Un mes después...
Pov Alba
Había pasado un mes y todo andaba de maravilla, África y Damion hicieron oficial lo suyo hace una semana, Marina y Aitana andan como locas adolescentes hormonadas besándose en todas partes, la Rafi sigue siendo un personaje. Y vaya personaje. Mis amigos locos y leales siempre están conmigo. Marta y María siguen organizando su boda, al parecer la harán en Canarias al salir del campamento, también siguen igual de alocadas, son perfectas para estar juntas. Marilia y Joan también lo hicieron oficial y son de lo más adorables. Julia y Sabela están más unidas que nunca dándose todo el amor posible, Miriam y Sabela construyeron una relación de hermanas poco a poco. Al principio constó y mucho, los chicos no se acostumbraban a la presencia de Miriam entre nosotros, pero luego todo fue pasando, Miriam se disculpó personalmente con todos nosotros por cada mal rato que nos hizo pasar y ahora sus amigos y los míos somos como uña y carne. Ella y Amaia se ven muy seguido y muchas veces las hemos visto besarse. Natalia y yo vamos lentas, pero seguras. Hace como una semana y media tuvimos nuestra primera cita y nuestra primera vez. Fue muy maravilloso todo, nos hicimos felices, y nos sentimos especiales. Ahora se podría decir que estamos saliendo, no nos hemos pedido nada aún, pero es obvio.
- ALBA – me gritan y saldo de mis pensamientos asustada.
- Perdón – dice Miriam – no queríamos asustarte.
- Eso – dice Marilia – pero es que te estábamos hablando y no escuchabas.
- ¿Estás bien? – me pregunta Nat.
- Si, tranquila. Solo estaba pensando – digo - ¿De qué me hablaban?
- Hoy después de la fogata podríamos irnos todos a la cabaña de Miki a dormir ¿te parece?
- Me parece – digo con una sonrisa.
Seguimos conversando un rato más con algunos de mis amigos, ya que lo otros se metieron al agua a jugar.
Estaba hablando con mi hermana cuando siento uno brazos rodear mi estomago en un abrazo, supe de inmediato quién era gracias a su característico aroma, su manera de abrazarme y todas las mariposas que sentí a penas me tocó.
- ¿Damos un paseo en canoa? – me susurra en el oído.
- Dale, pero remas tú – digo risueña mientras me levanto.
- A no, eso no es justo, guapita mía.
- Claro que lo es, morenita. Venga deja de quejarte y vamos – digo tomando una de sus manos y arrastrándola a donde están las canoas.
Después de poner en orden la canoa y ponernos nuestros chalecos salvavidas nos montamos en la canoa y comenzamos a ir a un sitio a un lado del campamento que está medio oculto por los árboles. El sitio es como una pequeña laguna. Hay muchas rocas y un sitio donde hay arena y algo de pasto, aquí tuvimos nuestra primera cita con Natalia.
- Como adoro este sitio – dije mientras seguíamos en la canoa dando círculos por el agua.
- Como te adoro yo a ti – me dice Nat y siento que mis mejillas se tornar de un color más rojizo.
- Te quiero, Nat – digo de la manera más dulce posible.
- ¿Qué haré contigo? – me dice de manera suave y detenemos las vueltas en círculos.
- ¿Qué tal si me haces el amor allí en la arena sobre la manta que sé que trajiste?
Ella me besa y ponemos rumbo a la arena, dejamos bien acomodada la canoa en la arena y luego nos quitamos los chalecos. Ella saca la manta que la vi poner antes y la estira en la arena. Como está de espaldas a mí me acerco y la abrazo por atrás para luego besar su espalda por encima de su camiseta manga corta.
- ¿Estás bien? – le pregunto al oírla suspirar y ella se da la vuelta.
- Estoy muy bien, Albi.
Me acaricia la cara de la manera más suave posible para luego besar mis labios.
- Me haces tan feliz – me dice.
Ella toma uno de los bordes de mi camiseta y la tira hacia arriba, yo levanto los brazos para facilitarle le trabajo, luego de sacar mi camiseta se deshace también de la parte de arriba de mi bikini quedando así todo mi torso desnudo ante ella.
- Eres tan preciosa, rubia.
Ella se agacha un poco luego de decir esas palabras y deja pequeños besos suaves por mi clavícula mientras acaricia mis costados. Le tomo la cara entre mis manos y hago que nos unamos en un profundo beso y una vez nos separamos por quedar sin aire retiro su camiseta con su ayuda.
- Me encantas, Nat.
Beso sus clavículas mientras desabrocho la parte de arriba de su bikini, una vez lo saco bajo mis besos a su estómago saltándome sus pechos, beso su estómago mientras la oigo jadear y saco sus zapatillas con su ayuda, yo tiro mis sandalias por algún lugar y luego subo por su estómago dejando besos para luego pasar la lengua por entremedio de sus pechos.
- Ven – me dice y tira de mí para que nos acostemos en la manta.
Una vez ella estuvo encima de mí comenzó a besar mis labios con una ferocidad que hizo que mi bikini quedara empapado. Ella me besaba como nunca y yo bajé las manos a su culo para agarrarlo y hacerla jadear en mi boca.
Después de entretenerse con mi boca ella bajó sus besos a mi cuello, el cual lamio con lentitud para luego darle un gran mordisco y comenzar a chuparlo hábilmente y dejando posibles marcas. Lamía, mordía y chupaba y a mí ya me tenía toda mojada y con los bellos de mi piel erizados completamente. Bajó por mi clavícula, la cual mordió cosa que hizo que agarra su pelo con una mano y con la otra le arañara su espalda. Siguió bajando hasta mis pechos, se metió uno de ellos a la boca y yo comenzaba a perder mi juicio. Lamía con tanta habilidad que me dejaba loca y, en un momento dado mordió mi pezón sacándome un gemido. Luego de atender bien uno de mis pechos se dirigió al otro y comenzó a hacer lo mismo.
Comenzó a bajar sus besos por mi estomago mientras desabrochaba mi falda y tiraba de ella hacia abajo hasta dejarme libre de ella dejándome sólo con la parte de bikini de abajo. Ella subió a mis labios y los besó con pasión y yo nos di vuelta quedando arriba de ella.
Seguíamos besándonos, mordí su labio haciéndola gruñir para luego pasar mi lengua por esta. Bajé mis besos por su cuello y comencé a chuparlo y morderlo.
- Me pones tanto, morena – susurré en su oído y ella se estremeció bajo a mí.
Mordí el lóbulo de su oreja para luego bajar por su cuello, llegué hasta su clavícula y la lamí y mordí.
- ¿Cómo puedes ser tan preciosa? – susurro en sus labios para luego dejar y pico y bajar a sus pechos.
Comencé a lamer uno mientras que el otro lo atendía con una de mis manos, pasé la lengua por el contorno de su pezón para luego meterlo a mi boca y succionarlo sacándole un gemido, mordí su pezón y lo lamí hasta que quedó sensible. Me dirigí al otro e hice lo mismo.
Luego de atender bien sus pechos bajé mis besos por su abdomen, el cual lamí y le di algún que otro mordisco.
Bajé mis besos hasta llegar al comienzo de sus shorts, los desabroché y los bajé junto a su bikini a la vez que mis besos cubrían sus largas y sexys piernas. Saqué yo también mi propio bikini para luego ponerme arriba de ella.
- Quiero que nos corramos juntas, mi amor – le susurré en sus labios y ella me los besó.
Se incorporó quedando sentada, yo seguía arriba de ella y poco a poco fuimos bajando nuestras manos por nuestros laterales mientras nos devorábamos los labios.
- Estás tan mojada – le digo una vez mi mano estuvo en su sexo.
- Tú no te quedas corta – me dice jadeando una vez puso su mano en mis pliegues.
Comencé a hacer círculos en su clítoris y ella imitó mis movimientos, luego de arriba abajo y de lado haciendo que nos balanceáramos mientras callábamos nuestros gemidos a besos. Mi centro palpitaba y el de ella también. sus dedos comenzaron a bajar por mis pliegues e introdujo dos de sus dedos en mí haciéndome gemir más alto. Metí dos dedos también y comenzamos a embestirnos con rapidez. Nuestros cuerpos se balanceaban a la vez y yo sentí que me moría.
- Mi amor – gemí en sus labios para luego echar la cabeza hacia atrás.
- Ya... ya llego – me dice y aumentamos el ritmo de nuestras embestidas y nuestros balanceos se hacen más bruscos.
- Nat – gimo.
- Sigue, mi amor. No pares – me dice casi sin aire.
Seguimos entrando y saliendo de nosotras y aumentamos más nuestro placer haciendo círculos en nuestros clítoris con el pulgar.
- Me voy a... me voy – digo entre gemidos.
- Hazlo. Hagámoslo – dice a penas.
- Mírame – digo y ella dirige su mirada a mis ojos.
Sólo faltó un poco más para que nos dejáramos ir en un maravilloso orgasmo mientras nos mirábamos a los ojos y nos transmitíamos tanto amor. Sus dedos seguían en mí al igual que los mío en ella y estimulábamos nuestros clítoris para intensificar un poco más el placer.
Una vez que nuestro maravilloso orgasmo pasó sacamos lentamente los lados de dentro nuestra y nos besamos con suavidad.
- Están tan guapa después de un orgasmo – me dice. Tiene sus mejillas sonrojadas, sus labios hinchados y su flequillo pegado a su frente por el sudor. Le acaricio la cara lentamente mientras se deja caer atrás quedando yo encima suyo.
- Eres tan bonita. Te quiero tanto – le digo y ella me besa.
- Te quiero, Albi – dice luego de habernos separados.
Me acuesto en su pecho y ella me rodea con sus brazos, me acaricia la espalda y yo su clavícula. Todo estaba en completo silencio y yo creía estar en el paraíso. Me sentía de maravilla y es que hacer el amor con Natalia siempre me deja así, ella es tan... no sé, es tan ella, que me encanta.
Estuvimos unos cuantos minutos más así hasta que vimos que el sol comenzaba a caer.
- Ya tenemos que irnos – le digo y ella me aprieta más a ella.
- No – dice con vez de bebé – quedémonos aquí y así para siempre, por favor.
- No sabes cuanto me encantaría poder hacer eso, amor. Pero tenemos que ducharnos y cambiarnos para ir a cenar.
- Siempre te puedo cenar a ti – dice picarona subiendo las cejas y yo suelto una carcajada.
- Ay, me encantas. Pero no, vamos. Ya me puedes cenar otro día o desayunar.
- Está bien – dice y suelta un bufido – pero dame un besito.
- NAAT – le digo, si le doy un besito como ella dice no nos moveremos de aquí.
- Venga, solo uno Albi.
- Está bien – digo le beso. Y como ya sabía nos quedamos más tiempo del necesario besándonos y acariciándonos – eres mala – le digo y ella empieza a bajar las manos que tenía en mi espalda en dirección a mi culo – ni lo sueñes. Venga arriba – digo levantándome y comenzó a vestirme.
- Aguafiestas – dice bajito.
- Te oí. ¿A caso quieres que esta aguafiestas te deje sin hacer el amor por un mes? – ella niega con la cabeza asustada – entonces comienza a vestirte, que hay que ir a cenar lo que cocina la Rafi.
- Está bien, amor – dice y se levanta para vestirse.
Una vez estuvimos vestidas volvimos a la canoa para regresar al campamento, remamos lo más rápido posible, pero el hecho de que cierta morena haga tonterías cada dos por tres para hacerte reír lo puso algo complicado, es más, gracias a las risas más de una vez estuvo a punto de que se me cayera mi remo al agua.
Logramos llegar con ambos remos a la orilla. Dejamos la canoa y los chalecos en su lugar. Estaba a punto de despedirme de Natalia para irme a mi cabaña cuando ella habló.
- ¿Te duchas conmigo en mi cabaña? Yo te presto ropa – me dice susurrando en mis labios.
Obviamente terminé aceptando y cabe decir que en cuanto pisamos la cabaña nos tiramos a nuestros labios y en la ducha nos sacamos un par de orgasmos más por lo que llegamos tarde a la cena y tuvimos que comer la comida de la Rafi fría.
- Ya deja de mirarme así, valió la pena llegar tarde y la comida fría ¿o no? – me dice cuando la volví a fulminar con la mirada mientras comía mi comida fría.
- Tienes razón – digo con una pequeña sonrisa. Claro que valió la pena, pienso al recordar todos los orgasmos de esta tarde. Ella me besó los labios y yo suspiré. ¿Qué haré con ella?, pensé.
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ya queda poquito para que termine
¿Qué les está pareciendo?