El chico de mis sueños

By PiccolaFarfalla7

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¿Existen límites para el amor? ¿Cuánto cuesta hacer realidad un sueño? Estas son dos preguntas que se hará d... More

Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Agradecimiento

Capítulo XXVII

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By PiccolaFarfalla7

El sueño fue muy extraño, no había mucha gente y el lugar era árido, tal vez era un desierto, busqué algún lugar alto para poder llegar a casa de Félix. Al despertar lo había logrado, creo que cada vez se me hacía más  fácil hacerlo, era cosa de costumbre; la habitación estaba clara, me levanté y caminé al salón, me senté en un sillón y comencé a leer uno de los tantos libros que habían en un estante; cuando ya aclaró más aun, me dispuse a preparar el desayuno, Jennifer se levantó y me saludó amorosamente.

-Hija, que bueno que has venido, te estuve esperando- dijo mientras me abrazaba, ella siempre me trataba como si fuera una hija más.

-Sí, me quedaré algunos días aquí- sonreí- he hecho el desayuno ¿le sirvo?- dije mostrándole el plato de huevos fritos con trozos de tocino.

-Bueno, me encantaría probarlos- dijo entusiasmada, cuando nos sentamos en la mesa agregó- Amira debo decirte algo- su tono cambió a uno serio- ya le hemos contado todo a Samantha, quien se ha molestado un poco con nosotros por no habérselo contado antes, pensaba que reaccionaría de mejor forma, espero que ahora que sabe un poco más se puedan llevar mejor-.

-No se preocupe, yo creo que de a poco nos llevaremos mejor, es cosa de tiempo- dije aun cuando no lo creía, con Samantha desde el primer momento no habíamos congeniado de buena manera pero intentaba calmar su preocupación.

Desayunamos juntas, luego bajó Samantha quien no me dirigió palabra, o sea seguía con la misma actitud, al parecer la noticia no le había importado, finalmente bajó Félix quien me miró de inmediato y yo solo me sonrojé, odiaba eso que me hacía sentir con tan solo una mirada y es que eran unos grandes e intensos ojos verdes que se posaban en mí. Cuando terminó de desayunar se levantó y se dirigió mirándome.

-Ven, quiero mostrarte algo-.

Caminamos al segundo piso y entramos a una sala al final del pasillo, cerca de mi habitación pero a pesar que la había visto siempre cerrada jamás había llamado mi atención y tampoco había visto a alguien entrar ahí. Él abrió la puerta y me hizo entrar primero.

-¡Es un piano!- grité emocionada tras la sorpresa, en realidad era una sala de música habían diversos instrumentos pero en el centro y lo primero que vi fue un hermoso piano de cola.

-Hace años no lo ocupan, si quieres puedes usarlo, creo que está bueno aun- sonrió- te dejo tranquila, nos vemos después- se dio la vuelta y se retiró.

Me quedé allí tocando durante largas horas, me encantaba hacerlo y creo que jamás me cansaba, era definitivamente mi pasión, siempre practicaba pues quería llegar a tocar de la mejor manera tal como lo hacía mi profesor, aunque sabía que no sería capaz de aprovecharlo pues me daba vergüenza tocar en público, no me atrevía a que cualquier persona me escuchara, me ponía muy nerviosa.

-Tocas demasiado bien, así que esta es tu gracia- dijo una voz tras mío.

-Gracias- dije dejando de tocar, era Ángel quien se encontraba en la puerta y me observaba.

-Sentí el piano y me asombré bastante, hace tiempo nadie venía a tocar aquí a pesar que esta es una sala de música cada uno tiene su instrumento en su habitación, de vez en cuando ensayamos aquí- sonrió- dime tú ¿de dónde vienes?-.

-De Auckland- digo apresuradamente intentando mantener la calma, al fin y al cabo estaba diciendo la verdad.

-Amira, ahora estamos en Auckland- me aclaró algo confuso.

-Verdad, lo siento es que me he mudado tantas veces que ya me llego a confundir, vengo de Hamilton- miento, aunque en algún momento de verdad viví allá.

-¡Oh! es muy lindo, mis abuelos son de allá, algún día podría ir a visitarte-.

-Me parece, yo después te daré mi dirección- dije y para dejar el tema me giré y seguí tocando algo nerviosa un nuevo tema.

-Esa canción es de "Coldplay", en ti suena muy suave, nosotros la hemos tocado unas pocas veces-.

-Yo aun no la saco completa, tengo que escucharla más o buscar la partitura- comenté mientras repetía una y otra vez las mismas notas.

-Pídele ayuda a Félix, él se las sabe-.

-Pero yo las necesito en piano y no estoy interesada en pedírselas a Franccesca, a ella no le agrado al igual que a Samantha, ambas me odian-.

-Ambas son así, Franccesca te ve como un peligro por Félix y Samantha es su mejor amiga, pero es buena chica, puede que llegue un momento en que les agrades- sonrió con ternura- pero Amira, Félix también toca piano, o sea lo hacía desde chico, le daban clases particulares pero cuando decidimos formar la banda él decidió tocar la guitarra, tanto él como Samantha tocan muchos instrumentos, son muy habilidosos en ese tema, son virtuosos por naturaleza-.

Quedé asombrada o sea yo le había mostrado orgullosa mi "habilidad" ¿y él también sabía hacerlo? me sentí algo cohibida, Ángel se fue y entonces yo me levanté y fui en busca de a habitación de Félix, cuando llegué golpeé y me dejó entrar.

-Hola ¿qué pasa?-.

-Con que sabes tocar piano- dije como si estuviera pidiendo una explicación.

-Sí- dijo con tranquilidad- ¿cómo te has enterado?- seguía leyendo un grueso libro sin siquiera mirarme- Me lo ha dicho Ángel- aclaro.

-Ya veo, pues lo hacía hace unos años, pero hace dos años que lo cambié por la guitarra, ya ni recuerdo muchas cosas por si lo que quieres es que te ayude-.

-No quiero que me ayudes, quiero escucharte- dije seria.

-Bueno, algún día, por ahora estoy ocupado, a vuelta de esta semana de descanso tengo dos exámenes y necesito que me vaya bien, te agradecería si no me interrumpes-.

Me di la vuelta y cerré la puerta de la habitación. Habían veces que odiaba su actitud, decidí salir a caminar un momento, necesitaba de aire puro para no explotar de rabia. Abrí la puerta principal y entonces me encontré frente a frente con Franccesca quien venía a ver a Félix, claro ella sí que podía interrumpirlo, que horrible sensación era la que sentía cada vez que daban más pasos de cercanía y parecían que iban por algo. Salí sin decirle nada, ella me había ignorado y creo que yo terminé haciendo lo mismo, caminé por la ciudad que había caminado tantas veces solo que parecía diferente, cuando llegué al centro, por fin me ubiqué en donde me encontraba y es que mi casa era al otro lado de la ciudad. Empezó a hacer frio y decidí volver a casa, no había salido muy abrigada y no quería resfriarme, al entrar sin querer escuché una conversación que tenían los de la banda, al parecer en la presentación de la noche cantaría solo Félix pues Franccesca estaba resfriada, así que los ayudaría con el teclado.

-¿Amira?- pregunta Jennifer- ¿has llegado?-.

-Sí, acabo de llegar, no se preocupe- digo.

Subí a la habitación y durante un tiempo me puse a ordenarla a mi propio estilo, así la sentiría más cómoda.

-¿Vienes esta noche?- me pregunta Félix que ha entrado a mi habitación sin avisarme.

-Si me invitan, puede ser- digo seria, simplemente no tengo ganas de ser agradable con él cuando no lo ha sido conmigo.

-Entonces te espero en el salón, en cinco minutos nos vamos así que apresúrate- se dio la vuelta y cerró la puerta.

A pesar que odiaba cuando sonaba como si me diera ordenes obedecí, yo en verdad quería ir con ellos, me vestí rápidamente y bajé, allí estaban ya todos los de la banda, me miraron y empezaron a caminar hacia la salida. En la calle había un furgón esperándolos a todos, comenzaron a subir.

-Sube- dice serio Félix que se ha hecho un lado para esperar que subiera primero- siéntate al final y no me molestes mucho-.

-Tranquilo no te molestaré- digo completamente indignada por su comentario, pero aun así le hago caso y me siento al final.

-A veces es así, no lo tomes mucho en cuenta cuando te mande- me dice Ángel quien está sentado delante mío y se ha dado cuenta de mi expresión.

El viaje fue corto, llegamos muy rápido, me fui camino a la puerta de entrada del local entonces fue cuando Ángel me frenó.

-Ven con nosotros- me tomó del brazo y me apuntó hacia los camerinos.

Entramos y Franccesca me miraba con cara de de odio.

-¿Qué haces aquí?-.

-Yo he querido que viniera- dijo Félix caminando hacia nosotros- estará mejor aquí-.

Estuve observando cómo se metían a pequeños camarines individuales y salían con tenidas totalmente diferentes, miré como se maquillaban y se alistaban para su presentación. Cuando llegó el momento, me fui para verlos desde el frente del escenario, salieron mientras el público los llenaba de aplausos; tocaron varias canciones, todas cantadas solo por Félix, entonces antes de terminar tomó el micrófono y habló.

-Esta canción que es la última de esta noche es dedicada para alguien muy especial- dijo lanzándome una mirada- que llegó en el momento menos indicado, hoy espero que todos la disfruten-.

Empezaron todos a tocar "Wish u were here",las personas se pusieron de pie y cantaron todos el coro, había escuchado varias veces esa canción, teníamos gustos similares para elegir canciones; durante buen rato cantó dirigiéndose a diferentes personas del público pero cuando era momento de uno de los coros finales dirigió su mirada hacia mí, cantó unas cuantas estrofas, guiñó uno de sus ojos y luego se dirigió al público en general para dar por terminada la canción. Al terminar, volví al camarín y caminamos hacia el furgón, en el camino nos fuimos en silencio, yo hablaba conmigo misma, viajé todo el tiempo pensando en ese momento ¿en verdad había cantado el coro hacia mí o solo era una fantasía mía? ¿podía ser probable que estuviera dedicándomela?

Cuando llegamos a casa nos bajamos los tres mientras el resto seguía en el furgón, Jennifer al vernos nos sirvió la cena y comimos los cuatro juntos, al terminar Samantha subió a su habitación y la tía se dirigió a la cocina, Félix también subió a su habitación así que yo lo seguí, necesitaba hablarle en un lugar que nadie nos escuchara.

-¿Por qué no has ido a mis sueños?- le dije antes de que entrara a su habitación.

-Porque ya sabes toda la verdad y debes aprender a manejarlo por ti sola, si estoy todo el tiempo solo sabes aferrarte a mí, yo solo iré algunas veces para asegurarme que todo anda bien y para ir viendo cuanto vas mejorando pero tú misma dijiste que no necesitabas que te cuidara tanto- dijo- ahora si me disculpas iré a dormir, ha sido un día agotador y mañana también tenemos presentación- entonces comenzó a entrar a su habitación.

Yo me dirigí a la mía, me acosté y volví a soñar en un desierto, con mucha gente pero sin él, como todas las noches lo esperé y en la verdad fue en vano pues nunca llegó.

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