiertas a ese punto de la tarde, el cielo comenzaba a perder su luz y muchas de las casas estaban en completa oscuridad. ¿Estaría siendo impertinente si tocaba la puerta a esas horas? Le ponía nervioso que al abrirse podría tratarse del padre o de la madre del erudito, lo menos que quería era ser una molestia para ellos de nuevo. ¿Pero qué tal si Seok Jin era el que respondía?

No dudó más y tocó.

Esperó un poco, sintiendo como su cuerpo temblaba por el frío que hacía. ¿Era sólo él o el ambiente se sentía muy pesado? Haber escuchado a hurtadillas la conversación entre varios eunucos instantes después de uno de los informes le había tomado desprevenido. Era normal que las personas vieran sujetos extraños deambular por la noche. Era normal que comenzaran a irse a casa antes de lo normal para evitar verlos. Y eso era lo que más temía, ¿serían esos individuos parte de los que planeaban atentar contra el Rey?

Volvió a tocar, esta vez con más firmeza. Estar parado ahí le ponía de nervios, cualquier sonido o crujido lo hacía voltear con rapidez y encogerse más de hombros. ¿Es que acaso Seok Jin no estaba en casa?

Estuvo a punto de tocar hasta que escuchó el rechinido de la puerta de madera abrirse y a Seok Jin apenas asomar su cabeza. El muchacho abrió los ojos en demasía y pareció enmudecer, Taehyung le dedicó una débil sonrisa.

El erudito parecía estar sorprendido por verlo frente a él.

—¿Cómo has salido del palacio? —le preguntó mientras abría más aquel portón —. ¿Has estado bien todo este tiempo?

—He encontrado la manera —murmuró Taehyung, encogiéndose de hombros.

Seok Jin trató de reprimir una sonrisa, pero falló en hacerlo.

—Además de que me tenías preocupado. ¿Dónde quedó tu promesa de mandarme cartas todos los días? ¿Estabas mintiendo solamente para hacerme callar? —bromeó, Seok Jin negó con la cabeza mientras soltaba una risa debil.

—Han sido unas semanas turbadas, un montón de cosas pasando de aquí a allá, lamento no haberte contactado —se disculpó, parecía del todo sincero y aquello hizo que Taehyung sintiera una calidez en su pecho.

—¿Y bien? ¿No me vas a recibir como lo amerita la situación? —preguntó, arqueando una ceja y haciendo un mohín con sus labios. Seok Jin volteó tras su espalda, como si estuviera buscando algo que el príncipe no pudo descifrar, luego salió y cerró la puerta con cuidado de no hacer ruido.

—¿Nunca dejas de insinuarte? —dijo Seok Jin, levantando una mano para acariciar la mejilla del contrario, este al sentir ello se reclinó para sentir más su contacto —. No creo que sea buena idea que entres ahora. Mi padre está en casa y no está del mejor humor. Apenas hace unos instantes estaba reprimiendome por algo que ya he olvidado. Trato de no prestarle mucha atención.

—¿Cómo se lo ha tomado? —dijo. Seok Jin ladeó la cabeza, sin poder entenderlo —. Me refiero a lo de tu despido, ¿ha sido muy duro contigo?

—¡Oh! Eso es lo de menos. Creo que es mejor que te cuente todo desde el principio —respondió, soltando una risa nerviosa —. Han pasado algunas cosas que lo han hecho enfadar más.

Unos ruidos se escucharon a unas cuantas cuadras de ahí. Taehyung no estaba seguro de qué podría tratarse, pero por instinto dió unos pasos atrás, echando un vistazo al erudito. El chico hizo un ademán de que no debía preocuparse y le tomó del brazo.

—Han impuesto un toque de queda hace una semana luego de ciertos avistamientos extraños. ¿Te parece si vamos al hostal?

Taehyung parpadeó perplejo y sintió como el calor le invadió el rostro —. ¿Tú y yo solos? ¿Qué... Qué haremos en el hostal?

—Charlar sobre lo que nos ha ocurrido, claro. Es bueno ponernos al corriente. A parte que tengo unos avisos que darte sobre una situación que me inquieta y... —al notar que Taehyung no le prestaba atención y que parecía estar rojo, soltó una carcajada —. ¿Qué has pensado para ponerte así? ¿Qué creías que haríamos?

—Vete al... —no terminó de hablar pues Seok Jin lo acercó a él para dejar un beso en sus labios. Taehyung tragó saliva y lo separó de inmediato, mirando a ambos lados de la calle para ver que no hubiera nadie —. ¿A qué ha venido eso?

—¿No puedo besar a mi pareja?

—Eso suena tan bien cuando lo dices en voz alta —murmuró Taehyung, no pudiendo contener una gran sonrisa de formarse —. Pero corremos el riesgo que alguien pueda vernos, ¿qué tal si tu padre se daba cuenta?

—Oh, sobre eso...

De nuevo, aquellas voces y pisadas que anunciaban el toque de queda fueron perceptibles.

—¿Pasa algo con tu padre? —cuestionó el príncipe.

—Primero tenemos que ir al hostal.

Seok Jin lo jaló del brazo para que lo siguiera a pasos apresurados, Taehyung muy apenas podía mantenerle el ritmo. Ver a través de toda aquella tenebrosidad hacía que el camino se tornara difícil.

Mientras caminaban pensó en lo que podría decirle el erudito. ¿Habrían sucedido cosas tan malas como a las que él le sucedieron en el palacio? ¿Se enteraría de algo que él no? La incertidumbre le exasperaba, era todo un manojo de nervios y que ahora estuvieran corriendo para no ser alcanzados por los oficiales del toque de queda hacía que la adrenalina aumentara a grandes raudales.

Apenas llegaron al hostal donde se quedaron el día del Hangawi, dejó salir un bufido de tranquilidad.

Entró a la habitación y se dejó acostar en el suelo, sintiendo sus piernas dolerle. Seok Jin cerró la puerta tras él y se quitó el sombrero, dejándolo en una de las mesitas de madera que proporcionaba aquel lugar.

—¿Te has cansado ya? ¿Tan débil eres? —se burló Seok Jin, sentándose en el suelo a un lado de donde yacía el príncipe. Este último lo miró, entrecerrando sus ojos y estirando su mano para dejar un leve golpe en su hombro —. Los oficiales del toque de queda son una molestia. Hace un par de días estaba ayudando a la madre de Jimin en el mercado y llegué tarde a casa, los oficiales amenazaron con castigarme con diez golpes en el centro.

—¿De verdad?

Asintió —. Se detuvieron por que descubrieron que era un noble. Típico de ellos. Los de clase baja son los más indefensos en este tipo de situaciones.

—¿Desde cuándo empeoraron las cosas por aquí? — Taehyung aparcó su curiosidad, animandose a preguntar por fin —. En el palacio las cosas han estado relativamente tranquilas, no esperé que mientras allá todo iba con normalidad, acá todo estuviese en descontrol. Cuando salí del palacio, pude notar que todo el perímetro del pueblo estaba rodeado de guardias, más de lo normal.

—Hace una semana, ¿o sería una y media? —preguntó Seok Jin, haciendo ademán de estar pensando —. Creo que fue cuando todo empezó. Anunciaron en el centro que dos personas habían sido heridas por un individuo sospechoso, pero ya no se habló nada más. Solo siguió el toque de queda con normalidad.

—¿Crees que tenga que ver con la conspiración en contra del Rey?

Seok Jin subió y bajó los hombros —. Puede que sí, puede que no. El pueblo ya estaba siendo sospechosamente tranquilo, que no hubiera ningún atentado o criminal suelto por ahí era extraño.

—Supongo —murmuró Taehyung. Si se trataba de algo relacionado en el palacio entonces se sentiría un tanto culpable.

Seok Jin le sonrió, una sonrisa que logró tranquilizarlo al menos un poco más. El erudito alzaba su mano para poder acariciar sus cabellos con apego y eso lo hacía suspirar.

—¿Has estado bien estas semanas? Que sepas que a mí se me han pasado como si fueran una eternidad —aclaró Taehyung —. Ya no podía aguantar ni un segundo más allá dentro. Las cosas se ponen muy tensas. Ya no hay rastro de aquel Rey amigable que todos amaban. Creo que colmé su paciencia.

—¿Te has metido en problemas? —interrogó Jin, optando por tomar un tono firme. Taehyung rió ante ello —. Príncipe Kim, pensé que habíamos quedado en un trato. ¿Lo recuerda? Si hace enojar a su majestad las cosas se pondrán más difíciles.

—No cambies entre tono formal e informal así de repente, me agarras desprevenido —murmuró, dándole otro leve golpe, luego se incorporó para quedar sentado, a la misma altura del erudito —. He estado cumpliendo con lo que dijiste, pero aún así, el Rey está cambiando. ¿Recuerdas cómo interactuaba en los informes? Pues ahora no lo hace. Pretende que sea yo el que hable y...

El rostro de Seok Jin se iluminó y no pudo evitar interrumpirlo —. ¿Has hablado ya en los informes?

—Sí, bueno. Un poco —respondió, encogiéndose al sentirse apenado —. Estuve leyendo a Confucio. Permanecer imperturbable cuando no eres apreciado por los otros es virtuoso. Aunque suene patético, me he puesto a analizar mis acciones con detenimiento. Si al menos no puedo hacer nada para detener mi ascenso en el trono, entonces no quiero parecer un rey inculto ante los ojos de los demás.

—¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?

—El plan de ser sumiso ante el magistrado no ha servido para nada. Los ministros siguen ingeniandoselas para encontrar algún punto débil en mis acciones. No quiero permitir eso.

—Te has vuelto más estudioso desde que me fui, ¿debería sentirme mal por no ser un buen profesor? —cuestionó Jin, bromeando. El príncipe alzó su cabeza y negó repetidas veces, soltando una risa también.

—El problema no era que no fueras un buen profesor, el problema era que eras una distracción completa para mí —aseguró, luego presionó sus labios como si hubiera dicho algo vergonzoso y volvió a dirigir su mirada al cordón del Hanbok.

Seok Jin lo tomó de las mejillas para hacer que lo mirara. El príncipe parecía un tanto cohibido en esos momentos. Trató de dar con la razón y solo pudo pensar en que las semanas que estuvieron alejados había afectado un tanto la manera que se desenvolvía frente a él. No podía culparlo. Volver a verlo frente a él también había congelado sus acciones, pero no estaba seguro hasta que punto aguantaría ello.

—También era una distracción para mí, su alteza —murmuró. Taehyung lo miró perplejo.

—Espera... ¿estás coqueteando conmigo?

—Me ofende que no se haya dado cuenta desde antes —. Jin soltó el agarre que tenía en el rostro del contrario y volvió a dejar sus manos sobre su regazo.

—Bien, dijiste que tenías algo que contarme, también tengo algo que decir, ¿quién empieza primero? —al ver que no contestaba, el príncipe soltó un bufido y decidió recostarse sobre el erudito, poniendo su cabeza en su regazo. El profesor se sorprendió ante aquello, pero luego de unos momentos de sentirse inhibido, comenzó a acariciar sus cabellos castaños —. Empezaré yo entonces.

—De acuerdo.

—Me encontré con la señorita Lee.

—¿Tu prometida?

Taehyung hizo una mueca —. No lo digas así, me haces sentir peor de lo que ya estoy. Pues me encontré con ella, pero no ha querido dirigirme la palabra. Estoy consciente de que está enojada conmigo por haberla seleccionado aún cuando sabía que ella no quería estar aquí. Le expliqué que tampoco tenía intenciones de casarme pero ella se ha burlado de mi y no se lo ha creído. ¿Por qué mentiría con algo así?

—Está enojada, es claro que no escuchará razones.

—¿Qué debería ir a decirle? ¿Que tengo una relación con uno de mis pasados maestros y que es claro que no tengo ni el menor interés de casarme?

—Podrías hacerlo.

—Es hija del ministro —. Taehyung hizo un mohín, sintiéndose cada vez más desanimado —. ¿Qué tal si le cuento y le confiesa al magistrado sobre ello? Si tan enojada está entonces puede hacer lo necesario para no casarse, yo lo veo como una gran oportunidad que podría tomar para zafarse de esto.

—Tiene que ganarse su confianza primero —respondió Jin —. Puede llegar a ser difícil considerando su actitud, pero...

—¿Por qué tenían que haberte despedido? —refunfuñó —. Estoy seguro que ella me creería si tú estuvieras ahí. No puedo ni ver al eunuco Jung a la cara después de haber sido el que estuvo detrás de tu destitución. Siento que no tengo a nadie con quien pueda confíar ahí dentro.

—Todo saldrá bien, Tae —murmuró con cariño. El aludido volteó a verlo con ilusión y esbozó una débil sonrisa. Que el erudito le hablara con tanto apego era su perdición —. Trata de no preocuparte mucho. Las cosas se solucionarán al final. ¿Crees que te dejaré solo por tanto tiempo? Estoy preparándome para estudiar en Sungkyunkwan. En el momento que me gradúe iré por tí.

—¿De verdad?

Asintió —. Tal vez no sea tu profesor de nuevo, pero al menos no te librarás de verme en el palacio. Trabajaré duro para conseguir un puesto en la Oficina de Decretos Reales.

—Más te vale —dijo, entrecerrando los ojos —. ¿Cómo están las cosas con tu padre?

—Sobre eso quería hablarte —. Seok Jin se removió en su lugar —. Tal vez he abierto de más mi boca.

Taehyung abrió los ojos en demasía y se incorporó para quedar sentado de nuevo. Su mirada parecía buscar diversión en Seok Jin, pero no podía encontrarlo. El chico estaba hablando en serio.

—¿Se enteró sobre...?

—Sabe que somos pareja, sí.

—¿Cómo.... Cómo ha reaccionado él? ¿Te ha hecho algo? —de inmediato, el príncipe lo tomó de los brazos para levantar sus mangas y buscar rastro de moretones o posibles heridas, pero no había nada —. Si el ha hecho algo entonces yo...

Seok Jin lo detuvo y acarició sus nudillos, tratando de que se tranquilizara —. El me golpeó el día que se lo conté, pero no ha vuelto a hacerlo. Pero su actitud hacia mí ha cambiado. Ya era apático ante mi presencia antes, ahora lo es más.

—No debiste contarle...

—No tuve más opción —. Jin se detuvo, ¿estaría bien contarle la verdad tras todo, aún cuando involucraba a Namjoon?

—Deberías pasar más tiempo fuera de casa, no creo que te sea beneficioso estar ahí todo el día con él.

—He estado ayudando a la madre de Jimin en su tienda en el mercado. También estuve considerando retomar las juntadas en la villa abandonada, he escuchado que han extrañado mis historias —dijo Seok Jin, notando como el rostro del contrario trataba de reprimir una sonrisa —. Podrías venir tú también, y no mantenerte escondido como lo hacías.

—Podría ser, pero te recuerdo que estoy casi aprisionado en el palacio. He podido salir hoy por que he hecho una apuesta con Sun, nadamás.

—Cuando seas Rey podrás hacer lo que quieras con libertad —le aseguró —. Sí, tienen más responsabilidades, pero eso infiere que también tendrás beneficios.

—¿Beneficios? —arqueó una ceja —. Entonces espera y verás. Cuando sea Rey pediré que seas mi... ¿eunuco? De esa manera no te separarás de mi en ningún minuto.

Seok Jin frunció el ceño —. ¿Por qué un eunuco de todo lo que podría ser? —hizo una mueca y se cruzó de brazos —. Pues me rehuso.

—Estaba bromeando —dijo Taehyung, riéndose a carcajadas al ver la reacción que Seok Jin tuvo ante aquella sugerencia —. Deberías haber visto tu cara, ¿de verdad crees que con tus estudios podrías convertirte en...?

Dejó de hablar en cuanto observó como el erudito se acercaba a él para juntar sus labios. El beso comenzando en un ritmo desesperado que le hizo perder el ritmo. Por instinto apoyó sus manos en el suelo para no perder el equilibrio. Seok Jin lo tomó de la nuca para profundizar el beso, y Taehyung gimió en cuanto sintió como este lamía sus labios, haciendo por fin que los entreabriera.

Al príncipe le pareció una acción un tanto impulsiva y peculiar. El erudito no solía besarlo con tanta seguridad como lo hacía ahora. Era como si hubiese estado desesperado todo ese tiempo para poder volver a hacerlo, y estuviera descargando todas sus emociones en tal acción.

—Lo extrañé, su alteza.

Taehyung enmudeció y se enrojeció con una facilidad sorprendente.

Alucinó cuando el chico frente a él volvió a acercarse. Le gustaba la sensación que sentía sobre sus labios, como los del contrario se encargaban de estallar un montón de cosquillas en todo su cuerpo. Le gustaba sensación de Jin acariciando sus cabellos, haciendo que sus hombros tensados se relajaran y que su cabeza lograra despejarse de cualquier preocupación que lo atenía.

Se sintió acalorado en cuanto la distancia entre ambos desapareció.

Taehyung estaba abrazando al erudito para mantenerlo tan cerca suyo, que incluso sentía su pecho subir y bajar en movimientos vagos.

—¿Tan desesperado estás, erudito Kim? —murmuró cerca de su oído, intentando poner de su parte luego de haberse sentido tan tímido momentos antes —. ¿Deberíamos continuar?

—Sí —murmuró de igual manera Seok Jin, pero dirigiendo su boca al cuello de Taehyung, haciendo que un escalofrío le recorriera —. He estado muy desesperado de hacer esto.

—¿Qué le has hecho al erudito Kim que conocía? ¿Qué mosco te ha picado? —cuestionó entre risas, las cuales se detuvieron en cuanto Jin lo empujo con suavidad hacia atrás para que quedara recostado —. Debería escaparme más seguido del palacio y venir a verte.

Seok Jin no respondió, pero soltó una carcajada y de inmediato volvió a su tarea de chupar el cuello del muchacho que yacía bajo él. Taehyung alzaba su cabeza para darle mayor acceso y comenzaba a exasperarse por la lentitud que Seok Jin había tomado tan de repente.

—¿Estás jugando? —cuestionó, apenas pudiendo formular esa pregunta al sentir la entrepierna de Seok Jin presionar sobre la de él —. Cada día me sorprendes más... ¿A esto te referías con que yo tendría que descubrir todas tus facetas? Por qué si es así, entonces yo estoy dispuesto a...

—¿Está nervioso, su alteza? —murmuró con voz ronca, subiendo los besos hasta su mandíbula —. Suele hablar demasiado cuando lo está.

—Yo... yo, no, no lo estoy —respondió con premura, maldiciendose al notar la manera en que aquello había sonado.

—Hoy será diferente —dijo, alzando su cabeza y mirándolo con una sonrisa ladina. Taehyung arrugó el entrecejo —. Yo tomaré el control.

—Inténtalo.

El erudito Kim arqueó una ceja y se acercó, dejando apenas un corto beso dónde un pequeño lunar en sus labios se asomaba.

—¿Eso es todo lo que tienes? —retó el contrario, queriendo provocarlo más y más. Jin negó con la cabeza.

Llevó sus manos al cordón de su propio Hanbok, deshaciendolo ante la mirada lasciva del menor. Cuando por fin lo abrió y su ropa blanquecina pudo verse, no dudó en deshacerse de ella también, exponiendo su torso desnudo. Taehyung trató de incorporarse para poder tocarlo, pero el erudito lo tomó de las muñecas y lo inmovilizó en su lugar. Divirtiéndose ante los reproches que Taehyung parecía exclamar en voz baja.

—Yo me encargaré hoy, creí habérselo dicho ya.

—¿Qué pretendes con esto? —preguntó haciendo un mohín con sus labios.

—Usted ha sido quién siempre toma el mando en estas situaciones, ahora quiero hacerlo yo. ¿No puedo?

Taehyung bufó —. De acuerdo, entonces comienza a desvestirte...

—No órdenes, recuerde —aclaró Jin.

En pocos momentos se deshizo del Hanbok del contrario, y de su prenda superior blanca, acariciando el torso pálido del príncipe. Acercó su boca hasta su pecho y comenzó a besar y chupar ahí, formando una seguidilla hasta llegar al inicio del pantalón interior de Taehyung. El muchacho arqueó su espalda al sentir un cosquilleo en su vientre bajo y llevó su mano a los cabellos de Seok Jin.

Jin metió su mano y dió con su miembro, tomándolo y comenzando a aplicar caricias sobre este. Taehyung jadeaba por la desesperación que sentía y ceñía una de sus manos a las sábanas para liberar la tensión que se formaba en su interior. Gimió un poco más alto en cuanto Jin comenzó a bombear su miembro con más rapidez.

Le sorprendía cómo es que aquel muchacho había perdido su vergüenza tan de repente.

—Seok Jin... —murmuró, el aludido alzó su cabeza denotando que lo escuchaba, aún sin detener sus movimientos en la entrepierna del contrario —. Tú... Me vuelves loco, ¿sabes eso? ¿Cómo es que puedes...?

Un suspiro escapaba de sus labios en cuanto Jin dejaba de realizar aquella acción y sentía su miembro doler en demasía por la falta de atención.

—Sigue con lo que estabas haciendo —ordenó.

—No órdenes —repitió Seok Jin, en tono serio que hizo que Taehyung jadeara.

—¡A eso me refiero! ¿Cómo es que puedes ser una persona tan correcta ante los demás y seas tan... tan seductor conmigo?

Seok Jin bajó la ropa de Taehyung, liberando así su erección —. No lo sé. Tal vez... ¿tal vez por que usted me gusta? ¿No lo cree?

—Podría vivir escuchando eso salir de tu boca —murmuró Taehyung con una sonrisa en su rostro —. Dilo otra vez.

El erudito ladeó la cabeza —. ¿Qué cosa? No recuerdo nada —se hizo el despistado, bajo la mirada acusativa del príncipe —. Ah, ahora lo recuerdo. No órdenes. Yo tengo el control, ¿recuerda?

—¡Eso no! No puedo suprimir mis órdenes, salen por instinto de mi boca —aclaró, luego intentó sentarse para ayudar a Seok Jin a quitarse la ropa que faltaba, sintiéndose avergonzado de ser el único en aquel estado, más siendo detenido una vez más por el agarre de Jin en sus hombros —. ¡Por favor! Me apena ser el único así.

—¿El príncipe heredero diciendo por favor? Un día histórico para el reino de Joseon —se burló. Sin embargo, acató a los deseos de Taehyung y comenzó a desvestirse.

Trataba de no sentirse apenado al sentir la pesada mirada del príncipe sobre él, más cuando el chico lo escrutaba minucioso y se relamía los labios con tanto deseo. Dejó el hanbok a un lado y, quedando solamente con su pantalón, se abalanzó sobre él para besarlo con más insistencia, no pudiendo aguantar ante las provocaciones que el muchacho le mostraba, tan sinvergüenza.

Cayeron sobre el suelo de nuevo, Seok Jin sobre él, apoyando sus manos a los costados de Taehyung. Simuló embestidas falsas, amando como el príncipe se deshacía en gemidos entrecortados cada vez que sus entrepiernas rozaban entre sí. Cuando dejó de besarlo, notó lo rojizas que estaban sus mejillas y lo despeinado que estaba, dándole un aspecto encantador.

—¿Vas a alargarlo más? —murmuró Taehyung, jugueteando con el inicio del pantalón del contrario y metiendo su mano sobre este para comenzar a tocar el miembro erecto de Seok Jin.

El mayor gimió bajito y comenzó a mover sus caderas contra la mano de Taehyung, tratando de encontrar alivio. Sin embargo, se detuvo al transcurrir algunos minutos y alejó el brazo del príncipe, volviendo a inmovilizarlo sobre su cabeza.

—Voy a prepararte —murmuró, Taehyung se sentía derretir ante tal imagen frente a sus ojos.

Seok Jin, por más que estuviera actuando de aquella forma mandona, seguía manteniendo su actitud de siempre. Se preocupaba por él y le comunicaba todo lo que planeaba hacer, haciendo que el corazón de Taehyung se volviera cálido. El chico era como un sueño. Que lo tratase con tanto cariño había sido un tanto abrumador al principio, pues no estaba acostumbrado a recibir amor, pero ahora sabía que el chico estaba siendo sincero con él.

¿Cómo es que aquel erudito que llegó el primer día y que parecía odiarlo terminó por tratarlo con tanta delicadeza, como si fuera lo más preciado del universo?

Taehyung nunca creyó tampoco que de aquella admiración que le tenía cuando contaba sus historias surgiría un sentimiento tan fuerte como el que sentía en esos momentos. ¿Era acaso amor?

Se deshizo en jadeos en cuanto Seok Jin se encargaba de prepararlo, hundiendo sus dedos en su entrada y dando contra su punto, provocándole una oleada de placer. Lo tomó de la espalda, queriendolo atraer más a sí. Quería disminuir todo espacio que había entre ellos, quería quedarse así por siempre. Deseaba la seguridad de que el destino no jugaría sucio para ambos, así como la seguridad de que el futuro que les deparaba sería de todo menos negativo.

—¿Ya te he dicho que me gustas demasiado? —cuestionó en voz baja Taehyung, notando como una sonrisa se formaba en el rostro contrario.

—Lo ha dicho, sí —dijo Seok Jin, apenas en un murmuro casi inaudible —¿Le he dicho yo lo tanto que me gusta? Pues si no lo he dicho lo suficiente, lo repetiré las veces necesarias.

—Ahora estás cursi —bromeó Taehyung —. Me gusta tu cambio de personalidad, ¿quién diría que sería más notable en ti? Me encantas.

—Y usted a mí.

Seok Jin sacó sus dedos y los reemplazó por su miembro, entrando con tranquilidad y tratando de hacerle el menor daño posible. El príncipe mordía sus labios y trataba de controlar su respiración. Su cabeza daba vueltas por todas las emociones y sensaciones que estaba experimentando.

Las embestidas fueron de un vaivén lento hasta uno frenético. Solo podía escucharse el sonido de sus pieles chocando, los suspiros que emitía el príncipe de vez en cuando y los débiles gemidos que Seok Jin daba a relucir.

Las piernas de Taehyung se sentían flaquear, su miembro dolía con tanta fuerza y, buscando deshacerse de ese dolor, llevaba su mano para emparejar sus movimientos con los mismos que el erudito realizaba sobre su entrada.

—Más... Más rápido —murmuró Taehyung, presionando sus labios al notar que no podía dejar de ordenarle al mayor.

Seok Jin no hizo caso a sus pedidos, sino que salió de él, haciendo que el muchacho se encontrara un tanto confundido.

—¿Qué pasa? ¿Por qué te detienes?

—Boca abajo.

—¿Qué...? ¿Boca abajo? —repitió, sintiendo como la sangre iba toda directo a sus mejillas.

La idea de ser penetrado en aquella posición le era un tanto vergonzosa. Sin embargo, dejó su actitud penosa a un lado y asintió. Recostandose boca abajo sobre las sábanas y sintiéndose cada vez más acalorado.

¿Qué se supone que debería hacer ahora? Seok Jin había dado con su punto débil y sabía que lo aprovecharía. Taehyung apoyaba su mejilla en la pequeña almohada café y sentía como la ansiedad se apoderaba de él con cada segundo que pasaba y que Seok Jin no parecía tomar la iniciativa.

Se tranquilizó en cuanto sintió los labios del contrario acariciar su espalda y chupar con vehemencia. El muchacho puso sus manos sobre la cadera del príncipe y la alzó. Taehyung estuvo a punto de replicar algo hasta que sintió la punta de la erección de Jin hacer contacto con su entrada, y luego al chico llenarlo por completo.

—¿Te avergüenza esta posición? —le preguntó Seok Jin al ver cómo el chico parecía tener tensa su mandíbula y no murmuraba ni una sola palabra —. Puedo regresar a la anterior y...

—¡No! Está bien, es solo que es... nuevo, solo eso, sigue.

Jin ladeó la cabeza, sintiéndose un poco inseguro pero cuando vió a Taehyung mover sus caderas adelante y atrás para tomar la iniciativa fue cuando se quedó más tranquilo. Tomó de nuevo el mando sobre las embestidas y se movió dentro de él hasta dar con su punto, el cual al ser estimulado hizo que sus piernas temblaran y que Taehyung tratara de reprimir sus gemidos.

El erudito sacaba su miembro y lo volvía a meter mientras se dedicaba a acariciar cada centímetro de la piel del muchacho y a dar besos sobre sus omóplatos y cintura.

Taehyung sentía que no aguantaría más, su miembro necesitaba atención y su vientre bajo comenzaba a cosquillearle. Como si le hubiera leído la mente, Seok Jin llevó su mano a la entrepierna del príncipe y bombeó, tratando de hacer que el chico se deshiciera en placer.

Se vino sobre su mano y sentía que no podía soportar más el peso sobre sus piernas, pues Seok Jin seguía golpeando aquel punto que hacía que el bochorno se apoderara de él. Cuando por fin Seok Jin acabó, fue cuando Taehyung se dejó caer y se recostó sobre las sábanas.

El erudito Kim sonrió y se recostó a un lado de él levantando su mano para aplicar caricias sobre las mejillas del muchacho.

—¿Me he pasado? —preguntó, Taehyung sacudió la cabeza.

—Eso ha sido asombroso.

—¿Me perdonarás por no mandarte cartas? —cuestionó, haciendo un mohín con sus labios que hizo que Taehyung se muriera por lo adorable que se veía.

—Te perdono.

Jin sonrió y lo rodeó con sus brazos para acercarlo más a él. Taehyung reposó su cabeza sobre el pecho del otro y sonrió. Podía sonreír genuinamente cuando estaba con él, y eso se sentía tan bien.

—Prometo no volver a estar tan ausente. Las cosas no iban bien en mi hogar, por lo que decidí a que las aguas se calmaran. Creí que era lo correcto, más por qué también al estar tan reciente el enojo del Rey, podría haber más seguridad a lo largo de los palacios.

—Y la hay, no te imaginas cuánto. Pero estoy feliz de haber logrado verte hoy, ahora no quiero irme, ¿puedo quedarme aquí contigo?

—¿No te castigarán por ello?

Taehyung hizo una mueca —. Sun me dio hasta antes de los informes para llegar, así que puedo quedarme aquí unas horas más.

—Entonces cuando decidas que sea la hora para ir al palacio, yo te acompañaré —dijo Seok Jin, Taehyung abrió la boca para replicar pero el erudito siseó —. No acepto un no como respuesta, es peligroso que andes por ahí solo con todo lo que está pasando en el pueblo.

—De acuerdo, y tú prometerás que regresarás a casa con bien.

—Lo prometo, Tae.

Tremenda vergüenza que me da al escribir estas escenas ay jsjsjsjs, espero y les guste uwu.

El próximo capítulo lo subiré algún día de la próxima semana y trataré de andar más seguido por acá una vez que termine la temporada de exámenes, que es dentro de poco ❤️

Ya tengo varios caps planeados para esta historia y ay

Muchas gracias por leer, los tqm ✨

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