Despertar enredados a la mañana siguiente luego de una noche en la que tardaron mucho en dormirse por el suceso vivido y en donde pudieron sentir la adrenalina del otro, junto a las ansias de tocarse; no es algo precisamente cómodo. Namjoon tiene que salir prácticamente corriendo de la habitación al darse cuenta de que había abrazado de manera inapropiada al muñequito que confía su vida en él. De hecho, se siente peor al recordar que ayer poco le faltó para lanzarse y besarlo no precisamente con suavidad.
Es un hijo de puta, reconoce, pues no debería desear así a su invitado ahora no forzado, no cuando se trata de un ser tan dulce al cual le han hecho ya demasiado daño, no obstante no tiene porque apartarlo tan pronto.
—Buen día—lo escucha llegar una hora después, y maldita sea, verlo con su cara recién lavada, con leves ojeras bajo los ojos, y el cabello revuelto; es demasiado para un simple mortal que siente excesivas sensaciones cada que lo tiene cerca.
—Hice waffles. Buenos días—pero le fascina el peligro, le fascina jugar con fuego, pues después de servirle su ración se acerca a darle un beso en la frente.—¿Sigue en pie lo de ir a trabajar?—solo así explica el porque el menor está despierto a esta hora, y no se equivoca ya que Jin le sonríe con emoción cuando asiente.
—Ayer hablé con Jimin y está de acuerdo en que regrese. Le aseguré que estaba bien.
Namjoon observa que es verdad, el muñequito luce más tranquilo, casi contento, aunque le jode notar aún esas marcas en su cuello, mismas que lo dañaron hace un par de días, junto a los leves rasguños en los brazos, y no puede evitar pensar en que si su exterior está herido, su interior también. Es.. perturbante. Lo asfixia.
—¿Seguro que deseas hacerlo?—le pregunta, regresando la mirada a sus ojos.—No me importaría si te quedas un poco más.
—Quiero trabajar, huyng—Jin asiente, seguro de sus palabras.—Además extraño a Jimin, a mi vida, y.. deseo volver a ella.
Namjoon no puede negarse, así que asiente y tras terminar de desayunar se ofrece a llevarlo al lugar, quizá sintiendo huracanes en el estómago cuando lo ve volver vestido con un atuendo que le queda demasiado bien. Esas prendas exquisitas adaptándose a la perfección a su delgado cuerpo, y solo le distrae la sensación de dejarlo en la ferretería tras un breve camino en coche pues siente que, al hacerlo algo le puede suceder, no obstante no puede hacer nada para impedirle no volver a la normalidad.
—Nos vemos más tarde, Nam—y maldita sea, joza como no tienen idea que el muñequito se acerque a darle un abrazo antes de bajar del auto.
🍷
Jin es recibido con agrado y abrazos tras que pone un pie en el lugar, tanto que tiene que pedir que por favor se pongan a trabajar pues ya casi han perdido media hora hablando de lo sucedido, y ha asegurado estar bien. No desea molestar más, sin embargo Jimin mantiene la mirada sobre él en cada momento, hasta la hora del almuerzo cuando están libres de clientes y han avanzado con la organización de la nueva mercancía, aunque aún tienen más para desempacar.
Insiste, con el apoyo de su esposo en que es momento de que les revele lo que sucede con el misterioso hombre que ahora es su compañero de casa, por lo que habla brevemente del apoyo que recibe de Namjoon, y lo asombrosamente equilibrado que ha sido vivir juntos.
—Si, ¿pero que son? —Yoongi va al grano y las mejillas del mayor se sonrosan, no sabiendo que responder pues tiene, dentro de su pecho millones de sensaciones dirigidas hacia Namjoon, que no puede diferenciar.
—Somos amigos—admite muy a su pesar, sonriendo para despistar—No piensen mal por favor. Solo estamos haciendo esto juntos por apoyarnos. Hace unas semanas lo ayudé con algo que realmente era importante para él, ahora es su turno.
La pareja no entiende una mierda, pero Jin se encarga de dejar en claro que no hablará más del asunto, y se enfocan en terminar de almorzar.
—Si quieres, pero amigos no creo que sean—Jimin rezonga, haciéndolo reír.
Y quizá, también lo logra poner nervioso, pues él también se hace esa misma pregunta.
🍷
Namjoon suspira sintiéndose tranquilo por primera vez en la tarde cuando va por él a la ferretería y lo lleva a casa, escuchandole hablar durante todo el camino de lo bien que le fue, y lo feliz que se siente por haber regresado a trabajar, hasta terminar más tarde cenando juntos, con el sonido del canal de animales por la televisión a la vez que mantienen aún la conversación. Jin recoge la mesa, lava los utensilios usados, y se queda un rato más viendo su programa, con la promesa de alcanzarlo más tarde, ganando como recompensa que Namjoon se acerque a besarle la frente sin molestarse en disimular lo pegagoso que es cuando alguien le importa.
Llega minutos después, tras lavarse los dientes y ponerse la pijama, no importandole que tan inapropiado sea dicho comportamiento pues pasar la noche juntos tras un día estupendo es más de lo que puede pedir, y de hecho, podría acostumbrarse a ello.
Su pecho está inquieto, aún así pide permiso para entrar a la habitación y se acuesta a su lado cuando este retira la sábana y pone el celular que estaba usando sobre la mesita de al lado, quedando entonces sin excusas para ignorar lo vivido la noche pasada. Las sensaciones en ambos siendo demasiadas fuertes para ignorarlas, no obstante es peor no tenerlas. Jin está tan tranquilo, tan a gusto, teniendo los problemas que debería a esa edad, y no las cargas que antes soportaba. Por ende, no se priva de disfrutar, de sonreírle, de coquetear.
Jamás tuvo un novio, pues jamás tuvo tiempo para ello, pero quizá sea momento para tenerlo.
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