OK, ¿recuerdan cuando dije que había estado trabajando en varios capítulos al mismo tiempo? Pues este fue uno de ellos. Quise esperar un par de días más para publicarlo pero no me pude aguantar jajaja
He decidido atreverme y divertirme un poco más con los espacios en blanco de esta pareja en la serie porque pues... ¿Por qué no? Espero les guste ;)
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Al día siguiente, José María alistó todas sus cosas y se fue a la escuela de su hijo.
― Buenos días, directora.
― Buenos días, señor Riquelme, ¿en qué puedo ayudarle?
― Quería saber si podía dejar salir mi hijo. Serán solo unos minutos. Es que necesito hablar con él.
― Sí, claro, no se preocupe. Ya lo llamo. ― la directora rápidamente le avisó a su secretaria que llamara a Bruno de la Mora, y cuando llegó decidió darle un momento a solas en su oficina.
― ¿Qué quieres? ― preguntó Bruno fríamente. A veces se parecía tanto a su mamá.
― Bruno, por favor, no me trates así. Sabes que me duele.
― Pues eso lo hubieses pensado antes de lastimar a mi mamá y destruir nuestra familia.
― Ya lo sé, y no sabes cuánto me arrepiento. Por eso, he tomado una decisión...
― ¿A qué te refieres? ― preguntó levantando una ceja.
― A que me voy, Bruno. Me regreso a Madrid.
― ¡¿Qué?! ¡¿O sea que ahora nos vas a abandonar?! ¡¿No vas a luchar?! ― gritó furioso con lágrimas formándose en sus ojos.
― ¡No, Bruno, no es así! Yo jamás te voy a abandonar. Te voy a dar el número que usaré allá y mi dirección por el momento será el de la casa de tu tía Puri. Tú puedes hablarme cuando quieras. Yo siempre estaré para ti... ― dijo intentando acercarse a su hijo pero solo logró que este se alejara más.
― ¡¿Y mi mamá qué?! ¡¿Acaso no te importa?!
― ¡Por supuesto que sí! Sabes que la amo. Pero por eso me voy. Sé que no lo vas a entender porque eres pequeño aún; pero te prometo que esto es lo mejor para ella. Tu mamá está sufriendo mucho y esta es la única manera en que pueda sanar.
― No, por favor... papá, no te vayas. ¡Te lo suplico! ― dijo Bruno llorando. Por más que estuviera molesto con él, no quería perderlo.
― No, mi niño, por favor no te pongas así. ― José María lo abrazó con todas sus fuerzas. Se le rompía el corazón al verlo sufrir. ― Tú siempre estarás en mi mente. Eres el niño con el que tanto soñé. Te quiero mucho, eso nunca lo olvides.
― Yo también te quiero... ― susurró aferrándose a su papá.
― Bruno, necesito que seas fuerte. Tu mamá ahora te va a necesitar más que nunca. No la abandones y siempre hazla reír como solo tú lo sabes hacer. Además necesito que le entregues esto. ― dijo mientras sacaba una carta de su saco.
― ¿Qué es eso?
― Es una carta que le escribí a tu mamá. Necesito que te asegures que lo lea.
― ¡¿O sea que ni siquiera te vas a despedir de ella?! ― gritó Bruno, volviendo a su ira.― Si te vas a ir, ¡Al menos ten el valor de despedirte!
― No puedo, Bruno. Entiéndeme por favor...
― No, ¡¿sabes qué?! ¡Mejor vete! Ya no te necesitamos. ¡Nos tenemos el uno al otro y eso bastará! ― gritó limpiándose las lágrimas, pero a la vez guardaba la carta en su bolsillo. Y otra vez, su hijo salió corriendo...
― Lo siento... ― susurró José María cuando estuvo solo.
Las horas pasaron, y Paulina fue a recoger a su hijo de la escuela.
― Hola, mamá... ― murmuró Bruno cuando subió a la camioneta.
― Hola, mi cielo. ¿Cómo te fue? ― Bruno no respondió; simplemente encogió los hombres y le entregó la carta.
― ¿Qué es esto...?
― Mi papá me pidió que te lo de. ― murmuró y no dijo otra palabra el resto del viaje.
Paulina estaba preocupada. Su hijo estaba actuando muy raro, y ¿por qué José María le escribiría una carta? No entendía nada...
Cuando llegaron a la casa, Bruno salió corriendo a su habitación, dejándola sola con sus pensamientos. Tenía miedo de abrir aquella carta pero sabía que debía hacerlo. Así que fue a su habitación y comenzó a leerla...
Paulina,
Te escribo solo para despedirme. He decidido regresarme a España. Tenías razón. Estar acá solo nos está haciendo daño. Lo acabo de entender. Lamento mucho el haberte lastimado de esa manera y haber destruido nuestra familia. Ante el altar yo juré hacerte la mujer más feliz del mundo y hablarte siempre con la verdad, y mira las promesas que he roto. No sabes cuánto he luchado para eliminar esta sensación en mí. Desde pequeño siempre quise ser como todos los niños pero por más que trataba no lograba encajar. Luego llegó mi hermana y mis dudas pasaron a segundo lugar porque lo más importante era ser su protector. Sin embargo, mi lucha interna regresó con mayor fuerza junto antes de ingresar a la universidad. Por eso, hui hasta el otro lado del mundo y terminé estudiando derecho acá en México. Nunca les conté la verdad a mis padres. Tenía miedo de que supieran todas las ideas y sensaciones que atormentaban mi alma. No quería ser una decepción para ellos. Fue ahí cuando te conocí y quedé hipnotizado. Me fascinaba todo de ti. Tu mirada, tu caminar, tu risa, tu carácter, hasta tu manera de hablar. Jamás había conocido una persona como tú. Ocupaste todos mis pensamientos hasta el punto de convertirte en mi mundo entero. Fuiste mi apoyo y refugio cuando mis padres murieron. En ese momento eras lo único cierto en mi vida y quizás fui un egoísta al no querer soltarte. Así que decidí enterrar en lo más profundo de mi ser mi oscuridad para no destruir la luz que tú me brindabas. Cuando aceptaste casarte conmigo fui la persona más feliz de este mundo al saber lo afortunado que era. Luego llegó Brunito y sentí que mi vida estaba completa. Excepto que no era del todo real porque sabía que estaba basada en una mentira. Mi mentira. Las dudas volvieron y mis luchas también; pero me negaba a ser quien arruinara nuestra felicidad. A medida que crecía nuestro niño, veía cómo le enseñabas acerca del amor y la importancia de ser él mismo. Estaba tan orgulloso de ustedes; pero al mismo tiempo me sentía tan hipócrita y destruido. Sé que no te dabas cuenta en esos momentos, pero también me estabas enseñando a mí. Por eso, un día tomé la decisión de ser valiente. Por ustedes pero sobre todo por mí. Poco a poco aprendí a conocerme y a quererme como realmente era. Pero para cuando finalmente acepté frente a mi reflejo que era mujer ya había pasado bastante tiempo. Y volví a tener miedo. Sabía que si te contaba la verdad me odiarías; y no quería que sucediera eso, por eso decidí ocultarlo. Al menos hasta encontrar el momento adecuado para decírtelo. Podía acostumbrarme a vivir como mujer solo cuando estaba a solas; pero nunca podría acostumbrarme a estar sin ti. Pero, ya ves, siempre dicen que las mentiras tarde o temprano salen a la luz; y eso fue lo que pasó. Tú te enteraste de la peor manera posible, y yo me quedé sin ti.
Intenté solucionar las cosas pero parece que solo las empeoré. Quise darte tiempo; pero cada segundo lejos de ti era una puñalada a este roto corazón. Sé que soy un cobarde, lo sé. Soy un cobarde porque no puedo soportar tu silencio y tus miradas llena de odio, traición y dolor. Nunca quise ser el que impregnara esos sentimientos en tus ojos. Por eso he decidido respetar tu decisión de borrarme completamente de tu vida. No quiero causarte más problemas. Me he encargado de todos los trámites del divorcio como lo pediste, y ya están listos. Solo debes firmarlos. Los documentos se los he dejado a Lucía, mi asistente. Ella te estará esperando. Le he dado las indicaciones de no preguntar nada y que inmediatamente después que hayas firmado los lleve al ministerio para culminar el proceso. Ella es muy reservada y respetuosa; así que no te preocupes. Sé lo importante que es para ti tu privacidad.
Con respecto a Brunito, sé que no puedes vivir sin él; así que te he cedido la potestad absoluta. Los documentos también los tiene ella. Sin embargo, siempre estaré presente en su vida. Mensualmente depositaré en tu cuenta una cantidad de dinero para su alimentación, estudios y cualquier otra cosa que necesite. Además, le he dado mi nuevo número de teléfono y mi dirección para cualquier emergencia. Nuestro hijo es muy maduro e inteligente para su edad; así que no dudes en apoyarte en él cuando lo necesites. Siempre le agradeceré a la vida y a ti el haberme dado un niño tan bello y valiente. Sé que estará contigo en cada momento y que te protegerá de la manera en que yo ya no podré hacerlo.
Me duele mucho que nuestra historia de amor terminara así; pero te deseo lo mejor. Espero algún día puedas entenderme y perdonarme. Recuerda siempre que te amo. En eso nunca te mentí. Si algún día llegas a necesitarme no dudes en llamarme que yo siempre te responderé.
Tuyo siempre.
José María.
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Más adelante comprenderán a qué me refiero con eso de "divertirme" 😏
XOXO
Stef :)