Nico se lanza contra él a lomos de su corcel, el rey de la montaña atrapa su espada con las dos manos y la desvía, tras lo cual ejecuta una patada lateral hacia el caballo. Este sale disparado hacia un árbol cercano, con Nico encima.
Ryû corre hacia Magnus, que esquiva los dos primeros golpes, el tercero le genera un pequeño corte. Tristana conjura lazos oscuros que salen del suelo y envuelven al hombre. Magnus frunce el ceño y aprieta los músculos, los lazos se rompen, y no ha utilizado magia.
Kendra ataca también, pero no le hace nada aparte de molestarle. Mientras Phineas opta por ganar tiempo mientras acumula zeon.
- No te conviene metegte con nosotgos
-¿Y por qué no? -responde Magnus
-No quergás meterte con el mejor gladiador de Bellafonte
-No veo ningún gladiador por aquí, gabrielito.
- Ah, pego no quergás metegte con los amigos de Coraça, ¿verdad?
- Ese nombre me da igual, puedo con quien sea
Arturo aprovecha este momento para introducirse en su mente y dejar sus nodos de razonamiento lo más bajo posible, tras lo cual ataca. Magnus lo para.
La parte buena es que no piensa lo que hace, aunque esa también es la parte mala.
Magnus se defiende con un puñetazo que impacta de lleno y manda a volar a Arturo, casi como Nico (el cual está intentando deshacerse del caballo que tiene encima).
El rey de la montaña lanza una patada giratoria, que recibe Tristana en el costado y la deja en el suelo. Ryû parece ser la única que le está haciendo daño.
Phineas decide lanzar un hechizo de miedo para que el líder de los bandidos esté más desorientado, pero a Magnus no le hace efecto, y procede a convertir sus antebrazos en hierro por unos instantes. A quien si le hace efecto es a Arturo y a Tristana, que no superan la resistencia mágica.
Tenemos a dos de nuestros héroes presos del pánico, un tipo que infunde terror y otros tres compañeros atacando, de los cuales solo Ryû ha conseguido hacer daño.
Arturo, con las manos temblando de terror intenta atacar al mismo tiempo que Nico, pero no consiguen hacer más que un par de cortes. Kendra ataca también, pero un codazo de Magnus en la cara la deja en el suelo.
Ryû salta gritando contra él en vertical, Magnus lo desvía, pero Ryû aprovecha ese movimiento para lanzar un tajo a su costado, donde no tiene protección. Magnus cae de rodillas y se lleva la mano a la herida. Ha sido un tajo limpio y seco, y Magnus se está desangrando. Sus hombres han dejado de vitorear.
El rey de la montaña cae muerto.
-¡Viva la nueva reina de la montaña!
Uno de los bandidos dispara a Ryû, esta se hecha a un lado y el virote ni siquiera la roza. Su mirada intimida.
-Viv-viva -dicen los bandidos antes de huir hacia el bosque
La lluvia sigue cayendo, bañando el cadáver de Magnus y limpiando las manchas de sangre. La cueva es un buen lugar para resguardarse ahora.
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Es un lugar muy amplio, un espacio natural en la montaña que ha sido adaptado como vivienda. Una mesa llena de comida, presidida por un trono de oro y espadas, es lo que encuentran al entrar. Hay una gran hoguera en el centro de la cavidad y todo está iluminado con antorchas.
Detrás del trono, dos niñas pelirrojas asoman la cabeza.
-¿Dónde está nuestro padre? -pregunta la más pequeña
Ryû se queda sin habla y nuestros héroes se miran entre ellos.
-Bueno -dice Tristana- Fuera hay una bonita vista...
Kendra la da una colleja, Phineas otra.
-Lo siento mucho -dice Kendra calmada envainando la espada mientras se acerca
La chica mayor , de unos 13 años, la apunta con una espada- Arrodíllate ante la Princesa de la Montaña
Kendra baja una rodilla y se pone a la misma altura que la chica- Lo siento, pero creo que eres la Reina ahora. Vuestro padre ha muerto.
-Jajaja -ríe la chica- Eso es imposible, nadie puede vencerle, mucho menos matarle.
-Ha muegto
La niña pequeña, que tendrá 7 u 8, tira a su hermana del pantalón- Némesis... -la llama- ¿Y papá?
- Está bien Erica -responde ella- todo está bien
Ryû no dice nada, solo piensa -[He dejado a dos niñas huérfanas. He matado a su padre]. Arturo siente lo mismo a su manera, e intenta abrazar a las niñas, Némesis le amenaza con la espada cuando se acerca, así que él se va a una esquina a llorar, aún con el miedo de Phineas en el cuerpo.
-Si es verdad que Magnus ha muerto... ¿Y los demás? ¿Dónde están Julio, Felipe, Óscar y los demás?
Antes de que Kendra diga nada, Phineas hace gala de sus dotes de teatro y persuasión cuando, con lágrimas de cocodrilo, intenta convencerlas de que no es culpa suya:
-Viniegon unos hombres cuando llegamos nosotros -dice, asombrosamente consternado- Se abalanzagon sobre ellos y tuviegon que huig. Magnus los plantó cara, pero nuestra ayuda llegó tagde...
Increíblemente, Némesis decide creerle, no mucho, y baja la espada mientras se dirige a la entrada de la cueva. Desde allí, el cadáver de Magnus es perfectamente visible.
-Sorpre... -empieza a decir Tristana.
Pero no puede continuar porque Kendra la agarra de la capa y la sujeta contra la pared, impidiendo que se mueva y callándola con la mirada.
-No. Digas. Nada. No es el momento, Tristana -dice seriamente- Así que no te vas a mover.
Fuera, Némesis cava con las manos una fosa, su hermana la acompaña bajo la lluvia, entretanto, suena una voz acompañada de aplausos lentos pero constantes y un conocido del grupo entra en escena.
- Felicidades...
Ahí se encuentra un hombre encapuchado con una máscara dorada, que simplemente los miraba aplaudiendo y riéndose-
- Me haBéis sorprenDIdo... -comenta Matoreo- ese tal Magnus era un tiPo famoso...
- ¿Qué quieges? -pregunta Phineas
Matoreo sigue hablando sin responder la pregunta
- Pero no he veNido por eso... he vEnido para contaRos algo
Matoreo se levanta del trono remangandose el brazo izquierdo, el cual tiene cicatrices cosidas cada trozo de su piel parece ser de un tono distinto colores cálidos cómo si fueran de un cadáver. Tras esto mete la mano en la hoguera extendiendo la llama por todo el brazo, pero como si no sintiese ningún dolor por el quemazón, comienza a mover la mano y sus dedos bailan, creando forma como si estuviese contando una historia.
Kendra suelta a Tristana y ambas prestan atención, esto no es algo habitual
-Os prEGuntaréis porqué Os he dejado viVos... por qué qUIero matar a lOs del SoL Negro...
Se escuchan murmullos en el grupo, pero ninguno da una respuesta clara, nadie sabe la respuesta. Aún formando ese figuras con su mano izquierda ardiendo en llamas, con su mano derecha se acerca a la máscara para quitársela. Mostrando una escena horrorosa: Calvo, con las cicatrices que se podrían ver en sus brazos y las tan desiguales marcas que forman, su boca está cosida con hilos muy poco estirados y tiene una notable falta de párpados
- Esto es lo úNico que os puEDo mostrar Ahora...
Matoreo empiezaa a reírse, sin embargo, se nota que esas carcajadas contienen odio acumulado en su interior, pues esa risa cursa un enfado que se puede notar en nuestros jóvenes aventureros. Matoreo los miraba y al acabar de reír su rostro se torna serio de nuevo
- Nos veremos eN la capital... no olviDEn que solo sois mUÑecos a mi compás... si no oS presentáis en la plAZa principal, os Mataré...
Tras decir esto, y sin dar tiempo a nadie más a preguntar, se vuelve a colocar su máscara rápidamente y con su mano izquierda aún en llamas, tomar su capa y con un golpe circular al aire con ella desaparece de la escena.
El grupo está sin palabras. Y pasados un par de largos minutos, cada cual hace lo que considera oportuno.
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Kendra reza un Padrenuestro a la tumba de Magnus antes de meterse de nuevo a la cueva, Phineas por su parte, se limita a mirar desde la entrada
Tristana y Arturo están lo más alejados de Phineas que pueden, el hechizo aún surte efecto y durará un par de horas más.
Nico está secando su capa cerca de la hoguera, mientras Kendra mira el fuego fijamente, tras recuperarse con magia. Arturo está llorando, hecho una bola en el suelo, al lado del trono. Ryû se encuentra sentada frente a él, consolándole y estando triste juntos.
Tristana anda por la sala, manteniendo la distancia con Phineas, quien observa la situación con ojos inescrutables.
-Hey -le dice a Kendra tendiendo su mano para que se levante- Voy a explogag
Kendra le mira, saliendo de su mundo de pensamientos- Voy contigo -dice tomando su mano para levantarse.
Dejan las capas cerca de la hoguera, a secar y se dirigen a una de las grutas. Phineas mira a Ryû y Arturo, sentados a la hoguera los dos juntos, y, esta vez, no hay celos en su mirada. Un instante después, continúa la exploración.
En el exterior, el agua corre por el rostro de Némesis y Erica, al igual que baña la tumba recién tapada de su padre. A lo lejos, la tormenta ruge.