-¿Ink?...-Llamó Error al entrar.
Ciertamente, Ink estaba despierto. Se encontraba en una camilla, y tenia aquella maquina que mostraba el pulso. El menor lo notó entrar y le sonrió.
-Hola.- Saludó.
-¿Cómo estás?...-
-Bien, súpongo... no duele nada.-
Aquella cosa molestaba demasiado al mayor de ambos. Siempre era lo mismo con Ink, no importaba que, hacia como si todo estuviese bien, nada dolía, nada le afectaba. Pero solo Error sabia que era mentira.
-¿Qué estabas pensando cuando hiciste eso?...-
-En tí.-
Ciertamente Error esperaba cualquier respuesta menos esa.
-¿Qué?...-
-Pensaba en tí.-
-¿Porqué?...-
-Dijistes... que querias irte. Me hablabas de tu familia, tus amigos... tenias una vida afuera.-
-Tu igual.-
-No es cierto. Yo... no pertenezco a este mundo.-
-Si lo haces, al mio.-
-Tienes familia.-
-Tú también. ¿Lo sabias? Tienes... un hermano mayor muy genial el nos salvó.-
-¿Qué?...-
-Solo tienes que mejorarte, y apenas salgas, te mostraré el mundo. ¿Sí? La verdad no quería que lo primero que veas al salir sea un hospital...-
Ink dió una leve risa. Aquel gesto alegró al mayor.
-Mi madre me esta esperando afuera, vendré a verte cada que pueda, ¿Vale?-
-Sí.-
-Esperame, ¿Lo harías? Aún tengo promesas que cumplirte, Kiki.-
-Lo haré, Ruru.-
Ambos se abrazaron y luego se despidieron, Error salió de la habitación y fue con su madre. En casa probablemente todos se le tiren encima.
Zephyr entró a la habitación otra vez.
-¿Todo bien?-Preguntó Zephyr.
-Sí...-
-Bien.-
-Así que... ¿Es verdad que eres mi hermano?-
-Lo soy. Sí. Entiendo sino lo entiendes aún y...-Zephyr notó que Ink extendía los brazos.
-¿Me darías un abrazo?...-
Y la verdad es que, ¿Cómo decirle que no a aquel pequeño? Al final, Zephyr lo abrazó.
-Así que... No me odias...-Dijo Ink mientras lagrimas se le escapaban.
-¿Odiarte?... ¿Porqué dices eso?...-
Zephyr se separó del abrazo y le miró.
-Pues... Mamá y tú me dejaron... así que... pensé que me odiaban.-
-Por supuesto que no. Es... más complicado que eso.-
-Oh...-
-¿Quieres un helado? Hay una heladería a un lado del hospital.-
-¿Enserio puedo comer eso?-
-Claro.-Zephyr sonrió. -Eso y más. Tu solo dime y te lo daré, ¿Bien?-
El menor asintió.
-Entonces, iré por tu helado.-