Capítulo 16 👽
Los días pasaban lentamente. No es que no disfrutara de la compañía de Malcolm, pero cuanto más tiempo estaba lejos de Hyun Joong más aterradores se volvían mis pesadillas.
A veces, solo era la mujer estando allí de pie y mirándome con esos ojos oscuros. Solo horas y horas de su mirada fija en mí. A veces los sueños parecían muy reales. Sentía su afilada risa, mientras sacaba el aire de mis pulmones y rodeaba mi cuerpo hasta que despertaba sudando y tembloroso. Todo lo que quería hacer era ver a Hyun Joong, pero estaba solo.
Pasaba gran parte de mi tiempo leyendo libros de folclore alienígena, averiguando lo que podía sobre las relaciones entre alienígenas y humanos.
— ¿Encontraste lo que buscabas? —Gritó Malcolm desde debajo de una nave.
Me acerqué, agachándome a su lado.
— Simplemente no tiene ningún sentido. No sé por qué me salvó de la Cephalopod si sabía que los alienígenas y los humanos no se supone que estén juntos.
Malcolm se deslizó por debajo de la nave.
— ¿Alguna vez pensaste en que tal vez ese es el por qué se empeña en salvarte? Cada vez que hay un problema él está siempre a tu disposición. Como si fuera tu caballero de brillante armadura, tu príncipe azul o algo así.
Ahí fue cuando todo empezó a tener sentido para mí. Hyun Joong era realmente peligroso solamente para cualquier persona que intentara lastimarme. Cuando el Cephalopod trató de matarme, él estaba allí. Cuando los dos alienígenas lucharon en la cafetería, él estaba allí. Incluso cuando mis pesadillas amenazaban con hacerme daño, fue el primero en quien me apoyé y sin él alrededor tenía miedo de colapsar.
Pasé todo el día preguntándome cómo y cuándo lo vería. Demasiado concentrado en mis pensamientos para hacer nada más, volví a mi habitación al final de la noche en un estado de confusión. Mi mundo estaba en una niebla, y no estaba seguro de si volvería a salir.
— ¿Estás bien, Young Saeng?
Era la primera vez que Jen me había hablado desde nuestra confrontación en el pasillo. Me sorprendió oírle decir mi nombre. Me acosté en mi cama, mirando al techo y pensando en cómo de difícil sería viajar solo a través de las tuberías hasta encontrar a Hyun Joong. Quería saber si mi brazalete de tobillo se dispararía si no estaba técnicamente en su habitación, sino encima de ella, en el techo.
— Sí, muy bien. —Alcé mi dedo hacia el techo y comencé a hacer círculos en el aire.
— Bien. —Jen se dejó caer a mi lado—. Obviamente ya hemos establecido que eres un mentiroso horrible así que, ¿cuándo vas a decirme la verdad?
Bajé la mano y la miré. ¿Cómo podría explicarle todo? Ni siquiera sabía por dónde empezar. No quería parecer como un loco hablando sobre mis pesadillas o de cómo no entendía todas las cosas alienígenas, por lo que me limité a mirarla, parpadeando lentamente.
— Vamos, Young Saeng. —Ella se acercó más, hasta que se acostó a mi lado—. Sé que no hemos hablado últimamente, pero he querido hacerlo.
Se quedó mirando al mismo lugar que yo miraba en el techo mientras ladeaba su cabeza hacia el mío.
— Veo cuán deprimido has estado sin Hyun Joong, y definitivamente no puedo ignorar esos gritos que tratas de ahogar en tu almohada en medio de la noche. Es un poco aterrador.
— ¿Crees que alguna vez llegue a verlo de nuevo? —Miré a Jen. Mis gafas estaban tan sucias manchadas con mis lágrimas y el polvo del hangar que apenas podía ver a través de ellos.
— Bueno, tal vez una vez que salgas de Circe puedas convencer a tu madre de que él es solo un estudiante de intercambio —dijo Jen, sonriendo.
Me quité las gafas y las limpié en mi camisa.
— ¿No crees que llegue a verlo de nuevo antes de irme? Todavía quedan unas semanas —protesté, sentándome y colocándome mis gafas.
— No lo sé. Han reforzado la seguridad un poco y han tratado de mantener todo silencioso entre los Caltians y los seres humanos así no se iniciará ningún tipo de conflicto. —Ella se incorporó lentamente, apoyando la espalda contra la pared.
— ¿Por qué esto iniciaría algún tipo de conflicto?
Jen rodó los ojos.
— ¿Tú y Hyun Joong nunca hablaban de estas cosas cuando estaban juntos?
— Sí, a veces. —Abrí mucho los ojos cuando vi a Jen alzando las cejas—. ¡No es así! Solo quería decir que él nunca mencionó nada de que el que nosotros saliéramos pudiera causar algún conflicto con los Caltians.
— De todas formas, ya que ustedes dos no hablaban de eso, parece como si no fuera a decirte que él es lo que los Caltians consideran un príncipe. Su madre es la reina de Calta.
"Príncipe Azul", pensé. Mi boca se abrió.
— Cállate, no, ¡no lo es!
Ella asintió.
— Supongo que no te lo ha dicho, ¿verdad?
Negué con la cabeza.
— No, no tenía ni idea. No es que eso cambie algo, pero es como un detalle importante el descubrir que tu novio es el príncipe Alien de un planeta.
— Me di cuenta de eso justo después de la noche en que fuimos a los bolos. Pensé que tenía que haber una razón por la que él figurara con una clasificación peligrosa pero aun así permaneciera en Circe. Quería decírtelo, pero después de nuestra discusión en el pasillo pensé que era la última cosa que querrías oír. —Bajó la mirada hacia la colcha, haciendo formas con las yemas de los dedos en el edredón.
— Entonces, ¿por qué ha venido aquí? ¿La reina no estaba feliz por eso o algo así?
Levantó la vista del edredón.
— Bueno, Mamá Reina alien no estaba muy contenta con el deseo constante de su hijo de viajar a la tierra, y estuvo aún menos feliz cuando él se volvió mayor y decidió bajar y ayudar en la Segunda Guerra Mundial.
Por lo tanto, descubrir que él está enamorado de un chico de la tierra podría empeorar aún más las relaciones entre la tierra y Calta —añadió, alzando las cejas hacia mí.
— Jen, ¿cómo es que sabes todo esto?
Ella rio.
— Bueno, señorito-quiero-ser-periodista. —Me empujó con el codo—. Algo de eso lo he aprendido de lo que he investigado de los Caltians, algo lo he aprendido de la base de datos alienígena, pero la mayor parte lo aprendí de mis compañeros de trabajo chismeando sobre otros planetas.
— Creo que los chismes son útiles a veces. —Me reí.
— Solo cuando se utilizan correctamente, pero en serio. —Se aclaró la garganta—. ¿Entiendes ahora por qué estábamos todos tan preocupados por tu interés en Hyun Joong? Siendo un príncipe Alien, su interés en un ser humano es razón suficiente para que su madre se moleste.
— Así que es básicamente como la reacción de mi padre multiplicada por un millón.
— Más bien por un billón.
Jen se levantó de la cama.
— De todos modos, ¿qué se siente estar con un alienígena? Es decir, ¿realmente estar con uno?
— ¿Te refieres al sexo, Jen? —Levanté una ceja mientras ella ponía una toalla sobre su hombro.
— ¡No! —Se dirigió de nuevo hacia mi cama—. Pero si quieres darme esos detalles, puedes hacerlo. —Movió las cejas.
— Definitivamente no lo hemos hecho, pero solo sentir el calor de sus manos sobre los míos es suficiente para mí. —Mis ojos se volvieron vidriosos mientras imaginaba sus manos entrelazados con los míos, y traté de imaginar cómo se veían en mi cabeza.
Ella puso sus ojos en blanco.
— Suenas como mi abuela emocionándote por agarrarte de las manos.
— Oye —la llamé mientras se dirigía hacia el baño—. No lo critiques hasta que lo hayas intentado.
Sacudió su cabeza.
— Eres especial, Heo Young Saeng.
Cerró la puerta detrás de ella mientras yo me quedaba sentado mirando a la pared en blanco. Tal vez realmente era especial. Alguien como Helena de Troya, por quien ciudades enteras se peleaban, o simplemente otro adolescente que quedó atrapado en una disputa entre familias.
Ahora, ¿cómo llegaría hasta mí Romeo cuando lo necesitara?