Ella, Mi princesa. (Draco Mal...

By MarSlyH2

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Elizabeth Stonkh; la más hermosa mujer que Draco había visto en su vida. Amigos desde pequeños, sabían perfec... More

BOOKTRAILER
Capítulo 1
La familia Malfoy (1)
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5: La carta
Capítulo 6
La familia Malfoy (2)
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9: Primer Prueba
Capítulo 10
Capítulo 11
Capitulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15: Baile de Invierno (Parte 1)
Capítulo 15: Baile de invierno (Parte 2)
Capítulo 16
La Familia Malfoy (3)
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20: Mi princesa
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23: Tercer prueba
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Epílogo, Agradecimientos y pregunta.

Capítulo 17: Segunda prueba.

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By MarSlyH2

La madrugada era fría sin embargo eso no era impedimento para que los alumnos de las diferentes escuelas se vieran involucrados en el suceso que ese día tomaba lugar en el lago negro para la segunda prueba del torneo de los tres magos dónde muchos ahí peleaban los mejores asientos.

Mientras tanto, en las mazmorras de Slytherin, Elizabeth Stonkh posaba desnuda frente a un espejo hecho con magia dentro de su habitación; apreciaba en silencio el tatuaje de serpiente que le cubría media espalda, aquella suave y pálida porción de piel que jamás dejaba ver ni por el más hermoso vestido que pudiera usar. La serpiente constaba de 7 anillos de los cuales sólo uno estaba activo: el blanco.

Desde los ocho años Elizabeth comprendió que aquel tatuaje en su espalda más que una maldición era un símbolo de poder; poder que llegó cuando su madre murió. Nunca lo utilizó no sólo porque jamás tuvo la necesidad de hacerlo si no porque tal poder significaba mucho esfuerzo físico, psicológico y moral.

"Recuerda que un gran poder conlleva mucha responsabilidad" eran las palabras que su padre le repetía día a día hasta que la castaña tuviera edad de entenderlo por si sola. El anillo blanco era el único anillo que se activaba automáticamente en cuanto su canto salía de sus hermosos y rosados labios pues, como el color lo dice, la pureza era el atributo del primer nivel de poder.

Deslizó sus ojos azules por todo su cuerpo hasta llegar a la cabeza del reptil pues tenía toda la certeza que el día en que sea capaz de despertar el poder de los ojos de la serpiente, ese día, ni su padre aseguraba que pasaría con ella o con su alrededor.

-Cuando estas quieta puedo escuchar mis latidos- susurro para sí misma sin dejar de acariciarse serenamente sus desnudos hombros.

Basto de poco tiempo para que una chispa color celeste hiciera desaparecer aquel espejo hecho con agua, la hora de la segunda prueba había llegado y sabía perfectamente que ese día Draco no iría a buscarla; tomó de la orilla de su cama el traje de baño que Cissy le había regalado y luego de ponérselo con suma calma dejo caer sobre sus hombros la chamarra representativa de Hogwarts para invierno, su color verde era hermoso y poseía del lado derecho superior el orgulloso escudo de Slytherin; tomó el pantalón impermeable color negro y se dio a sí misma por lista.

-Goyle, Crabbe, Zabini- Elizabeth era tan elegante y delicada que en muchas ocasiones sus pasos no eran audibles por lo que los mencionados saltaron de la sorpresa. -Chicos ¿Que están haciendo aquí? -

-Esperamos a Draco- la voz regordeta de Goyle apenas era entendible no sólo porque la presencia de Elizabeth lo ponía nervioso pues además, no podía dejar de imaginar que tras ese uniforme deportivo se encontraba el esbelto y perfecto cuerpo de su amiga serpiente.

-El no vendrá- se limitó en decir antes de seguir su camino sin molestarse en responder las dudas que había dejado a sus espaldas.

:::::::::::::::::::::::::::::::

POV ELIZABETH:

-¡Apuestas! ¡Hagan sus apuestas!- de camino me encontré a los gemelos Weasley. Una singularidad esos chicos de verdad pues además de ser buenas personas su manera de divertirse era envidiable.

-Fred, George, ¿aprovechándose del evento?- reí divertida. George se sonrojó mientras que Fred sólo saco de su bolso una rana de chocolate.-

-Anda Eli; sólo por que tu nombre es el más alto en las apuestas- comentó a la par que tomaba felizmente aquella rana.

-Entonces me siento alagada- contesté de manera elegante mientras hacia una reverencia de los tiempos medievales a esos gemelos pelirrojos. -Tengo que irme-

-¡No mueras!- habló por fin Fred en cuanto me vi aceptablemente alejada. Lo miré sobre mi hombro y le ofrecí una sonrisa agradecida con un toque de diversión.

Camine por el puente donde las barcas estaban amarradas esperando pasajeros para llevar al lugar del evento, algunos me saludaban mientras que otros me deseaban suerte a lo lejos, no es raro ver que muchas personas se acercan a mí en cuanto se percatan de Draco no me acompaña, después de todo él se las ingenia para que mi paz no sea perturbada.

Visualicé a Neville con Harry a lo lejos por lo que mi sonrisa se hizo más evidente y mis manos fueron sacadas de la chamarra color verde de Slytherin.

-¡Harry!¡Neville!- ambos voltearon a verme. Harry pareció quitar de su rostro una molestia inexplicable mientras que Neville se puso nervioso pues era cierto que casi nunca...o más bien nunca le dirigía la palabra.

-¡Eli!- fue mi amigo de gafas redondas el primero en saludarme en cuanto mi presencia estaba más cerca de ellos- Creí que ya estaba ahí-

-Me distraje un poco- sonreí- ¿vamos juntos?- el asintió y Neville agachó la mirada, al parecer creyó que lo excluí de la conversación- Tu también Neville- ofrecí amablemente- si quieres-

-¡Por supuesto!- se apresuró a decir mirándome directamente a los ojos y con un leve rubor en las mejillas. Reí divertida ante sus expresiones exageradas.

Subimos a una barca junto con otras tres personas que llegaron a la par que nosotros sin embargo mi atención estaba centrada en el lago que no dejaba de mirar con suma seriedad y era claro que con preocupación.

-¿Estas bien?- la voz amigable de Potter me hizo asentir, el hizo una mueca de desconfianza- Eli, sé que casi no hablamos pero...-

-Ten cuidado Harry- le interrumpí, el me miró desconcertado- tu amabilidad me preocupa- y era cierto. A pesar de nunca entablar amistad con él desde que entre a Hogwarts hasta mi poca estadía siempre lo catalogare como una persona buena. - Harry, tú me preocupas- él se sonrojó y desvió la mirada entonces lo noté.

Sus ojos verdes y su cabello negro lo hacían lucir atractivo, las hebras de su colorado cabello cubrían levemente los espacios vacíos de su frente mientras que sus labios levemente rosados resaltaban en su blanca piel. Me perdí en su perfil nerviosamente enfocado al lago negro, sentí como si un cosquilleo recorriera toda mi zona abdominal y mis labios temblaran ante una palabra mal hecha. Sus ojos se enfocaron en los míos, todo mi al rededor pareció callar...incluso su voz, nunca me había percatado que los brillantes ojos verdes de Potter eran hermosos.

-Eli..- murmuró él moviéndome delicadamente, por primera vez en mi vida no estaba consciente de lo que pasaba a mí al rededor.- ¿Segura que estas bien?-

-Por supuesto Harry- afirmé aun estando desconcertada de lo acontecido.

-¿y?-

-¿y...?-

-Me preocupas más tú. ¿Cómo respiraras bajo el agua una hora entera? -

-No planeo quedarme una hora- aseguré volviendo a mi porte elegante pues recordé mi preocupación inicial- sólo, asegúrate de no morir-

Las porras eran fuertes y muchos apoyaban a Hogwarts tanto a Harry como a mí. Lucius Malfoy parecía molesto ¿y como no estarlo? sin embargo me ayudo a bajar de la barca apenas me visualizó llegar, Albus Dumbledore me saludó con la mirada mientras que Alastor Moody ocasionó un escalofrío en cuanto paso a lado de mí.

-¿Encontraste las Branquialgas?- fue lo primero que pregunto el señor Malfoy cuando llegamos a mi lugar de salida. Traía en su mano derecha el bastón que guardaba a escondidas su varita mientras que con la izquierda sostenía la chamarra que segundos antes acababa de despojar de mí.

-No.- contesté en seco. La voz de Dumbledore abrió paso entre la multitud que apoyaba a cada uno de los participantes obligando a Lucius Malfoy a no preguntarme por lo contestado.

-Anoche, fue robado un tesoro a cada uno de los participantes- explicó, yo bufé molesta y no era para menos pues que le hayan puesto una mano a él me cabreaba a más no poder.- y ahora cinco de estos tesoros, uno por campeón yacen en el fondo del lago negro.-

-Malditos Selkies- maldije con ese semblante serio, me quité el pantalón negro que cubría mis blancas piernas y se lo entregué con delicadeza a Lucius que aún me miraba fríamente.

-¿que planeas Stonkh?- fulminó con la palabra tan cortantemente al igual que mi mirada sobre él.-

-Para poder ganar cada campeón deberá encontrar su tesoro y regresar a la superficie antes de que la hora sea cumplida.- No era muy común en mi estar tan molesta y demostrarlo perdiendo un poco de elegancia en ello pero las personas que se meten con lo que más quiero merece sufrir.

No recibí otra pregunta de Lucius Malfoy después de haberle dado la espalda, sin embargo, sabía a la perfección que le respondería en cualquier momento. No sólo me enojaba la situación en la que me encontraba sino que también me enfurecía la actitud arrogante que el rubio mayor tenía ¿Como puede estar tan tranquilo? es más parecía orgulloso de algo ¿pero de qué? la familia Malfoy es muy difícil de entender.

Giré mi cabeza y noté que Harry me miraba, por un segundo el enojo desapareció y en su lugar una risa divertida salió. Harry debió haber parecido un Tomate de lo rojo que se había puesto ¿que acaso nunca vio a una chica en traje de baño?, lo cierto es que en los diferentes palcos atascados de gente sentía la mirada de más de uno, pero era normal y yo estaba más que acostumbra a eso.

-Ninguna magia los salvará- culminó Dumbledore casi al mismo tiempo que Harry comenzaba a ahogarse; Neville debió advertirle del mal sabor que las branquialgas tenían, a mi lado Fleur estaba nerviosa y muerta de frío mientras que del otro Viktor Krum estaba con el mismo semblante frío que yo.-La prueba comenzará...-

-El segundo anillo de la serpiente- expliqué en un susurro mirando levemente por encima de mi hombro a mi acompañante de la competencia Lucius, mis ojos se volvieron rojos carmesí en cuanto el cañón sonó y mi cuerpo se sumergió en automático a lo más profundo del Lago Negro; lo último que vi fue una sonrisa satisfecha.

Los competidores nadaron con mucha prisa mientras que Harry y yo nos quedamos en el mismo lugar; Harry por que intentaba respirar y yo porque estaba controlando el dolor que me hacía sentir el segundo anillo.

Rojo, el color del fuego y del peligro, símbolo de la ira y el cólera, una advertencia de poder. Una mirada verde se centró en mi pero eso me importo poco; escuchaba las voces de las sirenas, el nado de los competidores, el silencio de las presas y el latido de mi corazón. El oleaje no era nada a comparación de la fuerza que sentía en todo mi cuerpo, lo descubierto fue inevitable.

Me sumergí tan rápido que mis piernas no parecían más que aletas, mi piel se adaptó al agua como si fuera un ser marino. Abrí mi boca y de ella salió un eco sonoro, algunos peces se acercaron a mi mientras que otros se alejaban lo más rápido que podían.

El lago Negro era más hermoso de lo que me imaginaba, nade firmemente en cuanto llegue a la presa de algas esperando a que un desdichado cayera en su poder, Fleur estaba a diez metro de mí, Viktor a quince pero se va alejando...se perdió, Digory a treinta y nada más rápido y Harry...el apenas se está adentrando a las profundidades.

-Ten cuidado Harry.- Era seguro que todo me escucharan pues el eco de mi voz aún no era muy bien controlado pero la necedad de advertir al chico de mirada verde era más grande que reservar mi poder.

El pez que estaba a mi lado era enorme, casi del tamaño de mi cabeza y era el responsable de guiarme ante el tesoro robado por esos avariciosos selkies, nadamos un rato más hasta que sus escamas doradas dejaron de brillar, sus ojos perdieron vida y aquel cuerpo marino floto sin un corazón palpitando. El canto se escuchó por lo que inferí estaba cerca, convertí aquel cadáver invertebrado en burbujas y seguí mi camino ignorando aquella muerte tan repentina.

El grito interrumpido de una chica me advirtió que los habitantes marinos estaban atacando y que Fleur de seguro ya estaba descalificada de esta prueba, los aleteos y tridentes chocando con las corrientes de agua se acercaban a mí, mi varita estaba enfundada en el costado de mi brazo y estaba segura de que ahí seguiría toda la prueba. No había duda de que los Selkie y los Grindylow estaban cerca.

Las largas algas complicaban la vista y al igual que antes esto me despreocupa, los pequeños cuerpos nadaban amenazadoramente a mi alrededor, dejé de nadar y quedé inmóvil para analizar la situación: cuatro parásitos marinos que había tocado a mi tesoro más preciado.

-¿Dónde están?- pregunte sin dificultad y con un hilo de arrogancia en mi voz.

-¿Por qué te lo diríamos?- retó un Selkie arrogante, mis ojos se clavaron en los suyos, el dolor del segundo anillo se amortiguaba mientras más lo miraba y era evidente que el sufría por cada segundo que pasaba retando mi mirada.

-¡Detente!- gritó uno que estaba a su lado, fue hasta entonces cuando reaccione. "Grandes poderes conllevan grandes sacrificios", su voz rebotó en mi cabeza y se combinaba con los crujidos de los habitantes del lago- ¡Escoria! ¿Que eres tú?- mi mirada de nuevo se enfocó al Selkie que me había interrumpido, su sufrimiento era inevitable.

-¿Donde esta?- dije apenas cerré los ojos. Mi mente se concentraba, mis lágrimas habrían salido de no haber estado rodeada de agua. El anillo rojo de la ira era peligroso...por eso el pez muerto, mi mirada era capaz de matar sin ningún maleficio imperdonable y estaba a punto de hacerlo con criaturas que sólo cumplían su deber. Los Selkie restantes me guiaron mientras los aturdidos se recuperaban de tan abominable experiencia.

Las algas ya no me estorbaban y poco a poco mi tranquilidad se hacía más grande al ver cinco cuerpos flotando, siendo sostenidos de un pie al suelo, uno de ellos era Draco, el tesoro que me habían robado.

Nade a él y tome su rostro, se veía tan pacífico y dormido que temí por que siguiera vivo. Hermione, Ron, una chica asiática y una pequeña francesa seguían ahí...era la primera en llegar.

-Gracias- les sonreí a los Selkies que me fulminaban con la mirada, me arrepentí del sufrimiento ocasionado a sus compañeros por lo que saqué una burbuja color rosa de mi boca.

-Vete- se limitó a decir antes de que me acercará y me apuntara con ese tridente de metal.

-Mi hogar esta debajo del Lago Negro- seguí haciendo caso omiso de su amenaza- esto es una muestra de mis disculpas- y deje flotando aquella rosada burbuja a la deriva-

-¿Quién eres?- preguntó acercándose uno de ellos con desconfianza.

-Elizabeth Stonkh- mis ojos fulminaron aquella alga que mantenía preso a Draco provocando que se rompiera- Hija de Roberts Stonkh y mi regalo y disculpa sincera por lo que paso, es el sonido que ahuyenta a los tiburones macho- sus ojos se abrieron de par en par, todos aquellos Selkies se amontonaron por esa burbuja rosa que flotaba sin rumbo alguno. Uno de ellos asintió, de nuevo había paz entre nosotros.

Miré frente a mí y Harry ya estaba en el lugar de los hecho, le sonreí y tome a Draco en brazos llevándolo a la superficie sano y salvo.

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- ¡Draco! ¡Elizabeth!- los aplausos de muchos fueron los primeros que escuche al estar en la superficie, recuperé el aire en cuanto el segundo anillo fue desactivado y mis ojos volvieran a la normalidad. Zabini ayudó a subir a Draco mientras que Crabbe y Goyle me ayudaron a mí.

-Malditas sanguijuelas- bufó muy molestó mi rubio amigo, todo su cuerpo escurría y una toalla lo envolvía.

-Se llaman Selkies Draco- le corregí divertida, él me miró y me sonrió cosa que no duro mucho cuando visualizó a su padre.

-Primer lugar-

-Como le prometí- culminé elegantemente, Goyle puso una toalla sobre mí y sin decir más el padre de Draco se apartó de la multitud. Volví a mirar al rubio de mi amigo y esos ojos grises estaban perdidos en la nada, al parecer le frustraba tanto como a mí la frialdad de su padre.

-Así que... El tesoro más valioso de Elizabeth es Draco- se burló Zabini. La seriedad de Draco y mi preocupación se vieron esfumadas por ese comentario, ambos nos sonrojamos de manera evidente, tanto que desviamos la mirada el uno del otro.

-Bueno yo...- los aplausos interrumpieron ese incómodo momento, Cedric fue el segundo en salir acompañado de la chica asiática. Miré a Fleur angustiada, al parecer la niña francesa es alguien muy cercana a ella, difiero que es su hermana y también estoy segura de que Harry es tan terco que arriesgara la vida para salvarla a ella. - Mione..- murmure recordando su rostro dormido bajo el agua, Viktor Krum debe apresurarse.

-Tranquila- fue Draco quien me escucho, lo mire atónita pues nunca le había interesado mucho mi relación con Mione- Ya saldrá- sus cabellos rubios goteando eran hermosos, y su sonrisa era cálida. Si, él es mi tesoro más preciado. Los halagos orgullosos de los búlgaros me hicieron mirar, ahí estaba el orgulloso campeón de Quidditch con mi mejor amiga Gryffindor.- ¿Lo ves?- asentí sonriente y me apresuré a llegar a la subida.

-Mione-

-¡Elizabeth!- ella estaba congelada, temblaba de frío y estaba empapada. -Harry..¿ya salió?- negué con la cabeza. - falta nada para que se cumpla la hora.- Viktor subió atrás de ella, a ambos les entregaron una toalla y una bata.

-Ve a secarte- ella asintió y camino más al fondo donde la calidez era un poco más evidente. Regresé con Draco que parecía tener menos frío que yo, los chicos seguían molestándolo y él estaba furioso y ¿sonrojado?.

-Entonces Elizabeth...-

-Ya déjala en paz Blase- fue el colmó de Draco, Zabini arqueo las cejas y levantó ambas manos en señal de paz.

-Bien hombre, te estoy haciendo un favor- Ron y la francesa salieron apenas el toque del reloj se escuchó...pero Harry seguía adentro. "Vamos Harry....hazlo Harry..." pensaba, estaba angustiada y el corazón se me aceleraba.

::::::::::::::::::::::

POV DRACO:

De todas las cosas que creí que fuera de Elizabeth jamás me imaginé algo como esto. Ella estaba al lado de mí, buscando a Potter con ansiedad y extrañamente no me importo. Su cabello ligeramente ondulado aún goteaba sobre la bata verde que le habían dado mientras que sus ojos azules reflejaban lo pura que era. Miré su mano a lado de la mía, mi corazón se aceleró y me acerqué lentamente, los centímetros se hacían milímetros y mis latidos no parecían tener control.

El acto se vio interrumpido por una castaña auxiliando a San Potter que corrió inmediatamente al verlo salir disparado.

-¡Por merlín! ¡Eres más terco que una mula!- Potter le sonrió y ella hizo lo mismo, la sangre sucia se les unió.

-Cuarto lugar Harry- la amiga leona de Eli le plantó un beso en la frente...¿Por qué no hizo lo mismo Elí conmigo?.- Fleur no terminó por los Grindylow-

-Felicidades Terco Potter- y lo despeinó, él le sonrió y ella le contestó antes de regresar conmigo. - Entonces Draco...-

-¿Entonces que?- por alguna razón no estaba molesto o ¿celoso? esa es la palabra, mi estomago tenía una sensación indescriptible cosa que empeoró cuando Elizabeth, esa hermosa princesa tomó mi mano.

-Lamento interrumpir ese acto tan inesperado-sabía que no debía sorprenderme, pero lo hice sin embargo le correspondí.

-Que sea la última vez Stonkh- las porras de los búlgaros no dejaban escuchar a los demás, la sangre sucia, el traidor de sangre y Potter hablaban alegres mientras que Zabini, Goyle y Crabbe no dejaban de jugar. Mientras que el momento que pasaba con Elizabeth era extraordinario la voz de Dumbledore haciendo un potente Eco nos desconcertó.

-La ganadora de la segunda prueba es la Señorita Stonkh- Todo Slytherin celebró, Elizabeth me abrazo sosteniéndome del cuello y yo no tuve otra opción que compartir su alegría.- utilizando el encantamiento ahuyador- ella se desconcertó, lo vi en su mirada sin embargo no dijo nada.- y ya que el señor potter pudo haber llegado después, pero tuvo la determinación de no sólo salvar a Ronald Weasley sino que también a la señorita Delacour se le otorgará el segundo lugar.-

Elizabeth aplaudió, su sonrisa se veía reflejada en cada parte de su piel y el sonido que su risa desprendía era de alguna manera embriagante. Regresó su mano a la mía en cuanto término de celebrar y me miró con esos penetrantes ojos azules.

-Me alegra que estés a salvo-

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