Gwen Trainor.
Luego de dos semanas, sentí más calma internamente. Sin embargo, todas las noches me encerraba en mi habitación a llorar hasta quedarme dormida. A veces el dolor era como una tormenta. Que venía de la nada. La mañana más despejada de un día podía terminar en un aguacero. Terminaba con rayos y truenos.
Me di cuenta que el tiempo es indeterminado. Y esos momentos de felicidad donde parecían interminables, si llegan a su fin. El fin venía como un tsunami, arrasando con todo a su paso, no importaba lo que fuera. Se lo llevaba, se llevó una parte de mí. Una parte de mi alma, dejándome incompleta, expuesta al vacío. Deseaba una segunda oportunidad, quizás una salida más con él, escuchar por última vez su risa, decirle cuánto lo quiero por última vez. Estaré saciada y feliz, pero capaz que entre besos podamos acostarnos una vez más. Otro de esos momentos prolongados donde el tiempo se suspende indefinidamente. Descansando mi cabeza sobre su pecho. Mi anhelo es que si sumamos esos momentos nos dará el resto de nuestras vidas. Y nunca llegaré a la parte en donde tengo que dejarlo ir. Pero esa es la realidad ¿No?
Ya no queda uno más.
En este lugar de aquí y ahora, supongo que nos hemos separado en espacio de vida distintos. Recordaré cuán hermoso fue y cuán hermoso será siempre. Éramos nosotros, y no importaba más nada que eso. Fuimos mágicos. Por siempre. Al final de todo creo que si tuvimos ese "siempre".
Mi vida seguía sin él, los días transcurrían sin su compañía. En cada clase de Warren volteaba a su puesto, y este estaba vacío. Haciendo notar su ausencia. Lo más duro fue, hacer como si estuviese bien. Callarme ese día al llegar a mi casa, el dolor en frente de mis padres, mentirles y decirles que se tuvo que ir de viaje por el trabajo de sus padres. Mentirle a Wells, a Thomas, y a todos. Todos piensan que estoy bien, cuando estoy luchando contra mi dolor.
Callum ha estado desde esta tarde en mi casa, ha venido toda esta semana seguida a visitarme. Incluso está pendiente de mí en el instituto. Sé que le pegó de la misma forma la muerte de Hult como a mí. Aunque no lo demuestre, ni él ni Atom. Estoy segura de lo triste que han estado. Con respecto a Evan, el jefe de la legión terminó acabando con él. Pensé que sentiría alivio, en cambio solo seguía igual. Eso no me dio paz, porque no me iba a devolver a Hult. El dolor parecía ser interminable. Sé que todo ha sido reciente, pero no le encontraba salida. Me dolía en lo más profundo del pecho.
—Todo ha cambiado con su ausencia — confesó Callum mientras le daba un sorbo a su soda.
—Me sigue pareciendo una cruel mentira— estaba desanimada. Todos estos días lo he estado.
—A mi igual—aseguró.
—Así que Custos Succesore — levanté una ceja. Él sonrió a medias.
—Es en latín, traducido al español significaría Sucesor Guardián— explicó detalladamente.
—¿Es la primera vez que terminas una misión por él?— indagué. El ojiazul afirmó con la cabeza.
—Lamentablemente sí.
—¿Sabías que esto pasaría?— cuestioné con un hilo de voz.
Cabizbaja, desvió su mirada hacia su lata de soda entre sus manos—Le dijimos muchas veces el peligro que corría, pero aun así estaba decidido.
—Decidido por mi—me apunté con el dedo. Callum forzó una sonrisa débil dándome a entender que acerté en la respuesta.
Hult era un ángel. Fue expulsado del cielo por quererme, teniendo la oportunidad de volver al terminar su misión. Se enamoró de mí y lo único que le importó desde ese entonces fui yo. Ni siquiera le asustó el hecho de que podrían asesinarlo solo por mí. Murió porque quería seguir amándome, porque quería estar conmigo. Es algo muy oscuro y casi tétrico. Morir por amor, no es solo una frase. Es un hecho literal. Si tan solo se hubiese alejado de mí, esto no habría pasado. Si yo hubiese sabido a lo que podía llegar Evan, hubiera tratado de alejarme yo de él. Todo hubiera tomado una forma distinta. Tan solo pensarlo hacia que mi pecho se abriera como si fuese cortado con una motosierra. Sacándome los pulmones y la mitad del corazón. Hult se llevó consigo una parte de mi corazón.
"Y ahora te estoy dando mi corazón completo"
Recordé sus palabras el día que discutimos.
Yo tenía ahora su corazón conmigo. Sin embargo, lo quería completamente a él.
Se creó un silencio entre los dos. Estábamos sentados en la alfombra de mi habitación, como aquella vez. Solo faltaba él aquí, a mi lado. Miraba por encima de mis pies con mis piernas estiradas. Los movía de un lado a otro buscando algo de distracción mental. Solía llorar de la nada, incluso la semana pasada no podía más y me terminé desahogando con mi mamá, yo entre sus brazos sin parar de llorar. Ella piensa que estoy triste por el viaje de Hult, pero, aunque sea le podía dar una verdad a medias. Este momento era uno de esos donde lloraba de la nada, pero me contuve. Estar con Callum solo me hace recordar a Hult. Recordar cada momento de ese día. Como el chico cayó de rodillas adolorido, y luego comenzó a desvanecerse ante mis ojos.
—¿A dónde fue él...? Digo, cuando Atom hizo eso —dije, rompiendo el silencio.
—¿Hablas de la transportación?—preguntó. Me encogí de hombros sin poder afirmar si era eso.
—Eso creo...
—Atom lo hizo con esperanzas de que le dieran una segunda oportunidad. Si lo aceptan, "resucita" por así decirlo — hizo comillas con sus dedos —En realidad entra en estado de suspensión, volviendo a la inmortalidad. Pero debe tener el permiso de un jefe para poder volver. Lo que casi nunca pasa. Y es casi un hecho de que falleció.
—¿Casi un hecho?— yo fruncí el ceño. Adentro mis esperanzas de que eso sucediera seguían, pero Callum me volvía a recordar que era un casi hecho imposible. Probable, pero muy adentro de lo imposible.
—No quiero que te llenes la cabeza de esas expectativas, y que te ilusiones ¿Si?—me miró con falta de ánimo. Di un suspiro y asentí.
—La posibilidad es sólo un porcentaje que diferencia a los que se quedan en el imposible, los que llegan al improbable y los que hacen realidad su sueño— reí bajito al recordar sus palabras. Instantáneamente las lágrimas no demoraron en bajar por mis mejillas —Quiero seguir soñando y esperar que aparezca —tomé la manga de mi suéter y las sequé. Estaba un poco cansada de llorar, era lo único que hacía. Comía y lloraba, me bañaba y lloraba. Veía alguna película y lloraba. Grito contra las almohadas cuando mi tristeza se transforma en ira y después de eso lloro.
Callum posó una de sus manos encima de mi hombro como consuelo —Yo también lo extraño. La aceptación es lo más difícil, y si no lo haces solo te dolerá más. De igual forma sabes que Atom y yo, estamos aquí para lo que necesites —aseguró. Le sonreí en forma de agradecimiento.
—Ahora parece que le agrado menos a Atom —hice una mueca. Desde lo de Hult, ahora menos suele dirigirme la palabra. Pienso que me culpa de su muerte. De vez en cuando hasta yo me culpo... Pero luego recapacito y sé que no fue así.
—No digas eso, es solo que...— deslizó una mano por su cuello —Él tiene una personalidad dura. Hasta con él mismo lo es, y esto le ha afectado. Antes Atom y él eran muy unidos. Mucho antes de que tuvieran diferencias sobre los sentimientos. Igual así seguían siendo unidos —estiró la cabeza hacia atrás para tomar lo último de su soda. La estrujó contra su mano haciendo que el metal sonara y luego la dejó sobre el suelo.
—Quizás tengas razón —dije mientras encogía mis piernas hacia mi pecho rodeándolas con mis brazos, para así poder descansar mi cabeza encima de mis rodillas.
Al finalizarse la tarde y sol ocultarse, Callum se terminó yendo como era de costumbre. Le agradecía con el alma que estuviese ahí para darme compañía. Era el único con el que podía hablar sobre lo que en realidad sucedió con Hult, sin limitaciones o mentiras continuas. Ha soportado una semana completa mi interminable dolor y lágrimas. Parecía no cansarle, ya que se sentía de esa misma forma en el interior.
Me atormentaba mucho más cuando revisaba mi chat con Hult. Por suerte pude recuperarlo, ya que mi otro celular quedó hecho nada y mi papá tuvo que comprarme otro. Tenía toda nuestra conversación guardada. Desde la primera vez que me escribió para mandarme la lista completa de canciones, hasta su último mensaje. Absolutamente todo. La mente es todo un suicidio, uno mismo se pone la soga en el cuello. Somos nuestro propio verdugo, teniendo el control de cuándo quitar el taburete que nos sostiene.
Mi mente me atormentaba al recordar como el chico era lastimado. Pero me oponía a esos pensamientos. Y solo recordaba esa primera vez que lo vi, justo en ese momento que entró por esa puerta de la dirección, entró mi felicidad. Con ese toque frío para alejarme, y ese desdén que me mostraba al mirarme. Sin embargo, sus ojos decían todo lo contrario, su iris se iluminaba al verme. Me gustaba como mandaban ese destello de luz al conectarse con los míos. Amaba la manera en que caminaba tan despreocupado de todo, como reía a carcajadas cuando algo le divertía. Cuando sus hoyuelos aparecían muy marcados en sus mejillas. La manera en cómo sus tatuajes lo hacían lucir... Como me besaba y como me hacía sentir... Como me demostraba con pequeñas palabras cuánto significaba yo, en su vida.
Eso era lo que quería recordar de él. Era lo que quería tener de él... Esa parte que me mostró, y que me regaló.
Tomé mi bolso de mi escritorio y en el comencé a buscar una libreta en específico, hasta conseguirla. La terminé sacando y volví a dejar mi bolso en su sitio. Al abrirla me pude encontrar con tres cosas. Estaba la nota que Hult dejó en mi casillero.
—Aprendiz de música— susurré al leer mi "certificado" hecho por él. Dejé a un lado la hoja, descubriendo así, esa parte del cuaderno en que había escrito él.
"Deseo banal de Gwen Trainor": Ir a un lugar fuera de la ciudad para ver las estrellas"
Con tan solo leerlo una sonrisa se formó en mis labios. Recuerdo que ese día me sentí muy mal y con solo esto, hizo cambiarme de estado. También fue cuando elegí a Hult en vez de Graham. Mutuamente nos elegimos a pesar de lo que antes creíamos querer. No llegaría a pensar que esa noche terminaría siendo la última en la que pasaría con él. Pero así fue.
Y fue único. Siempre será único.
Para toda mi vida, siempre seremos ese siempre.