Madrid, España.
Dos años después.
-Tranquilízate, ya casi llegamos amor- la preocupación y el desespero inundan sus facciones.
-¿Como quieres que me calme? ¡¿Acaso crees que estar cerca de dar a luz es facil?!- tomo varias respiraciones al sentir la octava o ¿novena contraccion? Ya ni se cuantas llevo, solo se que duele mucho, siento que mi espalda se va a quebrar.- Maik, te juro que si me vuelves a preñar con dos niños otra vez te mando hacer la vasectomía.
- No amor, no digas eso, yo quiero seis hijos y apenas llevamos los cuatro primeros- dice haciendo un inoportuno berrinche, joder, en serio que lo mando a comer espárragos.
-¡No! ¿Crees que tengo fuerzas para seguir teniendo gemelos cada año?¡No me jodas!- otra contracción me hace callar mis gritos.
-No es mi culpa que mis padres fueran gemelos, mi madre me decia que eran muy parecidas y que la mayor parte del tiempo las confundan, lo mismo con mi padre; en serio que me lleve la liga con Maik, estoy cansada de tener gemelos.
-¡Solo cállate y maneja mas rápido! Estos mocosos ya quieren salir- quejidos de dolor es todo lo que se escucha en el auto.
-Bien amor, ya llegamos- lo miro, sus ojos muestran un brillo inexplicable.
Unos enfermeros salen de la clinica y traen una silla de ruedas, me ayudan a sentar y yo sigo siendo un descontrol de jadeos y quejidos.
-¡Maik! Mi vida...- se acerca rápidamente y lo beso en los labios- Te amo, eres lo mejor que me ha pasado en la vida- acaricio su pálido y trasnochado rostro.
-Yo también te amo, debes ser fuerte y tener a nuestros hijos, te amo con todo mi corazón, amor- besa mi mano y mi frente castamente, me entran en una habitación y llega mi doctor que asistira mi parto.
-Valla, es la segunda ves y nuevamente doblemente preñada- su broma me causa un poco de risa pero otra contracción la hace desaparecer rapidamente.
-Si doctor, mi marido es hijo de padres gemelos y yo me lleve la liga teniendo solo gemelos.
-Pues si, es increible pero ahora debo revisar como estas de dilatada y poder aplicarte la epidural-Toca mi parte baja- Faltan tres centimetros y podemos proceder-le dice a una enfermera y anota en una libreta- Muy bien muchacha, ya casi es tiempo de tu segundo parto doble.
Valla suerte la mia, con treinta y siete años y ya completaré mis cuatro hijos en menos de un año, vaya ñapa la que me dieron.
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Cuatro horas despues.
-Vamos Sam, tu puedes- me da ánimos Maik que esta tomando mi mano ahora
-Puja, ya veo la cabeza, sigue pujando- lo hago diez veces mas y un llanto lleno de vitalidad se escucha- Mira a tu hija, una hermosa pequeña- Maik la toma y si, sonrío, porque hasta ahora los gemelos tenían los genes de mi Maik pero ahora mi niña tiene mi color de pelo.
Siento nuevamente la presión en mi zona baja y algo que empieza a salir, mi segunda bebe quiere salir ya, pujo mucho mas fuerte y luego de unos pujes mas salía mi segunda niña, su cabello castaño claro tirando al rubio es lo ultimo que veo al cerrar mis ojos.
El cansancio me llena y solo quiero descansar y sentirme con fuerzas, mi conciencia se va apagando y por fin, dejo de tener razón de mi al rededor.
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Unos sonidos lejanos me despiertan, son voces, reconozco una, es Maik, se escucha preocupado pero la otra voz le dice que todo esta bien, solo es cansancio.
Voy abriendo mis ojos y al fin lo veo, a mi esposo teniendo una acalorada discusión, su preocupación se desborda y apuesto que esta con unos nervios que solo yo le puedo calmar.
-Maik, estoy bien, no discutan mas por favor- voltean a mirarme y mi amor me mira con los ojos brillantes, a punto de llorar- Ven amor, necesito calmarte, estas demasiado nervioso y mira que estoy bien- abro mis brazos para que el se acerque abrazarme y lo hace rápido- Shh, ya mi amor, estoy bien, no te preocupes ¿si?- toco su cabello y cuello, relajandolo, su respiración que hasta hace un momento estaba agitada, ahora esta mas calmado.
Su espalda deja de moverse tan rápido y minutos despues, escucho sus ronquidos, mostrandome cuan cansado y preocupado estaba por mi, ni si quiera durmió y apuesto a que comió muy poco.
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Ocho años después.
-¡Jhon, Jhosua, Amara y Amelia! ¡Bajen ahora mismo!- mis gritos se escuchan por toda la casa, estos mocosos son demasiado revoltosos.-¡No lo volveré a repetir!
-Mami...
-Mamita...
-Ma'...
-Mamá...
Los cuatro se asoman por las escaleras con un puchero difícil de ignorar, saben que soy débil a sus hermosas caritas tan tiernas.
-Bajen ya mismo- los cuatro bajan con la mirada hacia el suelo, saben que los regañaré y los castigaré- ahora me explican porque mier- porque rompieron la vajilla nueva- pongo mis brazos en mis caderas, esperando sus explicaciones.
-Es que... era muy fea y no nos gustaba- Jhon el mayor de todos es el primero en hablar.
-Si, eso parecía una caca con ese color café- Amara saca la lengua con asco.
-Parecía como si fuéramos a comer popo pero bien condimentado- dice Amelia con su tono infantil.
-Si, porque la comida de Mamá es riquísima y no queríamos vomitarla por esos platos tan feos- Jhosua mueve sus manitas, tratando de explicar algo de suma importancia.
Los cuatro afirman a lo que ha dicho Jhosua, suspiro con rendición.
-Bien, como que no era la única en pensar igual que ustedes- la verdad esa vajilla era horrenda, no se como es que a la gente rica les gusta eso.- Por algo son mis hijos- tomo los cachetes de cada uno, besandolo sonoramente.
-¡Oye! Era bonita, y también son mis hijos- me abraza por detrás mi amor-Ahora dame un beso de bienvenida- nos besamos apasionadamente, siento un increible calor en mi zona.
-Iug, guacalas- hacen cara de asco mis bebes y se van corriendo al vernos tan enfrascado entre nosotros.
-No creas que lo dejaré pasar tan facilmente- me separo de el un poco- ocultarme de que te hiciste la vasectomia, quería estar contigo allí.
Niega repetivamente- No mi Sammy, quería darte una sorpresa de que ya no hay que utilizar barreras para no dejarte embarazada- me carga y yo
enrrosco mis piernas en su cintura- ahora hay que estrenarnos- me besa ferozmente.
-No podemos ahora, los niños están despiertos- beso castamente sus labios.
-Esta bien, pero en la noche no te salvas- me besa una última vez y se pierde en el pasillo del primer piso.
Mi vida de madre y casada es como una fantasia, mis hijos tan parecidos a mi esposo y con pocos rasgos mios, me rectifican cuan feliz soy.
No importa si en el pasado sufrí y estuve en ese lugar que no se lo deseo a nadie, ahora vivo bien, con mis cuatro hijos y mi guapo y sexi esposo, no les mentiré.
Tuve miedo al principio, pero Maik se aseguró de brindarme confianza y seguridad para seguir, sigue siendo detallista, de un momento a otro me trae regalos, me consiente y hay días que me sorprende con el desayuno y el quedarse en casa.
Su trabajo en la agencia lo dejo, era muy peligroso y lo mejor era evitar una desgracia. Mis hijos idolatran a su papá, lo ven como un héroe, él ahora se dedica a la gastronomia, montó su propio restaurante y ahora es tan conocido que deben hacer reservación antes de entrar. Se llena tanto que hasta tocó que poner mesas en la acera y la calle, por suerte los permisos están al día y no hay problemas con las personas y el espacio público.
Que mas les puedo decir; mi vida, mi familia, todo lo que considero un familiar me alegran la existencia, Louis, con su esposa embarazada, Maik y sus cosas, mis hijos con sus bromas y ocurrencias me alegran la existencia, a veces hasta parece una fantasia, hay días que me da miedo que mi pasado vuelva y perturbe la tranquilidad.
Tengo muchos miedos y me aterroriza muchas cosas, sin embargo, por mi familia hago lo que sea, no dejare que un pasado venga a destruir lo que hemos construido con tanto esfuerzo y dedicación.
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He aquí el epílogo.
Por favor comenten y díganme como quedó, recuerden que es mi primera historia y prácticamente soy una novata escribiendo.
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Gracias a todo aquel que llegó hasta aquí, la verdad tenia planeado una historia de 50 o mas capítulos pero al final no lo hice, de pronto se me aburrian y dejaban de leer.
En fin, que tengan un buen dia, tarde o noche, si se puede díganme en los comentarios de donde son.
Aquí puedes dejar tu comentario de donde me lees.
Se despide 》Sara Sanchez《