─¿Quieres ser mi novio?
La pregunta había tomado tan por sorpresa a David que casi se ahoga con el té que estaba tomando.
─¿No lo éramos ya?
─Pero ahora es en plan novios, oficial.
Ni siquiera tuvo que pensarlo dos veces antes de contestarle.
─Ya sabes que sí, Alex.
La sonrisa que el menor le brindó a David hizo que a este se le revolviera el estómago y su corazón volviera a latir como desbocado. La cara de Alejandro se iluminaba completa cada vez que sonreía, sobre todo cuando lo hacía de forma sincera.
─Alex ─lo llamó luego de unos segundos. El menor levantó la mirada de su taza y la fijó en él con atención.
─Dime.
─Te quiero mucho.
─Yo más. Mucho más.