Resumen del capitulo anterior: Odín castigó a Loki obligándolo a levantar el martillo de Thor como prueba para ser heredero al trono, al tomarlo el martillo no se mueve pero Loki tiene un mambo místico y flashea con su hermano del futuro. Fin del resumen.
Advertencias: Crisis existencial de Loki.
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I.
Desde que tenía memoria Odín estuvo probándolo, siempre comparando a su hijo dorado con el pequeño trofeo de guerra traído de Jötunheim, observando su actuar, su naturaleza traicionera, su cuerpecillo endeble bajo esa falsa identidad y lo que podía crear el abandono y el desinterés en un ser desesperado por validación.
La primera prueba por la que debieron pasar fue su primer amigo; un animal al cual debieron criar, cuidar y amar durante años. Thor eligió una pequeña serpiente azul de ojos que brillaban como rubíes a la cual llamó Loki como un tipo de broma que terminó de alguna forma convirtiéndose en algo profético.
Loki prefirió un cuervo de pelaje tan oscuro y brillante como su propio cabello, le llamó Váli y se la pasaba cada parte de su tiempo a su lado, incluso al punto de dormir con ella cada noche.
El ave llegó a llenar su corazón roto e incapacidad para hacer amistad con otros niños, fue su fuerza en los días duros y su paño de lágrimas cuando se sentía sobrepasado por la tristeza, su cómplice, su amigo, todo su mundo. Por él aprendió magia de sanación y mejoró cientos de técnicas de rejuvenecimiento con tal de conservarlo por más tiempo a su lado.
Un día como cualquier otro, Odín les pidió que se presentaran ante él con sus mascotas para demostrar sus resultados, como era evidente ambos animales estaban en perfectas condiciones y eran amados profundamente por sus dueños.
—Mátenlos— les ordenó su padre en un tono completamente neutro para su total desconcierto.
Loki aún podía sentir en su piel el frío que cruzó su interior, un horror tan severo y espectral que su propio corazón se detuvo por un segundo eterno.
Odín le ofreció una navaja enorme para sus pequeñas manos regordetas y dispuso al ave atada en un pequeño lecho de oro, Váli se removía y graznaba con desesperación transformándolo en un manojo de nervios y tiritones espantosos. Apenas y podía ver por las lágrimas que se derramaban a borbotones de sus ojos y su corazón había recuperado su latir en uno desbocado que palpitaba en sus cienes.
—Hazlo.
Sentenció Odín, a lo que Loki intuyó como un "hazlo o dejarás de tener algún valor para mi" se sintió tan presionado y al mismo tiempo como si la vida misma comenzara a fluir a través de él y todo lo vivido antes de aquel instante no fuera más que un maravilloso sueño del que no quería despertar.
Con una mano se restregó las lágrimas y observó con devastación a los ojos de Váli de un profundo negro reflejando los suyos.
—Es mi amigo— Rogó.
—Es tu deber.
Estaba aterrado y aún así sabía lo que debía hacer.
Todo su cuerpo dejó de temblar y el dolor fue tan tremendo como el mismo que cruzó por Váli aún agónico ante el puñal en su pecho. El ave agonizó por eternos minutos gorjeando en un sonido enfermizo y traumático que jamás podría borrar de su corazón.
Cuando Váli por fin murió, Loki se quedó ahí quieto, con los ojos muy abiertos sintiendo como el aire no le pasaba y todo lo que podía sentir era como si lo hubieran desgarrado por dentro y ya no quedara más que un enorme vacío en su interior.
Lo había perdido todo.
Thor por su lado se negó rotundamente, lloró y berreó por el animal ofreciendo su vida a cambio de la de su serpiente.
Odín lo aceptó con una sonrisa.
Ambas naturalezas quedaron expuestas ese día, pero fue Thor quien recibió los halagos.
—Lo más importante para un Asgardiano es su lealtad— le decía el rey a su hermano palmeando su cabeza —Lealtad ante su pueblo, su gente, su familia. Es lo único que podrá traerte honor y alegría.
—¡Sí, padre! — contestaba Thor sin soltar a su preciada serpiente con vida.
—Y tú Loki, debemos hablar...
Loki no podía recordar las palabras de su padre, ni las siguientes de su madre o de aquellos que intentaron aleccionarlo en aquel año, sólo sabía que su amor hacia su padre, Asgard y su reino era un veneno que podía carcomer hasta el más puro de sus sentimientos.
Loki haría lo que fuera por ellos. Incluso si eso significaba sacrificar su alma, traicionar a sus seres amados y matar por ellos.
Desde ese momento se juró jamás tener un amigo al cual perder y siempre llevar consigo una navaja para defenderse a través de ese negro camino que tendría forjar. También fue el día en que Thor y el resto de Asgard comenzó a llamarlo "Traicionero".
A veces se preguntaba si su padre realmente tuvo algún plan para él o sólo fue una herramienta para convertir en un mejor rey a su hijo, aquel era un misterio que no estaba dispuesto a resolver y que en resumidas cuentas ya en nada aportaba a su realidad. Sólo sabía que había una ley universal que regiría su mundo no importara cuanto luchara contra ello:
Thor había nacido para ser ese Rey invencible que salvaría al universo de cualquier peligro sin importar qué. Loki no sería más que un testigo de su grandeza.
¿Entonces si todo eso era cierto, por qué su hermano había perdido contra Thanos?
II.
—Mi príncipe— dijo algún sirviente ofreciéndole un pañuelo perfumado de color oro sacándolo por completo de su ensimismamiento.
Estaba rígido en su lugar, completamente bañado en su propio vomito y con la innegable sensación de que el mundo se caía a pedazos a su alrededor.
Escuchaba un zumbido a la distancia que rápidamente fue transformándose en alaridos y discusiones entre los asistentes del juicio, seguido de las enormes manos de su hermano moviéndolo de un extremo a otro con tal de hacerlo reaccionar.
Loki lo observó unos segundos, lleno de confusión hasta dar con el pañuelo que el sirviente ofrecía desde un rincón a la derecha, tomándolo y frotándolo contra su boca ante tal enfermiza sensación.
—Estoy bien, Thor— dijo esperando que el gran escudo que representaba el cuerpo de su hermano fuera alejado a una distancia prudente.
Thor lo hizo a regañadientes, posicionándose no muy lejos suyo y lanzando un feroz alarido para silenciar los murmullos de la corte.
Todo mundo estaba expectante en su lugar, incluso el mismo Odín que siempre demostró su expresión más neutral en momentos llenos de incertidumbre. Loki elevó lentamente su mirada hasta él sintiendo después de tanto tiempo el crujido de su propio corazón al volver a sentir algo que no fuera dolor e ira.
Estaba aterrorizado, al grado de que las nimiedades como la apariencia o guardar la compostura pasaran un escalón hacia abajo en su lista de prioridades.
Todo su cuerpo temblaba, su mandíbula estaba apretada y al mismo tiempo su boca floja como si todas las buenas excusas y la labia que corría de ella como hidromiel se hubiese extinguido en el más árido desierto.
¿Qué es lo que le había mostrado Mjölnir? ¿Una parodia de los más terribles momentos dentro de su vida? ¿o algo mucho más perturbador?
De una cosa estaba seguro, el martillo lo había reconocido por completo hasta tal punto de entrar muy dentro de su propia consciencia, ahí donde yacía la incertidumbre de estar olvidándose de algo importante.
"¿Puede ser posible que él me haya estado llamando?" se preguntó incapaz de evitar la mirada limpia de su padre como si pudiera reflejar su propia inseguridad y temor "¿Esto es lo que ha estado perturbándome todo este tiempo? ¿Mi hermano ha perdido contra Thanos? No. No es posible, es Thor de quien hablamos, siempre ha sido él y no yo el salvador de los mundos. Jamás ha fallado ni siquiera ante nuestra hermana. Simplemente es imposible".
¿Entonces por qué estaba aterrado al punto de no saber qué hacer?
Estaba completamente desorientado como si hubiese caído de la nada a la deriva en un mar tormentoso y recibiera una y otra vez el golpe de las olas contra su cara. Un horror nuboso y abrasante lo estaba llenando por dentro en un único y terrible pensamiento:
Si Thor ha sido incapaz de vencer a Thanos ¿cuál es la remota posibilidad de que yo pueda hacerlo?
Loki botó lentamente el aire por la boca, sintiendo sus ojos humedecerse ante la más absoluta desesperación.
—Si...— dijo con la voz quebrada, reprimiendo el instintivo deseo de llorar —Si esto es todo, me retiro— botó aire otra vez incapaz de controlar sus pulmones, ahogándose cada vez que inspiraba—Me retiro, padre— repitió dando una media vuelta completamente mecánica.
—Hermano...— le llamó Thor bajito, pero Loki apresuró el paso queriendo huir lo más rápido que le dieran sus piernas.
Aquellos testigos del salón de honor podían creer lo que quisieran, rechazado o no, humillado o no, futuro rey o no. Loki debía escapar de ahí hasta un punto remoto donde el poderío de Thanos no pudiera tocarlo.
Debía huir antes de que fuera demasiado tarde.
—Pueblo mío, en este día han sido testigos de la primera prueba a la cual el príncipe Loki ha acudido con honor y aceptado con sabiduría la decisión del Mjölnir—decía Odín en un discurso que podía escucharse a la distancia incluso cuando ya estuviera muy lejos abriéndose paso entre la multitud atiborrada en los pasillos y jardines, todos lo apuntaban y cuchicheaban, cada uno de ellos sabiendo que había fallado, sólo que no tenían ni una pequeña idea de cuánto y cuán gravemente les había fallado —En el salón del triunfo y las calles de la capital se ha preparado un festín al cual les invito a asistir en honor a nuestros príncipes y la primera prueba por el trono.
Loki avanzó lejos, muy lejos, entre recovecos y pasadizos hasta los establos del lado norte, completamente desiertos después del último anuncio del monarca. Loki se decidió por un caballo pacífico y fácil de montar de pelaje como la nieve y manchas oscuras en sus patas, se sentía mareado y muy débil cuando logró montarlo por fin, en dirección al vigilante del Bifröst.
Cruzó por el elegante puente de arcoíris en un galope veloz y la sensación de traición estrujándole la cabeza.
Apenas llegado ahí y dejando con uno de los dos guardias que custodiaban la entrada del Bifröst a su caballo, avanzó tambaleante y agotado hasta Heimdall de espaldas a él.
—Ha sido una dura prueba, hay tanta incertidumbre en tu corazón que es visible incluso para ojos menos aptos que los míos.
—Envíame lejos.
—No has pedido autorización al padre de todos.
—A él no le importará— a lo que agregó en un hilo de voz — jamás le ha importado. Sólo hazlo.
Heimdall se volteó con los ojos cerrados a él.
—Padre me ha pedido que no vea en ti— explicó el vigilante —al menos no aún.
—¿Qué podrías ver que no has visto ya?— gruñó encogiéndose de hombros —Da igual, sólo envíame a donde te muestre. De todas formas, seré visible para su ojo, no hay forma de escapar de él.
—¿Hablas de tu padre?
Loki negó pasándose ambas manos por la cara.
—Sólo hazlo.
El guardia se acercó hasta él dejando que la pálida mano de Loki tocara su rostro curtido. Loki pensó en Sakaar y beber hasta el olvido con la Valkiria, era un buen lugar, salvo por la locura del Grandmaster y todo eso de la esclavitud, los gladiadores y los sacrificios. Tampoco es que resultara muy diferente de su propio hogar.
No obstante, por un breve segundo su mente se desvió recordando el lugar donde se despidió de su padre y acabó conociendo a Hela. Deseaba jamás regresar a ese páramo horroroso, detestaba Midgard más que cualquier otra cosa.
Heimdall asintió alejándose con su espada para abrir el portal.
Loki se acercó hasta él unos minutos más tarde, posicionándose por donde la luz debía bañarlo y tragarle en un viaje cósmico.
—¡Hermano! —escuchó el grito de Thor a su espalda, segundos antes de que su cuerpo fuera tragado por la luz —¿Qué haces? ¿A dónde vas?
—Necesito pensar, eso es todo— contestó Loki.
—¿Pensar...? ¿Qué se supone que vas a pensar? Vuelve, todo mundo te está buscando. Estamos preocupados por ti-
—Sé que sólo eres tú, Thor— le contestó con una sonrisa enternecida —Ve con los tuyos hermano, si me voy puede que exista alguna oportunidad.
—¿Oportunidad? ¿Oportunidad de qué? ¿Qué fue lo que pasó allá con el Mjölnir, Loki? ¿Por qué pareciera que estás abandonándonos?
Loki tragó con fuerza, esbozando su mejor expresión de todo está bien.
—Regresa a la fiesta, hermano. Si puedes bebe la jarra más grande de hidromiel por mí.
—Si quieres hidromiel ven conmigo. Por favor Loki, ven conmigo— rogó.
—Es hora, Heimdall— el guardia asintió.
—¡N-!
Pero ya era muy tarde, Loki estaba viajando muy lejos de su hogar.
III.
Despertó empapado hasta los huesos por una lluvia espesa que caía por toda la zona, se sentía dolorido y su cabeza palpitaba como si estuviera a punto de estallarle.
El viaje había sido demasiado rudo para ese cuerpo de niño frágil y él lo sabía bien, pero ese no era el punto de todo el asunto. Al ponerse de pie y ver por entre la tormenta pudo descubrir que aquel no era el lugar que eligió para perderse por la eternidad.
—¡Esto no es Saakar! —gritó con furia, mirando de un lado a otro el páramo y los inmensos fiordos que se ahogaban en un mar tumultuoso —¡Heimdall envíame a Saakar! ¡Heimdall! ¡Oye maldito imbécil no es aquí donde se suponía que debías enviarme! ¡Me has dejado en medio de la nada!
Pero el vigilante no hizo caso, por mucho que maldijera, chillara y rogara durante horas.
La tormenta acabó casi al mismo tiempo que sus plegarias, demasiado exhausto y hambriento como para seguir discutiendo con el aire.
Si aquel fuera su cuerpo de adulto rebosante de salud y Seiðr no estaría quejándose en lo más mínimo, habría saltado con elegancia por alguna de las ramas del árbol del Yggdrassil sin pedir ayuda de ningún vigilante inútil o portal mediocre. Usado todo tipo de recursos proporcionado por su bolsillo interdimensional y viajado por el basto universo por cada mundo que pudiera darle placer y riquezas.
Ese plan ahora sonaba como algo tan lejano que lamentaba no haberlo llevado a cabo cuando tuvo su oportunidad en su primera vida.
Con el puñado de Seiðr que era capaz de controlar creó un pequeño refugio de madera y piedra que podía cobijarlo hasta que supiera que hacer. Con rapidez se deshizo de su ropa mojada y manchada por el vómito hasta quedar completamente desnudo frente a una chimenea de llama eterna, resultaba bastante irónico que con su débil poder fuera capaz de crear fuego, cuando un plato de sopa caliente que era lo que más se le antojaba le fuera por completo imposible.
Con lo que le quedaba de energía creó una túnica verde olivo y una manta de lana gruesa y se lanzó contra el suelo cerca del fuego, casi al instante el sueño lo derrumbó y continuó así por lo que pudo ser una semana entera.
No fue hasta pasadas ya casi dos semanas que Loki pudo sentirse repuesto, desde que había regresado no hubo un solo momento de paz y calma para él. Asgard era su hogar, pero también un continuo peso sobre sus hombros ¿y de qué servía si al final su propio hermano ahora sufría en esa realidad de la que él había acabado muerto?
Lo mejor era no pensar en nada más.
Como cada día, después de poner las trampas para conejos e ir por agua fresca hasta un riachuelo cercano, Loki intentaba canalizar su magia localizándola en el interior de su cuerpo como una forma de regeneración lenta pero efectiva. Cuando acababa y tocaba el turno del almuerzo, podía transformar sin mucho esfuerzo su pequeña caza en un festín apropiado sin mover un solo dedo. Si lo deseaba transformaba el agua en vino y bebía hasta estar ebrio y lánguido en un rincón de su choza.
No era una mala vida, aquello se sentía como un retiro espiritual o unas pequeñas vacaciones lejos del terrible ajetreo que era su vida.
A veces estaba seguro de haber soñado con su hermano, el rey de un solo ojo y no el niño que lloraba por él en Asgard, pero apenas abría los ojos la sensación se difuminaba en cosas de segundos y le resultaba imposible hilar de qué iba el sueño.
—Podría acostumbrarme a esto— murmuró para sí mismo, sentado en la roca donde alguna vez vio morir a Odín, era un espacio sereno y húmedo donde podía dejar salir sus pensamientos libremente.
—No es cierto— dijo a su espalda Odín, sobresaltándolo al punto de saltar sobre sí mismo. El viejo no traía su armadura ni apariencia de ser el padre de todos, era más como Loki lucía cuando le suplantó —Es demasiado tranquilo para un alma tan llena de vida y curiosidad como la tuya.
—Ya no me siento lleno de vida ni la mitad de curioso de lo que fui, padre— admitió, sintiendo como Odín se sentaba a su lado —Creí que podría luchar contra el destino, pero no soy... No soy quien debió regresar.
—¿Regresar?— preguntó Odín dedicándole una sonrisa amable, la única que le obsequió en sus dos vidas, Loki asintió esperando que eso fuera suficiente para él y no una larga explicación de porqué demonios era su alma y no la de Thor la que había caído en el pasado para arreglar todos los problemas del futuro —Veo en ti mucha más fuerza de la que crees tener, hijo.
—No es suficiente.
—¿Suficiente para qué?
Loki abrió la boca a punto de contestar cuando se dio cuenta que realmente ya no lo sabía, ¿qué era lo que quería hacer? ¿qué se suponía debía hacer sabiendo que sus posibilidades de vencer a Thanos eran nulas? Sabía que debía proteger a su pueblo, pero no tenía idea de cómo, seguía siendo un niño débil incapaz de tomar siquiera una espada ¿cómo podría enfrentar al poderoso Thanos siendo él quien era?
—Me largaré a Sakaar en cuánto mi magia mejore y pueda transportarme hasta ahí— anunció apretando su mandíbula.
—Pareces decidido.
—Lo estoy.
—¿Entonces por qué cada noche ruegas por mi consejo?
—Yo no...— balbuceó percatándose de que no recordaba cómo había llegado hasta ahí ni que estaba haciendo hacía horas atrás —Estoy dormido.
—¿Tiene eso alguna importancia?— sonrió nuevamente su padre posando una mano en su hombro.
—No eres Odín— comprendió Loki —No él que me ha castigado dándome la tarea imposible de levantar el martillo de Thor.
—¿Por qué crees que es una tarea imposible?
—Jamás pude levantar ese pedazo de chatarra, las cifras no están a mi favor. No hay manera de que yo...
—Continua.
Loki suspiró botando todo el aire que llevaba reteniendo desde hacía un rato.
—De que yo sea digno—admitió.
—Dime Loki, ¿por qué crees que decidí tomarte como mi hijo?— Loki parpadeó, sorprendido por la pregunta.
—Sólo era una especie de trofeo—balbuceó —una garantía en caso de que las cosas con Laufey se salieran de control.
—Si eso fuera cierto, sólo me habría bastado con hacer uso del cofre de los antiguos inviernos para remediar la situación.
—Los trofeos de guerra suelen ser inútiles, yo era uno de esos supongo.
—Jötunheim es un planeta que se marchita día a día destinado a perecer sin el cofre. Sus habitantes han llevado durante siglos matanzas y guerras entre ellos que sólo han llevado a una destrucción aún más veloz y su rey es demasiado orgulloso como para solicitar un acuerdo de paz que permita la salvación de su gente. No existe un puente que pueda cruzar una brecha tan insondable o no existía.
—¿Acaso esa era mi misión? ¿Salvar a una raza de monstruos?
—Tú eres un Jötunn, Loki.
—Eso no cambia lo que somos, padre.
—Tú eres la esperanza de toda una raza y ahora del universo entero, Loki.
—Pues soy una esperanza perdida— cortó sintiendo fundirse contra la piedra en la que estaba sentado.
—Cuando les puse a prueba por primera vez a ti y a tu hermano-
—Querrás decir cuando maté sin piedad a mi único amigo.
—Cuando pusiste la voluntad de tu rey por sobre tus sentimientos— corrigió el viejo —Supe que estabas preparado para el terrible destino que tendrías que enfrentar, a diferencia de tu hermano tu corazón era fuerte y podías soportar una carga tan pesada como la que te tocó vivir.
—¡Ya no quiero eso!— explotó en un grito que no esperó salir jamás de su cuerpo pero que llevaba un tiempo indeterminado retenido ahí —No puedo pasar por esto otra vez. No quiero luchar por tener un lugar cerca de la familia real cuando se suponía que era mi derecho de nacimiento, no quiero tu desdén, no quiero todo el sufrimiento que debí pasar para acabar en manos de Thanos.
—Entonces no lo hagas.
—¿Qué?
—Esta es una nueva vida, Loki. Tú puedes decidir qué es lo que deseas hacer con ella.
—¿Y si decido no enfrentar a Hela? ¿a Thanos?
—Eres libre de elegir.
—No lo comprendo— se encogió.
—Lo harás— contestó el viejo poniéndose de pie —Ah, una última cosa. Eres leal a Asgard, a tu gente, a tu familia, a tu rey, pero jamás has sido leal contigo mismo. Una vez lo hagas, Mjolnir será tuyo.
—¡Padre!
—¿Sí, Loki?
—Dale un beso de mi parte a madre.
Odín le sonrío una última vez.
—Lo haré.
IV.
—¡Loki!¡Loki! Despierta por favor, hermano.
Cuando abrió sus ojos lo primero que vio fue los profundos y azules de su hermano llenos de lágrimas, Thor berreaba y le abrazaba temblando con desesperación.
—¿Qué pasa? ¿Qué tienes?— logró decir, percatándose de que yacía justo a la orilla de la roca donde él y Odín habían estado hablando —¿Por qué estás aquí, Thor?
—Estás vivo— soltó Thor abrazándolo con aún más fuerza —No sabía qué hacer. Estaba tan asustado.
—Vamos, cálmate— intentó Loki sin saber cómo consolar a Thor después de años de no hacerlo —Vamos hasta mi refugio, está helando y estas tierras son demasiado frías para un æsir acostumbrado al sol como tú.
Thor abrió la boca en señal de ofensa, pero no se quejó siguiéndolo casi sin separarse de él durante todo el camino hasta la minúscula cabaña.
Loki se dispuso en el suelo sobre una gran manta y esperó los largos minutos en que Thor husmeara por su refugio hasta quedar satisfecho.
—No sabía que podías vivir de una forma tan sencilla— Loki, el hermano que conoció no. Loki el forajido que había robado el trono de Asgard y vivido en calabozos por años podía decir que aquel refugio se sentía como un palacio en comparación.
—¿Por qué estás aquí?— contestó a la defensiva.
—Yo vine para traerte de vuelta.
—¿Padre sabe que estás aquí?
—Si lo sabe.
Loki suspiró pasándose una mano por la cien.
—Reformulo mi pregunta ¿Padre está de acuerdo con que estés aquí?— Thor torció el gesto —Deberías volver.
—¿Qué hay de ti?
—Creo que sería prudente quedarme por un tiempo, es un buen lugar para practicar mi magia.
—¡Te encontré moribundo allá afuera! ¡No reaccionabas! No permitiré que te quedes aquí tú solo— bramó el rubio dejándose caer sin sutileza junto al fuego. Loki lo observó unos instantes, lucía más pálido que de costumbre, sus labios estaban resecos y bajo sus bonitos ojos color cielo había dos ojeras de un tono morado desentonando con ese rostro perfecto —Ha sido mi culpa— estalló en lágrimas sorbiendo por la nariz —Si me hubiese negado ante los deseos de padre y pensado un poco más las cosas nada de esto estaría pasando. Ahora todo mundo habla y dice...
—¿Qué es lo que dicen?
—Yo... no. Lo siento tanto, Loki.
—¿Crees que soy débil?
—No, jamás.
—¿Poco apto?
—Nunca.
—¿Un monstruo?
—¿Quién te ha llamado así? Dime quien lo ha hecho y rebanaré su cabeza.
Loki le dedicó una sonrisa.
—Está bien, Thor. Volveré a casa.
—¿Hablas en serio?— preguntó el rubio con una sonrisa inmensa estampada en la cara.
—Con una condición. Tú me entrenarás sin importar lo que diga nuestro padre, me harás fuerte incluso cuando te ruegue que pares.
—Loki eso puede ser un poco extremo.
—Júralo.
Thor suspiró asintiendo en una postura sumisa.
—Lo juro.
Loki estiró su mano y estrechó la de su hermano con decisión.
—Entonces, Thor. Llévame a casa.
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Notas de la autora:
Creo que comenzaré a poner el resumen del capitulo pasado con todo lo que me demoro en actualizar.
Si siguen aquí, muchas gracias por leer y prometo que esta historia por fin encaminará hacia el lado más Thorki, sólo que esto necesitaba más desarrollo y creo que mi crisis junto con la crisis de Loki eran lo que necesitaba para sentirme mejor.
Como siempre estaré más que encantada con sus comentarios, estrellas y lo que sea que quieran aportar a esta historia.