Felizmente para Roderick, su turno de trabajo en el Lucky Coin estaba llegando a su fin luego de una larga jornada de estudio, seguida por una incluso más larga jornada de trabajo. El chico se encontraba vaciando la basura en el contenedor que se encontraba a un costado del restaurante concentradamente cuando sintió que alguien se acercaba a su espalda. Probablemente era Amber, quien lo estaba apurando para que entrara a ayudarle a ordenar las mesas, pero nadie le habló.
—Casi estoy terminando —dijo dándole unos golpes al basurero negro de plástico para que las ultimas servilletas y cascaras de verduras cayeran, pero nadie le respondió. Se dio la media vuelta para ver quien estaba a su espalda, pero grande fue la sorpresa al ver a tres personas totalmente desnudas allí— ¡¿Que les sucede?! —exclamó mirando a su alrededor lleno de pudor, pero afortunadamente (o a su pesar) nadie se encontraba en la playa contigua a esas horas. Los últimos bañistas se habían marchado alrededor de 20 minutos antes— ¿Dónde están sus ropas? —les preguntó, pero el trio de personas miraba a su alrededor pareciendo confundidas. De pronto el chico negro que parecía más joven habló.
—¿Estamos en Roma?
—¿Roma? ¿Estas bromeando? Esto es Coral Reef, Florida —respondió Rod evitando mirar los genitales del chico que se encontraba frente suyo. Miró hacia el lado, pero vio el miembro del chico blanco más fornido que se encontraba allí, giró su cabeza hacia el otro lado y dio una ojeada a los genitales de la chica negra que se encontraba mirando distraídamente el cielo, lo que casi lo hizo entrar en pánico—. Entremos, puedo conseguirles ropa —agregó corriendo hacia la puerta tan rápido que tropezó contra el pilar que sostenía el pequeño techo de local.
Ya dentro del restaurant, las tres personas desnudas se encontraban sentados sobre unas sillas que les habían traído desde el comedor, tapados con unos manteles que habían sacado de unas mesas.
—Por un momento pensé que me habías traído estos dos hombres desnudos como regalo adelantado por mi cumpleaños —le dijo Jimmy mirándolos de pies a cabeza con una sonrisa—, pero ya que no es así, te pediré que seas el encargado de lavar esos manteles y limpiar esas sillas.
—¿Estarán drogados? —preguntó Amber pareciendo confusa, luego por lo bajo les preguntó a sus amigos— ¿Están seguros que no son strippers? Digan que sí y no rompan mi corazón.
—¿Drogados? —preguntó Kai, pero no dio tiempo para que le respondieran— Mi nombre es príncipe Kai y vengo junto a mi hermana la princesa Cordelia y Jett desde muy lejos. Buscamos Roma.
—Primero que todo, te llamaré solo Kai. Creo que tenemos la confianza suficiente para saltarnos esos títulos luego de haberte visto desnudo —le dijo Rod mirándolo fijamente a los ojos—. Segundo, estás muy lejos de Roma, amigo. Créeme. No podrás llegar nunca. Tercero, me encanta el tono morado de tu cabello ¿Quién es tu peluquera? Cuarto, ¿nos conocemos?
—No lo creo —respondió Kai, pero de inmediato lo recordó. Rod era el chico que había salvado de ahogarse hace unos meses. Era él, ¿cómo olvidarlo? "Yo también te he visto desnudo, Rod", pensó Kai dejando entrever una sonrisita en sus gruesos labios "él también tenía lo que Jett y yo tenemos entre las piernas ¿Qué será esa extraña cosa que tienen los humanos machos entre sus piernas? Tendré que averiguarlo luego".
—Tu cara me es familiar, pero debo estar equivocado —le dijo Rod sacándolo de su ensimismamiento y haciéndolo olvidar lo que pensaba.
—Entonces, ¿tú eres Jett? —preguntó Amber coquetamente acercándose y posando su mano sobre el hombro aun húmedo del chico
—Soy Jett. Novio de la princesa Cordelia —respondió Jett incomodo al aproximamiento de la humana y mirando a su alrededor nervioso ante cualquier señal de un posible ataque. La verdad es que estaba más asustado de lo que había imaginado.
—¡Primer hombre que veo desnudo en meses y tiene novia! —se lamentó Amber— Mi suerte nunca cambia.
—¿De qué tan lejos vienen? —preguntó Jimmy tocando la larga cabellera azul de Cordelia— ¿Es esto natural?
—De muy, muy lejos. De otro reino —dijo Cordelia inventando la respuesta.
—Mi hermana quiere decir de otro país —la corrigió Kai recordando lo leído en los libros de historia sobre los humanos.
—Exacto —agregó Cordelia dándose cuenta que no había usado la palabra adecuada—, por lo demás. Nunca me toques el cabello —agregó apartando la mano de Jimmy de un manotazo.
—¡Sensible! —exclamó Jimmy usando un tono diferente al habitual y dejando salir su personalidad pícara que dejaba salir de vez en cuando— Creo que tengo algo de ropa que les puede servir a Beyoncé, Jay-Z y Justin Timberlake —se burló—. Acompáñenlos mientras voy a casa.
James salió del Lucky Coin dando grandes zancadas con sus largas y delgadas piernas hasta llegar a su auto, un Koenigsegg Regera azul perlado, carísimo, que dejaba estacionado descuidadamente en el estacionamiento gratuito de la playa.
Desde una roca en la orilla de la playa donde chocaban las olas de la marea que comenzaba a subir, Yertle observaba con el pequeño Otto pegado sobre su caparazón.
—¿Estarán bien? —preguntó el pequeño pulpo nervioso observando ese extraño edificio en el que habían entrado sus amigos. Estos habían tenido contacto con los humanos lo que lo asustaba.
—Me imagino que si —respondió la sabia y vieja tortuga marina—, lo que pase desde ahora está completamente fuera de nuestro alcance. Debemos quedarnos cerca por si nos necesitan —agregó para tranquilizar al joven pulpo. Acto seguido saltó de regreso al agua dando un salpicón.