Liam Dunbar.
Número de identidad 01029424K, clasificado como omega, padre desconocido, madre fallecida al dar a luz. Criado bajo tutela estatal. El resto era información confidencial y Theo no podía acceder a ella.
Borró el historial y apagó el ordenador de Stiles. Estaba preocupado, Derek tenía razón, no era una persona tendente al absentismo laboral. Pero las llamadas que había hecho tanto al teléfono fijo como móvil habían sido en vano. Stilinski no respondía.
Había una fotografía en su escritorio. Stiles llevaba una horrible camisa de flores y el pelo mojado y revuelto mientras se reía con una copa en la mano acompañado de ese omega, Liam, y otro hombre más. Estaban en una especie de playa.
A Liam no se le notaba la marca ahí, aunque no llevaba camisa y mostraba un intrigante y llamativo tatuaje en su barriga.
El otro hombre era grande y fuerte. Stiles parecía una hormiga sobreprotegida entre los dos.
Alargó el dedo y acarició al Omega, Liam...
Mío.
Apartó la mano, sorprendido por la violencia con que ese pensamiento había invadido su cerebro, como una alarma de incendios a todo volumen advirtiendo de la catástrofe.
Iría a buscar a Liam.
❀ ❀ ❀ ❀
Theo Raeken.
Alfa, hijo de alfas, nieto de alfas, todo previsible y todo perfecto, familia millonaria y aristocrática, nada reseñable, nada que pudiese dar a luz a la curiosidad de Liam.
Y con sus conocimientos de hacker y de informática podía averiguar mucho.
Liam apagó su PC y se arregló para la cena. Ya había visto la marca así que cubrirla con maquillaje era inútil a esas alturas.
❀ ❀ ❀ ❀
El restaurante Luxury estaba en la zona centro, y aunque los lunes no tenía un aforo repleto, había la suficiente clientela como para que Liam fuese víctima de cierta incómoda extrañeza.
Por un lado, era agradable que le hubiese llevado a un local bueno y costoso, que no le escondiese como una basura debajo de la alfombra de la presuntuosidad alfa.
Pero por otro, no había casi omegas y los poco que había iban con algún alfa.
Pidió pollo a la plancha con ensalada para cenar.
—¿Has logrado mi cita con tu jefe?
—Liam, no, no la he logrado. No quiere ni oír hablar de recibirte y te juro que no esperaba una reacción así.
—Yo sí, después de lo que le hizo a Stiles.
—¿A Stiles? ¿Qué ocurrió? Estaba enfermo, eso me dijiste.
—Pregunta a tu superior qué ocurrió ayer en su casa.
Theo se quedó sin palabras.
Estaba confuso. Durante meses había soñado con tener a Stilinski desnudo bajo él, pero ahora no sentía un ataque real de celos o posesividad. Sentía preocupación, auténtica, fuerte, porque quería mucho al joven, pero no como la sentiría por una pontecial pareja sexual y más bien por un hermano... y eso había cambiado cuando él omega de ojos azules había aparecido frente a él.
Liam se levantó y Theo le sujetó la mano en un intento desesperado por retenerle.
—Por favor, quédate a cenar.
Podemos pasar un buen rato junto... ¿no crees?
Liam le quitó el brazo.
—Acabamos de conocernos y ya has roto una promesa. No soy un idiota inocente pero eso ya lo has visto, ¿verdad? Tengo una marca pero no anillo. Así que soy una perra fácil.
—Perdón. No he dicho eso...
—Así son los alfas, sobre todo los que tenéis una buena posición social. Creéis que todo puede comprarse o tomarse por la fuerza, que estamos programados para suplicaros y agradeceros. Pero no soy una perra fácil, no al menos con la gente de tu calaña. Yo cuido de mí y no repito errores, ya tuve un alfa decepcionante, no quiero otro.
—Liam...
—El trato era cenar, no follar. Yo decido con quien abro las piernas y decido no abrirlas contigo.
Pagaré mi parte.
—Perdón.
Liam tragó saliva. Todo su cuerpo le pedía decir sí, creerle, entregarse. Pero Liam había aprendido por las malas a escuchar a su cerebro.
—Yo no soy tan ingenuo como Stiles. Pregúntale al señor Hale qué hizo con Stiles ayer y porque no fue un alfa honorable. Pregúntale porqué Stiles hoy no pudo trabajar.
—Me... me pondré en contacto contigo.
—Adiós, señor Raeken.
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