A lo mejor Sora pensaba mal, tal vez se quedaría aquí sólo por hoy y ya. Definitivamente estar ebria hacía que sobre pensara más las cosas.
Le parecía impactante conocer a alguien siendo tan introvertido y horas después conocer su otra faceta, todo había pasado tan rápido.
Julian tomó del refrigerador más cerveza mientras Albert ponía un disco.
- Chicos, son las dos y media de la mañana, yo me voy a dormir. - mencionó Sora hundiendo sus cinco dedos en su pelo corto. - Sora...-
- ¡Me voy he dicho! -
- Váyase pues vieja tonta. -
- ¿Qué dijiste malnacido? -
Sora volteó rápidamente hacia Albert y lo tomó de su melena haciendo lo que mejor sabía hacer con su cabello.
- Deja de decirme así o te jalo más fuerte. - soltó Sora sin dejar de jalar el cabello de Albert, cada vez yendo más para el piso. - Jálame. - gritó retando a Sora.
Tomó un poco de más cabello de Albert arrastrando contra el sillón, a lo que Albert soltó un gemido muy fuerte.
- Imbécil. - dijo Sora casi gritando, riéndose de lo mal que se escuchó eso.
Los muchachos seguían riendo hasta que Sora miró la silueta de Julian viendo desde la barra.
Miraba borroso pero notaba que su rostro parecía confuso, se notaba que a la vez parecía que quería reírse.
- Ay no te preocupes, siempre he tratado así a este estúpido. - mencioné aún teniendo a Albert en el suelo. -Ayúdame, me maltrata.-
- Cállate Albert. -
En un movimiento brusco y rápido me tomó de la cintura y giramos, ahora yo quedaba en el piso. - ¿Me vas a dejar aquí? -
- Te lo mereces. ¿Verdad bebé? - Albert se dirigió hacía Julian y lo tomó de la cintura. - Sí mi amor. - contestó Julian siguiéndole completamente el juego.
- Ah, ¿También tú? - me crucé de brazos, sentada en el piso.
Julian me miraba y sólo sonreía, mostrando una linda sonrisa y revolviendo su pelo con la mano izquierda mientras abrazaba a Albert.
Sora se levantó de aquel piso y caminó hacia aquellos chicos, ebrios, se dirigía especialmente a Julian que no despegaba su mirada de ella, tanto él, como ella.
- ¿También quieres jugar?- cuestionó Sora recargándose en aquella barra que dividía la cocina entre la sala, tomando el cuello de aquella chaqueta de cuero que llevaba Julian.
- Pff, ¿Escuchaste lo que dijo? -Julian soltó una risa, ahora miraba a Albert.
- Yo no sé. - se separó Albert de él rápidamente.
- No te metas en mi asuntos mientras estoy con Albert ¿Quieres?- dijo Julian regresando a intercambiar miradas con Sora después de percatarse que Albert ya no lo sostenía más.
- Pelea de borrachos, me encanta.- dijo Albert mientras hacía una bebida.
- Cállate Albert. - dijo Julian.
- Pfff, okey, yo me... -
Cuando Sora estaba a punto de retirarse, sólo sintió el olor a cerveza en su cara, Julian la miró con una leve sonrisa y sólo se percató de dos palabras.
- Yo gané.
Retiró un mechón de cabello de mi cara, se estiró hacía mí sobrepasando la barra y besó mi cachete.
No sabía cómo reaccionar, no sabía qué decir, lo único que quería era pegarle, sí, pero mi embriaguez me lo impedía, me impedía hablar, reaccionar, a este punto lo único que quería era quedarme dormida.
- Uy, Sora te va a matar. - dijo Albert, mirando expectante desde la silla que acompañaba aquella barra mientras sentía a Julian detrás mía.
Miré la bebida que se había hecho Albert, tenía un objetivo claro y lo iba a usar cuando fuera necesario.
- Hola. -dijo en mi oreja, sentía como mi enojo subía de nivel al momento que él respiraba. -Solo pasaba a decirte algo...
¿Refrescante no?-
Luego de esto soltó una carcajada que hizo me me calentara más del enojo. No lo pensé más, tomé la bebida de Albert volteando rápidamente hacia Julian derramándola sobre su cara así como lo hizo conmigo, no pude evitar reírme por la reacción de ambos chicos, uno que había perdido su bebida con olor a uva y otro que tenía la boca abierta mientras chorros caían por sus mechones del fleco.
-¿Refrescante... no? -
Entrelacé unos mechones de Julian entre mis dedos y los separé de su cara, su vista se posó en la mía y ahí fue cuando pensé que jamás en la vida había tomado confianza tan rápido con alguien, estábamos bajo los efectos del alcohol, pero con este hombre sentías la conexión al instante.
Nos sonreímos y comenzamos a reír, como un par de estúpidos, de la nada, no tenía noción de mis emociones, ni del tiempo, ni de nada.
En ese instante lo único en lo que podía pensar Julian era que aquella chica pelinegra tenía una personalidad rara pero lo suficientemente "ruda" como para intimidar a cualquiera con la mirada, le agradaba conocer en ese momento a alguien tan fuerte pero tan risueña a la vez, nadie como ella. ¿Se sentía feliz con ello? Quizás.
- Sora... -
- Julián... Casawhites - dijo la chica mientras recargaba ambos codos sobre la barra.
- Pfff. - Albert comenzó a reír tras ese apodo a su apellido. Se paró y puso un nuevo disco en el reproductor.
« It Was a Good Day » de Ice Cube, nada mal.
Albert se dirigió de nuevo hacia el piso y se recostó lentamente, dejándose llevar por el ritmo de la canción, destrozado.
Fui a acostarme en el piso junto a él, seguido de Julian. Los tres estábamos destrozados. Pero había sido un buen día.
- No me digas así. - dijo Julian.
- Entre más le digas, más lo hará.- comentó Albert. - Así le irá si lo vuelve a hacer. -
- Já já. - dije, alzando la mano hacia la cabeza de Albert, a lo que soltó un brinco. - ¿Quéee? -dije mirando su expresión con temor, que causaba gracia honestamente.
-Ya no sé si me quieres pegar o hacer algo más. - dijo Albert.
-Sólo te quiero acariciar el pelo.- reí.
- Ni se te ocurra hacerlo con ese olor.-
- Vas a tener que prestarme una camisa.- dije mirando a Albert. -A mí también. - dijo Julian, al otro lado de mí.
-No, a ti no Julián.
-¿Por qué?-
- Porque me caes mal.- dije mirando a Albert, lo único que hacía era mirarme con los ojos lo suficientemente abiertos para crear esa expresión de "deja de hacerlo enojar".
Albert arrastrando las palabras sólo mencionó que nos prestaría a los dos.
Después de esto, todos quedamos completamente dormidos.
[...]
Desperté con un dolor en mi nuca y sentía que la cabeza me iba a reventar, de igual manera ya me lo esperaba, traté de recordar la mayoría de cosas que pasaron ayer.
Ropa con olor a cerveza.
Volteó hacía su derecha y Albert seguía durmiendo.
Inmediatamente recordó todo lo que había hecho ayer, en el club, retomó sus pensamientos y el horrible olor impregnado en su ropa.
"Qué asco me doy, en primera, por mostrarme tan ridícula en frente de gente que nunca había visto en mi vida, y en segunda por el olor tan asqueroso que tengo." Pensó.
Observó a Albert y a su ahora compañero Julian que seguían dormidos en el piso y trató de levantarse, gateando hacia el sillón para sentarse y contemplar, ahora un poco consciente a aquel chico con cabello castaño moderadamente largo. Labios gruesos y facciones atractivas.
No tenía idea de qué hora era y solo estaba contemplando a esos dos muchachos.
- ¡Albert! -grité directamente a él ya que necesitaba bañarme e iba a tomar una camisa prestada.
Sin respuesta se dirigió aún tambaleándose hacia dondequiera que estuviera el baño, pero no antes sin mirar el cuarto que parecía ser de Albert, y que ahí su guitarra con la que sabía que practicaba y todo se veía como tenía que lucir algo de Albert, acomodado pero en desorden al mismo tiempo.
Encontró en su closet una camisa amarilla, y en sus cajones bike shorts, nunca había visto a Albert andar en bici pero no se hizo más preguntas.
Como era por naturaleza de Sora, decidió explorar más por aquella hermosa recámara, fácilmente podría hacer nada en ese espacio y jamás aburrirse porque con sólo verlo era tan placentero, en su buró tenía una cámara instantánea, la tomó alegre recordando que con esa cámara capturó algunas de las primeras fotos que tenían como amigos. La tomó, salió por el pasillo y se dirigió hacia el mueble que sostenía el televisor de aquellos chicos y la dejó ahí.
Regresó de nuevo a explorar aquel departamento y abrió la puerta de un segundo cuarto, entró y miró pósters, botellas de cerveza en la ventana con plantas dentro, luces neón, un lugar acogedor, parecía acogedor hasta darse cuenta de que parecía ser el cuarto de Julian, ya que tenía una Polaroid con Albert pegada en la puerta de su clóset.
Incrédula, salió de aquel cuarto, aquellos chicos vivían juntos y en ningún momento Albert se lo mencionó. Estaría feliz dándose cuenta que vería a Julian la mayor parte del tiempo, quizás ahora en su misma universidad, si es que estudiaría música.
Al salir de bañarse, hacerse tantas cuestiones y con un dolor de cabeza menor, procedió a ponerse la ropa de Albert, su camisa le quedaba gigante pero le dió igual.
Salió para ver si ya estaban despiertos, escuchó ruido que llegaba directamente de la cocina, caminó por el largo pasillo, si Albert está ahí tendría que preguntarle porqué tendría bike shorts si no tiene ni bicicleta.
Cuando llegó al final del pasillo sintió cómo taparon sus ojos y la boca rápidamente, se agachó y estiró sus brazos hacia atrás para tomar el pelo de Albert, jalándolo hacía su dirección y mirarlo mientras reía.
- ¡Ya déjame Sora! - dijo Albert retorciéndose del dolor en el piso.
- Para la otra que vuelvas a asustarme así lo haré más fuerte - solté a Albert y miré a Julian de espaldas en la cocina.
-Encargué comida.- Albert y yo reímos al mirar su expresión, colgando el teléfono.
[...]
- Albert. - mientras Julian se bañaba, decidí aprovechar para cuestionar todo lo que me pregunté mientras me bañaba. - Que pasó- dijo Albert trapeando el piso.
- No me habías dicho que Julian vive contigo. - dije mirándolo sentada desde el sillón. - ¿Disculpa? Se te olvida que no me llamabas mientras estabas en Minnesota. - respondió Albert.
- ¿En todo este tiempo no me pudiste haber dicho? - dije alzando la voz.
- A ver, Sora, no vamos a pelear por esto. - dijo Albert mirándome fijamente. - Y otra duda, ¿Porqué dijiste que le prestarías ropa si vive contigo? Estaba ebria pero no tanto. -- Pero yo sí. - comentó Albert riéndose.
- Da igual, no sé porqué me interesa tanto. - dije levantándome de ese sillón para tomar la cámara instantánea que recordé que había dejado.
-¿Te interesa Jules?- Albert se acercó a Sora sonriendo de lado a lado, ella sólo lo miraba con indiferencia. -Claro que no. -
- UY, A SORA LE INTERESA... -
- EYYYYY TÓMAME UNA FOTO CON TU CÁMARA. - dijo ella tomando a Albert de las muñecas mientras le dirigía aquella cámara. Salieron del departamento un rato no sin antes darle un leve golpe al hombro de Albert, esperaron su pizza afuera del departamento mientras Albert le tomaba una foto a aquella chica.
No quería hacerse tantas ideas con aquel chico, jamás lo había visto, juraba no volverlo a ver tan seguido y en ese momento no quería responsabilidades, dentro de ella aún se sentía débil, en su interior creía que jamás, alguien le correspondería. Quizás.