Después de varios días de pensarlo, más la insistencia de Minnie en que lo hiciera, fue suficiente para cargarme de valentía para escribirle a mi Crush. No, no un simple mensaje; sino una carta.
Parece ser muy cliché, pero es mucho mejor que escribir un mensaje y sufrir por un silencioso visto o hasta un "bloqueado".
— ¡O lo haces tú, o lo hago yo! —fue la sentencia de Minnie al ver como caminaba de un extremo a otro en la habitación.
Mi cuarto siendo lo suficientemente grande como para hacer eso, pero a este paso terminaría abriendo una zanja en el suelo.
— ¡Esta bien! Ya dije que lo haré yo, pero... —empecé a dudar.
— Nada de peros, iniciamos el año, sabes que este es el último año de "oportunidad". ¡Ya se graduará y no la veras más! —excusó Minnie en reprimenda.
Diablos, detesto cuando tiene razón.
La miré con recelo, suspirando casi derrotada.— Pero... ¿Y si solo la tira? ¿O la lee y la detesta? —insistí ante mi inseguridad.
Podía ser totalmente social, bulliciosa y segura, pero cuando se trata de Jeon Soyeon solo me vuelvo un manojo de nervios e inseguridades.
— Dudo mucho que lo haga, se ve que le puede interesar más una carta a un mensaje de texto. —objetó con despreocupación.— Así que escúchame bien, mañana irás a dejar esa carta en su casillero ¡Y no quiero que vuelvas a nuestra mesa con ella! —mandó con seriedad, pero sobreentendia la diversión en su voz.
Rodé los ojos y luego le saqué la lengua, ganándole una almohada directo al rostro. Esto terminaría en una guerra de almohadas.
Solo espero que tenga razón...
[...]
Ya estaba en el instituto, ¡Qué nervios! De solo pensar en ir a dejar la carta de me pone la piel de gallina. Pero ya estaba bajo amenaza, ¡A veces Minnie era tan cruel!
Con pasos decididos, hice mi camino por los pasillos hasta el casillero de mi adorada Soyeon —afortunadamente está en el mismo pasillo que el mio—, mirando a los lados para asegurarme que nadie cercano a ella le diría sobre mi, saqué la carta lista para depositarla. Ok, SI estaba flanqueando un poco... ¡Pero tengo que hacerlo! No quiero estar después retorciendome en mi cama por no haberlo hecho.
Metí la carta por la rendija y me alejé, y justo a tiempo, porque ya se acercaba para acá. Para disimular, fui hasta mi casillero y aproveché de sacar mis libros, mirando cada tanto hacia ella.
Iba acompañada de sus amigos como normalmente lo hacía: Seo SooJin, Kim HyoYeon y Kang SeulGi. Era bastante común verlas juntas y todas eran populares por sus diferentes destrezas; Kang y Seo se destacaban como porristas principales, Kim como DJ —si hay fiesta, Kim estará ahí.—, y luego está Soyeon. Ella se destaca como artista amateur, suele presentarse en clubes underground y algunos la llaman 'Jelly'.
Sí, lo sé, conozco varias cosas cobre ella, ¡Es mi Crush! Es ligeramente obvio que sabría información sobre ella, pero... Nunca logro decir más de dos palabras frente a ella. Y si lo sospechaban, no va más allá de Hola y Adiós.
Cerré mi casillero, lista para dirigirme al salón de clases. Pasé al lado de ella, y pude escuchar algo que aceleró mi corazón.
Va a leer la carta.
¡No puedo esperar a contarle a Minnie!
[...]
Lastimosamente tuve que esperar hasta el primer receso, e Inmediatamente Minnie me arrastró fuera del salón hasta la mesa que frecuentamos en la cafetería.
Me soltó y tomó asiento, esperando a que hiciera lo mismo.
— ¿Qué esperas? ¡Cuéntame! —soltó con euforia.
Me senté y la miré fijo para después esbozar una sonrisa nerviosa.— Escuché que la va a leer... Creo que ya puedo morir en paz. —comenté exagerada.
— ¡Pero es un avance! Dime qué la firmaste. —eso sonaba más a una afirmación que a una pregunta y la miré pensativa.— ¿YuQi? No me digas que...
— ... ¡NO LA FIRMÉ! —me levanté exaltada, tapando mi boca después de reverendo grito y volví a sentarme.— Ay... No la firmé, ¡Lo olvidé por completo!
Me lanzó una mirada de desaprobación.— No sé porqué me sorprende, pero no te preocupes... Esperemos a ver qué pasa. —continuó Minnie, jugando con un mechón de su cabello rosado.— Todo saldrá bien y pronto estarás viviendo tu romance adolescente. —bromeó la Tailandesa, buscando relajarme.
— Te llevaría la contraria pero es lo que quiero. —cedí sonriendo, más tranquila pero aún sentía los nervios en mi interior.— ¿Sabes algo de Shuhua?
Asintió sacando su celular y mostrándome un post de instagram. Shuhua suele ser muy ocurrente y le gusta jugar con los filtros.
— Como puedes ver, está tan sana como un buey. Mañana vuelve a clases. —murmuraba mientras volvía a guardar el aparato.
Suspiré aliviada.— Es bueno saberlo, las comidas son más divertidas con ella aquí. —solté riendo.
Shuhua se encuentra en cuarto curso, mientras que Minnie y yo estamos en quinto curso. Soyeon y compañia están en sexto.
Me miró divertida, arqueando una ceja.— ¿Insinúas que te aburres conmigo? —cuestionó jugando.
Le sonreí con aire bromista.— Un poco, sobretodo cuando te pasas horas y horas regañandome, ya casi pareces mi mamá. —recibí un pequeño golpe en el brazo en respuesta.
Las clases transcurrieron normal, ningún acontecimiento que valiera la pena.
Hasta el último periodo.
Cómo fui algo testaruda, no fui al baño en el último descanso, pero después de rogar un poco, logré tener cinco minutos para ir al baño. Solo por curiosidad, decidí pasar por el pasillo donde está mi casillero, y por supuesto, el de Soyeon.
Había algo... Curioso. Una nota pegada en la puerta del casillero de la castaña. Mi corazón volvió a acelerarse y cuando me acerqué a leer que decía, pues mi curiosidad es más fuerte que cualquier otra cosa, casi me da un infarto.
Hola desconocida
Recibí tu carta, qué lindas palabras. Gracias por ello.
Quise agradecerte en persona, pero vi que no tenía tu nombre en ella y eso me decepcionó un poco.
Sin embargo, decidí responderte de la mejor manera.
Busca en la biblioteca el libro "El caballero de la armadura oxidada".
- J.SY
Arranqué la nota y seguí caminando, suerte que el pasillo estaba desolado. Llevé la nota a mi pecho, reprimiendo un chillido de emoción, ¡Una respuesta!
... ¿Una respuesta? Sacudí la cabeza, no tenía tiempo para pensarlo ahora, necesitaba volver a clases. Rápidamente fui al baño y como alma que lleva el diablo volví al salón.
Al momento de la salida, recogí mis cosas y me acerqué a Minnie.
— Acompáñame a la biblioteca. —solté de la nada.
Me miró extrañada.— ¿Biblioteca? Siempre podemos investigar por internet. —murmuró consternada.
Suspiré algo tímida y le acerqué la nota, la tailandesa leyó con velocidad y luego me miró conteniendo su emoción.
— ¿Es real? —cuestionó aún incrédula.
— Eso quiero creer... Por eso iremos a la Biblioteca. —determiné.
Minnie miró su celular y luego a mi, su mirada denotando disculpa.
— Lo siento, le prometí a mí hermano que lo ayudaría a hacer las compras. —se escuchaba apenada.
Negué despreocupada.— Si se lo prometiste, entonces no hay nada que disculpar. Luego te llamo para hablar de lo que encontré. —sonreí levemente.
— Eres madura cuando quieres. —soltó riendo.— Bueno, ¡Nos vemos! —me abrazó fugazmente y salió disparada del salón.
Y con ello, fui a la biblioteca.